28 de junio

«Mas la vara de Aarón devoró las varas de ellos».
Éxodo 7:12
Este incidente es un ejemplo muy instructivo del triunfo de la obra divina sobre toda oposición. Siempre que un principio divino se afirma en el corazón de alguna persona, aunque el demonio invente una falsificación del mismo y produzca multitud de adversarios, tan cierto como que Dios está en esa obra, el principio en cuestión se tragará a todos sus enemigos. Si la gracia de Dios se posesiona de un hombre, los magos del mundo pueden echar todas sus varas, y cada vara ser tan astuta y venenosa como una serpiente, que, a pesar de todo, la vara de Aarón devorará las varas de ellos. La atracción amorosa de la cruz enamorará y ganará el corazón del hombre, y quien vivía solamente para esta engañosa tierra, ahora pondrá sus ojos en las esferas superiores y volará hacia las alturas celestiales. Cuando la gracia ha ganado la batalla, el mundano se convierte y busca ese mundo venidero. Este hecho mismo debe observarse en la vida del creyente. ¡A qué gran multitud de enemigos ha tenido que hacer frente nuestra fe! El diablo echó delante de nosotros nuestros antiguos pecados, los cuales se convirtieron en serpientes. ¡Qué gran número de ellos! ¡Ah, pero la cruz de Jesús los destruye todos! La fe en Cristo acaba con todos nuestros pecados. Después, el diablo arrojó otra multitud de serpientes en forma de instigaciones carnales, tentaciones e incredulidad; pero la fe en Jesús es para ellas más que una refulgente luz, y las domina a todas. Ese mismo principio cautivador destaca cuando servimos fielmente a Dios: con un amor entusiasta por Jesús se superan las dificultades, los sacrificios se transforman en placer y los sufrimientos en glorias. Ahora bien, si la religión constituye para el corazón una pasión consumidora de semejante naturaleza, de ello se sigue que hay muchas personas que profesan la religión pero no la tienen; porque aquello con lo que cuentan no soporta esta prueba. Examínate, lector, sobre este punto: La vara de Aarón demostró el poder que había recibido del Cielo, ¿está haciendo lo mismo tu religión? Si Cristo es algo, debe serlo todo. ¡Oh, no descanses hasta que el amor y la fe en Jesús sean pasiones dominantes de tu alma!
Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar. (S. D. Daglio, Trad.) (4a edición, p. 189). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.