Sea veraz

Sea veraz

6/11/2018

No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.

Éxodo 20:16

Un cristiano nunca debe mentir. La mentira más conocida es decir algo que no es cierto. Pero hay otros tipos de mentiras, como la exageración. Una vez oí la historia de un cristiano que daba un testimonio convincente, pero un día dejó de recitarlo. Cuando se le preguntó por qué, dijo que a través de los años lo había embellecido tanto que había olvidado lo que era cierto y lo que él había inventado.

Cometer fraude en la escuela, en los negocios, en el trabajo y en la declaración de impuestos es una manera de mentir. También lo es el traicionar la confianza, la adulación, el presentar excusas y el quedarse callado cuando debe decirse la verdad.

No hay lugar para la mentira en la vida cristiana. Debemos decir la verdad.

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Fe para el futuro

JUNIO, 11

Fe para el futuro

Devocional por John Piper

Pues tantas como sean las promesas de Dios, en Él todas son sí. (2 Corintios 1:20)

Si «tantas como sean las promesas de Dios, en [Jesús] todas son sí», entonces confiar en él ahora en el presente es creer que sus promesas se harán realidad.

No se trata de dos tipos de fe separadas: confiar en él y creer en sus promesas. Creer en Jesús es creer que él cumple su palabra. Estar satisfechos en el Jesús crucificado y resucitado incluye el creer que, en todo momento futuro y hasta la eternidad, nada nos separará su amor o impedirá que él haga que todas las cosas ayuden para nuestro bien.

Sumando todo esto, yo diría que la belleza espiritual que necesitamos abrazar es la belleza de Dios que estará a nuestra disposición en el futuro, garantizada para nosotros por la gloriosa gracia del pasado.

Necesitamos saborear ahora la belleza espiritual de Dios en todas sus victorias pasadas —en especial en la muerte y resurrección de Cristo por nuestros pecados— y en todas sus promesas. Nuestra seguridad y confianza deben estar en todo lo que Dios mismo hará por nosotros en el próximo instante, y en el próximo mes, y por los siglos infinitos de la eternidad: «la iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Cristo» (2 Corintios 4:6).

Él y solo él es quien satisfará nuestra alma en el futuro. Y es el futuro el que tiene que estar garantizado y satisfecho con riquezas espirituales de gloria, si hemos de vivir la vida cristiana radical que Cristo nos llama a vivir aquí y ahora.

Si nuestro deleite presente de Cristo ahora —nuestra fe actual— no incluye el sí para todas las promesas de Dios, entonces no abrazará el poder para el servicio radical en la fuerza que Dios (a cada momento en el futuro) suplirá (1 Pedro 4:11).

Mi oración es que reflexionar de esta manera sobre la esencia de la fe nos ayudará a evitar caer en afirmaciones superficiales y simplistas acerca del creer en las promesas de Dios. Es algo profundo y maravilloso.

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Deuteronomio 16 | Salmos 103 | Isaías 43 | Apocalipsis 13

11 JUNIO

Deuteronomio 16 | Salmos 103 | Isaías 43 | Apocalipsis 13

Aunque Dios tiene un Siervo ideal que será su agente perfecto para llevar a cabo todos sus propósitos (Isaías 42:1–9), Israel también es el siervo de Dios. En Isaías 43 y 44, el profeta infunde aliento a este (43:10; 44:1). Analizaremos algunos elementos de estas palabras de ánimo y llamaremos después la atención sobre una importante frase que el Señor Jesús utilizó en el Nuevo Testamento.

En la primera sección (43:1–7), Dios dice a Israel que no tema (43:1), no porque no vaya a ir al exilio, sino porque, cuando pase por las aguas, Dios estará a su lado y, cuando atraviese el fuego, las llamas no lo destruirán (43:2). Además, no tendrá que enfrentarse a la extinción o la asimilación: Dios mismo reunirá a sus hijos de los cuatro puntos cardinales (43:5–6). A pesar de que Israel vivirá las circunstancias más terribles, el Dios viviente lo declara valioso y honrado a sus ojos, y muy amado (43:4). Pablo razona de forma análoga con respecto a los cristianos en Romanos 8:31–39.

Más brevemente: (a) Israel debe recibir aliento porque su retorno tras el exilio llevará testimonio de Dios y de que sólo este conocía estos increíbles acontecimientos y los llevó a cabo (43:8–13). (b) Babilonia será destruida. Esta nación de conquistadores se convertirá en un tumulto de fugitivos (43:14–15). (c) Se utiliza a Israel para reflexionar en los hechos poderosos del Señor para redimir a su pueblo en la época del éxodo (43:16–17), pero Dios hará ahora algo nuevo (43:18–21). Por tanto, no nos diluyamos en el pasado, llorando por estar abocados a la derrota. Seamos valientes, porque el Todopoderoso está a punto de hacer algo nuevo, de poner en marcha un nuevo ciclo de liberación espectacular. (d) Sobre todo, la adoración extremadamente adulterada y las múltiples ofensas de los israelitas (43:22–24) no son la última palabra. La primera línea de 43:22 en hebreo podría traducirse mejor: “No fui yo a quien tú llamaste, Jacob”, ya que la adoración del pueblo era tan corrupta, una distorsión tan grande del pacto, que no estaban adorando en absoluto al verdadero Dios. Sin embargo, él es quien borra sus transgresiones por amor a sí mismo (43:25), otro adelanto más de Isaías 53.

Dios quiere que su siervo Israel comprenda que “Yo soy” (43:10; cf. 41:4; 48:12). El texto hebreo hace que aparezcan vinculaciones con Éxodo 3:14; la traducción griega de esta frase es precisamente la expresión que Jesús aplica repetidamente a sí mismo en Juan 8 (p. ej., Juan 8:58, “yo soy”). ¿De qué manera da forma Isaías 43 a nuestro concepto de Jesús?

Carson, D. A. (2014). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, Vol. II, p. 162). Barcelona: Publicaciones Andamio.

Dos o tres años de mi vida

Lunes 11 Junio

De ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.

Hechos 20:24

Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros.

Efesios 5:2

Dos o tres años de mi vida

Un futbolista italiano declaró en junio del año 2012: «Daría dos o tres años de mi vida por jugar en la final del campeonato de fútbol de Europa». La pasión por el juego y quizá la gloria personal que podría obtener dominaban su vida.

Esta actitud es opuesta a la fe cristiana. Jesús nos advierte: “¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?” (Juan 5:44). Las pasiones y la búsqueda de la gloria, a pesar de ser tan efímera, motivan a los hombres en sus actividades, pero a menudo los hacen olvidar a Dios.

En contraste, cuando Jesús vino a la tierra, vivió humildemente. Se puso al servicio de los demás para hacerles bien. No recibía gloria de los hombres (Juan 5:41). Al entregarse en la cruz por amor a nosotros, no trató de buscar su propia gloria; lo hizo para salvarnos, para librarnos del juicio que merecíamos.

Jesús nos dice que debemos nacer de nuevo, y esto solo se obtiene creyendo en él. Entonces esta vida nueva nos animará, y podremos consagrarnos a su servicio, para su gloria, con el deseo de honrarlo sirviendo a los demás. ¡Esto hace toda la diferencia! Vale la pena vivir para Cristo, para Aquel que nos ama con un amor eterno. El apóstol Pablo decía: “Para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia” (Filipenses 1:21). Tenía un único objetivo, un único motivo e interés: Jesucristo, su modelo.

Levítico 21 – Romanos 16 – Salmo 69:19-28 – Proverbios 17:3-4

Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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