Ladrillos Inútiles

Isha – Salmos

DÍA 97 – Salmo 59

Dosis: Valor y Firmeza

Ladrillos Inútiles

“Líbrame de mis enemigos, oh Dios; protégeme de los que me atacan. Líbrame de los malhechores; sálvame de los asesinos. ¡Mira cómo me acechan! Hombres crueles conspiran contra mí sin que yo, SEÑOR, haya delinquido ni pecado.” (Salmo 59:1–3) (NVI)

Siguiendo con el tema de la justicia este Salmo es una súplica personal, donde se manifiesta nuevamente la angustia y un profundo dolor ocasionado por enemigos que persiguen y atacan injustamente. Es interesante notar que este salmo, como muchos otros, que en un principio fue un lamento individual del rey, en el futuro se convierte en el lamento de una nación y es entonado durante el exilio. Ya que en el destierro los israelitas debían soportar continuamente las acechanzas de sus enemigos a quienes en esta ocasión describe como perros.

David vive la angustia de la persecución y clama a Dios intensamente: “Presurosos se disponen a atacarme sin que yo haya cometido mal alguno. ¡Levántate y ven en mi ayuda! ¡Mira mi condición! Tú, SEÑOR, eres el Dios Todopoderoso, ¡eres el Dios de Israel! ¡Despiértate y castiga a todas las naciones; no tengas compasión de esos viles traidores!” Podemos entender su angustia, por la intensidad de los verbos que utiliza para suplicar la intervención divina: “Levántate “, “ven en mi ayuda”, “mira mi condición”, “despierta”, “castiga” porque: “Ellos vuelven por la noche, gruñendo como perros y acechando alrededor de la ciudad. Echan espuma por la boca, lanzan espadas por sus fauces, y dicen: «¿Quién va a oírnos?»274

Este es el punto neurálgico del Salmo, la confianza del salmista, pues está seguro que ese Dios a quien apela va a intervenir porque está del lado de la justicia: “Pero tú, SEÑOR, te burlas de ellos; te ríes de todas las naciones. A ti, fortaleza mía, vuelvo los ojos, pues tú, oh Dios, eres mi protector. Tú eres el Dios que me ama, e irás delante de mí para hacerme ver la derrota de mis enemigos.”

Los ladridos de los enemigos resultan inútiles frente al poder, el amor y la misericordia de un Dios liberador y protector: “Pero yo le cantaré a tu poder, y por la mañana alabaré tu amor; porque tú eres mi protector, mi refugio en momentos de angustia. A ti, fortaleza mía, te cantaré salmos, pues tú, oh Dios, eres mi protector. ¡Tú eres el Dios que me ama! ¡Expresiones de confianza en medio del peligro y el asedio! Este salmo nos enseña a clamar. Cuando somos capaces de no sólo pedir por nuestro dolor, sino sentir en carne propia el dolor de nuestra nación.

Oración: Señor enséñame a no temer los ladridos de los malos, a confiar y clamar a ti en mis circunstancias particulares y cuando mi iglesia, pueblo y mi nación lo requieran. Amén.

De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 112). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.


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