Episodio 32 – ¿Cómo confío en Dios con el destino eterno de mi hijo?

Soldados de Jesucristo

¿Cómo confío en Dios con el destino eterno de mi hijo?

John Piper Responde

Episodio 32

¡Nuestro episodio semanal número 32 de John Piper Responde!

El Pastor John nos explica

SOBRE NOSOTROS

Es el podcast Ask Pastor John en Español, en la voz de Nathan Díaz. Disponible también en videos.

Nuestra misión es predicar el Evangelio de la gracia de Dios en Jesucristo por todos los medios online, a todo el mundo.

John Piper

Es el fundador y escritor principal de DesiringGod.com y es presidente de Bethlehem College & Seminary. Durante 33 años Piper ha servido como pastor de Bethlehem Baptis Church. Ha escrito más de 50 libros, entre ellos Cinco puntos y Viviendo en la luz: dinero, sexo & poder.

Es uno de los escritores cristianos más reconocidos de las últimas décadas. Su escritura es  caracterizada por un corazón pastoral y un estilo confrontador, pero también alentador. Sus más de 30 años de ministerio están recopilados gratuitamente en artículos y vídeos. Los puedes encontrar en: DesiringGod.org.

El pastor John Piper vive en la ciudad de Minneapolis, Estados Unidos con su esposa Noel. Tiene cinco hijos y catorce nietos.

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Los discípulos confiesan sus pecados

Ministerios Ligonier

El Blog de Ligonier

Los discípulos confiesan sus pecados

Augustus Nicodemus Lopes

Nota del editor: Este es el séptimo capítulo en la serie «Discipulado», publicada por la Tabletalk Magazine.

El apóstol Juan describe en 1 Juan 1:8-9 dos formas de ver nuestros pecados y las consecuencias de cada uno de ellos. La primera es una renuencia para reconocer nuestra pecaminosidad (v. 8). La segunda es una actitud humilde y honesta de reconocimiento (v. 9). En esta última actitud nos concentraremos en este artículo.

Juan dice: «Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad» (v. 9). «Confesar» literalmente significa «decir lo mismo», es decir, estar de acuerdo con lo que otra persona dice. El contexto deja claro que confesar nuestros pecados significa estar de acuerdo con el diagnóstico de Dios de que somos pecadores y de que hemos pecado.

El perdón que Dios nos promete a través de la confesión no es un estímulo para continuar pecando.

Aunque la doctrina católica romana enseña la necesidad de confesar a un sacerdote para obtener absolución, el contexto de nuestro pasaje deja claro la enseñanza de Juan: primero debemos confesar nuestros pecados a Dios, porque solo Él puede perdonarnos y eliminar nuestra falta. Otros pasajes de la Escritura nos enseñan que, en ciertas ocasiones, es necesario confesar nuestra culpa a aquellos que han sido dañados por nuestro pecado, para que la comunión que ha sido interrumpida por nuestro error pueda ser restaurada (Luc 15:21).

Lo que todos los verdaderos creyentes experimentan cuando confiesan sus pecados es que Dios es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1:9). La palabra «fiel» tiene que ver con ser confiable. La fidelidad o confiabilidad es uno de los atributos de Dios. Su fidelidad consiste en cumplir siempre lo que promete. Dios cumplirá Sus promesas de perdón hechas a Su pueblo, promesas que fueron selladas con la sangre de Jesús (ver 1:7), cuando humildemente le confesamos nuestros pecados. Por lo tanto, sabemos que la certeza del perdón no es una cuestión de sentir que hemos sido perdonados, sino de que Dios es fiel a lo que ha prometido y no puede fallar (2 Tim 2:13).

Juan agrega además que «Dios es justo» para perdonar nuestros pecados (1 Jn 1:9). La muerte sacrificial de Jesús es ciertamente el contexto de esta declaración. Dios hará lo correcto: nos perdonará y nos limpiará de todo mal, porque Jesucristo ya pagó por nuestra culpa.

Juan menciona dos cosas que Dios, el fiel y justo hará si confesamos nuestros pecados: perdonarnos y limpiarnos de toda maldad. Primero, Dios es fiel y justo para perdonar nuestros pecados (v. 9). Perdonar en el idioma griego, cuando se usa en conexión con el pecado, significa «remitir» o «cancelar». Segundo, Dios es fiel y justo para limpiarnos de toda maldad (v. 9; ver v. 7). Esta última oración enfatiza otro aspecto del perdón de Dios: elimina las manchas y las consecuencias del pecado en nuestra vida.

El perdón que Dios nos promete a través de la confesión no es un estímulo para continuar pecando. El propósito de la manifestación del perdón y la gracia de Dios es para que vivamos una vida sin pecado. Cualquiera que abuse de la confesión como una válvula de escape para el pecado ciertamente nunca ha sido verdaderamente perdonado por Dios y se está engañando a sí mismo.

Este artículo fue publicado originalmente en la Tabletalk Magazine.
Augustus Nicodemus Lopes
Augustus Nicodemus Lopes
El Dr. Augustus Nicodemus Lopes es pastor principal de la Iglesia Presbiteriana de Goiânia, Brasil, y vicepresidente de la Iglesia Presbiteriana de Brasil. Fue canciller de la Universidad Mackenzie Presbyterian en São Paulo, Brasil, y es autor de varios libros, entre ellos «The Supremacy and Sufficiency of Christ» [La supremacía y suficiencia de Cristo].

4/18 – Reina

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Ester, “Mujer de Dios en el tiempo de Dios”

4/18 – Reina

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/reina/

Carmen Espaillat: Nancy Leigh DeMoss dice que la historia de Ester te llevará a hacerte la siguiente pregunta:

Nancy Leigh DeMoss: ¿Te estás amoldando a tu entorno, a la cultura a tu alrededor? ¿Adoptas la forma de hablar del mundo, el coqueteo de las mujeres de este mundo?, o ¿mantienes tu cabeza bien puesta y dices «soy diferente»?

Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss», en la voz de Patricia de Saladín.

¿Alguna vez sientes la presión de conformarte a las personas a tu alrededor? ¿Crees que habría mayor o menor presión si de repente te convirtieras en reina? Bueno, Nancy está aquí para ayudarles a pensar en esto en la serie llamada «Ester: Mujer de Dios en el tiempo de Dios».

Nancy: Hoy veremos el capítulo 2 de Ester, versículo 12. Ester ha sido puesta en el harem del rey en el palacio- un lugar nada deseable, pero vemos que Dios está allí con ella, que la providencia de Dios gobierna, dictamina y obra tras bastidores aun cuando ella no se percata de ello.

Ester y las otras mujeres seguían una rutina, pasaban a través de un régimen para prepararlas para ver al rey. Retomamos la historia hoy a partir del versículo 12.

Cuando le tocaba a cada joven venir al rey Asuero, al cumplirse sus doce meses, según las ordenanzas para las mujeres, pues los días de su embellecimiento se cumplían así: seis meses con óleo de mirra y seis meses con especias y cosméticos para las mujeres, entonces la joven venía al rey de esta manera: cualquier cosa que ella deseaba se le concedía para que la llevara consigo del harén al palacio del rey.» (Versos 12-13).

Después de doce meses de embellecimiento, iba a la presencia del rey a pasar la noche con él.

« Ella entraba por la tarde y a la mañana siguiente volvía al segundo harén, bajo la custodia de Saasgaz, eunuco del rey, encargado de las concubinas. Ella no venía otra vez al rey a menos que el rey se complaciera en ella y fuera llamada por nombre.» (Verso 14).

Este es un pasaje que en ocasiones tendemos a romantizar o a tener fantasías acerca de este concurso de belleza, incluso he escuchado a personas hacer chistes e historias acerca de estas mujeres en el harem. Pero quiero decirles que no hay nada chistoso; ni nada divertido ni romántico en esta escena.

En realidad aquí vemos -y las Escrituras usan las palabras muy cuidadosamente- si piensas bien lo que está pasando, aquí vemos un trato muy denigrante hacia la mujer. Ilustra la deshumanización de las mujeres que es característico de las culturas paganas donde la luz del Evangelio nunca ha resplandecido.

Mientras leo este pasaje, suena como si acabara de escuchar de la mansión Playboy de Hugh Hefner, de sus flamencos, sus jardines y de su concurso » la conejita del año«. Esta no es una ilustración hermosa. Es algo deshumanizante.

Flavio Josefo, el historiador antiguo, estima que reunían cerca de 400 jóvenes o más para pasar por este proceso. Era una cosa horrible.

Una vez estas mujeres pasaban una noche con el rey, se convertían en sus concubinas y le pertenecían a él. Nunca se podían casar. Se pasaban el resto de sus días como prisioneras en el harem.

A propósito, esto contrasta con lo que leímos previamente en el capítulo dos acerca del trato que Mardoqueo tenía hacia Ester. Él era puro para con ella. La cuidó cuando quedó huérfana y la adoptó. Era tierno, se preocupaba y era considerado hacia ella. Esa es la forma bíblica en que los hombres deben tratar a las mujeres.

Frecuentemente escucharás a personas no-cristianas hablar de cómo los cristianos deshonran a las mujeres, «poniéndolas en su lugar». Quiero decirles que no hay nada más reprensible y deshumanizante e indignante para una mujer que la forma mundana e impía como son vistas.

Esta es la diferencia entre la visión cristiana y la visión pagana de la mujer, el trato cristiano y el trato pagano de las mujeres.

En el trato pagano las mujeres son vistas como en este pasaje, como objetos sexuales, juguetes para placer personal, para ser usadas y luego descartadas. Toda nuestra revolución sexual ha causado que seamos vistas y tratadas de esa forma. No es algo que ha liberado a las mujeres, sino que más bien las ha hecho prisioneras.

Esto debería romper y entristecer nuestros corazones. Y con respecto a la visión cristiana de las mujeres -no permitas que te digan que esta visión deshonra a las mujeres, porque eso no es verdad.

Algunos cristianos podrán deshonrarlas, sin embargo el punto de vista cristiano, el bíblico, es que un hombre debe ser fiel a una mujer, debe deleitarse con ella, amarla, y cuidarla como cuida a su propio cuerpo.

Donde ha llegado la luz del Evangelio, el rol, la visión el trato hacia las mujeres ha sido elevado.

Así que aquí vemos la forma secular y pagana de tratar a las mujeres.

«Cuando a Ester, hija de Abihail, tío de Mardoqueo, que la había tomado como hija, le tocó venir al rey, ella no pidió cosa alguna sino lo que le aconsejó Hegai, eunuco del rey, encargado de las mujeres. Y Ester hallaba favor ante los ojos de cuantos la veían.» (Verso 15).

Así Ester cumplió con los requerimientos de los tratamientos de belleza que le fueron impuestos en el harem del rey. Lo vimos en la última sesión, pero ella no tomó ventaja de ningún favor que hubiera recibido. No pidió nada cuando fue a la presencia del rey. Ella se llevó del consejo de Hegai. «Cualquier cosa que creas que necesito, eso es lo que tomaré».

He aquí una imagen de simplicidad y contentamiento. Y una vez más ella se distinguió de las otras mujeres. Ella era diferente. Cuando piensas en lo que Ester había pasado hasta este punto en su vida, ella pudo haber respondido a este dramático cambio en sus circunstancias en una de dos formas.

En primer lugar, un día ella era una huérfana en tierra extranjera. Al día siguiente era una reina en potencia en el palacio del rey con siete doncellas y todas las cosas que pudiera desear. Este revés en la fortuna pudo habérsele ido a la cabeza y pudo haber hecho de ella una engreída; una bella y engreída mujer. Nada peor que eso.

Pero por otra parte, la posibilidad de ser llevada a la alcoba del rey-presumiblemente ella no tuvo opción -pudo haber causado que respondiera en terror y miedo.

Pero no la vemos aquí siguiendo ninguna de las dos. Una vez más, hay mucho que no conocemos, pero en cuanto a lo que esta historia revela, pienso que vemos en esta mujer una respuesta de quietud, confianza, humildad, y sumisión, balanceado con coraje y fe; hablando solo cuando era tiempo de hablar. Veremos eso más adelante.

Ella ilustra los principios de 1era Pedro capítulo 3 en donde se nos dice, «Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos» (verso 3, NVI). Ester tenía mucho de esto. Ella era físicamente bella en su forma y en su silueta. Era una mujer hermosa.

Pero no es de ahí donde viene su verdadera belleza. Sino que Pedro nos dice, «sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios» (versos 4-5, NVI).

Creo que es así como Ester se embellecía en el palacio, diciendo, «Estoy en una situación pésima, pero por la gracia de Dios no dejaré que esto me convierta en una mala mujer. Dejaré que Dios me haga una mujer hermosa y que me use en contraste con este escenario feo y oscuro para representar Su belleza y Su gloria en este harem del palacio».

Y Pedro luego dice de estas mujeres que eran santas: «Así se adornaban en tiempos antiguos las santas mujeres que esperaban en Dios, cada una sumisa a su esposo. Tal es el caso de Sara, que obedecía a Abraham y lo llamaba su señor. Ustedes son hijas de ella si hacen el bien y viven sin ningún temor.» (1 Pedro 3:5-6 NVI)

Esto es lo que vemos en Ester. No es que nunca antes hubiese experimentado temor. Ciertamente lo experimentó como una joven adolescente que fue llevada a estas circunstancias; y luego al tener que acercarse al rey y el arriesgar su vida. Ciertamente ella tuvo temor, pero no se paralizó.

Ella tenía un temor de Dios que la protegía del temor a los hombres. Por tanto vemos aquí a una mujer realmente hermosa en el sentido más verdadero y puro de la palabra.

Piensa en ti misma, en tu lugar de trabajo, en tu matrimonio difícil, en el ambiente difícil de tu escuela. Algunas de ustedes son estudiantes universitarias; en recintos seculares. Les aseguro -y ustedes saben mejor que yo- que no es un ambiente piadoso en el que muchas de ustedes viven y trabajan.

¿Te asemejas a tu entorno, a la cultura a tu alrededor? ¿Adoptas la forma de hablar del mundo, el coqueteo de las mujeres de este mundo?, o ¿mantienes tu cabeza bien puesta y dices «soy diferente»?

Ester era judía. Ella no cabía en el imperio persa. Ella mantuvo su identidad, preservó su pureza y su corazón. Aun cuando fue forzada a circunstancias difíciles e insostenibles, ella fue guardada y favorecida por Dios.

¿Cómo haces cuando vas a tu lugar de trabajo, o al campus universitario? ¿Te estás convirtiendo en una de las mujeres del entorno: eres áspera, insensata, burlona, necia, inmoral? O ¿Mantienes un corazón piadoso, creciendo en piedad, siendo un contraste con el resto del mundo alrededor de ti?

«Ester fue llevada al rey Asuero a su palacio real el mes décimo, que es el mes Tebet, en el año séptimo de su reinado. Y el rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres, y ella halló gracia y bondad con él más que todas las demás vírgenes, y él puso la corona real sobre su cabeza y la hizo reina en lugar de Vasti.» (Verso 16-17)

Algo se destacó en Ester. Mientras leo este libro, me digo: «¿Qué es? ¿Qué es?» Este rey, podía tener cualquier mujer en el imperio persa; había compartido su cama con las mujeres más bellas en la tierra. ¿Por qué Ester y no otra ‘amante’ más para el rey?

Había algo en ella que la hacía destacarse. En última instancia era la providencia de Dios. Dios la favoreció. Y el corazón del rey está en las manos de Dios.

Dios tenía un plan para Su pueblo.

Dios tenía un plan para el mundo.

Dios tenía un plan para nosotras, al darnos un Salvador.

Lo que Dios hizo por Ester en el palacio era parte de ese plan. Lo que pase en tu vida no está desconectado del gran plan eterno, vasto y redentor de Dios Lo que está sucediendo en tu vida puede tener ramificaciones e implicaciones por cientos de años, eso es, si el Señor tardara en venir.

No sabes qué tipo de cuadro Dios está dibujando, que tipo de tapicería Dios está entretejiendo y cómo tu vida puede ser parte de ello.

«Entonces el rey hizo un gran banquete para todos sus príncipes y siervos, el banquete de Ester. También concedió un día de descanso para las provincias y dio presentes conforme a la liberalidad del rey.” (Verso 18)

Desde ya la vida de Ester estaba trayendo bendiciones al reino en formas que ella nunca habría podido predecir o anticipar. Vemos una vez más aquí la providencia de Dios. La veremos una y otra vez en este libro.

¿Ves? el que Dios pusiera a Ester en el palacio no fue una idea adicional, o algo que se le ocurrió después. No fue una reacción al plan cruel de Amán. No hemos llegado aún ahí, pero muchas de nosotras estamos apercibidas de ello. Dios es el Dios que ve con anticipación y hace provisión.

Dios sale adelante y planifica una salida. Así que Dios puso a Ester en el palacio aún antes que Amán se levantara para accionar.

Tú no sabes por qué Dios está haciendo lo que está haciendo. Pero Dios sí lo sabe. Por tanto busca evidencia de la providencia de Dios a tu alrededor y cuando no puedas verla, algo que a menudo sucede, entonces confía en que Él está trabajando, planeando, preparando, orquestando, tejiendo un plan y tendrás parte en esta historia.

Carmen: Muchas personas han escuchado la historia de Ester durante su vida, pero nunca con los detalles que Nancy Leigh DeMoss les ha provisto. Las historias que escuchamos mientras crecíamos en la iglesia tienen más relevancia hoy de lo que creemos. Nancy continuará enseñándonos de Ester.

El programa de hoy es parte de la serie Ester: una mujer de Dios en el tiempo de Dios.

Un grupo de mujeres ha estado escuchando esta serie llamada «Ester: una mujer de Dios en el tiempo de Dios» y una de ellas tiene una pregunta acerca de uno de los temas de este estudio: Confiando en la providencia de Dios.

¿Diría usted que el temor es lo opuesto a la providencia ya que si uno está confiando en Dios y realmente creyendo en Su providencia, lo opuesto sería entonces el temor?

Nancy: Si no existiera la providencia, tendríamos entonces muchas razones para estar horrorizadas ya que el mundo entero sería fruto de la casualidad y estaría fuera de control por lo que debiéramos estar terriblemente asustadas.

Pero si existe un Dios que es creador, que es lo suficientemente sabio e inteligente y lo suficientemente amoroso, bueno y capaz de controlar cada aspecto, asunto, átomo y evento de Su creación, entonces ¿por qué temer?

Así que cuando tememos, es una evidencia de que no estamos creyendo que Dios es soberano. O no lo sabemos, o no lo creemos o lo hemos olvidado. Pero el temor no puede coexistir con la fe.

La fe erradica el temor y ella es la base, no de algunos sentimientos que tengo, sino de la realidad de quien es Dios, Sus promesas, Su carácter, Su soberanía…

¿Significa esto que si estamos confiadas en la soberanía y en la providencia de Dios podemos marchar hasta la presencia del rey y sentirnos confiadas y no tener ningún temor por hacerlo así? Pienso que Ester tenía temor, pero solo hasta el punto de no saber lo que Dios habría de hacer.

Así que ante cualquier aprehensión que sintamos -si supiéramos lo que Dios sabe, no tendríamos temor. Si realmente conociéramos a Dios y supiéramos lo que Él hace… Mientras más le conocemos menos temor sentiríamos. De igual forma mientras menos le conocemos más temor sentimos y más flaqueamos.

Pero también hay lugar para crecer en esta área. Esta pregunta es similar a la que alguien me hizo previamente: Si tu vida está fundamentada en Dios, ¿significa esto que será emocionalmente estable, que estarás libre de temor y que no tendrás altas y bajas?

Y le contesté, «bueno, es un asunto de crecimiento. Hoy estoy más arraigada en los caminos de Dios, que antes, como resultado de haber pasado semanas estudiando el libro de Ester».

Como resultado, me encuentro a mí misma respondiendo mejor ante las circunstancias de la vida y con mayor confianza en Dios, mayor estabilidad, y menos “y entonces ahora, ¿qué voy a hacer?”.

Por tanto mientras más crecemos, más conoceremos a Dios, más estables y arraigadas estaremos y menos temerosas seremos.

Pero hay un proceso. La persona que recientemente ha conocido a Dios, que no tiene un camino trillado con Él, que no ha visto a Dios demostrar Su providencia una y otra vez y otra vez, esa persona, aunque sea una creyente comprometido que ama a Dios, podrá experimentar muchos temores. Pero mientras más crezca, más le conocerá, más confiará.

Como leemos en el Salmo 9 en el versículo 10, «En ti pondrán su confianza los que conocen tu nombre, porque tú, oh SEÑOR, no abandonas a los que te buscan.”

Holly Elliff: Así es creo que también hay otra forma de verlo como dijo Pablo, “mientras más débil soy, más fuerte soy”. En este sentido descansas cuando te das cuenta de que no puedes controlar la situación o cambiarla.

A medida que te abandonas al control de Dios, Él te infunde de Su fortaleza y vive a través de ti. De modo que te encuentras en esas circunstancias tan débil como eras antes, pero con mucho menos temor que el que tenías porque estás apercibida «no soy yo» en esta circunstancia, sino Dios.

Creo que Ester probablemente tuvo que llegar al punto de saber muy bien que ella estaba totalmente en las manos de Dios, lo que le dio libertad para hacer lo que necesitaba hacer en dependencia del Señor.

Nancy: Esto es algo que yo experimento a menudo en este ministerio. Rara vez, hago una conferencia o grabo una sesión donde enseño la Palabra de Dios, en la que no sienta, los días previos, una enorme tentación a temer.

Yo no pensaría de mi misma como una persona temerosa, pero sé que llevar la Palabra de Dios es algo asombroso, pues las vidas de las personas están en juego y es una enorme responsabilidad.

Me siento tan débil, tan necesitada, tan inadecuada para hacer lo que Dios me ha llamado a hacer. Si dependiera solo de mis sentimientos y emociones, no subiría a esa plataforma, no me pararía frente a un micrófono, porque tendría mucho miedo, tendría mucho temor.

Lo que hago es esto, vengo delante del Señor y pongo delante de Él mi temor y pongo delante de Él mi debilidad y mi incompetencia. Le digo, «Señor, no puedo hacer esto sin Ti, pero sé y fortalezco mi corazón en lo que sé que es verdad. Consuelo mi corazón con la verdad».

Si olvido como hacer esto, tengo amigas que saben cómo hacerlo por mí. Ellas me ayudan y me dicen, «Háblale verdad a tu corazón, ¿Dios te ha llamado Dios a hacer esto?»

Y yo les contesto «Sí.»

¿Dios te ha dado Dios Su Palabra? ¿Te ha dado Su Espíritu? ¿Acaso no te dará también Su gracia, su fortaleza y Su poder?

«Sí, sí, sí»

Y así voy en la fuerza del Señor.

Pablo dice, «Estuve entre vosotros con mucha debilidad, y mucho temor y temblor cuando les proclamé a Cristo».

Es algo maravilloso saber que estás llevando el Evangelio a la vida de las personas, pero ¿Quién es suficiente para esto? ¿Quién es suficiente para criar hijos? ¿Quién es suficiente para hacer cualquier cosa que Dios le haya llamado a hacer? Ninguna de nosotras.

De modo que ser fuertes en el Señor no significa tener fortaleza. Significa ser naturalmente débiles, algo que somos ya sea que lo reconozcamos o no. Significa ser fuertes en Su fuerza, tomando de Su fuerza.

Mientras aprendemos de la providencia de Dios y sobre Sus promesas, mientras vamos acumulando un caminar con Dios…escuchamos a esta mujer decir, «tengo casi 80 años de edad y Dios ha sido tan fiel.» Cuando escucho esto y estoy en mis 50, pienso «Dios será conmigo como ha sido con ella».

Por tanto nos alentamos en nuestra fe. Y vemos como Dios guía a través de los problemas con sus hijos adolecentes y entonces te dices a ti misma, «Dios me puede ayudar a mí también».

Leemos las Escrituras, vemos nuestras vidas, nos aconsejamos unas a otras de acuerdo a la Palabra de Dios. Nos levantamos y les decimos a las demás creyentes «Estoy débil, ¿me ayudarías a levantar mis brazos en esta batalla?» Lo hacemos juntas como una comunidad de fe.

De modo que no es que no tengamos temores. Nos movemos a través de ellos como lo hizo Ester cuando dijo, «Si he de perecer, que perezca». Hubo veces-y algunas de ustedes me han escuchado compartir esto antes en el ministerio radial, cuando no sabía si iba a poder llevarlo a cabo. Me sentía como que estaba pasando por algo muy difícil y que no iba a ser capaz de salir y de sobrevivir.

La forma en que solía aconsejar mi corazón era diciéndome, «¿sabes algo? No importa si salgo de esta o si sobrevivo. Lo que importa es que estoy haciendo lo que Dios me ha llamado a hacer por lo que iré por fe y por la gracia de Dios y en Su fuerza. Dios me dará el valor. Alentaré en el Señor mi corazón -eso es ser valiente en Dios- y por la gracia de Dios lo haré».

Llegas al punto donde pones tu vida y dices «no importa si salgo ensangrentada o herida o si los reyes me gritan.» No digo que no importe, sino que no tiene gran importancia.

El resultado es: ¿ha sido Dios glorificado? ¿He obedecido a Dios? Si Dios ha sido glorificado por yo ser débil, entonces escojo la debilidad y aún así voy con confianza en el nombre del Señor.

Carmen: Nancy Leigh DeMoss volverá para orar para que podamos escoger la fe sobre el temor. En el curso de los siguientes programas, veremos cómo Dios escogió a Ester para un trabajo especial en un tiempo especial y ella se resistió al temor para obedecer.

Queremos exhortar a las oyentes a obedecer a Dios sin temor en nuestra generación. Hay un verso en el libro de Ester que pregunta, «¿Quién sabe si no has venido al reino para un tiempo como éste?» Ese fue el verso lema de la conferencia de True Woman ’08, y creemos que este es el tiempo para que las mujeres se levanten juntas y afirmen el llamado único de Dios para ellas. Es por esto que lo hemos elegido para el lema de nuestra próxima conferencia de Mujer Verdadera a celebrarse en Santo Domingo próximamente.

Creemos que ahora es el tiempo de que las mujeres pidan a Dios un reavivamiento en sus hogares y sus iglesias. Es por esto que hemos estamos enseñándoles y estimulándoles a vivir un retrato de la femineidad bíblica a través de este tipo de conferencias. Espero que puedas acompañarnos.

La historia de Ester nos enseña a decirle «no» a la ansiedad. Descubre por qué en nuestro próximo programa. De vuelta con ustedes Nancy.

Nancy : Señor, Te adoramos por Tu providencia. Te damos gracias por aquello que no podemos entender. Sabemos que Tú estás obrando en las diversas circunstancias y etapas de nuestras vidas como mujeres jóvenes o como mujeres mayores, y Tú estás obrando para llevar a cabo Tus grandes propósitos. Ayúdanos a confiar en Ti, a someternos a Ti y a ser mujeres verdaderas piadosas donde sea que Tú nos coloques. Oro en el nombre de Jesús, amén.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblias de Las Américas a menos que se cite otra fuente.

Tomado de: Aviva Nuestros Corazones

Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

El matrimonio (1): Un «regalo» del Creador

Viernes 29 Mayo
Creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
El matrimonio (1): Un «regalo» del Creador

Queremos abordar, a la luz de la Biblia, el tema del matrimonio, a menudo debatido. Recordemos que el autor de este Libro no es nada menos que el Creador. Primero Dios creó el universo, luego llenó la tierra con todas las especies vivas, y por último confió al ser humano, creado el sexto día, hombre y mujer, la administración de estas cosas.

Así Dios en su sabiduría y su amor creó al hombre, constató que no era bueno que el hombre estuviese solo, y le dio una “ayuda idónea”, la mujer (Génesis 2:18). Una traducción más literal de la expresión empleada en el texto original hebreo podría ser: «una ayuda conforme a él (a su necesidad)»; esta expresión manifiesta que las dos personas que componen la pareja son de naturaleza idéntica y perfectamente adaptadas la una a la otra, complementarias.

Desde el origen, y en todo tiempo, la intención de Dios cuando hace nacer el amor entre un hombre y una mujer es que vivan una felicidad íntima, en una comunión espiritual, afectiva y física.

Esto también se desprende del texto bíblico base del matrimonio: “Dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2:24).

En el marco de esta unión, declarada públicamente de manera civil o religiosa (según los países y las épocas), Dios siempre quiso bendecir las parejas y las familias que forman la base de las sociedades.

(continuará el próximo viernes)

¿Quién está a cargo en la Iglesia? Michael Mahoney

The Master’s Seminary

¿Quién está a cargo en la Iglesia?

Michael Mahoney

Cristo es la cabeza de la iglesia. Difícilmente alguien se atrevería a decir lo contrario; sin embargo, no siempre es así en la práctica. El Nuevo Testamento usa varios títulos para describir a Jesucristo: abogado (1 Jn 2:1), alfa y mega (Ap 21:6), autor de la vida (Hch 3:15), pan de vida (Jn 6:35), luz del mundo (Jn 9:5) y Señor de gloria (1 Cor 2:8), entre otros. Cristo es la principal piedra del ángulo (1 P 2:6), la cabeza del ángulo de la iglesia (Hch 4:11; Ef 2:20; 1 Pe 2:7) y el Esposo de la iglesia (Mt 9:15; Ap 21:2; 2 Cor 11:2; Ap 21:9). Efesios 1:20 dice que Cristo es “sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero”. Cristo no tiene rival y Su autoridad está establecida supremamente. Esto es cierto también en la iglesia. La iglesia es de Él y por ello prevalecerá: las “puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mt 16:18). Cristo es quién está a cargo: “Él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia” (Col 1:18), y “lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia” (Ef 1:22).

A pesar de los intentos por negar que Cristo es la cabeza de la iglesia, la Escritura no da lugar a ambigüedad. El no aferrarse a esta verdad ha hecho que la iglesia esté perdida y débil hoy en día. Entender esta doctrina es entender la magnitud de la iglesia. Por otro lado, ignorar esta doctrina es alejarse de la autoridad de Cristo sobre Su iglesia. En última instancia, es la verdad más simple de la iglesia y la más importante. ¡Cristo es la cabeza de la iglesia!

Porque Cristo es cabeza de la iglesia, debemos nuestra fidelidad y
lealtad a Él. Debemos dirigir nuestra atención a Él y evitar distraernos con
diferentes modas y filosofías que han invadido la iglesia y que han tomado
cautiva la atención de los mismos que deberían defender y guardar
fervientemente esta verdad. En ocasiones la iglesia parece importarse más por defender
causas sociales y aspectos socio-políticos que defender que Cristo es la cabeza
de la iglesia. Parece que para el creyente a veces es más importante escuchar filosofías
de vida, charlas amenas y mensajes motivaciones que escuchar Su Palabra siendo
predicada fielmente. ¿Cómo puede ser que la voz de la cabeza de la iglesia ha
sido silenciada por la misma que debería protegerla? Cristo ha perdido Su voz; por
lo tanto, ¡Cristo ha perdido su posición como cabeza! La autoridad de Jesucristo
como cabeza de la iglesia es sin lugar a dudas una verdad esencial para la
salud y efectividad de la iglesia. ¡Hay hombres que han sacrificado su propia
sangre defendiendo a Cristo y Su autoridad! Debemos defender y predicar que cristo
es la cabeza de la iglesia con un celo mucho mayor que nunca antes. Aún más,
debemos vivir a la luz de esta verdad, sometidos a Él en todo.

La caída en Génesis 3 ha producido en la humanidad una aversión a la
sumisión. La humanidad, sin Dios, buscará siempre ser independiente y evitar la
responsabilidad. Desafortunadamente, todo esto se ha adentrado en la iglesia y
socava la autoridad de Cristo como cabeza. La debilidad resultante no es debido
a una falta de conocimiento, sino debido al pecado. Nos resistimos a someternos
por orgullo. El orgullo es un estratega habilidoso. El tema debe ser abordado. En
una cultura donde nadie se somete a nadie y que se jacta en la autonomía,
hablar de que Cristo es la cabeza no puede ser más irrelevante o sin
importancia. De hecho, provoca un rechazo automático. La cultura dicta que no
debemos someternos a nadie. La iglesia lo ha creído y por eso no queremos someternos
a Cristo.

El debate y el rechazo a Cristo como cabeza de la iglesia no solo se
encuentra en la iglesia, sino también
en la arena académica y
teológica. Hay teólogos que levantan su voz contra ese liderazgo y autoridad,
ya que no quieren a Cristo como Señor. Algunos teólogos afirman que cuando la
Escritura dice “cabeza”, no lo hace para significar liderazgo y autoridad. Por
ejemplo, para este grupo, el término “cabeza” en Efesios 5:23 significa
“fuente”: “porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de
la iglesia”. El resultado es que desestiman el significado que Dios quiso
transmitir e imponen al texto sus preconcepciones o agendas. No desean
someterse a Cristo ni a nadie. Lo que desean es traer igualdad a la relación
matrimonial y deshacerse de la idea que el hombre es el líder y cabeza en el
hogar, y por su supuesto, deshacerse de la noción que Cristo es la cabeza de la
iglesia y del hombre. Wayne Grudem, que ha escrito exhaustivamente al respecto,
muestra que el argumento no tiene fundamento:

Aún no hay ejemplos inequívocos [sin ambigüedad] durante el tiempo del Nuevo Testamento o antes en los cuales kephalē tenga el sentido metafórico de “fuente”, y ningún léxico especializado en el período neo-testamentario incluye dicho significado, ni tampoco el léxico de Liddell y Scott incluye dicho significado aplicado a personas o a cosas que no son también el punto final de algo más…Además, incluso si el significado “fuente” o “parte prominente” fueran adoptados para algunos ejemplos de la palabra kephalē, aún no tendríamos ejemplos de “fuente” o “parte prominente” sin el matiz adicional de autoridad o mandato. Incluso en los textos donde se alega que “fuente” o “parte prominente” son el significado correcto, la persona que es llamada “cabeza” está siempre en liderazgo o autoridad. Por lo tanto no hay base lingüística para proponer que los textos del Nuevo Testamento que hablan de Cristo como cabeza de la iglesia o del esposo como cabeza de la esposa pueden ser leídos de manera correcta aparte de la atribución de autoridad al designado como “cabeza”.

John Piper y Wayne Grudem, “Recovering Biblical Manhood & Womanhood” (Wheaton, IL: Crossway Books, 1991) 467–8.

Grudem nos ayuda a ver más allá de la hermenéutica de la ambigüedad. Desafortunadamente, hay muchos hoy que adoptan este tipo de hermenéutica, torciendo las palabras para que signifiquen lo que quieren que signifiquen. La hermenéutica de la ambigüedad lucha solamente para quitar el significado que es claro y obvio. Hoehner, en su comentario de Efesios nos recuerda lo siguiente:

Primero, Dios ha sujetado todo en la creación bajo los pies de Cristo; y segundo, Dios dio a Cristo a la iglesia como cabeza sobre todo, lo que implica que es la cabeza sobre la iglesia. Ciertamente hay una progresión de pensamiento respecto del rol de Cristo.

Harold W. Hoehner, “Ephesians, An Exegetical Commentary”, (Grand Rapids: Baker Academic, 2002), 290.

Hay una claridad inequívoca en la asombrosa verdad del liderazgo de Cristo sobre la iglesia. Debemos obedecer y actuar en consecuencia a lo que Su Palabra revela. Cristo es Señor. Él es la cabeza de la iglesia y Él cuida de ella. No le pertenece a nadie más. Solo Él debe tener el lugar preponderante en la iglesia. Él debe ser adorado y debe tener la primacía. Que Su Palabra guíe nuestra teología y práctica. Sigamos al Maestro, oigamos Su voz únicamente y que Él reciba toda la gloria de principio a fin.

 

Michael Mahoney se unió al personal de Grace Community Church en 2004 como pastor asociado de Ministerios Españoles. Actualmente se desempeña como pastor de administración en Grace Church (Sun Valley, Los Ángeles, California, Estados Unidos). Michael Mahoney tiene antecedentes misioneros en América Latina y también ha servido como pastor principal de una iglesia durante ocho años en Oxnard, California. Michael recibió su M.Div. de The Master’s Seminary.Mahoney también ha servido como intérprete de himnos cristianos junto al Grupo Musical de Gracechurch. Él y su esposa, Madeline, tienen dos hijas y un hijo.

Los discípulos tropiezan

Ministerios Ligonier

El Blog de Ligonier

Los discípulos tropiezan

Ken Jones

Nota del editor: Este es el sexto capítulo en la serie «Discipulado», publicada por la Tabletalk Magazine.

No hay ambigüedad en lo que dice el apóstol Juan en 1 Juan 1:8: «Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros». Por lo tanto, cualquier noción bien intencionada pero equivocada de perfeccionismo cristiano debe ser descartada. Parece que todas las exhortaciones de Juan en esta carta descansan en tres verdades fundamentales: no debemos pecar (2:1), pecaremos (1:8, 10), y tenemos perdón y propiciación por nuestros pecados (1:9 ; 2:1-2).

Un verdadero sentido de nuestras faltas en cuanto a pensamientos, palabras y hechos magnifica la gracia de Dios que salva a los pecadores.

Mi enfoque aquí está en el hecho de que los cristianos realmente pecan. Esta verdad es el resultado lógico y bíblico de la doctrina de la justificación por gracia solamente a través de la fe en Cristo solamente, cuya justicia nos es imputada incluso cuando nuestra culpa es imputada a Él. Nuestra justificación o buena posición ante Dios no se debe a que en la actualidad somos intrínsecamente justos o a que tenemos justicia infundida en nosotros. Somos justos ante Dios porque Él nos acredita y nos cubre con lo que los primeros teólogos protestantes llamaron una justicia «ajena» o «extranjera», que por supuesto es la justicia de Cristo. La justicia de Cristo es completa, lo que significa que satisface todas las demandas de la santa ley de Dios.

Además, la justicia de Cristo es de valor eterno, lo que significa que nunca expira. Es esta justicia absoluta,objetiva , e infalible a la cual nuestra fe se aferra en la persona y la obra de Cristo. La fe genuina lleva a los creyentes a la unión con Cristo y, por lo tanto, los cubre objetivamente con Su perfecta obediencia y Su sangre purificadora. Subjetivamente, somos despertados a por lo menos tres realidades: (1) la profundidad de nuestra caída (Rom 7:13-19); (2) un deseo genuino de hacer lo que agrada a Dios (Fil 2:13; es la combinación de la conciencia de nuestra naturaleza caída y este deseo dado por Dios de hacer lo que agrada a Dios lo que crea la tensión de que Pablo habla de en Rom 7:12-25); y (3) conocimiento de la generosidad de la gracia de Dios en Cristo que salva a los pecadores (1 Tim 1:15).

Estar enraizados en estas verdades y estudiarlas a fondo debería permitirnos no solo comprender la veracidad de la afirmación del apóstol en 1 Juan 1:8, sino hacerlo de una manera que no nos haga complacientes con el hecho de que como cristianos, permanecemos pecadores. Por el contrario, un verdadero sentido de nuestras faltas en cuanto a pensamientos, palabras y hechos magnifica la gracia de Dios que salva a los pecadores. Y la gracia de Dios magnificada desencadena la gratitud que se manifiesta en hacer lo que agrada a Dios.

Sí, los discípulos tropiezan, pero Dios usa su tropiezo para mostrarles más y más de la gracia que es más grande que todos sus pecados.

Este artículo fue publicado originalmente en la Tabletalk Magazine.
Ken Jones
Ken Jones
El reverendo Ken Jones es pastor de la Glendale Missionary Baptist Church en Miami, FL.

3/18 – Un concurso de belleza nada inocente

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Ester, “Mujer de Dios en el tiempo de Dios”

3/18 – Un concurso de belleza nada inocente

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/un-concurso-de-belleza-nada-inocente/

Carmen Espaillat: Nancy Leigh DeMoss escucha las preguntas de muchas mujeres.

Nancy Leigh DeMoss: ¿Por qué me puso Dios en este matrimonio? ¿Por qué Dios me puso en este trabajo? ¿Por qué Dios me puso en esta comunidad? ¿Por qué me puso Dios en este país, en este lugar, en estas circunstancias? No lo sabemos, pero confiamos en la providencia de Dios y en que Él tiene un propósito en ponernos ahí.

Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss, en la voz de Patricia de Saladín. Las noticias están llenas de historias sobre las injusticias cometidas en todo el mundo contra la mujer. Esto no es nada nuevo.

Hoy escucharemos sobre una adolescente atrapada en una cultura que no respetaba a la mujer.

Espero que te sientas animada a ver cómo Dios permaneció con ella mientras se movía en ese mundo tan peligroso. Nancy está continuando una serie llamada «Ester, una mujer de Dios en el tiempo de Dios».

Nancy: En estos últimos programas hemos estado en el primer capítulo de Ester, que toma lugar durante el tercer año del reinado del rey Asuero. En este capítulo vemos que la reina Vasti resiste la orden del rey de presentarse en esta fiesta que estaba llena de lascivia y borrachera. Ahora ella ya no está en el trono.

Este primer capítulo tuvo lugar mientras Asuero estaba preparándose para lanzar una guerra ofensiva contra los griegos. El rey no sustituye a Vasti de inmediato, sino que sale a invadir a Grecia, de modo que cuando retomamos el capítulo dos, dice «Después de estas cosas» (versículo 1), en realidad es cuatro años después.

Lo que pasó entre el capítulo uno y el capítulo dos es que el rey sufrió una derrota humillante frente a los griegos y es en ese contexto que llegamos al capítulo dos al versículo uno

Después de estas cosas, cuando el furor del rey Asuero se había aplacado, él se acordó de Vasti, de lo que ella había hecho y de lo que se había decretado contra ella.

Entonces los cortesanos al servicio del rey, dijeron: «Búsquense para el rey jóvenes vírgenes y de buen parecer. Y que el rey nombre oficiales en todas las provincias de su reino para que reúnan a todas las jóvenes vírgenes y de buen parecer en la fortaleza de Susa, en el harén, bajo la custodia de Hegai, eunuco del rey, encargado de las mujeres, y que se les den sus cosméticos. Y la joven que agrade al rey sea reina en lugar de Vasti. Y esto le pareció bien al rey, y así lo hizo» (hasta el versículo 4).

Debemos reconocer que este no era un concurso de belleza ingenuo de «Miss Persia». Estas mujeres están circunscritas al harén del rey. De acuerdo a un historiador antiguo, había unas 400 mujeres allí, o quizás más.

Este era un proceso horrible y degradante. Estas jóvenes estaban acostumbradas a satisfacer la lujuria de este rey lascivo, arrogante, alcohólico e iracundo. Una vez habían estado con el rey, si él no las aprobaba, si no quería que fueran su reina, ellas no podrían casarse jamás.

Se convertían entonces en concubinas y eran confinadas a ser prisioneras en su harén y destinadas a pasar el resto de sus vidas en la soledad; nunca podrían casarse. Esta no era una vida precisamente feliz ni sana.

Ahora, en el párrafo siguiente, empezando con el versículo cinco del capítulo 2, el tono que hemos visto hasta ahora, que es muy secular, muy mundano, muy arrogante, ese tono cambia completamente.

Leemos en el versículo cinco:

Y había en la Fortaleza de Susa un judío que se llamaba Mardoqueo, hijo de Jair, hijo de Simei, hijo de Cis, benjamita, que había sido deportado de Jerusalén con los cautivos que habían sido deportados con Jeconías, rey de Judá, a quien había deportado Nabucodonosor, rey de Babilonia (versículos 5-6).

Desglosemos esto por un momento. Aquí tenemos a Mardoqueo. La Biblia lo identifica como un judío en Susa. Déjenme decirles que hay algo malo con esta imagen. Él está en tierra extranjera.

Los judíos pertenecían a palestina. Aquí está Mardoqueo, judío, en una tierra pagana. No encaja, pero Dios lo va a usar y le va a dar un propósito.

Al igual que Mardoqueo nosotras no pertenecemos a esta tierra. Fuimos hechas para otro lugar. Se llama el cielo. No encajamos aquí en esta tierra, pero Dios quiere usarnos para que seamos de bendición, para cumplir sus propósitos, y para ayudar a traer Su reino a este mundo.

Vemos también que Mardoqueo era de la tribu de Benjamín. ¿A quién más conocen que era de la tribu de Benjamín? Al primer rey de Israel, al rey Saúl.

El bisabuelo de Mardoqueo había sido deportado de Judá por el rey de Babilonia, Nabucodonosor, y Mardoqueo era de la tercera o cuarta generación que había crecido en lo que ahora era Persia. Él vivió en la capital de Susa. Fue puesto allí providencialmente por Dios por razones que él no tenía forma de entender durante ese tiempo.

Él no podía ver. Él no sabía por qué Dios lo había puesto como judío, como extranjero, en medio de este imperio persa. Él no encajaba. Los judíos no encajaban en Persia. No es ahí donde pertenecían, pero Dios providencialmente había colocado allí a Mardoqueo; Él tenía un propósito para su vida.

Podría decirse que posiblemente ustedes no vean, que no sepan; es más, que no podemos ver, no sabemos, todos los propósitos e intenciones que Dios tiene con nuestras vidas en esta tierra. ¿Por qué Dios me puso en este matrimonio? ¿Por qué Dios me puso en este trabajo? ¿Por qué Dios me puso en esta comunidad? ¿Por qué Dios me puso en este país? ¿En este lugar? ¿En estas circunstancias? No lo sabemos, pero confiamos en la providencia de Dios que él tiene un propósito para ponernos allí.

Ahora, el versículo siete nos dice que Mardoqueo:

«…estaba criando a Hadasa, es decir, Ester, hija de su tío, pues ella no tenía ni padre ni madre. La joven era de hermosa figura y de buen parecer, y cuando su padre y su madre murieron, Mardoqueo la tomó como hija suya.»

O sea que Mardoqueo estaba criando a su sobrina huérfana. La había adoptado. La vigilaba. Cuidaba de ella, lo que veremos a medida que sigamos avanzando en el capítulo.

Él cumplió la responsabilidad de un padre hacia una hija; es decir, cuidarla. Es su hija adoptiva. Ester es judía, y los judíos, como veremos, serán una minoría despreciada en el reino.

Dice que ella es joven. Ayer busqué esa palabra en el idioma original, y dice que la palabra «joven» significa doncella. Habla de una muchacha que esté entre la infancia y la adolescencia. Ella era una jovencita, probablemente una adolescente.

Me alegro tanto de que haya mujeres más jóvenes que estén escuchando Aviva Nuestros Corazones todos los días, y me gustaría retar a algunas de ellas a que digan: «Señor, no sé cuál es Tu propósito para mi vida. No sé por qué me hiciste. No sé por qué me pusiste en esta familia, en este tiempo, pero sé que tienes un propósito. Quiero rendirme a ti para cualquiera que sea tu propósito en mi vida».

Vemos que ella es una joven. Vemos que es hermosa. Ese es un detalle pequeño, pero se hace importante. Así es como ella termina en el palacio.

¿De dónde obtuvo Ester su belleza? Dios se la dio. Eso fue parte de la providencia de Dios en su vida.

Ella era huérfana. Tanto su madre como su padre habían muerto. Ella no tenía otra familia que no fuera Mardoqueo, y uno piensa en todas las cosas en la historia de esta jovencita que uno diría que no fueron cosas ideales, cosas que pudieron haberla hecho decir: «No hay esperanza para mí. No valgo la pena».

Si hay una joven que pudiera tener problemas con la imagen de sí misma, aparte de su belleza física, era ella, y aun su belleza física pudo haberle causado problemas de imagen porque ella pudo haber pensado «la única razón por la que me quieren es por mi belleza». Ella era una mujer que tenía muchas razones para no salir adelante.

De modo que con este telón de fondo de la corte real y todos los oficiales del imperio medo-persa, este par, Mardoqueo y Ester, deben haberse sentido terriblemente insignificante, sin oportunidad de influenciar a un rey, y mucho menos a todo un imperio. Según leemos en el primer capítulo, pareciera que Asuero tenía todo el poder, toda la influencia en sus manos.

Así que él solo chasquea sus dedos, y zoom, la reina ya no está; chasquea sus dedos y la gente trae bebidas; chasquea sus dedos, y toda la nación se pone en atención. Él es quien tiene el poder. Pero algo de lo que no se daba cuenta Asuero era de que él, al igual que Mardoqueo y que Ester, todos estaban en manos de un Dios que tiene todo el poder.

Dios tiene todo el poder. Así que aparte de ser insignificantes, resultó que Ester y Mardoqueo iban a jugar un papel vital en la liberación del pueblo de Dios y por lo tanto la continuación de la nación a través de la cual nacería el Mesías. Su simple valentía, su fe y su devoción les permitió ser instrumentos en manos de un Dios soberano que siempre está obrando para cumplir Sus propósitos en este mundo.

Versículo ocho:

«Y sucedió que cuando el mandato y el decreto del rey fueron oídos, muchas jóvenes fueron reunidas en la Fortaleza de Susa bajo la custodia de Hegai; y Ester también fue llevada al palacio del rey, bajo la custodia de Hegai, encargado de las mujeres.»

El rey dio una orden. Traigan a las mujeres. Es uno de los cinco decretos reales hechos por el rey en el libro de Ester.

No sabemos si Ester fue llevada voluntariamente o si fue en contra de su voluntad. He tratado de descifrarlo. He leído este texto una y otra vez al igual que toneladas de comentarios, bueno, tal vez no tantos, pero sí unos cuantos.

No lo sabemos, pero diría, basándome en lo que conocemos hoy sobre Asuero y en lo que sí sabemos del texto, dice que fue llevada, que él hizo un decreto, y yo tendría la tendencia de pensar que ella fue reclutada en contra de su voluntad. Eso es lo que me parece que tiene sentido en este pasaje con todo el resto del pasaje. No sabemos si el rey ejercía autoridad absoluta y negarse o resistirse pudiera haber significado muerte al instante.

No obstante, sea que haya ido por su propia voluntad o que haya sido coaccionada, como pienso que fue el caso, sabemos esto: Sabemos que Dios, en su providencia, trajo lo bueno de lo malo.

Recuerda que Ester no conoce el final de la historia. Nosotras sí sabemos el final de la historia, pero ella no. Trata de ponerte en sus zapatos, en sus sandalias, si es posible, y escucha mientras vemos el versículo ocho.

Y sucedió que cuando el mandato y el decreto del rey fueron oídos [es decir, que todas estas hermosas mujeres debían ser reunidas de todo el reino para participar en una competencia, por así decirlo, para ser la próxima reina], muchas jóvenes fueron reunidas en la fortaleza de Susa bajo la custodia de Hegai; y Ester también fue llevada al palacio del rey, bajo la custodia de Hegai, encargado de las mujeres.

La joven [es decir, Ester], le agradó [es decir, a Hegai, quien estaba a cargo del harén. Ella ganó su favor, y noten esa palabra «favor» porque la verán repetidamente en el libro de Ester.], por lo que se apresuró en proveerle cosméticos y alimentos; le dio siete doncellas escogidas del palacio del rey, y la trasladó con sus doncellas al mejor lugar del harén (versículos 8-9)

Aquí tenemos a esta jovencita adolescente, que llega a este cambio total, inesperado y radical en toda su vida, en todas sus circunstancias. El curso completo de su vida fue alterado radicalmente en un instante.

Pensarás que debió ser suficiente que haya perdido a ambos padres. No sabemos cómo sucedió eso, pero cuando ella era pequeña, perdió a sus padres. Ustedes pensarán: «¿Qué más le puede suceder a esta joven?» y lo que pasa es que tan pronto llega al palacio, rápidamente halla el favor de todo aquel que la conoce.

Acabamos de leer en el versículo nueve que ella rápidamente halló el favor de Hegai, el principal chambelán o eunuco del rey. Si vamos al versículo 15 del mismo capítulo, veremos que ella también halló favor frente a todo el que la veía, y luego en el versículo 17 dice que cuando fue al rey, también halló su favor. Tres veces en este capítulo, ella halló el favor de la gente que la rodeaba.

Ahora, ¿cómo halló ella el favor de las personas y por qué? ¿Qué hacía ella que sobresaliera? Bueno, sabemos que inicialmente fue escogida por su impresionante apariencia física. Ella era bella. Eso dicen las Escrituras, pero pienso que debe haber habido algo más.

No pienso que ella simplemente fuera más atractiva sexualmente que las demás jóvenes. Primero, la mano de Dios estaba en su vida. Dios concede favor.

Pienso sobre el pasaje décadas antes en el libro de Daniel, cuando Daniel fue llevado cautivo al mismo palacio, y en Daniel capítulo uno nos dice que: «Dios concedió a Daniel hallar favor y gracia ante el jefe de los oficiales» (versículo 9). ¿De dónde provino el favor? El favor proviene de Dios.

Dios es el Rey. Dios reina y anula o desautoriza a todos los reyes del universo. Dios le concedió favor a Daniel, y creo que fue Dios quien le concedió favor a Ester porque Dios tenía un plan que era más grande que Daniel, más grande que el rey de Babilonia, más grande que Ester, más grande que el rey Asuero.

Dios tenía un plan para cumplir sus propósitos redentores en este mundo. Daniel era parte de este plan, al igual que Ester. Dios los puso en el palacio y les concedió favor.

Ella halló favor porque la mano de Dios estaba en su vida, pero pienso que hay también otra razón, y es porque ella tenía algo más que belleza física. Ella tenía belleza interior. Ella era una mujer con aplomo.

Mientras leemos el relato completo, vemos que ella es una joven extraordinaria, con un carácter digno de admiración. Su carácter le halló favor. Pienso que ella era una joven encantadora.

Proverbios capítulo 3 nos dice, «La misericordia y la verdad nunca se aparten de ti; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón. Así hallarás favor y buena estimación ante los ojos de Dios y de los hombres» (versículos 3-4).

No se aparten de ti la misericordia y la verdad. Ten un corazón encantador, un corazón piadoso, un espíritu piadoso.

Proverbios capítulo 13 nos dice que, «El buen entendimiento produce favor» (verso 15). Pienso que Ester era una mujer que tenía la cabeza en su sitio. Tenía sensatez, y era Dios quien le permitía ser así. Esa también era la gracia de Dios en su vida, pero les diré algo. Les garantizo que ella no halló favor frente a Hegai y también con el rey y los demás siendo una mujer quejumbrosa, llorona, temperamental, controladora, egocéntrica o regañona. Ese tipo de mujer no halla favor con nadie.

Todo el tiempo recibimos noticias a través de Aviva Nuestros Corazones de mujeres que están pasando por circunstancias duras y difíciles, como Ester cuando estaba en el harén de este rey malévolo y pagano. Hay mujeres que escuchan a Aviva Nuestros Corazones, tal vez algunas de ustedes hoy, que están en matrimonios muy difíciles, en ambientes de trabajo difíciles, ambientes escolares muy difíciles. Vivimos en un mundo malvado y caído, y algunas de estas mujeres, por la forma en que reaccionan a sus circunstancias, pierden el derecho a ganar favor.

Creo que una mujer de Dios puede hallar favor en la peor de las circunstancias si tiene un espíritu encantador, si tiene un corazón piadoso y si tiene un carácter piadoso. Eso es lo que leemos sobre Daniel en ese mismo palacio. Daniel capítulo 6 dice,

«Pero este mismo Daniel sobresalía entre los funcionarios y sátrapas porque había en él un espíritu extraordinario, de modo que el rey pensó ponerlo sobre todo el reino» (versículo 3).

¿Quieres hallar favor delante de Dios y delante de los hombres? Entonces desarrolla un espíritu extraordinario, un espíritu excelente, así como tenía Daniel. Ahora, tener un espíritu excelente no significa que nunca terminarás siendo cautivo, como Daniel o como Ester. Pero significa que Dios podrá obrar en tu vida para lograr sus propósitos cuando tienes ese espíritu excelente.

Pienso que Ester no se dejó influenciar por el espíritu de la gente a su alrededor, sino que se hacía cada vez más y más piadosa, a medida que se desarrollaba la historia. Había algo que se destacaba, algo que era cautivador e impresionante sobre ella, digno de admiración y favor, que iba más allá de su belleza física. Déjenme recordarles que Dios siempre está obrando en todo lugar, aun en el harén de un rey pagano.

Y esto es difícil de entender, ¿no es así? Les digo, no existe ningún lugar donde vivamos o trabajemos o sirvamos o tengamos una función que sea tan oscuro que Dios no pueda estar ahí. Dios está en los lugares más improbables, en tu trabajo secular, en tu familia, en la universidad. Dios es capaz de manifestar su presencia.

Ahora, el versículo 10 nos dice que,

Ester no dio a conocer ni su pueblo ni su parentela, porque Mardoqueo le había mandado que no los diera a conocer. Y todos los días Mardoqueo se paseaba delante del patio del harén para enterarse de cómo estaba Ester y qué le sucedía» (versículos 10-11).

Este es un pequeño paréntesis, tal vez, en este pasaje, pero pienso que vale la pena hacer la observación.

Vemos aquí la relación padre/hija entre Mardoqueo y su hija adoptada, su prima menor Ester, y cómo el rol de padre es instruir, proteger, dirigir y supervisar las vidas de los hijos. La preocupación de Mardoqueo por Ester no terminó cuando ella salió de la casa. Él siguió conectado con ella, lo mejor que pudo. Todavía tenía un sentido de responsabilidad hacia ella.

Ella era su hija. Él la crió como su hija. Déjenme decirles, jovencitas, su mamá siempre será su mamá. Ustedes siempre les importarán a sus padres.

Ahora, ellos no siempre lo harán a la perfección. A veces muestran esa atención de formas equivocadas, pero es propio de un padre preocuparse y cuidar de sus hijos. Era propio de Mardoqueo.

Solo puedo imaginarlo caminando frente a esa corte del harén tratando de averiguar la más mínima noticia. ¿Cómo le va? ¿Qué estará haciendo? Porque, claro está, Ester estaba aislada en ese harén.

Ella no podía salir a hablar con la gente fuera del palacio, pero Mardoqueo era diligente. No era como decir «ojos que no ven, corazón que no siente». Él quiere saber lo que ella estaba haciendo. Él desea estar conectado, y Ester se queda conectada en su corazón.

Mardoqueo le dice a Ester en el momento que ella se va: «No les digas de tu origen». Ahora, no sabemos por qué él dijo esto. Sabemos que había sentimientos antisemíticos en el reino en esos días, y que probablemente lo prudente era que él le diera este consejo, «No les digas de tu origen; no des a conocer a tu propia gente o tu parentela».

No obstante, Ester se sometió al consejo que recibía de Mardoqueo. Continuó siguiendo su consejo, siendo obediente al mismo, aun después de ya no estar bajo su cuidado directo.

Puedo decirles, jovencitas, que he encontrado gran protección y bendición en mi vida como resultado de tomar decisiones, aun como adulta, siguiendo los consejos que mis padres me enseñaron cuando era joven. Algunas de estas cosas, si se las dijera, ustedes dirían, «pero tú eres adulta, toma tus propias decisiones».

Yo tomo mis propias decisiones, y ¿saben lo que decido con mayor frecuencia? Seguir el consejo que recibí de mis padres cuando era joven. De modo que aquí vemos a Ester como una joven que es sumisa. Ella es receptiva. Recuerda lo que se le ha enseñado. Lo pone en práctica una vez llega al punto en que puede hacer lo que ella quiera.

Recuerdo cuando tenía 17 años y mis padres me dejaron ir de Filadelfia al otro lado de los Estados Unidos en California para mis dos últimos años de estudios en la Universidad del Sur de California. No me puedo imaginar cómo me dejaron hacerlo. Ciertamente Dios me protegió, pero quiero decirles que otra cosa que me protegió fue el hecho de que yo escogí, a los 17 años, cuando podía hacer lo que quisiera (podía ir a los lugares que quería; mis padres no estaban ahí para supervisarme), pero Dios me ayudó a tomar las decisiones correctas de acuerdo a lo que mis padres me habían enseñado.

No sé cuántas veces Dios ha protegido mi vida de cosas que pudieron haber sido influencias peligrosas, mortales o engañosas, por haber escogido escuchar el consejo de mis padres. De modo que Ester es discreta. Ella llega al palacio del rey, y no habla sobre su identidad ni su origen. Creo que en parte Dios la bendice y pone su favor sobre ella porque ella escoge permanecer bajo el consejo y la sabiduría que recibió al crecer bajo el cuidado de Mardoqueo.

Carmen: Nancy Leigh DeMoss nos ha estado ayudando a que la historia de Ester cobre vida, recordándonos el suspenso y drama de esta historia. El programa de hoy es parte de una serie llamada Ester: una mujer de Dios en el tiempo de Dios.

Te ayudará a ir más allá de las enseñanzas de escuela dominical sobre una mujer que llegó a ser reina. También te ayudará a ponerte en el lugar aterrador de esta adolescente en un mundo injusto. Lo que es más importante, te ayudará a ver la mano de Dios guiando a Ester a través de cada prueba.

Esta serie te guiará a ti también y te ayudará a aprender más de Su providencia. Si te has perdido alguno de los programas puedes escucharlos en AvivaNuestrosCorazones.com. También espero que te entusiasmes con la guía de estudio que nuestro equipo elaboró, llamada Ester, la reina exiliada. La lectura diaria tomará un tema de Ester, y te ayudará a relacionarlo con tu vida y tu relación con Dios.

Puedes adquirirlo al visitar nuestra página, AvivaNuestrosCorazones.com.

Hemos estado viendo la actitud chauvinista del rey Asuero. Mañana, contrastaremos esa actitud con la visión de Dios de la belleza y el valor de la mujer. Ahora, oremos con Nancy.

Nancy: Señor, te doy gracias porque tú concedes tu favor, y obras aún en las circunstancias más difíciles o improbables. Tu obras te mueves y logras tus propósitos.

Señor, gracias por la influencia piadosa y por las personas que traes a nuestras vidas para entrenarnos, Te pido que nos enseñes y nos muestres cómo vivir Tu consejo. Señor, Te oro por las mujeres que nunca tuvieron padres piadosos, como tampoco influencia o entrenamiento, para que puedan recibirlo de Tu Palabra y puedan vivir en obediencia al consejo de Tu Palabra.

Gracias, Señor, por Tu providencia, por cómo la vemos en esta historia y como estamos aprendiendo a verla en nuestras propias vidas. Gracias, Señor, en el Nombre de Jesús. Amén.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries .

Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de Las Américas a menos que se cite otra fuente.

Tomado de: Aviva Nuestros Corazones

Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

¿Preso y esclavo?

Jueves 28 Mayo
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
¿Preso y esclavo?

«Estos muros son realmente raros. Al principio los detestas, luego te acostumbras a ellos. Y al cabo de cierto tiempo te vuelves dependiente». Así describía un preso su adaptación a los muros de su cárcel. ¿No sucede lo mismo cuando aceptamos hacer el mal? La primera vez hacemos callar nuestra conciencia. Luego tratamos de esconder nuestra falta, pues en el fondo de nosotros mismos sabemos que lo que hicimos está mal. Tenemos vergüenza, estamos como irritados contra nosotros mismos.

Y si volvemos a caer en lo mismo, al cabo de cierto tiempo nos volvemos esclavos de ello. La costumbre hace que nos sintamos a gusto con el pecado y terminamos siendo dependientes de él. Cuando caemos en ese engranaje, perdemos nuestra verdadera libertad.

Pero Dios desea liberarnos de ese poder del pecado. Por ello dio a su Hijo Jesucristo. Él, el único justo, el único hombre en la tierra que nunca cometió pecado, llevó en la cruz, en nuestro lugar, el castigo que nosotros merecíamos. Murió y dio su vida por mí. Para ser liberado del pecado puedo considerarme como muerto con él, y vivo para él.

¡No nos acostumbremos a pecar! No basta querer hacer el bien. Debemos confesar nuestras faltas a Dios, sencillamente, y hallar en él el perdón, la paz y la plena libertad. ¡Así recibiremos la fuerza para resistir al mal!

Cristo vino para hacer de nosotros personas libres, liberadas del pecado (Gálatas 5:1). ¡Depositemos nuestra confianza en él! ¡Él es el Salvador, el único Salvador!

 Dios exige lealtad

Grace en Español

 Dios exige lealtad

Josías Grauman

Josías Grauman

Josías es licenciado en idiomas bíblicos por The Master’s University y con Maestría en Divinidad por The Master’s Seminary. Sirvió durante cinco años como capellán del Hospital General de Los Angeles (California), y sirvió como misionero por dos años en la Ciudad de México. En la actualidad , está encomendado como anciano de la iglesia Grace Community Church donde sirviendo en el ministerio hispano. Josías y su esposa Cristal tienen tres hijos.

https://www.gracechurch.org/espanol