“De tal palo tal astilla”

15 MARZO
Éxodo 26 | Juan 5 | Proverbios 2 | Gálatas 1
Uno de los pasajes bíblicos más llamativos relativos a lo que significa confesar a Jesucristo como el Hijo de Dios es Juan 5:16–30.
En una cultura preindustrial, la mayoría de los hijos acaban haciendo lo mismo que hacía su padre. El hijo de un panadero se hace panadero; el hijo de un granjero, granjero. Este principio de “de tal palo tal astilla” permite a Jesús referirse a sus seguidores como “hijos de Dios”. Por lo cual, Jesús dice: “Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.” (Mat 5:9). En otras palabras, Dios mismo es el pacificador por excelencia; por lo tanto, los pacificadores deberían actuar, en este aspecto, como Dios actúa, de modo que, en este aspecto, serán considerados como “hijos de Dios”.
Esta es la categoría funcional con la cual Jesús comienza su discurso en Juan 5:17. Cuando se le condena por trabajar en sábado, no ofrece una lectura diferente del significado del “sábado”, ni defiende que lo que él hacía no constituyese “trabajo”, sino que fuera un acto de misericordia o de necesidad; más bien justifica su actividad argumentando que sólo hace lo que su Padre. Su Padre trabaja, aun en el sábado (si no, la providencia se acabaría) y, por lo tanto él también trabaja.
Sus interlocutores perciben que esto es una reivindicación implícita de igualdad con Dios (5:18). Sin embargo, entienden mal a Jesús en un aspecto. Consideran esta reivindicación como blasfema, al elevar a Jesús al rango de “otro dios” – y tienen toda la razón al insistir que no hay más que un Dios. Jesús responde con dos consideraciones. En primer lugar, insiste que él está funcionalmente dependiente del Padre: “el hijo no puede hacer nada por su propia cuenta, sino solamente lo que ve que su padre hace” (5:19). Jesús no es ningún “centro divino”: queda subordinado al Padre. Segundo, no obstante, esta subordinación funcional está, por otro lado, anclada en el hecho de que este Hijo hace lo que el Padre hace (5:19). Los creyentes podemos ser “hijos de Dios” en ciertos aspectos, pero Jesús es el único Hijo de Dios, en el sentido de que “todo lo que el Padre haga, el Hijo también lo hace”. Si el Padre crea, también lo hace el Hijo: de hecho, el Hijo es el agente del Padre en la creación (1:2–3). En los siguientes versículos, el Hijo, igual que el Padre, levanta a personas de la muerte, y también será el agente del Padre en el juicio final.
Los musulmanes, con poca comprensión de la teología cristiana, se imaginan que la Trinidad cristiana está compuesta de Dios, María y Jesús. Dios tuvo relaciones con María y nació Jesús. Creen que esta idea es extraña y blasfema. Y tienen razón. Pero no es esto lo que nosotros creemos, ni lo que las escrituras enseñan. Ojalá estudiasen Juan 5.
Yo creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.
Carson, D. A. (2013). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (R. Marshall, G. Muñoz, & L. Viegas, Trads.) (1a edición, Vol. I, p. 74). Barcelona: Publicaciones Andamio.