¿Está desanimado?

Martes 30 Noviembre

Echando toda vuestra ansiedad sobre él (Dios), porque él tiene cuidado de vosotros.1 Pedro 5:7Considerad a aquel (Jesús) que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.Hebreos 12:3

¿Está desanimado?

Cuando una prueba dura mucho tiempo, o cuando hacemos un trabajo agotador, el cansancio llega y nos sentimos abatidos. En nuestro entorno social o profesional quizá también suframos injusticias, burlas, acosos, y a veces, incluso tenemos que luchar contra la degradación moral que va en aumento… La vida cristiana “a contracorriente” de la sociedad nos exige mucha energía, y con la fuerte presión no debemos ceder al deseo de abandonar.

Los grandes hombres de fe: Abraham, Moisés, Josué y David, también pasaron por momentos de desánimo. La Biblia menciona el celo del profeta Elías y las grandes victorias que Dios le permitió ganar, y luego añade: “se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Señor, quítame la vida” (1 Reyes 19:4).

Si las circunstancias de la vida, difíciles o incluso felices, nos hacen perder el equilibrio, es porque el Señor deja de ser nuestro único apoyo. Nuestra relación con él mediante la lectura de la Biblia y la oración se debilitaron, tal vez debido al desánimo o, por el contrario, a la confianza en nosotros mismos. Por lo tanto, nos sentimos lejos de nuestro Dios, sin fuerza. Entonces, ¿qué debemos hacer? Clamar al Señor; él aumentará la fuerza de nuestra alma (Salmo 138:3). Si constatamos que no podemos continuar solos, confiemos en el poder infinito de nuestro Señor y en su amor. “Los que esperan al Señor tendrán nuevas fuerzas… correrán, y no se cansarán” (Isaías 40:31).

Job 37 – Colosenses 3 – Salmo 135:15-21 – Proverbios 28:25-26

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Jesucristo es Dios

Sábado 27 Noviembre

Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.1 Juan 5:20Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo.2 Corintios 5:19

Jesucristo es Dios

Jesucristo no es un “superhombre”, el mayor filósofo, el más sabio de los hombres, el más honrado de los jefes religiosos… Él es Dios, sin embargo vino a la tierra tomando un cuerpo como el nuestro. Y lo incomprensible para la razón humana es que fue concebido por el Espíritu Santo.

Por ello, rechazar a Jesucristo es muy grave, pues rechazar a Jesús es rechazar a Dios. Al contrario, el que cree en él entra en relación con Dios mismo.

Cuando Jesús estuvo en la tierra, entre los hombres, sus milagros dieron testimonio de su divinidad, pues trajeron la sanidad y la vida a los hombres. Sus predicaciones sorprendieron a todos sus auditores debido a su sabiduría y su verdad.

Nadie pudo sorprenderlo haciendo el mal, pues era un hombre perfecto: “no hay pecado en él” (1 Juan 3:5), “no conoció pecado” (2 Corintios 5:21), “no hizo pecado” (1 Pedro 2:22). ¡Es Dios hecho hombre!

Su comportamiento lleno de amor, de gracia, de justicia, de verdad, de paciencia, de bondad… reveló a los hombres lo que Dios pensaba de ellos. Su resurrección de entre los muertos, efectuada por Dios su Padre, demuestra su divinidad.

Cuando reconocemos la grandeza de Jesucristo, Dios hecho hombre, podemos someternos a él. Además, cuando descubrimos que se hizo hombre porque nos amó, para reconciliarnos con Dios, sacarnos de nuestra miseria moral y darnos la vida y la paz, hacemos más que someternos a él: ¡lo amamos y lo adoramos!

Job 33 – Colosenses 1:1-14 – Salmo 134 – Proverbios 28:19-20

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El Espíritu del Señor está sobre mí

Viernes 26 Noviembre

(Jesús dijo:) El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos… Hoy se ha cumplido esta Escritura.Lucas 4:1821

Hoy (2)Leer Lucas 4: 16-30

El versículo arriba citado es un pasaje del libro de Isaías (cap. 61:1-2) que anuncia la venida del Mesías. Los judíos conocían muy bien esta profecía. Un día sábado Jesús estaba en la sinagoga de su pueblo Nazaret, como era su costumbre. Se levantó, y le dieron el libro de Isaías para que leyese. Entonces Jesús leyó esta profecía que precisamente hablaba de él. Después, devolvió el libro y se sentó. Todos tenían los ojos puestos en él. Entonces les dijo esta frase extraordinaria: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros” (v. 21).

El Mesías estaba allí. La promesa de su venida se había hecho realidad, pero sus conciudadanos se preguntaban si era posible que Aquel que les hacía ese anuncio lleno de gracia fuese simplemente uno de ellos, Jesús, el hijo del carpintero…

Si continuamos leyendo ese pasaje vemos que los auditores no tuvieron conciencia de la grandeza de esa Persona y de ese momento único. ¿Quién recibió esta buena nueva?

Cada vez que leemos un pasaje de la Biblia se nos hace la misma pregunta: ¿Oigo lo que el Señor me anuncia hoy? ¿Estoy dispuesto a recibirlo en mi corazón? ¿Estoy dispuesto a dejar mis convicciones para recibir la palabra de Dios? Ella es una fuente inagotable de vida: “Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás” (Juan 6:35). Leamos la Biblia: “Vivifícame según tu palabra” (Salmo 119:25).(continuará el próximo jueves)

Job 32 – Hebreos 13 – Salmo 133 – Proverbios 28:17-18

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En Oración

El valle de la visión

Oraciones Puritanas

EN ORACIÓN

¡Oh Señor!
En oración yo me lanzo lejos, en el mundo eterno, y en este gran océano, el
alma mía triunfa sobre todos los males, en las orillas de la mortalidad. El
tiempo con sus diversiones alegres y decepciones crueles nunca parecen tan
desconsideradas como en esta ocasión.
En oración me veo como nada; Encuentro mi corazón buscándote con
intensidad y anhelo con sed vehemente vivir para Ti. Benditos sean los
fuertes vientos del Espíritu Santo que en mí apresuran, mi camino hacia la
Nueva Jerusalén.
En oración, todas las cosas aquí abajo se desvanecen, y nada parece
importante, sino solamente la santidad del corazón y la salvación de los
demás.
En oración todas mis preocupaciones mundanas, miedos, angustias,
desaparecen, y son de tan poca importancia como un soplo de viento.
En oración, mi alma se regocija interiormente con pensamientos vivificados
como los que Tú estás haciendo para Tu iglesia, y yo ansío que Tú obtengas
un grandioso nombre de los pecadores que vuelven a Sion.
En oración yo soy elevado por encima de los ceños fruncidos y lisonjas de la
vida, y saboreo las alegrías celestiales; entrando en el mundo eterno yo
puedo entregarme a Ti con todo mi corazón, para ser Tuyo para siempre.

En oración yo puedo colocar todas mis preocupaciones en Tus manos, y
estar a Tu entera disposición, no teniendo ninguna voluntad o interés
propio.
En oración yo puedo interceder por mis amigos, ministros, pecadores,
iglesia, Tu Reino venidero, con mayor libertad, esperanzas ardientes, como
un hijo a su padre, como alguien que ama a su amado.
Ayúdame a estar siempre en oración y nunca dejar de orar.

El evangelio de la gracia de Dios

Jueves 25 Noviembre

El ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor.Lucas 2:10-11

Hoy (1)Leer Lucas 2: 8-16

“Os ha nacido hoy… un Salvador”. Lucas, médico de profesión, es el autor del tercer evangelio. Acompañó al apóstol Pablo en varios de sus viajes. Su evangelio podría ser subtitulado: “el evangelio de la gracia de Dios”.

Una de las palabras de la gracia es “hoy”. El primer “hoy” en el evangelio de Lucas está asociado a la palabra Salvador. Por medio de ese Salvador la gracia quiere liberar a los que están perdidos. Su salvación (o su liberación) no es una vaga esperanza para el futuro, sino una realidad cotidiana que puede transformar su vida desde ahora. ¡Y es un tema de gran alegría!

Aún más, el evangelio de Lucas nos dice que la salvación es una persona: Jesucristo (cap. 2:30). La venida de Jesús a la tierra es el fundamento de la salvación que Dios nos ofrece. El Hijo de Dios vino al mundo para llevar sobre sí mismo todo lo que deshonraba a Dios. “Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas el Señor cargó en él el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:5-6).

Para ser nuestro Salvador tuvo que sufrir, en nuestro lugar, el castigo que nosotros merecíamos. Y desde que lo hizo, pues murió y resucitó, “anunció las buenas nuevas de paz” (Efesios 2:17) a todos los hombres. Sí, “el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo” (1 Juan 4:14). ¡Tanto usted como yo necesitamos al Salvador!(mañana continuará)

Job 31 – Hebreos 12:12-29 – Salmo 132:13-18 – Proverbios 28:15-16

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El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad

Lunes 22 Noviembre

El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.Romanos 8:26

Cristo… intercede por nosotros.Romanos 8:34

Todo tipo de oraciones (14) – Conclusión

En las últimas semanas (desde el 29 de agosto), consideramos varios ejemplos de creyentes orando; cada uno de ellos nos anima de forma diferente:

¿Estamos tristes y nos sentimos incomprendidos? ¿Sentimos la necesidad de tener un contacto diario con nuestro Dios, de ser guiados por él para afrontar nuestras responsabilidades profesionales? ¿Debemos actuar rápido ante una situación imprevista? ¿Estamos ante una situación desesperada por nuestra culpa? ¿Tenemos dificultades en nuestra vida conyugal o familiar? La bendición de Dios, ¿tiene valor para nosotros?

¿Necesitamos consejos para tomar una decisión personal? ¿Estamos al tanto de las dificultades de nuestros amigos creyentes? ¿Nos sentimos preocupados o atormentados por cuestiones que no podemos resolver? ¿Admiramos la grandeza de Dios, su interés y su bondad hacia nosotros?

Entonces, como Ana, Ezequías, Nehemías, Jonás, Isaac, Jabes, David, Elías, Epafras, Asaf y Pablo, oremos, lloremos, supliquemos, insistamos, clamemos, pidamos, combatamos, esperemos. Luego, sometámonos a la voluntad de Dios en paz y adoremos…

Y si ya no tenemos la fuerza para orar con palabras, ni sabemos “qué hemos de pedir como conviene”, hagamos subir nuestros suspiros a Dios. El Espíritu Santo se los presentará.

Job 28 – Hebreos 11:1-22 – Salmo 131 – Proverbios 28:9-10

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Por qué «Abba» no significa «papito»

Coalición por el Evangelio

Por qué «Abba» no significa «papito»

JUSTIN TAYLOR

En ocasiones se nos ha dicho que la palabra Abba en arameo (Ro 8:15Gá 4:6) indica que debemos llamar a Dios Padre «papito», como una expresión de intimidad relacional reverente.

Murray Harris, el estudioso del Nuevo Testamento quien ha sido llamado una de las más grandes mentes griegas de nuestros días, nos dice por qué esto no es cierto.

A continuación comparto un extracto de su libro Navigating Tough Texts: A Guide to Problem Passages in the New Testament (Navegando por textos difíciles: Una guía de pasajes problemáticos en el Nuevo Testamento).


Es cierto que en el Talmud judío y otros documentos judíos encontramos declaraciones tales como: «cuando un niño experimenta el sabor del trigo (esto es, cuando es destetado), aprende a decir ‘abbā ‘immā» (en el Talmud babilónico Berakot 40a) (= nuestro «dada» y «mama»).

Sin embargo, aun si el término abba comenzó como un balbuceo infantil (y esto no está muy claro), en los tiempos de Jesús era una palabra de adultos que significa «Padre» o «mi Padre» (como un vocativo) o «el Padre» o «mi Padre» (como una referencia).

Es decir, abba no es un término infantil de guardería comparable a «papito». Era un término cordial y serio, pero también coloquial y familiar, usado con regularidad por hijos e hijas adultos al referirse a su padre. Unida a esta palabra familiar de confianza y obediencia infantil están las nociones de simplicidad, intimidad, seguridad y afecto. Entonces, para evocar la sensación de intimidad cálida y confiada que pertenece a la palabra, podríamos parafrasearlo de manera apropiada como «querido padre».

Si Pablo hubiese querido expresar el sentido de «papito», él pudo haber usado una palabra en griego que él sin duda conocía: papas pappas que quiere decir «papá» o «papito», la primera palabra que un niño dice para «padre».

Estas son cuatro razones por las que «papito» no es una traducción apropiada para Abba.

Primero: En los tres pasajes del Nuevo Testamento donde la palabra abba aparece (Mr 14:36Ro 8:15Gá 4:6), es traducido de manera inmediata con el término «Padre» (ho patēr, el nominativo articular griego usado en un sentido vocativo).

Segundo: Jesús mismo indicó a sus seguidores que llamarán a Dios como «nuestro Padre», pater hēmōn (Mt 6:9).

Tercero: Cada una de las diecisiete oraciones de Jesús (no contando los paralelos) registradas en los Evangelios comienzan con «Padre», posiblemente Abba en cada caso.

Cuarto: Es totalmente inapropiado que los cristianos, jóvenes o mayores, llamen a Dios «papito», ya que el término usado en español es muy casual, ligero y modesto como para ser usado para llamar al Señor Dios Todopoderoso, el creador y sustentador de todas las cosas, sin mencionar el hecho de que «papito» se abrevia comúnmente como «papi».

Es posible que un sentido inadecuado de familiaridad con Dios por parte de algunos cristianos llevó a Pedro a decir: «Y si invocan como “Padre” a Aquel que imparcialmente juzga según la obra de cada uno, condúzcanse con temor durante el tiempo de su peregrinación» (1 P 1:17).

Es decir, llamar a Dios como «Padre nuestro que estás en los cielos» en el Padre Nuestro es recordar que Él es el Juez Supremo, omnisciente e imparcial de cada persona, que debemos acercarnos a Él con reverencia, no como si fuera simplemente otro «papito».


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición.

Justin Taylor es el vicepresidente y editor general de libros en Crossway. También escribe en su blog Between Two Worlds. Lo puedes seguir en Twitter.

La oración de alabanza y adoración de David

Domingo 21 Noviembre

Tuya es, oh Señor, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor… nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre… ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos.1 Crónicas 29:11-14

Todo tipo de oraciones (13) – La oración de alabanza y adoración de David

El rey David, ya mayor, estaba a punto de dejar el trono a su hijo Salomón, quien tendría el privilegio de construir el templo de Dios. David preparó todo, pues para él este asunto era muy importante. Reunió al pueblo, le habló del futuro templo e hizo un llamado a hacer donaciones. El pueblo, de un solo corazón, ofreció materiales en abundancia para la casa de Dios. Entonces David, feliz y agradecido, dirigió a Dios la oración de alabanza y adoración que leemos en el versículo del día. Celebró su grandeza y se maravilló de tener el privilegio de ofrecer algo a un Dios tan grande y bondadoso e invitó a todos los presentes a postrarse ante Dios.

Esta alabanza brotó espontáneamente del corazón del rey David. La grandeza, el poder y la bondad de Dios produjeron en él un profundo sentimiento de su pequeñez y una adoración ferviente.

Cristianos, la bondad de Dios hacia hombres pecadores y enemigos se manifestó de forma todavía más maravillosa mediante el don de su muy amado y unigénito Hijo. Como David, nos sentimos muy pequeños ante tanta bondad. Nos unimos al apóstol Pablo para exclamar: “¡Gracias a Dios por su don inefable!” (2 Corintios 9:15). Nuestro corazón desborda de agradecimiento hacia el autor de nuestra salvación: “Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre… a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 1:5-6).(mañana continuará)

Job 25-27 – Hebreos 10:19-39 – Salmo 130 – Proverbios 28:7-8

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La fe recompensada

Sábado 20 Noviembre

El Señor recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte del Señor… bajo cuyas alas has venido a refugiarte.Rut 2:12

La fe recompensada

En un relato de la Biblia, en el libro de Rut, leemos que Noemí y su marido dejaron Belén para huir de la hambruna e ir a un país vecino. Allí sus dos hijos se casaron con mujeres moabitas: Orfa y Rut, quienes no conocían a Dios. Noemí perdió a su marido y luego a sus dos hijos. Entonces se enteró de que Dios había hecho cesar el hambre en su país, y decidió volver. Explicó a sus nueras su decisión de dejarlas.

Rut escuchó a Noemí hablar del poder de Dios a favor de su pueblo y decidió acompañarla. Le dijo: “Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios” (Rut 1:16). Cuando llegó a Belén como extranjera, Rut se fue a los campos a espigar para conseguir alimentos. Esos campos eran de un creyente, Booz, quien conocía los pensamientos de Dios. Él vio la fe sincera de Rut y pronunció la bendición del versículo arriba citado. Rut, por su fe en Dios, encontró un refugio en él. Y Dios la bendijo mucho más de lo que podía esperar, pues Booz se casó con ella.

Carente de esa preciosa fe, Orfa, la cuñada de Rut, retrocedió. Su suegra Noemí dijo a Rut: “He aquí tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses” (Rut 1:15). Así, Orfa no encontró refugio en el Dios verdadero.

Hoy Dios sigue siendo el mismo. Nunca desprecia al que se refugia en él. Todos somos pecadores ante Dios, pero él no quiere castigar al pecador. Jesús dijo: “Al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37). “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).

Si usted se refugia en Dios, aceptando a su Hijo Jesucristo como su Salvador, encontrará mucho más de lo que espera.

Job 24 – Hebreos 10:1-18 – Salmo 129 – Proverbios 28:5-6

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¿Qué ventaja tiene ser cristiano?

Viernes 19 Noviembre

Los que temen al Señor… serán para mí especial tesoro, ha dicho el Señor… los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve. Entonces… discerniréis la diferencia entre… el que sirve a Dios y el que no le sirve. Malaquías 3:16-18

¿Qué ventaja tiene ser cristiano?

¿Acaso los cristianos no sufren decepciones, pruebas y sufrimientos como los incrédulos? Por supuesto que sí, pero los atraviesan con Dios.

El cristiano tiene una razón de vivir. El apóstol Pablo afirmaba: “Lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20).

El cristiano tiene convicciones sólidas, una esperanza basada en las promesas de Dios contenidas en su Palabra. “Estas palabras son fieles y verdaderas” (Apocalipsis 22:6).

El cristiano dispone de la ayuda de un Dios poderoso, a quien se dirige para hallar fuerza y ánimo. “Anímate y esfuérzate, y manos a la obra; no temas, ni desmayes, porque el Señor Dios… estará contigo; él no te dejará ni te desamparará” (1 Crónicas 28:20).

El cristiano recibe del Señor la paz interior que le permite aceptar la prueba con serenidad, que lo hace capaz de atravesar un mundo donde corren las lágrimas, conociendo anticipadamente algo de la felicidad del cielo. “Sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7).

Por último, los privilegios del cristiano no se limitan al tiempo de su paso por la tierra, pues posee la vida eterna. ¡Ante él se abre una eternidad bienaventurada junto a Jesús su Salvador!

Job 22-23 – Hebreos 9:15-28 – Salmo 128 – Proverbios 28:3-4©

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