Pregúntele

Viernes 24 Junio
Le dijeron, pues, los otros discípulos (a Tomás): Al Señor hemos visto. Él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.
Juan 20:25
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El domingo de su resurrección, Jesús se apareció a sus discípulos en el lugar donde ellos estaban reunidos, con las puertas cerradas. Tomás no estaba, y cuando sus amigos le contaron que habían visto a Jesús, no creyó. Dijo que tenía que ver para poder creer. El siguiente domingo Jesús volvió a aparecérseles; esta vez Tomás estaba presente. Jesús le dijo: “Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente” (Juan 20:27).

¿Ha notado cuán precisa fue la respuesta de Jesús? Respondió, punto por punto, a cada una de las dudas de Tomás: ver sus manos, meter su dedo en la marca de los clavos y su mano en su costado. Jesús actuó como si hubiese escuchado todo, cuando Tomás se negó a creer porque no lo había visto. En realidad, aunque no estaba físicamente presente, estaba ahí como el Dios omnipresente que oye y sabe todo. La manera de actuar de Jesús convenció totalmente a Tomás, quien exclamó: “¡Señor mío, y Dios mío!” (Juan 20:28).

Hoy Jesús no está físicamente en la tierra, pero sabe todo lo que pensamos. ¿Hay cosas que nos turban o que nos cuesta creer? ¡Preguntémosle! Contémosle, de forma sencilla y mediante la oración, aquello que nos parece imposible creer. Jesús nos conoce muy bien, es paciente, y nos responderá de forma precisa y personal por medio de la Biblia, y de diferentes maneras. Si escuchamos con cuidado su respuesta, ¡quedaremos convencidos!

Números 6 – 1 Timoteo 6 – Salmo 74:12-23 – Proverbios 18:1

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5-EL PODER INVISIBLE DE DIOS | Cathy Scheraldi de Núñez

Conferencia Por Su Causa

SERIE: Pelea La Buena Batalla

PLENARIA: EL PODER INVISIBLE DE DIOS

Carlos Contreras

PELEA LA BUENA BATALLA
Para nadie es un secreto que estamos viviendo días muy complejos y turbulentos… días que nos recuerdan la realidad de que siempre hemos estado bajo una guerra espiritual que frecuentemente se intensifica sobre la Iglesia y en especial sobre sus líderes. Siempre ha habido una brecha entre el mundo y el pueblo de Dios, pero con el paso de los años esa brecha se ha ido acrecentando al punto que, se dice que en Occidente estamos viviendo una era pos-cristiana, una época donde los valores cristianos ejercen cada vez menos influencia sobre nuestra sociedad. El mundo se vuelve cada día más hostil hacia nosotros y por eso es necesario recordar el consejo del apóstol Pablo a su discípulo más joven, Timoteo —“pelea la buena batalla de la fe”—, para que al final de nuestros días podamos decir como él: “He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe” (2 Tim. 4:7).