22 de junio

«Para que queden las inconmovibles».
Hebreos 12:27
Nosotros poseemos muchas cosas que pueden verse sacudidas; y no es propio que un cristiano acumule muchas posesiones, ya no hay nada estable bajo del Cielo. La palabra «cambio» está escrita sobre cada cosa. Sin embargo, tenemos ciertas posesiones que son «inconmovibles», y yo te invito a pensar en ellas esta noche, para que, si desaparecen todas aquellas cosas que pueden ser removidas, cobres verdadero aliento en cuanto a las cosas inconmovibles que van a permanecer. Cualesquiera hayan sido tus pérdidas, o puedan ser en el futuro, gozas de una salvación presente. Estás al pie de la cruz, confiando solo en los méritos de la preciosa sangre de Jesús, y ninguna subida o bajada de la bolsa puede interferir con la salvación que tienes en él. Ningún asalto a un banco, ningún fracaso o ninguna bancarrota la puede afectar. En esta noche eres un hijo de Dios: Dios es tu Padre. Ningún cambio de circunstancia puede privarte de esto. Aunque debido a alguna pérdida caigas en la pobreza y quedes completamente desnudo, te es posible decir: «Él es aún mi Padre y en la casa de mi Padre hay muchas moradas; por tanto, no seré conmovido». Tienes otra bendición permanente: a saber, el amor de Jesucristo. El que es a la vez Dios y hombre te ama con toda la fuerza de su naturaleza afectiva; nada puede cambiar esto. La higuera tal vez no florezca y los rebaños quizá desaparezcan de los campos; pero ese hecho no afecta a las almas que pueden cantar: «Mi amado es mío y yo suya». No podemos perder nuestra mejor porción y nuestra más valiosa herencia. Cualquiera que sea la aflicción que nos sobrevenga, portémonos varonilmente: demostremos que no somos niños pequeños que se abaten por cualquier cosa que pueda acontecerles en esta vida transitoria. Nuestra patria es el Reino de Emanuel, nuestra esperanza está en el Cielo y, por tanto, es tranquila como el océano en el verano. Veremos la destrucción de toda cosa terrena; pero, a pesar de todo, nos regocijaremos en el Dios de nuestra salvación.
Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar. (S. D. Daglio, Trad.) (4a edición, p. 183). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.