1 Reyes 9 | Efesios 6 | Ezequiel 39 | Salmo 90

6 OCTUBRE

Donald Carson

1 Reyes 9 | Efesios 6 | Ezequiel 39 | Salmo 90

Ezequiel 38 comienza el oráculo contra Gog; Ezequiel 39 lo continúa. Aquí, se narra de nuevo su derrota, pero en términos diferentes, algo típico en la semipoesía hebrea. No estamos tratando con un relato diferente de la misma cosa, que se ha enganchado de alguna forma al primero. A la retórica hebrea le gusta dar vueltas alrededor de afirmaciones previas y extenderse en ellas, incluso si eso entra en conflicto con nuestro sentido occidental del orden. Dos observaciones:

(1) Existen muchos indicios de que estos dos capítulos han pasado de ser una descripción literal o muy prosaica de la batalla, a constituir una exposición apocalíptica de la batalla definitiva. No significa que esta no sea real, sino que su forma y sus detalles no pueden verse superficialmente en el texto. Las armas de guerra son las de la época de Ezequiel (“escudos y broqueles, arcos y flechas, mazas y lanzas”, 39:9), pero esta batalla ciertamente no tuvo lugar de forma literal en absoluto en ese momento y, si se produjese en el fin de la historia, esas no serían las armas utilizadas. En un rasgo típico de la literatura apocalíptica, nos encontramos con períodos de tiempo convenientemente estilizados: siete años (39:9), siete meses (39:12, 14). Los triunfantes israelitas acaban comiendo la carne y bebiendo la sangre de los hombres poderosos y príncipes de la tierra, que son sacrificados como carneros y corderos, chivos y becerros (39:17–19). Decir que solo se trata de una forma gráfica de afirmar que todos los enemigos serán derrotados es aceptar mi reflexión: el lenguaje es visceral y cargado de simbolismo, y debemos proceder con cuidado.

(2) El propio Dios trae soberanamente a Gog y su poder desde el “lejano norte” (39:2) para llevarlos a la destrucción, lo cual es parecido y a la vez diferente de un importante tema que ya hemos destacado en los profetas mayores. Estos siguen diciendo que las grandes potencias (Asiria, Babilonia) que castigan a Israel y Judá lo hacen debido a la influencia de Dios, incluso cuando se les exigirán responsabilidades por su crueldad (p. ej., Isaías 10:5ss.). La imagen reafirma aquí la soberanía de Dios sobre esas naciones paganas, pero ahora no las está utilizando para castigar a la comunidad del pacto, sino para llevarlas a su propia destrucción. El libro bíblico que mejor desarrolla este tema es Apocalipsis. Los creyentes deben ser valientes por el hecho de que, incluso en este mundo de terrible crueldad e injusticia, Dios juzgará finalmente a los perversos. No se hará justicia únicamente, sino que también se verá cómo se hace. Por tanto, no nos desanimemos. Amamos y promovemos la visión apocalíptica, no solo por ser la hoja de ruta de la historia inminente, sino porque indica el triunfo definitivo de Dios.

Carson, D. A. (2014). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, Vol. II, p. 279). Barcelona: Publicaciones Andamio.


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