Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían – Lucas 2:18

No debemos dejar de admirarnos de las grandes maravillas de Dios. Sería muy difícil trazar una línea divisoria entre una admiración santa y una adoración auténtica; porque cuando el alma está anonadada por la majestad de la gloria de Dios, aun cuando no pueda expresar esa majestad con un cántico, ni aun hacerlo con la cabeza inclinada en humilde oración, sin embargo, esa alma adora silenciosamente.

Debemos adorar al Dios encarnado como el Admirable. Que Dios tenga consideración de sus caídas criaturas y, en lugar de barrerlas con el escobón de la destrucción, se encargue de ser su Redentor y pague el precio de su rescate es, en verdad, maravilloso. Para el creyente, la redención es aún mucho más maravillosa cuando la mira en relación consigo mismo. Es, en efecto, un milagro de la gracia que Jesús se desprenda de los tronos y las prerrogativas reales del Cielo para sufrir ignominiosamente por ti. Deja que tu alma prorrumpa en admiración, porque la admiración es, en este caso, una emoción muy práctica.

Una admiración muy santa te guiará a una adoración agradecida y a una sentida acción de gracias. Esto creará en ti una piadosa vigilancia, pues temerás pecar contra tal amor. Al sentir la presencia del poderoso Dios en el don de su querido Hijo, quitarás los zapatos de tus pies, porque el lugar donde te halles será tierra santa. Serás conducido al mismo tiempo a una gloriosa esperanza. Si Jesús ha hecho cosas tan maravillosas a tu favor, sentirás que el Cielo mismo no es algo demasiado grande para tu expectación.

¿Quién puede asombrarse de nada, cuando se ha asombrado ante el pesebre y ante la cruz? ¿Qué otra cosa admirable puede haber para uno que ha visto al Salvador? Querido lector, puede que desde la quietud y soledad de tu vida, difícilmente seas capaz de imitar a los pastores de Belén, quienes dijeron lo que habían visto y oído; pero puedes, al menos, llenar el círculo de los adoradores que están delante del Trono, maravillándote de lo que Dios ha hecho.

Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar (S. D. Daglio, Trad.; 4a edición, pp. 34-35). Editorial Peregrino.

La Iglesia del Señor es invencible

Jueves 26 Enero
Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra el Señor y contra su ungido.
Salmo 2:2

La Iglesia del Señor es invencible
Mensajes de cristianos perseguidos

«Los grandes de este mundo se oponen a la Iglesia, es decir, al conjunto de todos los verdaderos cristianos… Pero esta no puede ser destruida. Cuando Jesús nació en Belén, el rey Herodes quiso matarlo. Luego los jefes religiosos también trataron de matarlo… Parecía que lo habían logrado, cuando Jesús fue crucificado. ¡Pero Cristo resucitó!

En la época de los apóstoles, la iglesia de Jerusalén sufrió una persecución terrible. Los creyentes tuvieron que huir a donde podían. El enemigo pensó que había aniquilado a la Iglesia, pero sucedió todo lo contrario. Los que habían sido dispersados recorrieron el país anunciando la buena nueva (Hechos 8:4). Fue así como el Evangelio llegó a las naciones de todo el imperio romano.

En realidad, los hombres siempre conspiran contra Dios; quieren deshacerse de la Iglesia. Persiguen a los creyentes, queman sus Biblias, detienen a los predicadores, cierran los lugares de culto. ¡Pero todo es en vano!

Jesús dijo: “Edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18). El que mora en los cielos sabe transformar la oposición en oportunidad para predicar el Evangelio. Confiemos plenamente en el Señor, “estando persuadidos de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6). Y esto, a pesar de todas las circunstancias adversas».

S. Chen (China)
Una vez al mes publicaremos mensajes de los años 1990, escritos por creyentes perseguidos y a menudo encarcelados debido a su fe.
1 Samuel 20:24-42 – Mateo 16:13-28 – Salmo 17:6-9 – Proverbios 5:7-14

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