Conferencia 2022 EL CONSOLADOR La persona y obra del Espíritu Santo La Conferencia Expositores existe para fortalecer a la iglesia local a través de la capacitación de sus líderes. Hemos diseñado una conferencia anual que se realiza en Los Ángeles, California en el campus de Grace Community Church.
¿La regeneración precede necesariamente a la conversión? Por Thomas Schreiner
La respuesta a la pregunta es: «sí», pero antes de explicar por qué esto es así, se debe explicar brevemente qué significan los términos «regeneración» y «conversión».
La regeneración significa nacer de nuevo o nacer de lo alto (Jn. 3:3, 5, 7, 8). El nuevo nacimiento es la obra de Dios, de manera que todos los que han nacido de nuevo, «nacen del Espíritu» (Jn. 3:8). O, como dice 1 Pedro 1:3, es Dios quien «nos hizo renacer para una esperanza viva» (1 P. 1:3). El medio que Dios utiliza para otorgar esa nueva vida es el evangelio, porque los creyentes «han nacido de nuevo, no de simiente perecedera, sino de simiente imperecedera, mediante la palabra de Dios que vive y permanece» (1 P. 1:23; Stg. 1:18). La regeneración, o nacer de nuevo, es un nacimiento sobrenatural. Así como no podemos hacer nada para nacer físicamente —¡simplemente sucede!— tampoco podemos hacer algo para producir nuestro nuevo nacimiento espiritual.
La conversión ocurre cuando los pecadores se vuelven a Dios en arrepentimiento y fe para salvación. Pablo describe la conversión de los tesalonicenses con estas palabras: «porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios para servir al Dios vivo y verdadero» (1 Ts. 1:9). Los pecadores se convierten cuando se arrepienten de sus pecados y se vuelven en fe a Jesucristo, confiando en Él para el perdón de sus pecados.
Pablo afirma que los inconversos están muertos en sus «delitos y pecados» (Ef. 2:1; 2:5). Se encuentran bajo la potestad del mundo, la carne y el diablo (Ef. 2:2-3). Todos nacemos en el mundo como hijos o hijas de Adán (Ro. 5:12-19). Por tanto, todos entramos al mundo siendo esclavos del pecado (Ro. 6:6, 17, 20). Nuestras voluntades están esclavizadas al mal y, por esa razón, no tienen ninguna inclinación o deseo de hacer lo correcto o volverse a Jesucristo. Dios, no obstante, por su increíble gracia «nos dio vida juntamente con Cristo» (Ef. 2:5). Esta es la manera de Pablo de decir que Dios ha regenerado a su pueblo (Tit. 3:5). Él ha soplado aliento de vida en nosotros donde antes no lo había, y el resultado de esta nueva vida es la fe, porque la fe también es «don de Dios» (Ef. 2:8).
Varios textos de 1 Juan demuestran que la regeneración precede a la fe. Los textos son los siguientes:
«Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él» (1 Jn. 2:29). «Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios» (1 Jn. 3:9). «Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios» (1 Jn. 4:7). «Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él» (1 Jn. 5:1). Podemos hacer dos observaciones a partir de estos textos. En primer lugar, en cada ejemplo, el verbo «nacer» (gennaô) se encuentra en el presente perfecto, denotando una acción que precede a la acción humana de practicar la justicia, evitar el pecado, amar o creer.
En segundo lugar, ningún evangélico diría que antes de nacer de nuevo debemos practicar la justicia, porque tal declaración enseñaría una justicia en base a las obras. Tampoco diríamos que primero debemos evitar el pecado, para luego nacer de Dios, porque tal creencia sugeriría que las obras humanas producen el nacimiento espiritual. Tampoco diríamos que primero debemos demostrar un gran amor por Dios, y luego Él nos hace renacer. No, queda claro que practicar la justicia, evitar el pecado y amar son todas consecuencias o resultados del nuevo nacimiento. Pero si este es el caso, entonces debemos interpretar 1 Juan 5:1 de la misma manera, porque la estructura del versículo es la misma que encontramos en los textos relacionados con practicar la justicia (1 Jn. 2:29), evitar el pecado (1 Jn. 3:9) y amar a Dios (1 Jn. 4:7). Se deduce, entonces, que 1 Juan 5:1 enseña que primero Dios nos da nueva vida, y luego creemos que Jesús es el Cristo.
Vemos la misma verdad en Hechos 16:14. Primero, Dios abre el corazón de Lidia y la consecuencia es que ella presta atención y cree en el mensaje proclamado por Pablo. Asimismo, nadie puede ir a Jesús en fe a no ser que Dios haya obrado en su corazón para atraerlo a la fe en Cristo (Jn. 6:44). Pero todos aquellos que el Padre ha atraído o entregado al Hijo ciertamente pondrán su fe en Jesús (Jn. 6:37).
Dios nos regenera y luego creemos, por consiguiente, la regeneración precede a nuestra conversión. Por tal motivo, damos toda gloria Dios por nuestra conversión, ya que el volvernos a Él es completamente una obra de Su gracia.
Este artículo fue publicado por 9Marcas. Meditando en las bendiciones del año que termina Thomas Schreiner es profesor de interpretación del Nuevo Testamento en el Southern Baptist Theological Seminary en Louisville, Kentucky, Estados Unidos, y pastor de predicación en Clifton Baptist Church.
Domingo 2 Octubre Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Juan 14:6 ¿Sabe a dónde va? ¿Cómo saber si voy en la dirección correcta? En el mar o en el desierto, desde hace siglos los hombres han aprendido a orientarse gracias al sol y a las estrellas. Hoy los sistemas de navegación por satélite les permiten saber exactamente dónde están y qué dirección seguir para llegar a su meta. Incluso sin GPS, es posible preguntar a un transeúnte que pueda orientarnos. Pero hay momentos en que todas estas soluciones son ineficaces. A veces las nubes ocultan las estrellas, mi GPS no tiene señal… y en ciertos casos no hay ninguna persona que pueda darme una indicación segura. ¿Cómo puedo estar seguro de no equivocarme? En un país desconocido necesito estar acompañado por un guía fiable.
Es extraño que la mayoría de nuestros contemporáneos no se pregunten más a menudo: ¿Adónde va mi vida? ¿En qué dirección voy? Continúan su camino siguiendo ejemplos, modelos e ideologías inspiradas por los medios de comunicación, o simplemente por rutina. Cada uno tiene sus actividades, sus amistades, pero en definitiva, ¿a dónde va? ¿Por qué, o por quién somos guiados?
Jesús se presenta como el Camino hacia el cielo, hacia Dios el Padre. Yo he creído en él y he constatado que él dirige con seguridad a los que miran hacia él. Jesús es el Guía invisible y poderoso. Más que esto, él es el Camino mismo, vivo, seguro. Apartarse de él es perderse para finalmente caer. Usted también, escúchelo decirle: “Sígueme tú” (Juan 21:22).
“Tiemblan… y toda su ciencia es inútil. Entonces claman al Señor en su angustia, y los libra de sus aflicciones. Cambia la tempestad en sosiego, y se apaciguan sus ondas… así los guía al puerto que deseaban” (Salmo 107:27-30).
Ideología de género: Tergiversación y verdad CATHERINE SCHERALDI
Hasta hace unas décadas, las palabras sexo y género podían usarse de manera indistinta sin ningún problema. Hoy, sin embargo, las cosas son muy distintas. Mientras que el sexo se define como las características biológicas que hacen de un individuo varón o hembra, el género como tal (masculino o femenino) se denomina una construcción social y no biológica.
Según nuestra sociedad, la biología no tiene nada que ver con la identidad de género. Pero las cosas no son así tan sencillas.
La ciencia Para entender cómo se determina el sexo de una persona, es importante regresar a la genética y la embriología. En el núcleo de cada célula hay genes con diferentes combinaciones de ADN (ácido desoxirribonucleico), las unidades hereditarias que determinan no solamente las características físicas de la persona, sino también el funcionamiento de cada órgano.
Las diferentes combinaciones en el ADN determinan las características de los seres humanos: el color de pelo, el tono de piel, o cualquier otra característica que marca la individualidad de cada persona. En los humanos, hay 23 pares de cromosomas (46 en total); 22 pares se conocen como autosomas y aparecen iguales en el sexo masculino y femenino. Además existe un último par, con los que llamamos “cromosomas sexuales”. Aquí existe una diferencia: las personas femeninas tienen dos cromosomas X (XX) y las personas masculinas tienen un cromosoma X y otro Y (XY).
El sexo es determinado por el tipo de gen que el feto reciba de sus padres. El hijo o hija recibe un cromosoma sexual de cada progenitor. La madre siempre donará un cromosoma X y el padre en ocasiones dona un cromosoma X y otras veces dona un cromosoma Y.
Aunque el sexo es determinado en el momento de la concepción, en el estado fetal el desarrollo de ambos sexos es idéntico hasta la sexta semana. Si el feto es masculino, entrará en juego una proteína conocida como proteína SRY, la cual se produce a partir de un gen en el cromosoma Y. Esta proteína ocasiona la formación de los órganos masculinos. Si la proteína SRY está ausente, se desarrollarán los órganos femeninos. Así, la composición genética (lo que llamamos el genotipo) es lo que determina cómo el individuo luce y funciona (lo que llamamos el fenotipo).
La caída Cuando una persona dice sentirse más como el sexo opuesto al que su fenotipo demuestra, entonces se habla de disforia de género. Esa persona profesa sentimientos como si estuviera en el cuerpo del sexo equivocado, condición que ha sido denominada como transexualidad. El término disforia de género también se utiliza para hablar de personas que sienten que su género no es exclusivo (masculino o femenino) sino que dice ser “bigénero” e identificarse con ambos. También existen aquellos que se denominan “agénero”, porque sienten una ausencia de género o porque se consideran de un tercer género totalmente separado de los otros dos.
El pensamiento popular ahora es que lo que determina el género en el individuo no es su genética, sino lo que cada persona “siente”.
Dot Brauer, psicóloga clínica y directora del Centro de LGBTQA en la universidad de Vermont, define la identificación del género como “lo que se siente bien para la persona”. Ella dice que “en su generación toda la información fue dada desde una perspectiva limitada y con lenguaje limitado impartido en la clase de salud y aquello que fue aprobado por la junta de educación”, sugiriendo que ellos tenían una mente estrecha. Se dice que el género existe en una gama, afirmando que hay muchas diferentes expresiones entre los dos géneros. Lisa Fields, de WebMD, escribe que ser transgénero “se trata de lo que una persona siente en su interior”. El Dr. Michael L. Hendricks, un psicólogo clínico en Washington que trabaja con pacientes durante su transición (personas cambiando de lo que su biología ha determinado hacia lo que sienten), dice que no hay un patrón, sino que varía con cada paciente. Ahora es claro por qué Facebook tiene 71 diferentes géneros para que elijas en tu perfil.
La cosmovisión ha cambiado, y por lo tanto ha cambiado el lenguaje. Ya no es “género biológico”, como siempre se ha dicho, sino “género asignado”. Con esto se quiere señalar que el género fue asignado al nacer por el personal médico, sin saber si realmente ese será el género con el cual el niño o niña decidiría identificarse.
Como hemos visto, la biología, la embriología, y la genética demuestran que solamente hay dos sexos. Esta noción de que el género es independiente del sexo biológico es precisamente denominada una ideología porque no está basada en la ciencia. Aunque la disforia de género todavía es considerada como una anormalidad en la psiquiatría, eso parece estar por cambiar.
En el siglo XVIII, el mundo pasó por la revolución científica, donde la verdad se buscaba a través del método científico. Para que algo fuera aceptado como verdad tenía que ser probado a través de la experimentación y la corroboración de los resultados iniciales. Esto es efectivo cuando la información es medible, pero en otras áreas es impreciso.
Una de las áreas donde el método científico no tiene valor es precisamente en el área de las emociones. Muchas afirmaciones en el ámbito filosófico, moral, y psicológico fueron aceptadas como postulados científicos cuando en realidad el método científico no puede ser aplicado a ninguna de ellas.
A medida que la sociedad cambió, el hombre se volvió más egocéntrico e individualista, llegando a pensar que lo que establece la verdad para cada individuo es su propia opinión. En el mejor de los casos, el hombre de hoy piensa que si él no tiene la razón, la mayoría sí la tendrá. Esto es el fruto del corazón engañoso del hombre que lo lleva a creer que él siempre tiene la razón (Proverbios 21:2).
En nuestros días, la mayoría ha llegado a pensar que la autorealización es lo que trae la felicidad; esto es tierra fértil para la aceptación de algo como la ideología de género. Si la felicidad es un derecho y la verdad es relativa, entonces la tolerancia a cualquier ideología será el resultado natural, con el consecuente rechazo de cualquier verdad absoluta.
El evangelio Es importante entender que con la caída del hombre en Génesis 3, todos los aspectos del ser humano fueron afectados. Esto incluye el desarrollo físico, la facultad mental, las emociones, y la dimensión espiritual. Dios nos creó para que hubiera armonía en todos los aspectos; sin embargo, con la entrada del pecado, esta armonía se perdió.
Los sentimientos y emociones de cada persona son reales y pueden ser bastante fuertes, aunque no necesariamente correspondan a la verdad de su biología. A pesar de esto, si permitimos que la verdad sea definida por los sentimientos y el individualismo, en vez de por aquello que corresponde a la realidad, entonces terminaremos en la posición que estamos hoy, donde nadie conoce lo que es verdad.
Si las personas con disforia de género son estimuladas a abrazar lo que es una patología, lo única que logramos con esto es empeorar su disfuncionalidad. Un 32-50% de las personas transgénero cometen un intento de suicidio aun en lugares como Suiza, donde esta ideología es aceptada. El cristiano siempre debe desear lo mejor para la otra persona. Para estas personas eso implicaría ayudarles a abrazar el diseño del creador. Esto seria amarles verdaderamente.
Con la caída del hombre todos los aspectos del ser humano fueron afectados. Esto incluye el desarrollo físico, la facultad mental, las emociones, y la dimensión espiritual.
Desde el surgimiento del deseo de Adán de ser como Dios y su subsiguiente caída, la cosmovisión secular tiene como su meta desplazar el control desde Dios hacia el hombre; quiere esconder la imagen de Dios, impuesta en Su diseño. El hombre desea ser su propio dios, para tener el derecho de decidir lo que quiere hacer y cómo hacerlo.
Sin embargo, 1 Crónicas 29:11-12 nos recuerda que solamente Dios está en control y Job 42:2 nos enseña que no hay nada que puede frustrar Sus planes. Los hombres están “entenebrecidos en su entendimiento” (Efesios 4:18) y su corazón es “engañoso” (Jeremías 17:9). Esto explica el porqué personas inteligentes y educadas no ven lo obvio y hasta ignoran las leyes de Dios que ellos mismos han descubierto a través de la ciencia para creer una mentira (Juan 3:19).
Dios ha hecho dos sexos que muestran la imagen de Dios, hombre y mujer, cada uno con características y virtudes diferentes. Y cuando ellos se unen en armonía, complementándose el uno al otro, la gloria y sabiduría de Dios es desplegada a través de las relaciones de forma única. La majestad y sabiduría del Señor es evidente en toda la creación del mundo, pero lo que mejor debe demostrar su gloria sobre todo lo demás es la corona de su creación: el hombre y la mujer. Ellos fueron los únicos que fueron creados a Su imagen y semejanza (Génesis 1:26-27).
Cuando borramos las diferencias entre los sexos, distorsionamos la imagen de Dios y, por lo tanto, la escondemos. Satanás puede mantener el mundo ciego (2 Corintios 4:4) llevándolo todo el tiempo a cambiar la verdad por la mentira (Romanos 1:25). Esto produce lo que Pablo dijo a Timoteo, “Pero los hombres malos e impostores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados” (2 Timoteo 3:13). Con todo, el próximo versículo nos recuerda lo que debemos hacer: “Sin embargo, persiste en las cosas que has aprendido y de las cuales te convenciste, sabiendo de quiénes las has aprendido”.
Dios ha hecho dos sexos que muestran la imagen de Dios, cada uno con características y virtudes diferentes. Y cuando ellos se unen en armonía, la gloria y sabiduría de Dios es desplegada.
Nosotros somos embajadores de Cristo para predicar el evangelio, y vivir Su diseño es otra forma de expresar que creemos Su verdad. Así glorificamos su nombre y afirmamos que existe un único y verdadero Dios, creador de todo lo visible e invisible. De esta manera el mundo queda sin excusas (Romanos 1:20).
Catherine Scheraldi de Núñez es la esposa del pastor Miguel Núñez, y es doctora en medicina, con especialidad en endocrinología. Está encargada del ministerio de mujeres Ezer de la Iglesia Bautista Internacional. Conduce el programa Mujer para la gloria de Dios, en Radio Eternidad. Puedes seguirla en Twitter.