- DAVID LOGACHO
- Es un gozo saludarle amable oyente. Bienvenida, bienvenido a nuestro estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando las diferentes metáforas de la iglesia de Cristo, las cuales aparecen en el Nuevo Testamento. Ya hemos visto que la iglesia de Cristo es un rebaño con un pastor, labranza de Dios, edificio de Dios, templo de Dios y el cuerpo de Cristo. En esta ocasión vamos a considerar otra metáfora de la iglesia de Cristo.
DAVID LOGACHO- Las metáforas son formas muy efectivas de comunicar cosas espirituales. Mucho hemos ganado en comprender la iglesia de Cristo al pensar en un rebaño con un pastor, o la labranza de Dios, o el edificio de Dios, o el templo de Dios o el cuerpo de Cristo. Veamos una nueva metáfora de la iglesia de Cristo. Se encuentra en Efesios 2:13-15. La Biblia dice: Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.
Eph 2:14 Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación,
Eph 2:15 aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz,
El personaje central de este pasaje bíblico es Cristo Jesús. Por otro lado tenemos a los que en otro tiempo estaban lejos. Esto se refiere a los creyentes en Cristo Jesús. La pregunta es: ¿Con respecto a qué estaban lejos en otro tiempo los que ahora son creyentes? La respuesta la encontramos en Efesios 2:11-12. La Biblia dice: Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne.
Eph 2:12 En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.
Aquí tenemos el problema básico. Entre los gentiles y judíos había una barrera infranqueable. El apóstol Pablo dice que los gentiles eran llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne, esto es por los judíos. Para entender algo de esta rivalidad entre judíos y gentiles tenemos que remontarnos miles de años atrás. Allí encontramos a Dios escogiendo a un pueblo para por medio de él darse a conocer al mundo. Era el pueblo de Israel. La idea de Dios era que por medio de Israel, Dios pudiera arrojar su luz sobre el mundo incrédulo sumido en la oscuridad del pecado. Pero Israel se desvió del propósito original de Dios. Muy pronto, Israel se sintió orgulloso de haber sido escogido por Dios y pensó que era por su propio mérito. En su jactancia despreció a todos los demás pueblos. Tal fue su orgullo, que pensaban que los seres humanos eran de dos clases. La clase superior, formada por los judíos y la segunda clase, formada por todos los que no son judíos. Algunos judíos despreciaban tanto a los gentiles, que pensaban que los gentiles eran poco menos que animales. Otros judíos despreciaban tanto a los gentiles que pensaban que los gentiles habían sido creados con el único propósito de avivar las llamas del infierno. Es decir, amable oyente, que el judío sentía un verdadero odio hacia el gentil. Pero los gentiles no eran necesariamente las víctimas de los judíos. Los gentiles hicieron a la perfección su trabajo de hacerse odiar por los judíos. Es decir, amable oyente, que los gentiles no eran exactamente unos angelitos. Por eso es que varias veces los gentiles intentaron por diversos medios exterminar a los judíos. Tenemos entonces que había una guerra abierta entre judíos y gentiles. En esas condiciones, los gentiles no tenían al Mesías, al Cristo, los gentiles estaban alejados de la ciudadanía de Israel. Los gentiles eran ajenos a los pactos de la promesa. Los gentiles estaban sin esperanza y sin Dios en el mundo. En otras palabras, los gentiles estaban en total desventaja en relación con los judíos. Esta eran las condiciones prevalecientes cuando vino Cristo al mundo en la persona de Jesús. Cristo realizó su ministerio terrenal y una vez terminado se ofreció a sí mismo en la cruz por el pecado del hombre. Luego de ser sepultado, resucitó al tercer día y más tarde fue ascendido a la gloria de su Padres. Los gentiles que creyeron en él sufrieron un cambio radical. Habiendo estado lejos, sin esperanza y sin Dios en el mundo, llegaron a estar cercanos por la sangre de Cristo. Esto es porque Cristo es quien hizo la paz, quien de ambos pueblos, judíos y gentiles, hizo uno, derribando la pared intermedia de separación. Alguna vez alguien me contó esta historia. Durante la segunda guerra mundial, una patrulla del ejército norteamericano se introdujo en terreno enemigo para hacer un trabajo de inteligencia. Por alguna razón fueron detectados por el enemigo y se produjo un intercambio de fuego, resultado de lo cual murió un integrante de la patrulla norteamericana. Cuando llegó la noche, el resto de los compañeros de patrulla reconocieron que no podían regresar a su cuartel con el cadáver y decidieron darle sepultura allí donde estaban. Buscaron un cementerio y encontraron uno que quedaba en el terreno de una iglesia católico romana. Hablaron con el cura y le explicaron lo que había pasado y el deseo de enterrar a su compañero muerto en el cementerio de la iglesia católico romana. El cura preguntó: ¿De qué religión era el difunto? Los soldados respondieron: Protestante. El cura dijo entonces: Lo siento, pero este cementerio es solamente para católicos romanos, así que no pueden enterrar aquí a su compañero muerto. Después de tanto hablar, el cura accedió a que enterraran al difunto justo al borde de la cerca alambrada del cementerio, pero por el lado de afuera. Así lo hicieron y con dolor en su corazón los soldados retornaron a su cuartel. Tiempo más tarde, cuando terminó la guerra, los soldados que formaban parte de esa patrulla quería dejar una ofrenda floral en la tumba de su compañero caído en combate. Localizaron el cementerio, llegaron a la cerca alambrada pero por más que buscaron no encontraron la tumba de su compañero. Preocupados fueron donde el cura y le preguntaron qué había pasado. El cura dijo: Cuando ustedes se fueron aquella noche, no podía dormir. La conciencia me molestaba por no haberles permitido enterrar a su compañero dentro del cementerio, así que temprano a la mañana del siguiente día, pedí al jardinero que mueva la cerca alambrada un metro más afuera de donde estaba originalmente, así que su amigo está ahora enterrado dentro del cementerio. Eso es exactamente lo que hizo Cristo con su muerte a favor de los creyentes gentiles. Cristo movió la alambrada para que los creyentes gentiles sean uno con los judíos. Cristo abolió en su carne las enemistades entre judíos y gentiles. Cristo abolió en su carne la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas. Y como resultado de eso, Cristo creó en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz. Aquí está justamente la metáfora de la iglesia de Cristo. La iglesia de Cristo es un nuevo hombre. Existen dos palabras en el idioma griego para expresar la ida de nuevo. La una es naos que significa nuevo en el tiempo. Es la palabra que usaríamos para hablar del último vehículo ensamblado de cierto modelo. La otra palabra es kainos que significa de un carácter totalmente diferente a lo que ha existido. Es la palabra que usaríamos para hablar de un modelo de vehículo totalmente diferente a todos los modelos de vehículos que hasta ese momento han existido. Cuando la Biblia dice que la iglesia de Cristo es un nuevo hombre está usando el segundo sentido de la palabra nuevo, lo cual significa que la iglesia de Cristo es algo que nunca antes existió, algo nuevo en carácter. La característica más importante de este nuevo hombre es que no admite diferencia entre sus integrantes. En la iglesia de Cristo no hay judío ni gentil, no hay pobre ni rico, no hay sabio ni necio, no han hombre ni mujer. Todos somos uno en Cristo Jesús. Todos somos lo mismo en Cristo Jesús. Gálatas 3:28 dice: Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
Si el cuerpo de Cristo, el cual somos miembros usted y yo, es uno, en el cual Cristo no hace diferencias. ¿Qué derecho tenemos nosotros de hacer diferencias entre los miembros del cuerpo de Cristo? Hacer acepción de personas dentro de la iglesia de Cristo es algo condenado por Dios amable oyente. Santiago 2:9 dice: Pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado.
- PABLO LOGACHO
- Y de esta forma llegamos nuevamente al término de una edición mas de nuestro programa LA BIBLIA DICE… Queremos agradecer profundamente a todos los que con sus oraciones y ofrendas hacen posible que cada día lleguemos a mas lugares. Pero antes quiero dejar con ustedes la PREGUNTA DEL DIA. Que hoy nos habla de un creyente que está lastimado emocional y espiritualmente. ¿De que forma se le puede ayudar? Busque la respuesta en nuestra página Web y además conozca todo el material que está a su entera disposición, y en forma gratuita, la dirección es: labibliadice.org. Bendiciones y le esperamos en nuestra próxima edición.
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Estudio Biblico
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Programa No. 2016-01-13