Soldados en una guerra santa

Mayo 25

Soldados en una guerra santa

Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad. (Efesios 6:14)

Nuestra sociedad no contribuye a que las personas sean más semejantes a Cristo. Vivimos en lo que se ha calificado de una cultura en la que todo se percibe por los sentidos porque la mayoría de las personas están más interesadas en las emociones placenteras que en los esfuerzos productivos; buscan más la comodidad que la realización. Tal perspectiva ha influido aun en la iglesia, que sufre de una apatía que causa consternación. Hemos olvidado que somos soldados en una guerra santa.

Como lo indica el versículo de hoy, lo primero que un soldado se ponía antes de entrar en batalla era un cinturón alrededor de su cintura. Lo ceñía tanto como podía y tiraba de las puntas de su túnica hacia arriba por el cinturón de modo que pudiera tener completa libertad de movimiento en el combate cuerpo a cuerpo. El cinto de la verdad no es una pieza de la armadura, porque no puede protegernos directamente. Pero sí indica que tenemos que pensar seriamente en la batalla y procurar alcanzar la victoria.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com

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A leer y a poner en práctica

Sábado 25 Mayo

¡Oh, si hubieras atendido a mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia como las ondas del mar.

Isaías 48:18

(Jesús dijo:) Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.

Mateo 7:24

A leer y a poner en práctica

Un folleto explicativo acompañaba diversos arbustos que yo había comprado. Este me daba consejos indispensables para tener éxito en mi plantación. En grandes letras decía: «Leer atentamente y poner en práctica».

El mismo consejo podría darse a quien lee la Biblia. Ella debe ser leída, no como un libro cualquiera, sino como el Libro por medio del cual Dios nos habla. La Biblia no es una novela histórica, ni de ficción, y menos un libro de filosofía. Ella expone el plan de Dios para la humanidad. El personaje central es Jesucristo, el Hijo de Dios. Él mostró su poder al crear el universo, y manifestó su bondad al venir en persona a la tierra para salvar al hombre caído en el pecado. La Biblia también explica lo que el hombre debe hacer para agradar a Dios: confesar sus pecados y aceptar la gracia del perdón. “Si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, este es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era” (Santiago 1:23-24).

A lo largo de nuestra vida cristiana es importante que nuestra conducta esté acorde con las instrucciones de la Palabra de Dios. Nuestro Padre nos ama y sabe lo que es bueno para nosotros. “Sus mandamientos no son gravosos” (1 Juan 5:3). Digamos como el autor del salmo: “Vivifícame según tu palabra… Guíame por la senda de tus mandamientos, porque en ella tengo mi voluntad” (Salmo 119:25, 35).

1 Reyes 20:1-21 – Romanos 3 – Salmo 63:1-4 – Proverbios 16:3-4

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