«Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para expiación suya»

13 de abril

«Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para expiación suya».

Levítico 1:4

La verdad de que nuestro Señor fue hecho «pecado por nosotros» se enseña aquí por medio de la muy significativa transferencia del pecado sobre el buey, llevada a cabo por los ancianos del pueblo. El poner la mano no suponía meramente hacer contacto, porque en algunos otros pasajes de las Escrituras la palabra original tiene el significado de apoyarse pesadamente, como en la expresión «sobre mí reposa tu ira» (Sal. 88:7). Sin duda, esta es la misma esencia y naturaleza de la fe: que no solo nos pone en contacto con el gran Sustituto, sino que nos enseña a apoyarnos en él con toda la carga de nuestro pecado. El Señor reunió sobre la cabeza del Sustituto todas las ofensas del pueblo de su pacto, pero a cada uno de los elegidos se le conduce personalmente a ratificar ese solemne pacto cuando, por gracia, mediante de la fe, se le permite poner la mano sobre la cabeza del «Cordero inmolado desde la fundación del mundo». Creyente, ¿recuerdas aquel glorioso día cuando experimentaste el perdón por medio de Jesús, que es quien quita el pecado? ¿No puedes hacer una alegre confesión y unirte al escritor diciendo: «Mi alma recuerda con placer el día de su liberación. Cargado de pecado y lleno de temores vi a mi Salvador como mi Sustituto y puse mi mano sobre él»? ¡Oh, cuán tímidamente hice yo esto al principio! Sin embargo, mi valor fue creciendo y mi confianza se fue afirmando, hasta que apoyé mi alma entera sobre él. Ahora mi incesante gozo es saber que no se me imputan más mis pecados, sino que él ha cargado con ellos. Y, a semejanza de las deudas del que cayó en manos de ladrones, Jesús, como el buen samaritano, ha dicho de mis futuras caídas: «Ponlas a mi cuenta». ¡Bendito descubrimiento! ¡Eterno solaz de un corazón agradecido!

Confieso que culpable soy,

confieso que soy vil;

empero por ti salvo estoy,

seguro en tu redil.

Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar. (S. D. Daglio, Trad.) (4a edición, p. 112). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.


Deja un comentario