«No juntes mi alma con pecadores».

21 de septiembre

No juntes mi alma con pecadores.

Salmo 26:9 (LBLA)

El temor hizo que David orase de esta manera, pues algo le decía: «Quizá, después de todo, tú seas juntado con los malvados». Ese temor, aunque desfigurado por la incredulidad, brota principalmente de una ansiedad santa y se origina en el recuerdo de los pecados pasados. Posiblemente aun el hombre perdonado se pregunte: «¿Qué pasará si, al final, vienen a la memoria mis pecados y se me elimina de la lista de los redimidos?». El tal recuerda su presente infertilidad: ¡tan poca virtud, tan poco amor, tan poca santidad! Y, al mirar hacia el futuro, piensa en su debilidad y en las muchas tentaciones que lo asedian y teme que pueda caer y se convierta en presa de sus enemigos. Un sentimiento de su pecado y de su persistente maldad lo lleva a orar con temor y temblor: «No juntes mi alma con pecadores». Lector, si has elevado esta oración y tu carácter está correctamente descrito en el Salmo donde se halla la misma, no debes temer que seas juntado con los pecadores. ¿Tienes las virtudes que tenía David: el andar en integridad y el confiar en el Señor? ¿Estás descansando en el sacrificio de Cristo y puedes rodear el altar de Dios con humilde esperanza? Si es así, vive tranquilo, pues nunca serás juntado con los malvados, ya que tal calamidad resulta imposible. En la siega que se haga el Día del Juicio, a cada uno se le pondrá con sus iguales. Dice la Palabra: «Recoged primero la cizaña y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero» (Mt. 13:30). Si, pues, tú eres semejante al pueblo de Dios, estarás con el pueblo de Dios. No puedes estar junto al malvado, porque se te ha comprado por un alto precio. Redimido por la sangre de Cristo, eres suyo para siempre; y donde él esté, ha de estar también su pueblo. Eres demasiado amado para que se te deseche con los réprobos. ¿Puede acaso perecer alguno a quien Cristo ame? ¡Imposible! El Infierno no te puede retener, el Cielo te reclama. ¡Confía en tu Fiador y no temas!

Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar. (S. D. Daglio, Trad.) (4a edición, p. 275). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.


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