Doctrina del Pecado

Doctrina del Pecado

Autor: Samuel Perez Millos

a1La Doctrina de la Salvación tiene que ocupar un primer espacio a la Doctrina del Pecado. Si no hay pecado, no hay necesidad de salvación. Si hay necesidad de salvación, tenemos que tener en claro qué es el pecado. A veces hablamos de pecado de una forma genérica, y estamos acostumbrados a decir ¿y eso es pecado? Todo lo que no es de fe es pecado, lo dice la Biblia en Romanos 14: 23“Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado”. La Biblia habla de pecado como un hecho real, y la Biblia dice que el hombre, todo hombre que nace en la tierra es pecador. Por ejemplo en el Salmo 51: 5 dice el salmista: “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre”, luego hay una herencia genética que hace que yo sea como soy, porque mi padre y mi madre eran como eran físicamente, y hay una herencia espiritual, y la herencia espiritual está introducida en la genética humana en el momento que el hombre en el Huerto de Edén pecó. Desde entonces aquí mis padres me transmiten la herencia suya, que es una herencia no sólo física sino también espiritual.

Ahora cuando Dios quiere informarnos de cómo es el pecado, introduce en el mundo su Ley. El propósito primario de la Ley es denunciar la realidad del pecado, y nos dice el texto bíblico que Dios escribió en la conciencia de los hombres la obra de la Ley. ¿Cuál es la obra de la Ley? Por medio de la Ley es el conocimiento del pecado, por eso Pablo dice que aquellas personas que nunca oyeron un mensaje del Evangelio, que están viviendo en el interior de la selva, dice el apóstol que su conciencia le es juez, y su razonamiento le dice si eso es bueno o malo, luego la obra de la Ley como detector del pecado está en la realidad de la experiencia del hombre. La Ley además es un espejo que refleja la condición espiritual del hombre. Veamos Santiago 1: 25 “Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace”.

La Palabra de Dios es un espejo que refleja la suciedad espiritual mía. Si una persona se mira al espejo y se ve una mancha y no se la limpia, ¿le ha hecho un bien el espejo? No. Todavía más grave es para nosotros. Dice el Señor Jesucristo que su Palabra será para Dios el elemento de juicio en el día que tengamos que rendir cuentas. Dice Él: “El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero”, por lo cual debemos tener mucho cuidado con lo que nosotros hacemos en relación con lo que la Biblia dice. De manera que si la Biblia dice: 1 Corintios 10: 24
Ninguno busque su propio bien, sino el del otro”, y resulta que yo estoy buscando mis intereses en mi casa, frente a mi familia y a mi mujer, ¿qué está haciendo la Biblia en mi vida? Nada de nada. La Biblia es necesario leerla no para saber lo que dice sino para contrastar nuestra vida con ella. Ahora no sólo la Biblia habla de pecado y dice que los hombres son pecadores, la historia humana testifica esto. Hay un proverbio chino que dice que hay solamente 2 hombres buenos, uno el que está muerto y el otro el que no ha nacido. Bueno esto es la verdad, pues, todos nosotros llevamos dentro un germen de rebeldía, de trasgresión. Los hombres confesaron su pecado, vemos Génesis 4: 13 “Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado”. El castigo es la consecuencia del pecado y su castigo es un castigo superior a lo que él cree que es capaz de soportar, por tanto Caín ¿qué está reconociendo? que ha pecado. Otro ejemplo, David en Salmo 51: 4 dice: “Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos: Para que seas reconocido en tu Palabra, y tenido por puro en tu juicio”. Él no había cometido ningún delito directamente contra Dios, pero había comenzado quebrantando la Ley de Dios en cuanto a desidia personal, había pecado en cuanto a trabajo, actividad, pues, se había convertido en un vago, porque dormía toda la tarde mientras sus generales peleaban en el campo de batalla, y luego había pecado contra su moral personal, viendo a la mujer del prójimo, luego había pecado contra la mujer del prójimo porque la hizo suya, y luego cometió un asesinato contra el marido de esa mujer. Había cometido una serie de delitos contra muchas personas, pero esencialmente David pecó contra Dios, que establece una moral que prohíbe todas estas cosas y a las que Dios mismo se sujeta. Es otra lección que debemos aprender. Cuando Dios establece una Ley ¿Quién es el primero en sujetarse a esa Ley? Dios mismo. Amaos los unos a los otros, y qué, Él nos amó primero, Él dio a su Hijo, su Hijo se dio por nosotros, luego Dios se sujeta a la Ley moral, sí naturalmente, por eso quiere que nosotros lo hagamos.

Llegamos a una conclusión: tenemos el ejemplo del hijo pródigo, ¿qué dice el pródigo cuando viene de la provincia apartada?: “Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti” (Lucas 15: 18), por tanto el reconocimiento personal de pecado está en todas las personas. No hay nadie en la tierra que no diga: ¡qué barbaridad hice hoy! Incluso los monstruos más grandes aceptan y admiten que lo que hicieron no es conforme a los principios de vida. Ahora si el pecado está en todos los hombres, y Dios creó al hombre bueno, lo creó bueno o medio bueno, lo creó perfecto. Cuando Dios vio la creación, entre la que estaba el hombre: “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” (Génesis 1: 31). Luego si era bueno en gran manera, luego esa persona se deteriora por el pecado. ¿Quién le indujo el pecado? Satanás, y ese ser vino a tentar al hombre por una razón fundamental, por destronar a Dios. Cuando Satanás pecó quiso tener un trono cerca del trono d Dios, un reino paralelo al de Dios. No lo pudo conseguir porque Dios lo echó de su presencia. ¿Dónde había un trono? En la tierra. ¿Quién estaba en ese trono? El hombre. Dijo Satanás: Ahí tengo un trono. Voy a hacerme con ese trono para que desde ahí pueda gobernar al margen de Dios. ¿Lo consiguió? Sí, derrotando al hombre por tentación. El hombre, el varón de la especie, es el responsable número uno en el pecado, no la mujer, ¿por qué?, la mujer siendo tentada cayó en tentación, pero el varón no fue tentado. El pecado entra por tentación, y el que introduce el pecado en la esfera de los hombres es Satanás. Nosotros tendemos a echarles la culpa a los demonios, que el demonio me tentó, y Santiago dice que no le echemos tantas culpas al demonio, pues, muchas veces no lo está haciendo. Santiago dice que desde tu propia concupiscencia eres atraído y seducido, “sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido” (Santiago 1: 14), de manera que no le eches tantas culpas al demonio, es cierto que muchas veces el demonio viene y te dice cosas y te induce, es verdad, es un tremendo oficio, ahora no siempre, y cuando el demonio venga a la vida de un creyente, el creyente tiene armas y recursos para evitar la tentación o la caída, ¿o no? Pues claro: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5: 8). Entonces si caemos, es porque nos da la real gana, porque no estamos firmes en la esfera de victoria. Satanás, para el creyente, es un león amarrado con una cadena. Pedro dice que anda buscando a quien devorar. ¿Sabéis por qué Pedro tiene tanto motivo, tanta insistencia en el asunto? Porque él tuvo una experiencia en ese campo. Pedro dice “Velad”, porque él se durmió. ¿Cuándo? En Getsemaní. El Señor le dice “Vela”, y él duerme. Satanás mismo en el libro de Job dice: “Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella” (Job 1: 7). Lo que Satanás estaba diciendo al Señor: Estoy hace mucho tiempo dándole vuelta alrededor de Job.

Bien, todos somos pecadores, sí. ¿Estáis convencidos de eso? Bien. Entonces podemos considerar la naturaleza del pecado. Hay una serie de ideas erróneas sobre el pecado. Una de ellas es que el pecado es una debilidad inconsecuente, es decir, como Dios creó a los hombres tan debiluchos, somos niños que tropezamos y caemos, esa es una debilidad inconsecuente. No Señor, todo pecado es una violación directa contra la Ley de Dios, luego no es tan inconsecuente. No quiere decir que haya pecado voluntario y pecado de omisión, pecado de acción y pecado que cometes sin darte cuenta, esto es verdad también, pero el pecado no es una debilidad como para decir: …pobrecito, vamos a darle unas vitaminas espirituales para que sea más fuerte… Pecado no es ese asunto. El pecado tampoco es una enfermedad pasajera. Esta teoría se está desarrollando a la luz de Isaías 53, que dice: “Ciertamente llevó Él nuestras enfermedades”, luego el pecado es una enfermedad. La solución a esa enfermedad es administrar un elemento que cure esa enfermedad. El pecado es una enfermedad mortal y lleva a muerte de todas maneras, “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6: 23), así que no hablemos que está débil o enfermo, la Biblia no enseña eso.

Ahora, cual es la definición del pecado. La Biblia ha sido escrita esencialmente e 2 idiomas: hebreo y griego, de manera que tendríamos que ir a las palabras griegas y hebreas para entender lo que es el concepto bíblico de pecado. Ahora bien, el idioma hebreo es parco en palabras y muy rico en figuras, sin embargo tiene 24 palabras para definir pecado, y el griego tiene una sola para traducir esas 24. De manera que si queremos hacer una investigación exhaustiva de pecado, hacer injusticia, oprimir, doblar, todo eso es una sola palabra en griego, pero son 24 palabras en el idioma hebreo.

Un concepto bíblico de pecado, (Jueces 20: 16) “De toda aquella gente había setecientos hombres escogidos, que eran zurdos, todos los cuales tiraban una piedra con la honda a un cabello, y no erraban”. Esa palabra: no erraban, es decir, tiraban con una honda a alguien que tenía un cabello extendido, y no erraban el blanco (bueno esto es una hipérbole), pero quiere decir que eran tiradores certeros. No erraban que…el blanco. Luego, el primer concepto bíblico de pecado es “errar el blanco”. ¿Quién puso el blanco? Dios. ¿Qué ocurre? Nosotros con nuestra vida o pasamos o quedamos corto, pero no alcanzamos el blanco, por lo tanto, ahí habla de una mala disposición y una falta de acuciosidad. Los arqueros tienen una máquina para pesar las plumas. Si una de ellas pesa un pelín más que las otras, la flecha se desvía. Por eso también dice el libro de los Proverbios y también dice en Salmo 127: 5 “Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos” y dice en Salmo 127: 4 “Como saetas en mano del valiente, Así son los hijos habidos en la juventud”. Esto quiere decir que el padre debe trabajar con sus hijos como un tirador de flechas, y cuando el hijo está preparado en moral, etc., etc., pone la flecha y la tira disparándola hacia el blanco de Dios, y claro, puede ocurrir que la flecha se desvíe del blanco, entonces el padre lo deja tirado en el campo y se marcha…. El arquero va a buscarla, la recupera, la arregla, la prepara y la lanza de nuevo. ¿Entendemos el concepto? Aquí tenemos una enorme riqueza de conceptos en el Antiguo Testamento.

Otro concepto de pecado, en Isaías 40: 4, habla de lo áspero y lo torcido: “Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane”. Cuando Juan el Bautista viene para anunciar la venida del Mesías, proclama un mensaje en Mateo 3: 3 “Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, Enderezad sus sendas”. El camino torcido es sinónimo de pecado. Luego hay otro término  que es excitación tempestuosa, la violencia desatada contra algo. Pablo dice en Efesios 4: 26 “Airaos, pero no pequéis, no se ponga el sol sobre vuestro enojo”. La ira del creyente no es la ira del hombre, es la ira de Dios manifestada en el creyente. No es que yo me enfade con mi hermano porque no me dejó aparcar. Manifiesto mi disgusto no contra alguien, sino contra un hecho, cuando alguien hace algo directamente contra la voluntad de Dios, pero como no es contra mí, yo tengo que enfadarme hasta antes que se ponga el sol. Si dura más de lo que dura el día, estamos cayendo en una situación mala y compleja. Luego, otro concepto de pecado es traspasar una línea, vale decir, ir más allá de los mandamientos establecidos. Un ejemplo: el Señor Jesús se enfrentó en su tiempo con los fariseos. Los fariseos enseñaban la Biblia o no. Sí, muchísimo, pero además de la Biblia, ¿qué enseñaban ellos? Los mandamientos de los ancianos, la tradición, y Cristo qué les dice en Mateo 15: 6  “Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición” y en Mateo 15: 9. “Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres”. Se habían pasado de la raya. ¿Entendemos este concepto? Cuando vamos más allá. Luego, otro concepto de pecado es vanidad. Vanidad en el Antiguo y Nuevo Testamento tiene que ver con un globo inflado. Yo pongo el ejemplo del pavo real con la cola levantada. Toda persona muy inflada, es vana, porque el hombre de Dios es humilde, y Cristo dijo en Mateo 11: 29  “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”. Una de las necesidades de la renovación bíblica de la Iglesia es que tienen que desaparecer los grandes y tiene que haber más humildes. Esto es una tremenda necesidad.

Obstinación, es decir, persistir en, eso tiene mucha connotación con una cosa que se llama pecado voluntario. En Hebreos 10: 26 dice que “Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados” ¿Es que no pecamos voluntariamente nosotros siempre? Sí, pero una cosa es que nosotros pequemos con nuestra voluntad, porque indudablemente nuestra voluntad mueve nuestras acciones y otra cosa es que nosotros pequemos con el puño extendido contra Dios. Busco en la Biblia un mandamiento: “No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová” (Levítico 19: 18), entonces como tú lo dices, entonces yo mato a uno. Eso es pecado voluntario, de orgullo, de arrogancia. Luego hay otras palabras que indican falta, trasgresión, pagar, aborrecer, ser un miserable, todos esos reúnen los 24 grandes conceptos que hay en el Antiguo Testamento que tienen que ver con pecado. Notáis la riqueza que hay en el Antiguo Testamento para enseñarnos lo que es pecado.

En el Nuevo Testamento hay esencialmente una palabra: amaitia. Esa palabra significa pecado. Siempre se traduce como pecado, como error, etc., etc. El primer concepto de esa palabra es errar el blanco, y el apóstol Pablo la utiliza muchísimas veces de esa manera, por ejemplo, Romanos 5: 21 “para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro”, esa palabra pecado está como “errar el blanco”. Como nosotros hemos errado el blanco de Dios, el pecado se va a manifestar en una sentencia visible: “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6: 23). Cuando Pablo utiliza esa palabra, la está usando casi siempre en alguna acción que exige una petición de perdón. Si yo cometo una falta contra alguien, el Señor dijo: “Si tu vas al altar y te acuerdas que tienes algo contra tu hermano”, no, “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti” (Mateo 5: 23), “que tu hermano tiene algo contra ti” que es muy distinto. Yo a veces tengo muchas cosas contra mis hermanos, el problema es que algún hermano tenga un problema contra mí, entonces resuelve la situación pidiéndole perdón. Pablo dice que esa trasgresión, ese errar el blanco origina algo, y esto es muy importante. Toda persona que quebranta la voluntad de Dios entra, se sitúa bajo la ira de Dios. Por ejemplo Efesios capítulo 2, versículos 1 al 3 “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás”. Por el pecado heredamos ira, y esta, actúa permanentemente contra cualquier acto de pecado, de creyente o incrédulo. Nosotros tenemos la protección de la sangre de Cristo. Dios en Cristo nos perdonó cuantos pecados: TODOS, por tanto no hay ninguna condenación, y la ira que debía descender sobre mí, por mi pecado, cayó sobre Cristo, y la obra de Cristo es el gran paraguas protector de la ira de Dios que se manifiesta permanentemente contra el pecado. Estamos bajo el paraguas de la justicia de Dios imputada por la obra de Jesucristo, pero si peco voluntariamente, lo que yo hago es salir del paraguas de protección, y entonces dice que la ira de Dios cae sobre el creyente también, y entonces  “el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús” (1 Corintios 5: 5). Y Juan dice que hay pecado que lleva a muerte por el cual yo no digo que se pida, que se ore. Luego, cuando pecamos voluntariamente, dice la carta a los Hebreos, lo único de que debes esperar es hervor de fuego que ha de destruir a los adversarios, y Pablo dice en 1 Corintios 11: 32 que eso es una bendición enorme para el creyente a fin de que no sea condenado con el mundo: “mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo”. Luego en la manifestación de su gracia, Dios tiene mejor sitio en el cielo a un creyente rebelde que aquí en la tierra. Un creyente rebelde en la tierra es un descrédito para Dios, de modo que tengamos cuidado con nuestro testimonio personal.

Ahora mirad 2 pensamientos: ¿Cuál es el pensamiento de Pablo en relación con el pecado? Rebeldía, oposición, levantamiento contra la ley, rotura de una norma, esto es el concepto genérico que Pablo dice contra el pecado. ¿Cuál es el concepto que Juan tiene sobre la misma palabra? Es distinto: No, opuesto, diferente. Hay 2 visiones, la de Pablo que nos da un aspecto, y la de Juan que nos da otro. Juan es un hombre que ve todas las cosas, absolutamente todas las cosas de la vida, reflejada en sus escritos a través de algo fundamental, la obra de Cristo como Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, luego todo lo que nosotros hacemos en la esfera del pecado es un rechazo abierto a una situación que se ha dado, porque Dios envió a su Hijo para que pagase, llevase sobre sí nuestro pecado. Juan es un hombre que sintió un enorme impacto cuando recibió de Juan el Bautizador el calificativo de Cristo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1: 29). Juan comenzó a pensar que el Cordero de Dios no dice que lleva, sino que quita. En el Antiguo Testamento el cordero del sacrificio llevaba el pecado, simbólicamente llevaba sobre sí el pecado, moría el cordero, pero el pecado no era quitado. Pero Cristo no solamente lo lleva, lo quita, quita la culpa del pecado, santifica el espíritu del creyente en el momento de su conversión, que corresponde a la justificación del espíritu, y posteriormente separa al creyente del poder del pecado en una santificación presente y progresiva, que corresponde a la santificación del alma. ¿Entendéis esto? Para Juan, pecado es rechazar a Jesús, oídlo bien por favor, de manera cuando se habla de condenación, se habla de rechazo: “El que cree en el Hijo tiene la vida, pero el que rehúsacreer en el Hijo, no verá la vida” (Juan 3: 36). Juan descubrió algo en su vida. Juan era un hombre conocedor de las Escrituras o no, era un religioso de su tiempo o no, ¡tremendo!, tanto es así que era un seguidor de Juan el Bautizador. Por lo tanto era un hombre comprometido con la religión, pero Juan descubrió que la religión es una porquería, que conduce al hombre al infierno, si está desposeída de la comunión con Cristo. Juan descubrió que vida cristiana no es asunto de religión, es asunto de comunión, de manera que cuando Juan escribe su carta primera, capítulo 1 y versículo 3 que dice, “y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su HijoJesucristo”, luego para Juan salvación qué es lo que es, “comunión con el Hijo”. ¿Qué es comunión entre creyentes para Juan?, nuestra comunión es verdaderamente con el Padre y su Hijo. Notáis lo que descubre Juan. Juan descubre algo y dice: “Señor mío, yo he estado durante años oprimido por la religión, y descubro la libertad en Cristo que es comunión”, por lo tanto, si yo soy libre, y peco y me esclavizo, estoy despreciando y rechazando al que me libra que es Cristo. Hermanos jóvenes por favor notad esto: No sois libres de nada mientras Cristo no os haga libres. Cuando decimos: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo” (1 Juan 2: 15), ¿Cuáles son las cosas? Pues, ir a ver al Barza con el Madrid. ¿Esas son las cosas del mundo? No, que va hombre. Lo que quiero deciros con esto es que los problemas de esclavitud es “YO”. El mundo y la carne no son posibles de ser liberados por religión. Yo no puedo hacer nada contra mi “yo”. ¿Qué voy hacer yo si soy yo? “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”. Por eso Cristo dijo en Juan 8: 36 “Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”. Luego para que mi “yo” no funcione tengo que tener experiencia de vida con Cristo, ¿Cuándo? Siempre. En el momento que dejo de tener experiencia vital con Cristo, soy un esclavo del “yo”. ¿Y con la carne, qué? Ah yo no cometo grandes pecados de carne, pero puedo tener celos y levantar pleitos y generar iras, manifestar discordias, ¿puedo o no puedo?, bajo el artículo de la santidad y defensa de la doctrina. Dios nos libre de tal pecado, pero lo que quiero deciros con eso, que la única forma de liberar mi carne es por medio de la obra de Cristo. Luego llego al final, que es la conclusión de Juan, no obstante que Juan era un sectario, ¿o no lo recordáis? Ahí en Marcos 9: 38 dice: “Juan le respondió diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos seguía”, ¿a quien? A nosotros. No estaba Cristo presente. No. Esta es una especie que debería extinguirse pero lleva 20 siglos sin extinguirse. ¡Si no es como yo, no vale la pena que viva, fuera! Bueno, yo estoy exagerando, pues, soy muy hiperbólico en mi narrativa, para que quede perfectamente claro. ¿Pasa esto en el mundo evangélico, o no? Y Cristo le dijo en el versículo 40 “Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es”. Luego comprensión, por favor. Aprende de una vez por todas que tienes que comprender a quienes que no piensan como tu. ¿Es difícil entender esto, o no? No es difícil entenderlo, pero es difícil practicarlo, porque yo soy yo. Y claro, el bueno de Juan había tenido otro problemita antes con Jesús: cuando llegan donde los samaritanos, los samaritanos los ponen en pies en polvareda y los echan, y Juan viene con Jacobo muy tranquilito, con su espíritu manso, el discípulo del amor, vienen a Jesús y le dicen en Lucas 19: 54 “Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?”. Lo que finalmente entiende Juan es que la vida cristiana se reduce a una sola cosa: comunión con Cristo, y todo lo que sea oposición a eso es PECADO. ¿Está claro? Sí, lo tenemos claro, lo que pasa es que no lo practicamos demasiado, pero esa es nuestra responsabilidad.

Ahora, la trasgresión de la Ley también es pecado para Juan. ¿Por qué? Porque Cristo se sujetó a la Ley. Juan oyó acerca de esto muchas veces, y en particular cuando alguien le preguntó a Jesús “¿Es lícito pagar tributo a Cesar, o no?” (Mateo 22: 17) y Jesús le respondió: “Dad, pues, a Cesar lo que es de Cesar, y a Dios lo que es de Dios” (Mateo 22: 21). ¿Se sujetó a la Ley? Y cuando Cristo comenzó a enseñar, su ministerio causó al principio un impacto colosal, porque la gente estaba con un ojo mirando la Ley escrita, y con el otro mirando a la Ley cumplida mirando a los fariseos. Luego hay que imitar a los fariseos. ¿Cómo se entiende el mandamiento? Como lo interpretan los fariseos, y de pronto Cristo vino, y agarró el árbol de los fariseos, y lo sacudió. Entonces se produce un caos. Si este enseña algo contrario a lo que nos han enseñado, seguramente quiere decir que él va a cambiar la Ley, y Cristo dijo en Mateo 5: 17 “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir”. ¿La cumplió?, sí, por tanto para Juan si Jesús es ejemplo de cumplimiento, todo lo que sea contrario a la Ley de Dios, eso es pecado. “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, (si tuvieseis la misma doctrina los unos y los otros), si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13: 35). Bien, ya sabemos mucho de pecado, ¿no es así?

Resultados del pecado. En la Creación, dice Pablo, que toda ella fue sujeta a maldición, y dice que toda la Creación gime esperando la redención de los hijos de Dios. La idea es muy interesante, dice que la Creación gime con dolores de parto. La mujer tiene un recurso sicológico para soportar el dolor: va a nacer el niño y cuando ese niño sea alumbrado, los dolores se acaban. Los creyentes, simbólicamente, han sido introducidos dentro de la tierra, y de pronto, la tierra está con dolores de parto, porque ella sabe, (es una figura retórica de lenguaje), que van a salir, y cuando estos hijos de luz salgan en la resurrección de los muertos en Cristo, se cumplirá Isaías 9 e Isaías 11, durante el milenio. Por tanto habrá una renovación de toda la Creación, que de momento está gimiendo, y al final de todos los tiempos, cuando todo el rebaño de Dios, la Iglesia conformada por los creyentes a lo largo de la historia, esté en los cielos y tierra nueva, la Creación de Dios dejará definitivamente de gemir, porque habrá terminado en su entorno el pecado. Por tanto el pecado afectó la Creación. Dios la sujetó en maldición por causa de nosotros, para hacerlo también en esperanza.

En cuanto al hombre, el pecado produce algo serio, lo que se llama técnicamente, la depravación espiritual. Depravación espiritual no quiere decir que el hombre no anhele lo bueno, que no tenga deseos virtuosos, sin embargo, no puede hacer nada bueno como Dios lo desea que se haga, porque está contaminado con el pecado. Luego hay siempre un condicionante, y esa depravación ha hecho cosas tremendas, ha oscurecido los ojos del entendimiento, ha desviado los pies de un andar correcto, ha dañado la capacidad del hombre, Pablo dice en Romanos 7: 15 “Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago”.

Finalmente, el hombre está puesto en esclavitud bajo el pecado, y por tanto bajo el castigo de Dios, y ese hombre es enemigo de Dios en malas obras. El castigo por el pecado es la muerte, luego la muerte no es un estado de término, sino un estado de separación. La muerte eterna es la expresión definitiva del castigo eterno. En el castigo eterno por el pecado, hay grados distintos. No todos van a tener el mismo sufrimiento. Eso sería injusto por parte de Dios. Dijo Cristo que en el día del juicio será más soportable el castigo de unos que de otros, pero lo que dice el Señor mismo en Marcos capítulo 9: 44 “donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga”. Cuando hablamos de castigo en ese sentido, no estamos hablando de un fuego físico como el que conocemos hoy, estamos hablando de una realidad espiritual en una dimensión distinta, pero hay algo muy interesante, el fuego quema, produce dolor, sí. La vida de una persona que no tenga a Cristo por toda la eternidad será una vida de sufrimiento. A ver, pensemos en nuestro mundo. ¿Estamos muy conformes y contentos con el mundo actual? No. Guerras, crímenes, latrocinios, opresión, qué se yo cuantas cosas. ¿La tierra de hoy gime? Sí. Y en medio de estos gemidos hay un cierto orden moral. Ahora traslademos esto a un mundo donde la moral no existe, y además con una conciencia sensibilizada: el gusano de ellos no muere. Una conciencia remordiendo día y noche, además yo creo que allí nadie duerme, porque de la misma manera como en la ciudad santa no hay noche, no necesitamos dormir, en el castigo eterno tampoco. Todo por consecuencia del pecado. Más gracias a Dios que somos más que vencedores en Cristo Jesús.

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