No hay secreto alguno para el éxito

Mayo 23

No hay secreto alguno para el éxito

Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios. (Lucas 9:62)

Nunca he conocido a una persona influyente que haya tenido éxito en cualquier campo empresarial que no estuviera comprometida en alcanzar metas. Quienes influyen en el mundo son investigadores, competidores y ganadores, interesados más en las metas que en satisfacer sus propias necesidades. Todo lo que he aprendido acerca de la vida de grandes líderes cristianos me ha enseñado que no hay secreto alguno para el éxito.

Todos ellos hicieron el máximo esfuerzo por alcanzar metas espirituales y no les importó la satisfacción personal durante el proceso.

Es asombroso descubrir cuánto han sufrido los grandes predicadores, los teólogos y los misioneros en el proceso de alcanzar sus metas. Estaban mucho más interesados en seguir a Cristo que en su propia condición. ¿Puede usted decir lo mismo en cuanto a su propio compromiso con Cristo?

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com

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Discernir la voluntad de Dios (3)

Jueves 23 Mayo

No seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.

Efesios 5:17

Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.

Salmo 119:105

Discernir la voluntad de Dios (3)

Dios permite y dirige cada circunstancia, cada pequeño acontecimiento que llena nuestra vida cotidiana. A menudo utiliza un incidente aparentemente trivial con un objetivo preciso, que puede ser muy diferente según el caso. Para uno se trata de una protección milagrosa, para otro de una advertencia o, tal vez, de una respuesta a la oración. El objetivo de Dios es personalizado, depende de la relación que tengamos con él y de nuestro estado de espíritu. También depende de esa relación la manera en que interpretamos las situaciones y cómo reaccionamos ante ellas.

– Dios puede servirse de las situaciones en las cuales nos encontramos para guiarnos, pero ante todo nos conduce por medio de su Palabra.

– Por un lado, si no queremos menospreciar las lecciones que Dios nos enseña, estemos atentos a las diversas circunstancias de nuestra vida.

– Por otro lado, no nos dejemos gobernar siempre por las circunstancias de la vida, pretendiendo interpretar sistemáticamente todo lo que nos acontece.

– Pidamos a Dios su ayuda para comprender su voluntad y obrar de la manera adecuada.

Los pensamientos y la forma de obrar de Dios nos sobrepasan, y no poseemos todos los elementos. El motivo de algunos acontecimientos puede ser esclarecido más tarde. Tengamos la humildad de aceptar que algunas veces no comprendemos.

Permanezcamos serenos, atentos a lo que Dios nos dice, y estemos seguros de que él siempre quiere nuestro bien.

1 Reyes 18:20-46 – Romanos 1 – Salmo 62:5-8 – Proverbios 15:33

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