Sigue lo recto en todos los azares

24 de junio

«Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron […]: Sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses».

Daniel 3:16, 18

El relato del coraje varonil y de la liberación maravillosa de estos tres jóvenes (o, más bien, de estos campeones) es muy apto para producir en la mente de los creyentes la firmeza y estabilidad con que defender la verdad contra la tiranía, aun estando en las mismas garras de la muerte. Ojalá los jóvenes cristianos (especialmente) aprendan del ejemplo de estos muchachos a no sacrificar nunca sus conciencias, tanto en los asuntos de la fe y la religión como en aquellos otros de la probidad en los negocios. Antes que perder la honradez, pierde más bien tus negocios; y, cuando todo se haya perdido, sigue aferrándote a una limpia conciencia como la más preciosa joya que pueda adornar el pecho de un mortal. No te guíes por el fuego de la sagacidad, sino por la estrella polar de la autoridad divina. Sigue lo recto en todos los azares; y cuando no veas ninguna ventaja presente, anda por fe y no por vista. Honra a Dios confiando en él aun cuando ello implique pérdidas a causa de tus principios. ¡Verás como él no queda como deudor tuyo! Observa si, aun en esta vida, no cumple su palabra de que «gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento» (1 Ti. 6:6) y de que a los que buscan primeramente el Reino de Dios y su justicia, todas las cosas que precisen les serán añadidas. Si se diera el caso que, en la providencia de Dios, llegaras a ser un perdedor a causa de tu conciencia, hallarás que, aunque el Señor no te retribuya con la plata de la prosperidad terrena, cumplirá su promesa con el oro del gozo espiritual. Recuerda que la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. Manifestar un espíritu sencillo, tener un corazón libre de ofensa, contar con el favor y la aprobación de Dios, vale más que todas las riquezas que las minas de Ofir pudieran producir o ganar el comercio de Tiro: «Mejor es la comida de legumbres donde hay amor, que de buey engordado donde hay odio». Una onza de tranquilidad de corazón vale más que una tonelada de oro.

Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar. (S. D. Daglio, Trad.) (4a edición, p. 185). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.


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