¿Quién decide qué es bueno o malo?

Marzo 5

¿Quién decide qué es bueno o malo?

Lectura bíblica: Génesis 3:1–7

Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Juan 8:32

a1Tu mejor amigo te pasa un cigarrillo. Eso te sorprende mucho.
—¿Tú fumas? —protestas—. Fumar es malo. ¡Es tonto!
—¿Quién lo dice? ¿Tú mamá? —te pregunta burlonamente tu amigo.

Tú te mantienes firme:
—¿Qué te pasa? ¿Estabas durmiendo cuando pasaron esas fotos en la escuela? ¿No viste que fumar te deja los pulmones negros como el azabache?
Tu amigo te retruca:
—Esas fotos son todas mentiras. La única razón por la que los adultos nos dicen que no fumemos es porque no quieren que nos divirtamos.
Entonces tu amigo te lanza una última flecha:
—¿Por qué no decides las cosas por ti mismo?
Esa es una escena que todos enfrentamos al ir creciendo. Si el argumento no es sobre el cigarrillo, es sobre alguna otra actividad que “todos” dicen que es demasiado divertida para pasar por alto. Y la tentación se hace más fuerte cuando los demás te desafían a que decidas por ti mismo las cosas.

Allá en el jardín del Edén, Satanás convenció a Eva de que Dios no se ocupaba del bienestar de ella, y que hacer lo que ella quería era la manera de obtener lo que le convenía. El argumento astuto de la serpiente dio resultado, por supuesto. Satanás convenció a Adán y Eva de que eran bastante inteligentes para determinar ellos mismos lo que es bueno y lo que es malo.

¿Sabes una cosa? Satanás todavía quiere impedir que reconozcamos a Dios como el único juez de lo que es bueno. Le encanta ayudarnos a salir con excusas por conductas que Dios dice que son malas. Nos provoca a creer que es inteligente descartar los mandatos de Dios y discernir por nosotros mismos lo que es bueno y lo que es malo.
Eso es como un marinero en medio del océano que gira como un trompo y donde se detiene, decide que ese es el norte. En el pasado, antes de que los barcos tuvieran sistemas sofisticados de navegación que mostraran exactamente dónde se encontraban en el océano, los marineros se fijaban en cierta estrella —llamada la Estrella Polar— para saber en qué dirección estaba el norte. Cuando el marino se encontraba rodeado de agua, sin tierra a la vista, le era fácil desorientarse, no podía confiar en su sentido de dirección. Si no marcaba su curso guiado por la Estrella Polar, pronto se perdía. Si ignoramos el hecho de que sólo Dios nos da dirección, es seguro que nos extraviaremos.

Dios nos ama tanto que no deja que lo bueno y lo malo sea cuestión de opiniones. Nos ama tanto que hace que sus mandatos sean claros y fáciles de comprender. Y no nos enseña lo que es bueno y lo que es malo para arruinarnos la vida. Quiere mostrarnos cómo lograr que la vida sea todo lo bueno que puede ser.

PARA DIALOGAR
¿En qué ocasiones te ha dicho la persona incorrecta lo que es correcto? ¿De qué forma dependes de Dios para que te diga lo que es bueno y lo que es malo? ¿Qué sucede cuando no lo haces?

PARA ORAR
Señor, sólo tú sabes lo que es lo mejor para nosotros. Hoy y siempre, queremos escucharte para que nos ayudes a discernir entre lo bueno y lo malo.

PARA HACER
Prepara una lista de personas y cosas que tratan de persuadirte a actuar de cierta manera. Dialoga sobre cuáles son dignas de escuchar, y cuáles te desvían para que no sigas los mandatos de Dios.

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.


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