Autor: LEE STROBEL
1. La fiabilidad del Nuevo Testamento
En el capítulo anterior, vimos que los Evangelios que describen los milagros de Jesús se remiten a material aportado por testigos oculares, han sido confirmados por la arqueología en los casos que pueden verificarse y nos llegaron a través de los siglos con fidelidad. Además, el historiador Gary Habermas, autor de The Historical Jesús [El Jesús histórico], detalla treinta y nueva fuentes extrabíblicas de la antigüedad que corroboran más de cien hechos acerca de la vida, las enseñanzas, la muerte y la resurrección de Jesús.
A la luz de las presuposiciones contra todo lo sobrenatural propuestas por el Seminario de Jesús, y otros, la evaluación del estudioso del Nuevo Testamento, el inglés R.T. France, es de particular pertinencia:
«En cuanto a su carácter literario e histórico, tenemos buenas razones para tomar en serio a los Evangelios como fuente de información acerca de la vida y las enseñanzas de Jesús y, por lo tanto, como prueba de los orígenes históricos del cristianismo … A partir de allí, la decisión de cuánto el académico está dispuesto a aceptar la veracidad de los hechos documentados dependerá más de su apertura a una cosmovisión «sobrenatural» que de consideraciones estrictamente históricas».
Hay milagros en todo el estrato de las fuentes de los Evangelios. Por ejemplo, muchos eruditos sostienen la hipótesis de que Mateo y Lucas usaron como fuente un antiguo documento que contenía los dichos de Jesús, conocido como «Q», en donde habría información muy primitiva cuya confiabilidad esencial no podría haber sido arruinada por el desarrollo legendario. «Aun en Q, hay claramente una percepción del ministerio de milagros de Jesús», observa Craig Blomberg, autor de The Historical Reliability of the Gospels, [La historicidad de los Evangelios]. Por ejemplo, cuando los discípulos de Juan el Bautista le preguntaron a Jesús si era realmente el Cristo, les respondió en esencia que consideraran los milagros de sanidad y las resurrecciones como evidencia ( Mateo 11:2-6; Lucas 7:18-23).
Además, el milagro de la alimentación de los cinco mil aparece en todos los Evangelios, así que «reafirman los múltiples testimonios de estos hechos», dice William Lane Craig, profesor de investigación de Filosofía en la Facultad de teología Talbot. Y recalca: «En ninguna de las fuentes hay vestigios de un Jesús de Nazaret que no fuera milagroso».
Esto es aún cierto para el caso de las cuatro fuentes independientes que los escépticos del Seminario de Jesús reconocen como base para Mateo, Marcos y Lucas.
En consecuencia, la mayoría de los críticos del Nuevo Testamento, incluso algunos de los más escépticos, se han visto obligados a admitir que Jesús, efectivamente, realizó milagros. «Quizás no todos crean que estos fueron milagros genuinos -observa William Lane Craig- pero la idea de
Jesús de Nazaret como un hacedor de milagros y exorcista es parte del Jesús histórico que por lo general aceptan los críticos hoy».
¿QUIÉN CREO A DIOS? Edición en español publicada por Editorial Vida – 2007 Miami, Florida
© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler
