ENCUENTRO CON DIOS
El valle de la visión

Oraciones Puritanas

ENCUENTRO CON DIOS
¡Gran Dios!
En público y privado, en el santuario y en casa, sea mi vida inmersa en
oración, lleno del espíritu de gracia y de súplicas, cada oración perfumada
con incienso de sangre expiatoria.
Ayúdame, defiéndeme, hasta que de orar
yo pase al reino de la alabanza constante.
Instado por mi necesidad,
invitado por Tus promesas, llamado por Tu Espíritu, yo entro en Tu
presencia, adorándote a Ti con piadoso temor, impresionado con Tu
majestad, grandeza, gloria, todavía animado por Tu amor.
Yo soy totalmente miserable y totalmente culpable, no tengo nada de mí
mismo con que recompensarte, más yo vengo Jesús a Ti, a los brazos de la
fe, pidiendo que la justicia de Él compense mis iniquidades, regocijándome
de que Él será pesado en balanza por mí, y satisfará Tu justicia.
Te agradezco porque de ese gran pecado tomes gran gracia, y que sin embargo
de que el pecado merece castigo infinito por haber sido cometido contra un
Dios infinito, aún haya misericordia para mí, pues donde la culpa es más
terrible, ahí Tu misericordia en Cristo es más libre y profunda.
Bendíceme revelándome de Tus méritos salvíficos, causando que Tu bondad pase
delante de mí, hablando de paz a mi corazón contrito; fortaléceme para
que yo no Te deje hasta que Cristo reine supremo en mí interior, en cada
pensamiento, palabra y obra, con una fe que purifica el corazón, vence al
mundo, obra por amor, préndeme a Ti, y siempre aférrame a la cruz.
