ESPERANZA VIVA EN MEDIO DEL SUFRIMIENTO

ESPERANZA VIVA EN MEDIO DEL SUFRIMIENTO
POR TIMOTHY KELLER

Entonces esos poderes, que trabajan para el sufrimiento, tendrán su recompensa, y día a día producirán Tu alabanza, y mi alivio; me edificarán con cuidado y valor, hasta que llegue al cielo y, aún más, a Ti.

— George Herbert, “Aflicción IV”

Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, lo mismo que el mar. Vi además la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, procedente de Dios, preparada como una novia hermosamente vestida para su prometido. Oí una potente voz que provenía del trono y decía: “¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán Su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir”.

— Apocalipsis 21:1-5

No hay nada más práctico para quienes sufren que tener esperanza. La pérdida de la esperanza es lo que hace que el sufrimiento sea insoportable. Y aquí, al final de la Biblia, está la mayor esperanza, un mundo material en el que todo el sufrimiento se ha ido, en el que toda lágrima será enjugada de nuestros ojos. Esta es una esperanza viva y transformadora.

¿A quién estaba escribiendo Juan en el libro de Apocalipsis? Estaba escribiendo a personas que sufrían cosas terribles. El versículo 4 nos muestra la lista. Estaba escribiendo a personas que estaban experimentando aflicciones, peligro de muerte, llanto y dolor. Este libro fue escrito cerca del final del primer siglo, cuando el emperador romano Domiciano estaba llevando a cabo persecuciones de cristianos a gran escala. A algunos les quitaban sus hogares y los saqueaban, y otros eran enviados a la arena para ser despedazados por bestias salvajes mientras el público observaba. Otros eran empalados en postes, cubiertos con brea y, estando aún vivos, les prendían fuego. Eso es lo que los lectores de este libro estaban enfrentando.

¿Y qué les dio Juan para que pudieran enfrentar todo esto? Juan les recordó la mayor esperanza de todas: la llegada de un cielo nuevo y una tierra nueva. Eso fue lo que les dio para enfrentarlo, y la historia nos confirma que funcionó. Sabemos que los primeros cristianos asumieron su sufrimiento con gran serenidad y paz, que cantaron himnos mientras las bestias los desgarraban y que perdonaron a sus verdugos. Es por esto que mientras más los mataban, más crecía el movimiento cristiano. ¿Por qué? Porque cuando la gente los veía morir de esa manera, decían: “Esta gente tiene algo”. Bueno, ¿saben lo que tenían? Tenían esto: una esperanza viva.

Los seres humanos son criaturas diseñadas para la esperanza. La forma en que vives ahora está completamente controlada por lo que crees sobre tu futuro. Estaba leyendo una historia hace algunos años sobre dos hombres que fueron capturados y arrojados a un calabozo. Justo antes de ir a prisión, uno de los hombres descubrió que su esposa y su hijo estaban muertos, y el otro se enteró de que su esposa y su hijo estaban vivos y lo esperaban. En los primeros años de su encarcelamiento, el primer hombre se consumió de tristeza y finalmente murió. Pero el otro hombre aguantó, se mantuvo fuerte y salió diez años después. Ten en cuenta que estos dos hombres experimentaron las mismas circunstancias pero respondieron de manera diferente porque, aunque experimentaron el mismo presente, tenían la mente puesta en futuros diferentes. El futuro era lo que determinaba la forma en que manejaban el presente.

Juan tenía razón, entonces, al ayudar a las personas que sufren dándoles una esperanza. ¿Crees que cuando mueras sencillamente te pudrirás? ¿Crees que la vida en este mundo es toda la felicidad que obtendrás? ¿Crees que algún día el sol va a morir, que toda la civilización humana se extinguirá y que nadie recordará nada de lo que se haya hecho? Esa es una forma de imaginar tu futuro. Pero aquí está otra. ¿Crees en “un cielo nuevo y una tierra nueva”? ¿Crees que toda maldad e injusticia será juzgada en el día del juicio? ¿Crees que te diriges hacia un futuro de gozo eterno? Esos son dos futuros completamente diferentes, y lo que creas determinará la manera en que vas a manejar tus prisiones, tu sufrimiento.


Este artículo Esperanza viva en medio del sufrimiento fue adaptado de una porción del libro Caminando con Dios a través de el dolor y el sufrimiento, publicado por Poiema Publicaciones. Puedes descargar una muestra gratuita visitando este enlace. Conoce todos los libros de Timothy Keller en español.

La verdad y la paz verdadera

Nota del editor: Este es el primer capítulo en la serie especial de artículos de Tabletalk Magazine: La historia de la Iglesia | Siglo XVI

Por Burk Parsons

l 31 de octubre de 1517, Martín Lutero clavó sus noventa y cinco tesis en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg, Alemania. Lo hizo por causa de la paz, la pureza y la unidad de la iglesia. En su primera tesis, llamó a la iglesia al arrepentimiento genuino y continuo, y en sus últimas tesis la llamó a la paz verdadera en Cristo. Lutero no fue un cismático rebelde que quiso liderar una rebelión contra Roma; fue un ardiente heraldo y defensor del evangelio que, debido a su fidelidad obstinada e inquebrantable, encendió la ira de Roma, que estaba alzada contra la verdad, el evangelio y la iglesia verdadera. Lutero no fue un divisor; fue un pacificador. Para que haya paz verdadera y unidad verdadera, primero debe haber verdad, y la verdad divide antes de que pueda unir. La verdad debe conquistar antes de que pueda libertar. Lutero no dividió la iglesia; Roma dividió la iglesia infiltrándola con doctrinas falsas de hombres. Los reformadores no abandonaron Roma; Roma los abandonó a ellos al dejar la verdad, el evangelio y la iglesia. Los reformadores buscaron la reforma de Roma, y Roma, a su vez, buscó sus cabezas. Roma hizo una división entre la iglesia verdadera y la iglesia falsa, y expulsó a la iglesia verdadera.

Los precursores de la Reforma (por ejemplo, Pedro Valdo, John Wycliffe y Jan Hus) y los reformadores magisteriales del siglo XVI (hombres como Martín Lutero, Ulrico Zuinglio y Juan Calvino) bien merecen el nombre de reformadores, pero lo fueron en el sentido más básico de la palabra. Procuraron la Reforma para llevar a la iglesia de vuelta a su forma original. Para reformar algo, primero debe haber una forma, y la forma que buscaron los reformadores fue la original de la iglesia que se encuentra en la única guía infalible para la fe y la vida, es decir, en la Escritura, y en la Escritura sola. A fin de cuentas, los reformadores no intentaron cambiar la naturaleza de la iglesia, sino llamar a la iglesia a volver a su identidad bíblica y a lo que debe ser para constituir la iglesia verdadera.

Los reformadores querían la paz, pero no a expensas de la verdad, como exclamó Lutero: «¡La paz si es posible, pero la verdad a toda costa!». La paz verdadera solo llega con el arrepentimiento verdadero. Al llamar a Roma a arrepentirse, Lutero no quiso dividir la iglesia, sino unirla y producir paz verdadera proclamando la verdad. La paz verdadera solo se encuentra en la verdad de Jesucristo, así que la paz y la unidad verdaderas solo pueden existir donde reina la verdad. La iglesia verdadera conoce la verdad, y la verdad nos hace libres (Jn 8:32). Y cuando somos libres en Cristo, también buscamos la verdad y, a su vez, la paz, la pureza y la unidad de la iglesia, solo para la gloria de Dios, soli Deo gloria.

Publicado originalmente en: Tabletalk Magazine
Burk Parsons
El Dr. Burk Parsons es pastor principal de Saint Andrew’s Chapel [Capilla de San Andrés] en Sanford, Florida, director de publicaciones de Ligonier Ministries, editor de Tabletalk magazine, y maestro de la Confraternidad de Enseñanza de Ligonier Ministries. Él es un ministro ordenado en la Iglesia Presbiteriana en América y director de Church Planting Fellowship. Es autor de Why Do We Have Creeds?, editor de Assured by God y John Calvin: A Heart for Devotion, Doctrine, and Doxology, y co-traductor y co-editor de ¿Cómo debe vivir el cristiano? de Juan Calvino.

El evangelio en internet

Lunes 24 Octubre
Crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente.
Hechos 6:7
Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.
Romanos 10:17
El evangelio en internet
Damila miró su reloj. Dentro de 20 minutos su marido regresaría del trabajo. Era el momento de borrar todos los rastros electrónicos de los sitios de internet que había visitado…

Casada desde hacía 9 años, madre de 5 hijos, Damila pasaba su vida entre las tareas domésticas y otras obligaciones supervisadas por un marido autoritario. Ella siempre había tratado de ser fiel a la religión de su país, pero cuanto más leía el libro sagrado de su religión, más dudas tenía. Entonces empezó a buscar en internet.

De repente, su vida monótona cambió el día en que encontró un sitio en internet que ofrecía “visitas bíblicas a la tierra santa”. Después de varios clics, descubrió el cristianismo y comenzó a seguir un estudio bíblico en línea. Asistió a foros donde muchas de sus preguntas hallaron respuesta. Aunque a veces le preocupaba esta oleada de nuevas ideas, empezó a tomar parte en las discusiones en línea.

Pero esto no era suficiente para saciar su sed. Entonces, siguiendo sus averiguaciones, descubrió las emisiones de Radio Trans Mundial y la aplicación correspondiente en su teléfono, lo cual la llevó a conocer al Señor Jesús como su Salvador.

Algunos años atrás, ella solo pensaba en escapar a su difícil situación, pero desde que su vida fue transformada, decidió permanecer con su familia y orar por cada uno de los suyos, confiando en que Jesús se revelaría a ellos en su debido tiempo.

Deuteronomio 18 – Juan 11:17-37 – Salmo 119:33-40 – Proverbios 26:3-4

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