La prueba está en la luz

La prueba está en la luz

6/28/2018

Comprobando lo que es agradable al Señor. (Efesios 5:10)

El gozo de un cristiano es ser ejemplo vivo de la verdad de Dios; ser un ejemplo viviente de lo que es agradable a Él.

Cuando estuve en Damasco, descubrí que las tiendas no tienen ventanas. Si quiere comprar algo, tiene que sacarlo a la calle y levantarlo a la luz para detectar cualquier defecto. De igual manera, la única forma de evaluar nuestra vida es exponer toda conducta, toda decisión y todo motivo ante la luz de Cristo y de su Palabra.

Cuando voy al aeropuerto y paso mis maletas por las cámaras que ven lo que hay dentro, nunca me preocupa lo que vea el policía. No tengo nada que ocultar. No llevo armas ni bombas. Así debemos ser como cristianos. No debe importarnos que la luz revele lo que somos porque ella solo ha de comprobar la veracidad de nuestra identidad. Debemos estar dispuestos a exponer nuestra vida ante la luz para que pruebe que somos luz.

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Cómo soportar cuando la obediencia duele

JUNIO, 28

Cómo soportar cuando la obediencia duele

Devocional por John Piper

Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de él soportó la cruz. (Hebreos 12:2)

Lo que la fe lleva a cabo a veces es más difícil de lo que podamos imaginar.

En su libro Miracle on the River Kwai (que se traduce literalmente como «Milagro en el río Kwai»), Ernest Gordon narra la historia real de un grupo de prisioneros de guerra que trabajó en el ferrocarril de Birmania durante la Segunda Guerra Mundial.

Al final de cada día, las herramientas eran recolectadas del grupo de trabajo. En una ocasión, un guardia japonés gritó que faltaba una pala y exigió que se encontrara al que la había robado. Comenzó a despotricar y maldecir hasta llegar a una furia paranoica, y dio la orden de que el culpable diera un paso al frente. Nadie se movió. «¡Todos morirán! ¡Todos morirán!», gritó tomando su rifle y apuntándolo hacia los prisioneros. En ese momento, un hombre dio un paso al frente y el guardia lo golpeó con el rifle hasta matarlo mientras el hombre permanecía en silencio y en posición de atención. Cuando regresaron al campo, volvieron a contar las herramientas y vieron que no faltaba ninguna pala.

¿Cómo se puede sostener la voluntad de morir por otras personas cuando se es inocente? Jesús fue llevado a la cruz y se mantuvo firme en su amor por nosotros «por el gozo puesto delante de él».

La gracia implica que quienes la reciben no son merecedores de ella. Por lo tanto, no diré que Jesús puso su esperanza en la gracia. Simplemente diré que contaba con la bendición y el gozo que le aguardaban, y esto lo llevó a mantenerse firme en su amor en medio del sufrimiento.

Cuando lo imitemos en esto, que es algo que deberíamos hacer, aquella bendición y aquel gozo para nosotros es la gracia —la gracia venidera—. Como hombre, dándonos el ejemplo de cómo tomar nuestra cruz y seguirlo por el camino del amor hacia el Calvario, Jesús se encomendó al Padre (1 Pedro 2:23) y basó su esperanza en la resurrección y en el gozo de reunirse con su Padre y de redimir a su pueblo.

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Deuteronomio 33–34 | Salmo 119:145–176 | Isaías 60 | Mateo 8

28 JUNIO

Deuteronomio 33–34 | Salmo 119:145–176 | Isaías 60 | Mateo 8

Si Isaías 59 es extraordinariamente desolador, el capítulo 60 resplandece con gloria. Aquí, Sion regresa, no la Jerusalén que los exiliados retornados reconstruyeron gradualmente, sino la definitiva, el reino de Dios que viene a la tierra. No es sorprendente que gran parte del simbolismo siga brotando de la ciudad histórica. No obstante, la visión trasciende cualquier esperanza meramente terrenal. Como prueba, destacaremos que ya no hay más sol ni luna, “porque el Señor será tu luz eterna; tu Dios será tu gloria” (60:19; cp. Apocalipsis 21:23). Aquí, el propio Señor soberano se levanta, infinitamente más glorioso que cualquier amanecer terrenal: “¡Levántate y resplandece, que tu luz ha llegado! ¡La gloria del Señor brilla sobre ti!” (60:1). El capítulo anterior establece la necesidad desesperada del pueblo, la cruda evidencia de que no pueden transformarse. Este capítulo habla de esta oscura imagen y presenta la única solución posible: “Mira, las tinieblas cubren la tierra, y una densa oscuridad se cierne sobre los pueblos. Pero la aurora del Señor brillará sobre ti; ¡sobre ti se manifestará su gloria! ¡Las naciones serán guiadas por tu luz, y los reyes, por tu amanecer esplendoroso!” (60:2–3).

Tres observaciones más:

(1) Esta Sion es un hogar para naciones, extranjeros y reyes, para las personas de “costas lejanas”, de naciones que no tienen nada que ver con la tierra prometida (60:3, 9–10, 14). Los gentiles se unirán a los judíos en este reino, honrando a aquellos fieles israelitas que pertenecieron a Sion antes que ellos. La luz nace en Jerusalén y se extiende a todas las naciones.

(2) Todos los que rechazan esta gloria se enfrentan al juicio: “La nación o el reino que no te sirva, perecerá” (60:12). El texto no da esperanzas de que la Sion definitiva englobe a todos sin excepción; más bien, lo hace sin distinción, siempre que estos obedezcan al “Santo de Israel”, la “ciudad del Señor” (60:14).

(3) Sobre todo, este reino lleva hasta una gloriosa perspectiva de longevidad eterna. Dios dice: “Haré que la paz te gobierne, y que la justicia te rija. Ya no se oirá de violencia en tu tierra… sino que llamarás a tus muros “Salvación”, y a tus puertas, “Alabanza” (60:17–19, cursivas añadidas). Fijémonos en los términos temporales: el sol ya no será tu luz; el SEÑOR será tu luz eterna; tu sol no volverá a ponerse; tus días de duelo llegarán a su fin; el pueblo poseerá la tierra para siempre (60:19–21). Los ciclos de rebelión y arrepentimiento terminarán; los ciclos de bendición y maldición no existirán más. “Yo soy el Señor; cuando llegue el momento, actuaré sin demora” (60:22). Aun así, ven, Señor Jesús.

Carson, D. A. (2014). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, Vol. II, p. 179). Barcelona: Publicaciones Andamio.

Cantar en una cueva

Jueves 28 Junio

En ti, oh Señor, me he refugiado.

Salmo 71:1

En el día de mi angustia te llamaré, porque tú me respondes.

Salmo 86:7

Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.

Isaías 26:3

Cantar en una cueva

“Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto; cantaré, y trovaré (o compondré) salmos” (Salmo 57:7). Cualquiera pensaría que para el autor de este salmo todo iba perfectamente bien, que no tenía preocupaciones y sí muchas razones para rebosar de gozo.

Sin embargo, David escribió estas palabras mientras huía del rey Saúl, quien quería matarlo (ver la introducción a este Salmo 57). Tuvo que esconderse en una cueva. Un poco antes leemos: “Mi vida está entre leones; estoy echado entre hijos de hombres que vomitan llamas” (v. 4). Entonces, ¿cómo podía cantar en semejante situación?

Confiaba plenamente en que Dios lo protegía, por eso pudo decir: “En ti ha confiado mi alma, y en la sombra de tus alas me ampararé” (v. 1). David, escondido en una oscura cueva, se sentía seguro en las manos de Dios, y podía componer y cantar salmos de alabanza.

¿Usted también está en una “cueva”? ¿Está aterrorizado por las bombas o asediado por la persecución? ¿Está ansioso porque no conoce el resultado del examen médico, inquieto pensando en la posible pérdida de su trabajo o en el futuro de sus hijos? ¿Está triste porque perdió a un ser querido?

Independientemente de cual sea su “cueva”, Jesús quiere estar a su lado, tranquilizarlo, consolarlo e incluso llenarlo de gozo a pesar del sufrimiento. “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo” (Salmo 23:4).

Números 10 – 2 Timoteo 4 – Salmo 77:10-20 – Proverbios 18:8
Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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