7 FEBRERO

Génesis 40 | Marcos 10 | Job 6 | Romanos 10
La respuesta de Job a Elifaz ocupa dos capítulos. En Job 6, expone lo siguiente:
(1) En los primeros versículos (6:1–7), Job afirma que tiene muchas razones por las que lamentarse de su situación: es imposible calcular su angustia y su desgracia (6:2–3). También reconoce algo obvio: en su universo, Dios mismo debe estar de alguna forma detrás de estas calamidades. “Las saetas del Todopoderoso me han herido, y mi espíritu absorbe su veneno” (6:4). Ni siquiera un asno rebuzna sin una razón (6:5). Así pues, ¿por qué lo trataban sus amigos como si estuviese quejándose sin razón?
(2) Job expresa su petición más profunda: que Dios simplemente le destruya. “¡Si Dios se decidiera a destrozarme por completo, a descargar su mano sobre mí, y aniquilarme!” (6:9). Es algo más que un deseo de morir: “Aun así me quedaría este consuelo, esta alegría en medio de mi implacable dolor: ¡el no haber negado las palabras del Dios Santo!” (6:10). A partir de ahí, quedan claras tres cosas. (a) A pesar de su inmenso dolor, Job sigue pensando desde la perspectiva de un creyente comprometido. Su sufrimiento no le está llevando hacia el agnosticismo o el naturalismo. (b) Es más, su principal deseo es permanecer fiel a Dios. No sólo ve a la muerte como una liberación de su sufrimiento, sino como una forma de evitar que la intensidad de su dolor provoque palabras o acciones por su parte que deshonren a Dios. (c) De forma implícita, también está respondiendo a Elifaz. No se debe menospreciar a un hombre con un compromiso tan apasionado de mantenerse fiel a “las palabras del Dios Santo” (6:10), calificándolo de frívolo y embustero.
(3) La postura de Elifaz se apoya en la suposición de que si Job actúa como aconseja Elifaz, se le restaurarán su riqueza y su poder. Job declara que se encuentra muy lejos de ese punto: no tiene esperanza, ni expectativas. No puede comportarse de una forma que le permita conseguir las bendiciones de Dios con artimañas (6:11–13).
(4) Entretanto, Job acusa a Elifaz y sus colegas (6:14–23): “Aunque uno se aparte del temor al Todopoderoso, el amigo no le niega su lealtad” (6:14); así es la auténtica amistad. Job analiza la verdadera razón por la que sus amigos han demostrado ser “arroyos inconstantes” o “corrientes desbordadas” (6:15): han visto algo terrible y tienen miedo (6:21). Su clara postura teológica ha quedado superada por el sufrimiento de Job, ya que creían que era un hombre justo. Ahora, deben hacerle entender que es impío, merecedor de sus sufrimientos, o ellos también estarán amenazados.
(5) Job termina con una súplica desgarradora (6:24–30). En lo que a él respecta, su propia integridad está en juego; no fingirá arrepentimiento cuando sabe que no merece este sufrimiento. Dice a sus amigos: “Reflexionad, no seáis injustos” (6:29).
Carson, D. A. (2014). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, Vol. II, p. 38). Barcelona: Publicaciones Andamio.