Marzo 21
Esteban y Copión
Lectura bíblica: Romanos 8:28–30
Sabemos que a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo. Romanos 8:29
Cuando Esteban entraba en una habitación, su sola presencia hablaba de éxito. El chico de preparatoria era todo lo que uno podía esperar: Era deportivo, el capitán del equipo de fútbol campeón. Era buen mozo. Era musical, el trompetista principal en la orquesta juvenil estatal. Era brillante, el chico con las calificaciones más altas de la escuela.
Copión no era nada de eso. No era deportivo, una vez hasta se trastabilló con sus propios zapatos cuando estaba al frente del aula presentando una lección. No era buen mozo, pregúntaselo a cualquier chica. No era musical, lo sacaron de la banda escolar cuando dejó caer su tuba. Y no era inteligente, poco le faltaba para reprobar las materias. Pero en lugar de aceptarse como era, Copión seguía intentando hacer todas las cosas que hacía Esteban.
Querer ser alguien distinto puede ser un pensamiento divertido por unos minutos, pero no el modo de vivir todos los días. Dios te hizo único. Eres distinto de todas las demás personas en este planeta, y quiere que sigas siendo distinto.
• Eres maravilloso tal como Dios te hizo.
• No tienes que ser algún otro.
• No tienes que compararte con nadie.
Reconócelo: Te comparas con otros porque quieres saber si eres mejor, igual o peor que ellos. Si te sale bien la comparación, te pones eufórico. Si no eres magnífico, inteligente, rico o atlético como la otra persona, te deprimes. El problema con compararte con alguien es que usas la medida equivocada: usas a otras personas. Cada persona es diferente, así que siempre encontrarás a alguien que crees que es mejor o peor que tú, llenándote de frustración u orgullo.
No obstante, hay alguien a quien sí debes esforzarte por parecerte. Es alguien que hasta Dios quiere que copies. Y éste es su Hijo.
Dios no quiere que te rehagas a la imagen de nadie excepto Jesús. No quiere que trates de tener la apariencia de Jesús o de vestirte como él, sino que quiere que desarrolles un carácter como el de Jesús.
En lugar de preguntar: “¿Soy tan bueno como Fulano o Mengano?”, pregúntate esto: “¿Tengo el carácter de Jesús, el Hijo de Dios?”. Cuando puedas responder sí a esa pregunta, sabrás que te pareces a él.
PARA DIALOGAR
¿A quién quieres parecerte? ¿Por qué?
PARA ORAR
Padre, gracias porque no esperas que nos rehagamos a la imagen de nadie excepto tu Hijo.
PARA HACER
Con la ayuda del Espíritu Santo, identifica una característica de Jesús que te gustaría imitar. Luego, ¡trata de ponerla hoy en práctica!
McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.
