Hechos 4-6

Arresto de Pedro y Juan
4 Mientras ellos hablaban al pueblo, se les echaron encima los sacerdotes, el capitán de la guardia del templo, y los saduceos, 2 indignados porque enseñaban al pueblo, y anunciaban en[a] Jesús la resurrección de entre los muertos. 3 Les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, pues ya era tarde.4 Pero muchos de los que habían oído el mensaje[b] creyeron, llegando el número de los hombres como a cinco mil.
Pedro y Juan ante el concilio
5 Y sucedió que al día siguiente se reunieron en Jerusalén sus gobernantes, ancianos y escribas; 6 estaban allí el sumo sacerdote Anás, Caifás, Juan y Alejandro, y todos los que eran del linaje de los sumos sacerdotes. 7 Y habiéndolos puesto en medio de ellos, les interrogaban: ¿Con qué poder[c], o en qué nombre, habéis hecho esto? 8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes y ancianos del pueblo[d], 9 si se nos está interrogando hoy por causa del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera[e] éste ha sido sanado[f], 10 sabed todos vosotros, y todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos, por El[g], este hombre se halla aquí sano delante de vosotros.11 Este Jesús es la piedra desechada por vosotros los constructores, pero que ha venido a ser la piedra angular[h]. 12 Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser[i] salvos.
Amenazados y puestos en libertad
13 Al ver la confianza de Pedro y de Juan, y dándose cuenta de que eran hombres sin letras y sin preparación, se maravillaban, y reconocían que ellos habían estado con Jesús. 14 Y viendo junto a ellos de pie al hombre que había sido sanado, no tenían nada que decir en contra. 15 Pero habiéndoles ordenado salir fuera del concilio[j], deliberaban entre sí, 16 diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque el hecho de que un milagro[k] notable ha sido realizado por medio de elloses evidente a todos los que viven en Jerusalén, y no podemos negarlo. 17 Mas a fin de que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémoslos para que no hablen más a hombre alguno en este nombre. 18 Cuando los llamaron, les ordenaron no hablar ni enseñar en el nombre de Jesús. 19 Mas respondiendo Pedro y Juan, les dijeron: Vosotros mismos juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; 20 porque nosotros no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído. 21 Y ellos, después de amenazarlos otra vez, los dejaron ir (no hallando la manera de castigarlos) por causa del pueblo, porque todos glorificaban a Dios por lo que había acontecido; 22 porque el hombre en quien se había realizado este milagro[l] de sanidad tenía más de cuarenta años.
Oración de la iglesia
23 Cuando quedaron en libertad, fueron a los suyos y les contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho. 24 Al oír ellos esto, unánimes alzaron la voz a Dios y dijeron: Oh, Señor[m], tú eres el que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, 25 el que por el Espíritu Santo, por boca de nuestro padre David, tu siervo, dijiste:
¿Por que se enfurecieron los gentiles[n],
y los pueblos tramaron cosas vanas?
26 Se presentaron los reyes de la tierra,
y los gobernantes se juntaron a una
contra el Señor y contra su Cristo[o].
27 Porque en verdad, en esta ciudad se unieron tanto Herodes como Poncio Pilato, juntamente con los gentiles[p] y los pueblos de Israel, contra tu santo siervo[q] Jesús, a quien tú ungiste, 28 para hacer cuanto tu mano y tu propósito habían predestinado que sucediera. 29 Y ahora[r], Señor, considera sus amenazas, y permite que tus siervos hablen tu palabra con toda confianza, 30 mientras extiendes tu mano para que se hagan curaciones, señales[s] y prodigios mediante el nombre de tu santo siervo[t] Jesús. 31 Después que oraron, el lugar donde estaban reunidos tembló, y todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban la palabra de Dios con valor.
Todas las cosas en común
32 La congregación[u] de los que creyeron era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo lo que poseía, sino que todas las cosas eran de propiedad común.33 Con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús[v], y abundante gracia había sobre todos ellos. 34 No había, pues, ningún necesitado entre ellos, porque todos los que poseían tierras o casas las vendían, traían el precio de lo vendido, 35 y lo depositaban a los pies de los apóstoles, y se distribuía a cada uno según su necesidad.
36 Y José, un levita natural de Chipre, a quien también los apóstoles llamaban Bernabé (que traducido significa hijo de consolación[w]), 37 poseía un campo y lovendió, y trajo el dinero y lo depositó a los pies de los apóstoles.
Castigo de Ananías y Safira
5 Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una propiedad, 2 y se quedó con parte del precio, sabiéndolo también su[x] mujer; y trayendo la otra[y] parte, la puso a los pies de los apóstoles. 3 Mas Pedro dijo: Ananías, ¿por qué ha llenado Satanás tu corazón para mentir al Espíritu Santo, y quedarte con parte del precio del terreno? 4 Mientras estaba sin venderse, ¿no te pertenecía? Y después de vendida, ¿no estaba bajo tu poder? ¿Por qué concebiste[z] este asunto en tu corazón? No has mentido a los hombres sino a Dios. 5 Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró; y vino un gran temor sobre todos los que lo supieron[aa]. 6 Y los jóvenes[ab] se levantaron y lo cubrieron, y sacándolo, le dieron sepultura.
7 Después de un lapso como de tres horas entró su mujer, no sabiendo lo que había sucedido. 8 Y Pedro le preguntó[ac]: Dime, ¿vendisteis el terreno en tanto? Y ella dijo: Sí, ése fue el precio[ad]. 9 Entonces Pedro le dijo: ¿Por qué os pusisteis de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? Mira, los pies de los que sepultaron a tu marido están a la puerta, y te sacarán también a ti. 10 Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró. Al entrar los jóvenes, la hallaron muerta, y lasacaron y le dieron sepultura junto a su marido. 11 Y vino un gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que supieron[ae] estas cosas.
Muchas señales y prodigios
12 Por mano de los apóstoles se realizaban muchas señales[af] y prodigios entre el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón. 13 Pero ninguno de los demás se atrevía a juntarse con ellos; sin embargo, el pueblo los tenía en gran estima. 14 Y más y más creyentes en el Señor, multitud de hombres y de mujeres, se añadían constantemente al número de ellos, 15 a tal punto que aun sacaban los enfermos a las calles y los tendían en lechos y camillas, para que al pasar Pedro, siquiera su sombra cayera sobre alguno de ellos. 16 También la gente[ag] de las ciudades en los alrededores de Jerusalén acudía trayendo enfermos y atormentados por espíritus inmundos, y[ah] todos eran sanados.
En la cárcel y libres otra vez
17 Pero levantándose el sumo sacerdote, y todos los que estaban con él (es decir, la secta de los saduceos), se llenaron de celo, 18 y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en una cárcel pública. 19 Pero un ángel del Señor, durante la noche, abrió las puertas de la cárcel, y sacándolos, dijo: 20 Id, y puestos de pie en el templo, hablad[ai] al pueblo todo el mensaje[aj] de esta Vida. 21 Habiendo oído esto, entraron al amanecer en el templo y enseñaban. Cuando llegaron el sumo sacerdote y los que estaban con él, convocaron al concilio[ak], es decir[al], a todo el senado de los hijos de Israel, y enviaron órdenes a la cárcel para que los trajeran.22 Pero los alguaciles que fueron no los encontraron en la cárcel; volvieron, pues, e informaron, 23 diciendo: Encontramos la cárcel cerrada con toda seguridad y los guardias de pie a las puertas; pero cuando abrimos, a nadie hallamos dentro.24 Cuando oyeron estas palabras, el capitán de la guardia del templo y los principales sacerdotes se quedaron muy perplejos a causa de ellos, pensando en qué terminaría aquello[am]. 25 Pero alguien se presentó y les informó: Mirad, los hombres que pusisteis en la cárcel están en el templo enseñando al pueblo.26 Entonces el capitán fue con los alguaciles y los trajo sin violencia (porque temían al pueblo, no fuera que los apedrearan). 27 Cuando los trajeron, los pusieron ante[an] el concilio[ao], y el sumo sacerdote los interrogó, 28 diciendo: Os dimos órdenes estrictas de no continuar enseñando en este nombre, y he aquí, habéis llenado a Jerusalén con vuestras enseñanzas, y queréis traer sobre nosotros la sangre de este hombre. 29 Mas respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres. 30 El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros habíais matado[ap] colgándole en una cruz[aq]. 31 A éste Dios exaltó a[ar] su diestra como Príncipe[as] y Salvador, para dar arrepentimiento a Israel, y perdón de pecados. 32 Y nosotros somos testigos[at] de estas cosas; y también el Espíritu Santo, el cual Dios ha dado a los que le obedecen.
El consejo de Gamaliel
33 Cuando ellos oyeron esto, se sintieron profundamente ofendidos[au] y querían matarlos. 34 Pero cierto fariseo llamado Gamaliel, maestro de la ley, respetado por todo el pueblo, se levantó en el concilio[av] y ordenó que sacaran fuera a los hombres por un momento. 35 Y les dijo: Varones de Israel, tened cuidado de lo que vais a hacer con estos hombres. 36 Porque hace algún tiempo Teudas se levantó pretendiendo ser alguien; y un grupo como de cuatrocientos hombres se unió a él. Y[aw] fue muerto, y todos los que lo seguían[ax] fueron dispersos y reducidos a nada. 37 Después de él, se levantó Judas de Galilea en los días del censo, y llevó mucha gente tras sí; él también pereció, y todos los que lo seguían[ay] se dispersaron. 38 Por tanto, en este caso os digo: no tengáis nada que ver con[az] estos hombres y dejadlos en paz, porque si este plan o acción[ba] es de los hombres, perecerá; 39 pero si es de Dios, no podréis destruirlos; no sea que os halléis luchando contra Dios. 40 Ellos aceptaron su consejo[bb], y después de llamar a los apóstoles, los azotaron y les ordenaron que no hablaran en el nombre de Jesús y los soltaron. 41 Ellos, pues, salieron de la presencia del concilio[bc], regocijándose de que hubieran sido tenidos por dignos de padecer afrenta por su Nombre[bd]. 42 Y todos los días, en el templo y de casa en casa[be], no cesaban de enseñar y predicar a[bf] Jesús como el Cristo[bg].
Elección de siete diáconos
6 Por aquellos[bh] días, al multiplicarse el número de los discípulos, surgió una queja de parte de los judíos helenistas[bi] en contra de los judíos[bj] nativos, porque sus viudas eran desatendidas en la distribución diaria de los alimentos. 2 Entonces los doce convocaron a la congregación[bk] de los discípulos, y dijeron: No es conveniente que nosotros descuidemos la palabra de Dios para servir mesas.3 Por tanto, hermanos, escoged de entre vosotros siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes podamos encargar esta tarea. 4 Y nosotros nos entregaremos a la oración y al ministerio[bl] de la palabra. 5 Lo propuesto tuvo la aprobación de toda la congregación[bm], y escogieron a Esteban, un hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, y a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás, un prosélito[bn] de Antioquía;6 a los cuales presentaron ante los apóstoles, y después de orar, pusieron sus manos sobre ellos.
7 Y la palabra de Dios crecía, y el número de los discípulos se multiplicaba en gran manera en Jerusalén, y muchos de[bo] los sacerdotes obedecían a la fe.
Arresto de Esteban y su defensa
8 Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales[bp] entre el pueblo. 9 Pero se levantaron algunos de la sinagoga llamada de los Libertos, incluyendo tanto cireneos como alejandrinos, y algunos de Cilicia y de Asia[bq], y discutían con Esteban. 10 Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. 11 Entonces, en secreto persuadieron a algunos hombres para que dijeran[br]: Le hemos oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios.12 Y alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y cayendo sobre él, lo arrebataron y lo trajeron en presencia[bs] del concilio[bt]. 13 Y presentaron testigos falsos que dijeron: Este hombre continuamente habla[bu] en contra de este lugar santo y de la ley; 14 porque le hemos oído decir que este nazareno, Jesús, destruirá este lugar, y cambiará las tradiciones que Moisés nos legó. 15 Y al fijar la mirada en él, todos los que estaban sentados en el concilio[bv] vieron su rostro como el rostro de un ángel.
Notas al pie:
- Hechos 4:2 O, en el caso de
- Hechos 4:4 O, la palabra
- Hechos 4:7 O, autoridad
- Hechos 4:8 Algunos mss. agregan: de Israel
- Hechos 4:9 O, por quién
- Hechos 4:9 Lit., salvado
- Hechos 4:10 O, éste
- Hechos 4:11 Lit., cabeza del ángulo
- Hechos 4:12 Lit., es necesario que seamos
- Hechos 4:15 O, Sanedrín
- Hechos 4:16 O, una señal
- Hechos 4:22 O, esta señal
- Hechos 4:24 O, Dueño
- Hechos 4:25 O, las naciones
- Hechos 4:26 O, Ungido; i.e., Mesías
- Hechos 4:27 O, las naciones
- Hechos 4:27 O, Hijo
- Hechos 4:29 O, en cuanto lo que sucede ahora
- Hechos 4:30 O, milagros
- Hechos 4:30 O, Hijo
- Hechos 4:32 O, multitud
- Hechos 4:33 Algunos mss. antiguos agregan: Cristo
- Hechos 4:36 O, exhortación, o, estímulo
- Hechos 5:2 O, con la complicidad de su
- Hechos 5:2 Lit., cierta
- Hechos 5:4 O, pusiste
- Hechos 5:5 Lit., oyeron
- Hechos 5:6 Lit., más jóvenes
- Hechos 5:8 Lit., respondió
- Hechos 5:8 Lit., en tanto
- Hechos 5:11 Lit., oyeron
- Hechos 5:12 O, milagros
- Hechos 5:16 Lit., multitud
- Hechos 5:16 Lit., los cuales
- Hechos 5:20 O, continuad hablando
- Hechos 5:20 Lit., todas las palabras
- Hechos 5:21 O, Sanedrín
- Hechos 5:21 Lit., y
- Hechos 5:24 Lit., qué llegaría a ser esto
- Hechos 5:27 Lit., en
- Hechos 5:27 O, Sanedrín
- Hechos 5:30 O, sobre quien habíais puesto manos violentas
- Hechos 5:30 Lit., un madero
- Hechos 5:31 O, con
- Hechos 5:31 O, Líder
- Hechos 5:32 Algunos mss. agregan: en El, o, suyos
- Hechos 5:33 Lit., aserrados
- Hechos 5:34 O, Sanedrín
- Hechos 5:36 Lit., Quien
- Hechos 5:36 Lit., obedecían
- Hechos 5:37 Lit., obedecían
- Hechos 5:38 O, alejaos de
- Hechos 5:38 U, obra
- Hechos 5:40 Lit., fueron persuadidos por él
- Hechos 5:41 O, Sanedrín
- Hechos 5:41 Lit., el nombre (por excelencia)
- Hechos 5:42 O, en diferentes casas particulares
- Hechos 5:42 O, anunciar el evangelio de
- Hechos 5:42 I.e., el Mesías
- Hechos 6:1 Lit., En estos
- Hechos 6:1 I.e., judíos que no eran de Palestina y que hablaban griego
- Hechos 6:1 Lit., hebreos
- Hechos 6:2 O, multitud
- Hechos 6:4 O, servicio
- Hechos 6:5 Lit., multitud
- Hechos 6:5 I.e., un gentil convertido al judaísmo
- Hechos 6:7 Lit., y muchos, multitud de
- Hechos 6:8 O, milagros
- Hechos 6:9 I.e., la provincia de la costa occidental de Asia Menor
- Hechos 6:11 Lit., diciendo
- Hechos 6:12 Lit., dentro
- Hechos 6:12 O, Sanedrín
- Hechos 6:13 Lit., no cesa de hablar palabras
- Hechos 6:15 O, Sanedrín
