16 de abril

«Hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol».
Éxodo 17:12
Tan poderosa era la oración de Moisés que todo dependía de ella. Las peticiones de Moisés desconcertaron más al enemigo que el combate de Josué. Sin embargo, ambas cosas eran necesarias. Así, también, en el conflicto del alma, el poder y el fervor, la decisión y la devoción, el valor y la vehemencia deben unir sus fuerzas y todo irá bien. Tú debes luchar con tus pecados, pero la mayor parte de la lucha tienes que librarla solo, en privado con Dios. La oración, como la de Moisés, levanta la señal del pacto delante del Señor. La vara era el emblema de lo que Dios hacía con Moisés, el símbolo de la autoridad de Dios sobre Israel. Aprende, ¡oh santo suplicante!, a levantar la promesa y el juramento de Dios delante de él. El Señor no puede negar sus declaraciones. Levanta, pues, la vara de la promesa y obtén lo que quieras.
Moisés se cansaba y, entonces, sus amigos le asistían. Cuando en cualquier ocasión tu oración flaquee, deja que la fe la sostenga de un lado y la esperanza del otro; y la oración, sentándose sobre la piedra de Israel, la roca de nuestra salvación, perseverará y prevalecerá. ¡Cuidado con el desfallecimiento en la devoción! Si Moisés lo experimentó, ¿quién podrá eludirlo? Es mucho más fácil luchar con el pecado en público que orar contra él en privado. Es de notar que Josué nunca se cansó en la lucha; en cambio Moisés se fatigó en la oración. Cuanto más espiritual sea un ejercicio, tanto más dificultoso es para la carne y la sangre el mantenerlo. Clamemos, entonces, pidiendo fuerza especial; y que el Espíritu Santo, que nos ayuda en nuestras flaquezas como ayudó a Moisés, nos permita, como a él, continuar con nuestras manos firmes «hasta que se [ponga] el sol». Las súplicas intermitentes valen poco. Debemos luchar toda la noche levantando nuestras manos «hasta que se [ponga] el sol»; hasta que la tarde de la vida pase; hasta que lleguemos a la salida de un sol mejor sobre la tierra, cuando la oración se vea absorbida por la alabanza.
Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar. (S. D. Daglio, Trad.) (4a edición, p. 115). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.