La construcción del tabernáculo

La construcción del tabernáculo

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29 MARZO

Éxodo 40 | Juan 19 | Proverbios 16 | Filipenses 3

Las últimas líneas de Éxodo 40 unifican varios temas ya presentados, y anticipan algunos otros. Aquí la construcción del tabernáculo queda completada, junto con las vestimentas y accesorios para el servicio sacerdotal. “En ese instante la nube cubrió la Tienda de reunión, y la gloria del SEÑOR llenó el santuario” (40:34).
Debe tratarse de la columna de nube (durante el día) y la columna de fuego (por la noche) que les habían acompañado desde el comienzo. Ambas señalaban la presencia de Dios y serían una guía para el pueblo en cuanto a cuándo y hacia dónde tenían que desplazarse. Ahora, esta nube descansa sobre el tabernáculo, o tienda de encuentro, recién construido, instalándose en su interior, llenándolo. De hecho, en este “llenar” inaugural, la presencia de Dios es tan intensa, que ni siquiera Moisés, y mucho menos cualquier otro, puede entrar (40:35). Además, de aquí en adelante la nube de gloria descansaba sobre el tabernáculo cuando el pueblo debía quedar donde estaban, y se levantaba y conducía al pueblo cuando tenían que desplazarse (40:36–38). Seis observaciones:
(1) La columna de nube y la de fuego que descansan sobre el tabernáculo vinculan esta estructura con el símbolo visible de la presencia continua, de la guía y del poder de Dios.
(2) En un momento dado, después de la desgraciada rebeldía que desembocó en la construcción del becerro de oro, Dios se había negado a hacerse presente en medio de la comunidad del pacto. Moisés intercedió (Éxodo 32–34). Aquí está el fruto de sus oraciones. El tabernáculo está construido, la presencia de Dios planea por encima de él en la forma simbólica con la cual el pueblo estaba ya familiarizado, y todo ello en el mismo centro de las doce tribus.
(3) Este énfasis en el tabernáculo al final de Éxodo prepara el camino para los primeros capítulos de Levítico en cuanto a las especificaciones para los sacrificios y las ofrendas que se tenían que realizar en el servicio del tabernáculo.
(4) El tabernáculo anticipa el templo. De hecho, es una especie de templo portátil. En los días de Salomón, cuando queda completada la estructura permanente, la gloria de Dios también desciende, de modo que se establece un vínculo tanto con el tabernáculo como con la columna de nube y de fuego de los años de la travesía por el desierto.
(5) Se anticipa el futuro: no hay nada que simbolice con más viveza la destrucción de Jerusalén, que la visión de la partida de la gloria de Dios (Ezequiel 10–11).
(6) No hay nada que más poderosamente dé fe del papel mediador de Jesucristo, que la insistencia en que él es el verdadero templo (Juan 2:19–22); y no hay nada que con más intensidad refleje la pura gloria del cielo que la afirmación de que allí no hay templo, puesto que “el Señor Dios Todo poderoso y el Cordero son su templo” (Apocalipsis 21:22).

Carson, D. A. (2013). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (R. Marshall, G. Muñoz, & L. Viegas, Trads.) (1a edición, Vol. I, p. 88). Barcelona: Publicaciones Andamio.


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