Reprenda el pecado

Reprenda el pecado

6/29/2018

No participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas. (Efesios 5:11)

En vez de hacer lo que hacen las personas del mundo, debemos reprender su maldad. Se nos pudiera llamar la CIA espiritual: nuestro trabajo es reprender las fechorías de las tinieblas. Nuestro instrumento es la Palabra de Dios: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Ti. 3:16, cursivas añadidas). Nuestra vida y nuestras pa­la­bras deben reprender el mal.

A veces por la manera en la que usted vive puede reprender el mal en la vida de las personas. ¿Alguna vez ha caminado hacia personas que saben que usted es cristiano y que da la casualidad que están en medio de una conversación indecente? ¿Cambian de pronto de conversación? Cuando algunos incrédulos con quienes yo jugaba golf se enteraban de que yo era pastor, sus palabras y actitudes cambiaban de inmediato.

También Dios nos ha dado la misión de reprender verbalmente el mal del mundo. Debemos diagnosticarlo, confrontarlo y después dar la solución. El pecado es un cáncer que debe extirparse. No se ayuda a nadie con pasar por alto su pecado. Las personas deben reconocer su pecado antes de que puedan ver su necesidad de un Salvador.

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La poderosa raíz del amor práctico

JUNIO, 29

La poderosa raíz del amor práctico

Devocional por John Piper

Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida porque amamos a los hermanos. (1 Juan 3:14)

En ocasiones, la Biblia define al amor como la condición para la experiencia continua y final de la gracia venidera. Esto no significa que el amor debe preceder a la fe en la promesa. Al contrario, significa que la fe en la promesa debe ser tan real que el amor que produce prueba la realidad de la fe.

Entonces, el amor por otros es una condición para la gracia venidera en el sentido de que confirma que la condición primaria —la fe— es genuina. Podemos decir que el amor por los demás es una condición secundaria que confirma la autenticidad de la condición primaria, que es la fe.

La fe percibe la gloria de Dios en las promesas de gracia venidera y abraza todo lo que las promesas revelan acerca de lo que Dios es para nosotros en Jesús. Esta comprensión espiritual y el deleite en Dios son la evidencia auténtica de que Dios nos ha llamado a ser beneficiarios de su gracia. Esta evidencia nos liberta para apoyarnos en la promesa como si fuera nuestra. Y apoyarnos en las promesas nos da poder para amar, lo cual a su vez confirma que nuestra fe es real.

El mundo está desesperado por encontrar una fe que combine dos cosas: una comprensión asombrosa de Verdad divina inquebrantable y el poder completamente práctico, las 24 horas al día, para hacer una diferencia libertadora en la vida. Eso es lo que yo también quiero. Por eso es que soy cristiano.

Hay un gran Dios de gracia que magnifica su propia infinita autosuficiencia al cumplir promesas a personas indefensas que confían en él. Y hay un poder que viene de valorar a este Dios que no deja sin tocar ningún rincón de la vida. Nos da poder para amar de la manera más práctica posible.

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Josué 1 | Salmos 120–122 | Isaías 61 | Mateo 9

29 JUNIO

Josué 1 | Salmos 120–122 | Isaías 61 | Mateo 9

Hoy reflexionaremos sobre dos aspectos: primero, el lugar de Isaías 61 en el argumento que se desarrolla; y segundo, su contribución a la teología bíblica.

(1) El capítulo 60 dejó claro que el orden presente de las cosas no puede continuar eternamente: llegará un día caracterizado por una bendición incondicional (60:19–21) y por un juicio irremediable (60:12). Esta bifurcación se trata en Isaías 61, donde encontramos la proclamación del “año del favor del Señor” y del “día de la venganza de nuestro Dios” (61:2). El tema de la venganza no se desarrolla hasta el capítulo 63, pero el 61 y el 62 se ocupan del “año del favor del Señor”. El primero comienza con alguien que proclama que el Espíritu del Señor está sobre él para cumplir los propósitos redentores de Dios (61:1–6). Después, habla el propio Señor (61:7–9), anunciando un pacto eterno, caracterizado por el gozo y la justicia. El capítulo termina con una voz solitaria, presumiblemente la de Isaías, exultante por el cumplimiento previsto de estas promesas (61:10–11).

(2) ¿Quién habla en 61:1–6? La pista más importante se encuentra en la primera línea. Dice: “El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí”. Los lectores concienzudos recordarán dos pasajes anteriores. Isaías ya ha dicho que el Espíritu del Señor reposará de forma particular sobre el Mesías (11:1–2; cp. Juan 3:34), y ha mencionado a Dios diciendo del Siervo: “Sobre él he puesto mi Espíritu” (42:1). La conclusión más obvia es que este Siervo-Mesías habla en Isaías 61:1–6. Es el superlativo Siervo sufridor de Isaías 40–55 y el Mesías esperado de Isaías 1–35. No es de extrañar, pues, que el Señor Jesús leyese estas líneas de Isaías en la sinagoga de Nazaret y se las aplicase deliberadamente (Lucas 4:17–19).

Este Siervo-Mesías ungido por el Espíritu trae consigo el “año del favor del Señor” (61:2), con casi total seguridad una alusión al año de jubileo, en el que se liberaba a los esclavos y los que se habían visto obligados a vender sus propiedades las recibían de nuevo (Levítico 25:8–55). El Siervo-Mesías viene a “anunciar buenas nuevas a los pobres” y a “sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos y libertad a los prisioneros”, a “consolar a todos los que están en duelo”, a concederles una corona en vez de cenizas, aceite de alegría en vez de luto, traje de fiesta en vez de espíritu de desaliento (61:1–3). Si el episodio inicial de tal bendición fue el retorno del exilio y la primera restauración de las ruinas (61:4), el cumplimiento final supera con creces a estos acontecimientos (cap. 62).

Carson, D. A. (2014). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, Vol. II, p. 180). Barcelona: Publicaciones Andamio.

La grandeza de Dios

Viernes 29 Junio

Engrandeced a nuestro Dios. Él es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad… justo y recto.

Deuteronomio 32:3-4

He aquí que Dios es grande, pero no desestima a nadie; es poderoso en fuerza de sabiduría.

Job 36:5

La grandeza de Dios

Los hombres pueden manifestar de forma muy imperfecta algunos caracteres de Dios, como por ejemplo la bondad o la justicia. Pero hay otros que pertenecen solo a Dios:

–Dios es eterno. La raza humana fue creada en un momento dado, pero Dios siempre existió y siempre existirá. Está fuera del tiempo (Isaías 57:15; Judas 25).

–Dios es independiente de todo. Se basta a sí mismo y no depende de nada. Él declara: “Yo soy el que soy” (Éxodo 3:14).

–Dios es transcendente. El universo es inmenso, pero Dios existe fuera de su creación y está por encima de ella. “Habita en luz inaccesible” (1 Timoteo 6:16; Isaías 40:22).

–Dios es omnipresente, está en todas partes al mismo tiempo, no está limitado al espacio. El creyente sabe que el Señor siempre está a su lado, pero también sabe que no puede huir de su presencia (Jeremías 23:23-24).

–Dios es soberano, es decir, su voluntad siempre se cumple sin que tenga que rendir cuentas a nadie (Salmo 135:6).

–Dios es inmutable. No cambia, es fiel y cumple sus promesas (Isaías 41:4; Malaquías 3:6).

¡Dios sobrepasa abundantemente lo que podemos comprender! Él es Espíritu, Luz y Amor. Quiere darse a conocer a todos los hombres (Hechos 17:24-31), y se reveló a nosotros en la persona de Jesucristo (Juan 1:14).

Números 11 – 1 Juan 1 – Salmo 78:1-8 – Proverbios 18:9-10

Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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