Vivamos en la luz

Vivamos en la luz

6/5/2018

Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. (Mateo 5:14) 

El apóstol Pablo observó al mundo pagano y llegó a la conclusión de que su manera egoísta e inútil de pensar lleva al entendimiento entenebrecido y a un corazón endurecido. Eso, a su vez, lleva a la insensibilidad al pecado y a la conducta sin pudor, que entonces lleva a la obscenidad desvergonzada. Y no es en realidad muy diferente en la actualidad.

Los creyentes ni siquiera hemos de tener el mínimo interés en alguna de las malvadas características de los incrédulos. Debemos ser una luz sobre un monte, separados del mal que nos rodea. Debemos ser diferentes. No puede esconderse una ciudad sobre un monte. Debemos levantarnos como sal y luz. Pero si somos corrompidos por el sistema, nos volvemos inservibles.

Nuestro bendito Señor Jesucristo nos compró a costa de su propia vida. Nos dio una nueva naturaleza que es santa, sin mancha y santificada para siempre. Solo nos pide que vivamos conforme a lo que nos ha dado abandonando nuestra vieja manera de vivir y adoptando la nueva.

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Confiable en asuntos mundanos

JUNIO, 05

Confiable en asuntos mundanos

Devocional por John Piper

Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. (Mateo 6:33)

Uno de los testimonios más poderosos de la plena suficiencia de la gracia venidera es el «principio de la fe» que ha gobernado la vida de tantos misioneros, y en particular los de la Overseas Missionary Fellowship (que se traduce literalmente como Asociación de Misioneros en el Extranjero y se conoce como OMF por sus siglas en inglés).

Sin desaprobar a aquellos que siguen un modelo diferente, los que siguen los pasos de Hudson Taylor acostumbran a mover los corazones de las personas para que ofrenden hablando con Dios y no con la personas.

James H. Taylor, el bisnieto del fundador, explica cómo esta fe en la gracia venidera, basada en las demostraciones de la gracia pasada, honra a Dios:

Comenzamos… desde una posición de fe. Creemos que Dios en verdad existe. Nos hemos convencido de esto de varias maneras, pero todos hemos experimentado la gracia de Dios que nos ha llevado a conocerlo por medio de Jesucristo y del nuevo nacimiento en el Espíritu. Creemos que tenemos un buen fundamento para creer en él por el hecho histórico de la resurrección de Jesucristo de entre los muertos: creemos que alguien que declaró que iba morir y luego resucitar, y lo lleva acabo, es creíble en todos los demás aspectos. Por lo tanto, estamos listos para confiar en él, no solo para la salvación eterna de nuestras almas, sino también para a la provisión práctica del pan de cada día y del sustento financiero.

La OMF publica testimonios acerca de la asombrosa fidelidad de Dios a fin de mostrar la gloria de su gracia venidera que todo lo suple:

Queremos demostrar que se puede confiar en que Dios hará todo lo que dice que hará. Por eso relatamos la manera en que él ha provisto, durante más de cien años, para necesidades tan mundanas como boletos de avión, comida, gastos médicos, y el sustento cotidiano de todo un grupo de creyentes.

La OMF se dedica a glorificar la fiabilidad de Dios con su mensaje y con su método. Hudson Taylor lo expresaba del siguiente modo: «Hay un Dios vivo. Ha hablado en la Biblia. Lo que dice, lo dice en serio; él hará todo lo que prometió».

Las vidas de fe son el gran espejo de la fiabilidad de Dios.

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Deuteronomio 9 | Salmos 92–93 | Isaías 37 | Apocalipsis 7

5 JUNIO

Deuteronomio 9 | Salmos 92–93 | Isaías 37 | Apocalipsis 7

Ezequías está fuera de sí (Isaías 37). Ha desobedecido al Señor y desafiado a Asiria. Afortunadamente, en ese momento hace lo correcto: en su desesperación, se vuelve al Señor en oración apasionada e insistente, y al profeta de Dios, Isaías, en busca de dirección e intercesión (37:1–4). Este le comunica rápidamente una palabra visionaria del Señor (37:5–7). Dios considera que la postura de Senaquerib es profundamente blasfema: ha tratado al Dios viviente como si fuese una deidad pagana local. El Señor promete que el rey asirio escuchará un informe que le obligará a retirarse y, a su debido tiempo, será eliminado en su propia tierra.

La secuencia de los acontecimientos no está muy clara en este punto: no disponemos de la información suficiente. Los versículos siguientes indican que Laquis había demostrado ser más difícil de conquistar de lo que Senaquerib preveía (aunque, finalmente, lo consigue) y que los asirios se habían trasladado a Libna. Estando allí, le informan de que Egipto (el rey de Cus, 37:9) viene hacia ellos para atacar y advierte a Ezequías de que solo se tratará de un respiro temporal. Senaquerib reanudó en breve el asedio de Jerusalén (37:33ss.), por lo que quizás Egipto sólo envió grupos de hostigamiento.

En cualquier caso, los desoladores presagios para Jerusalén llevaron a Ezequías a orar (37:14–20), alcanzando en esta oración la cota máxima de la vida de este rey. No se dirige a Dios como si este fuese sólo una deidad tribal. Es el Hacedor del cielo y la tierra, el Creador soberano que es “Dios de todos los reinos de la tierra” y el Todopoderoso Dios de Israel “entronizado sobre los querubines” en el lugar santísimo, el Dios del pacto (37:16). Al final de sus recursos, Ezequías se pone en manos de la misericordia del Señor, no únicamente para que salve a la diminuta nación, sino “para que todos los reinos de la tierra sepan que sólo tú, Señor, eres Dios” (37:20).

Dios contesta a la oración de Ezequías. Por medio del profeta Isaías, pronuncia un oráculo de juicio contra Senaquerib (37:22–29), ofrece una señal tranquilizadora para Ezequías (37:30–32) y estipula que no se permitirá que los asirios tomen Jerusalén (37:33–35). Dios defenderá a la ciudad, no por Ezequías, sino por sí mismo y por su siervo David. Ezequías ora y Dios contesta salvándolo, pero en beneficio de otro.

El resultado se menciona brevemente (37:36–38). La matanza de los soldados pudo haber sido consecuencia de una plaga bubónica ordenada por Dios; se conocen otras catástrofes parecidas a partir de fuentes antiguas. Veinte años más tarde, los hijos de Senaquerib mataron a este en su propio templo, mientras el templo del Señor permaneció inmaculado.

Carson, D. A. (2014). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, Vol. II, p. 156). Barcelona: Publicaciones Andamio.

Equilibrio y salud

Martes 5 Junio

Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga.

Isaías 1:6

Jesús… anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo.

Hechos 10:38

Equilibrio y salud

Un médico cristiano hizo un balance de la salud de nuestra sociedad a principios de este tercer milenio: «A pesar del valor colosal que se gasta cada año para velar por la salud de nuestros contemporáneos, podemos decir que el hombre de nuestra época es un enfermo. Está enfermo debido a esta sociedad, debido a la actualidad, a la soledad, a una alimentación mal equilibrada, enfermo de sufrir y de estar enfermo. Cada uno vive para sí y olvida que forma parte de una gran comunidad: la humanidad. Y sobre todo, cada uno olvida que es una criatura de Dios. En esta vida agitada, en la que no tenemos tiempo para reflexionar, estamos metidos en un engranaje sin fin».

Este diagnóstico invita a cada uno a hacerse serias preguntas: ¿Quién soy? ¿Para qué sirvo? ¿Cuál es el objetivo de mi vida?

Dios no nos creó para que formemos parte de la locura de este mundo que va a la deriva, sino para que vivamos en la paz y la plenitud de una verdadera relación con el Padre.

¿Cómo podemos establecer esta relación? Confesando a Dios nuestros pecados y teniendo fe en Jesucristo. ¿Y cómo se mantiene? Buscando continuamente su voluntad revelada en su Palabra, sometiéndonos confiadamente a ella, y también por medio de la oración, ese diálogo de un niño con su Padre celestial.

Deténgase un momento y escuche a Aquel que está listo para darle paz interior y orientar su vida en una nueva dirección.

Levítico 15 – Romanos 11:25-36 – Salmo 68:7-14 – Proverbios 16:25-26

Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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