Tesis # 18 – El ministro de la Palabra no debe verse como un apóstol, enseñoreado sobre sus ovejas

Ministerios Integridad & Sabiduría

Tesis # 18

 El ministro de la Palabra no debe verse como un apóstol, enseñoreado sobre sus ovejas

95 Tesis para la iglesia evangélica de hoy

Miguel Nuñez

Miguel Núñez

Tesis # 18 para la iglesia evangélica de hoy: «El ministro de la Palabra no debe verse como un apóstol, enseñoreado sobre sus ovejas» – Pastor Miguel Núñez​ Basada en 1 Corintios 4:1: «Que todo hombre nos considere de esta manera: como servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios».

Es miembro del concilio de Coalición por el Evangelio. Es el pastor de predicación y visión de la Iglesia Bautista Internacional, y presidente de Ministerios Integridad y Sabiduría. El Dr. Núñez y su ministerio es responsable de las conferencias Por Su Causa, que procuran atraer a los latinoamericanos a las verdades del cristianismo histórico. Puede encontrarlo en Twitter.

Una producción de Ministerios Integridad & Sabiduría

Evidencias de un verdadero arrepentimiento (2)

Iglesia Bautista Ozama

SERIE: Evidencias de un verdadero arrepentimiento

Evidencias de un verdadero arrepentimiento (2) – Hechos 2:37-42

Otto Sánchez

Rolando Otoniel (Otto) Sánchez Pérez, nació el 24 de febrero del año 1966 en la ciudad de Santo Domingo. Viene de un hogar cristiano y conoció la gracia de Jesucristo en su adolescencia.

Es pastor de la Iglesia Bautista Ozama desde el año 1992. Sus primeros estudios universitarios fueron en el área de Publicidad. Realizó estudios ministeriales en el Seminario Teológico Bautista Dominicano. Tiene una Maestría en Teología del Southern Baptist School for Theological Studies.

El pastor Otto está dirigiendo el STBD (Seminario Teológico Bautista Dominicano) desde enero del 2008. Está casado con Susana Almanzar y tienen dos niñas, Elizabeth Marie y Alicia.

http://www.ibozama.org

Nuestra ética inalterable

Ministerios Ligonier

El Blog de Ligonier

Serie: La ética cristiana

Nuestra ética inalterable

Por Burk Parsons

Nota del editor: Este es el primer capítulo en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: La ética cristiana

La palabra ética deriva de la palabra griega ethos, que significa carácter moral o costumbre. Cuando utilizamos la palabra ética, nos referimos a una norma moral sobre lo que está bien y lo que está mal. Cuando hablamos de la ética cristiana, nos referimos a la norma moral establecida —según el credo, la confesión y el cristianismo ortodoxo— basada en la Sagrada Escritura, que es nuestra única guía infalible para la fe y la vida.

La normativa de la Iglesia no cambia porque la Palabra de Dios no cambia, y como la Palabra de Dios no cambia, la ética cristiana no cambia. Por eso no hablamos de una ética cristiana, sino de la ética cristiana: una ética establecida, autorizada e inmutable que guía a los cristianos en cada cultura, en cada generación y en todo lo que pensamos, decimos y hacemos cada día de nuestras vidas. La ética cristiana es la norma que no podemos cambiar, pero que nos cambia, nos informa y nos dirige en toda la vida. Por eso somos firmes en cuanto a lo que está bien e inflexibles en cuanto a lo que está mal. Y esa es precisamente una de las razones por las que el mundo nos odia, porque el mundo detesta nuestra ética cristiana que es inquebrantable e inflexible.

El mundo ama ceder, y el grado en que una sociedad premia la transigencia y la tolerancia del mal determinará el grado de cambio ético que esa sociedad se verá obligada a soportar. Sin una norma invariable sobre el bien y el mal, una sociedad no puede mantener una norma ética coherente. Y si no hay una norma ética de lo correcto y lo incorrecto, no puede existir ninguna ética excepto la ley del más fuerte. El mundo solo tiene percepciones del bien y del mal basadas en sentimientos y simpatías que cambian constantemente. Por eso las definiciones del mundo sobre el bien y el mal suelen ser totalmente contradictorias, pues la única norma que tiene el mundo es él mismo.

La norma de la Iglesia no cambia porque la Palabra de Dios no cambia, y Su Palabra no cambia porque Él no cambia. Sin embargo, muchos cristianos nominales y muchas iglesias, tanto a lo largo de la historia como en la actualidad, desean tanto obtener una aparente influencia en el mundo que impulsan una agenda de transigencia y tolerancia dentro de la iglesia. La evidencia de esto es que en muchas iglesias hoy se considera peor juzgar el mal que hacer el mal. Pero los que sabemos que vivimos y respiramos en la presencia de Dios, sabemos que comprometer la ética cristiana es comprometer la fe inmutable una vez entregada a los santos.


Publicado originalmente en Tabletalk Magazine.
Burk Parsons
Burk Parsons

El Dr. Burk Parsons es pastor principal de Saint Andrew’s Chapel [Capilla de San Andrés] en Sanford, Florida, director de publicaciones de Ligonier Ministries, editor de Tabletalk magazine, y maestro de la Confraternidad de Enseñanza de Ligonier Ministries. Él es un ministro ordenado en la Iglesia Presbiteriana en América y director de Church Planting Fellowship. Es autor de Why Do We Have Creeds?, editor de Assured by God y John Calvin: A Heart for Devotion, Doctrine, and Doxology, y co-traductor y co-editor de ¿Cómo debe vivir el cristiano? de Juan Calvino.

¡Primero abra su Biblia!

Lunes 24 Enero

Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.Salmo 119:105

Ella es mi consuelo en mi aflicción, porque tu dicho me ha vivificado.Salmo 119:50

¡Primero abra su Biblia!

Durante un estudio bíblico con un grupo de jóvenes, dejé mi reloj encima de la mesa. Cuando llegué a casa, ¡no tenía el reloj! Al día siguiente, cuando vi a los jóvenes, les pregunté si lo habían encontrado. No hubo respuesta, pero sí un gran silencio… Saqué mi Biblia de mi bolso y… ¡ahí estaba mi reloj, entre dos páginas! “Disculpen, ya lo tengo”. El ambiente se relajó; con humor y una gran sonrisa, una joven me dijo desde su silla: “¡Siempre hay que abrir primero nuestra Biblia!”.

Esta anécdota puede ayudarnos a reflexionar de forma útil. ¿Nuestra vida cotidiana está basada en la enseñanza de la Biblia? Es más, cuando algo va mal, ¿nuestro primer reflejo es recordar lo que ella nos enseña sobre ese tema? Y cuando estamos angustiados, cuando dudamos, cuando no sabemos qué hacer, ¿abrimos primero nuestra Biblia?

“Lámpara es a mis pies tu palabra”, escribió el autor del Salmo 119. Y, en otro versículo, “tu dicho me ha vivificado”. No se trata de leer la Biblia como un código de buena conducta, como un libro “mágico”, sino que ella es el camino para encontrar a Dios o permanecer en relación con él.

¡El creyente necesita permanentemente a Dios! Dios viene a mi encuentro, me habla. Lo hace mediante su Espíritu, que actúa en mí por medio de su Palabra. El Espíritu Santo me hace tomar conciencia de mi estado y me muestra si algo no está bien en mi vida de creyente, si hay algo que debo abandonar o que tengo que cambiar. Por otro lado, cuando estoy en un camino que agrada a Dios, me anima a perseverar.

Génesis 27 – Mateo 15:21-39 – Salmo 16:7-11 – Proverbios 4:20-27

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