¿De qué te quejas?

Iglesia Evangélica de la Gracia

¿De qué te quejas? 

Jairo Chaur

Jairo Chaur

Jairo nació en Bogotá (Colombia). A finales del año 2000 vino a Barcelona con su esposa Ruth y sus tres hijos Daniel, Juan y Laura, con el propósito de adelantar estudios de doctorado en ingeniería.
Luego de concluir sus estudios, continuó en Barcelona y a finales de 2005 conoció el punto de misión en Sant Andreu, que para entonces comenzaba sus reuniones en la casa de David y Elisabet Barceló.
Convencido que tanto la doctrina como la visión de la IEG son fieles a la Palabra de Dios, Jairo y su familia se unen en diciembre de 2005 al que para entonces era un punto de misión. Fue en febrero de 2010 cuando es ordenado en el ministerio pastoral. Los primeros años combinó su ministerio con su trabajo secular como ingeniero y como profesor, y a partir del 2017 a plena dedicación, como misionero de HeartCry Missionary Society.

Dinero y posesiones en Proverbios

Alimentemos El Alma

Dinero y posesiones en Proverbios

Por Kevin DeYoung sobre Dinero

Traducción por Misael Susaña

La Biblia dice mucho acerca del dinero y las posesiones. Hay muchos versículos acerca de la riqueza y la pobreza. Con algunos temas, podemos salirnos del camino ya que la Biblia dice muy poco. ¿Qué deberíamos pensar sobre el curtido? Bien, no tenemos mucha instrucción específica, así que no hay mucho para ser dogmáticos sobre el tema.

Pero cuando se trata del dinero y las posesiones hay un problema opuesto. Porque la Biblia dice tanto acerca del dinero, es tentador desarrollar una desequilibrada teología del dinero.

Por un lado, es fácil ver de dónde viene la Teología de la Prosperidad. Toma unas pocas promesas del pacto mosaico fuera de su contexto nacional, toma la promesa de Malaquías 3 acerca de abrir las ventanas de los cielos, mézclalo con las declaraciones de Jesús sobre recibir todo lo que pidas con fe, y puedes hornear un poco el evangelio de la salud y la riqueza.

Por otro lado, es posible venir con una desequilibrada Teología de la Austeridad. Señala que Jesús no tenia dónde recostar su cabeza, recurre a la historia del joven rico, agrega la parábola del rico necio, y tendrás una teología que dice que el dinero es malo y así también los que lo tienen.

Tú podrías hacer un argumento bíblico de que Dios ama a los chicos ricos. Basta con mirar a Abraham, Job, y Zaqueo. Mira la manera en la cual El bendice a los reyes obedientes. Mira a la visión del deleite cósmico en el jardín y en el siglo venidero.

Así también tú puedes hacer un argumento bíblico de que Dios odia a los chicos ricos. Basta con mirar al rico y Lázaro. Mira el libro de Santiago. Mira la versión de Lucas del Sermón del Monte.

Así que, ¿cómo deberíamos pensar acerca del dinero y las posesiones? ¿Qué principios bíblicos deberíamos mantener en mente mientras miramos la riqueza y la pobreza, mientras manejamos nuestra propia riqueza o pobreza? Hay pocas cosas de las que la Biblia habla con tanta frecuencia. Lo cual es bueno, porque hay pocas cosas tan relevantes para todas las personas en todo lugar como obtener una buena teología del dinero.

Un lugar para empezar

Proverbios es un buen lugar para empezar en el desarrollo de una teología bíblica de las posesiones materiales. Para empezar, hay muchos versículos sobre el tema. Más importante, hay diversos aspectos de doctrina sobre el tema. Si comenzaste con Génesis, podrías concluir que Dios siempre prospera a su pueblo. Si comenzaste con Amós, podrías pensar que todas las personas ricas son opresoras. Pero Proverbios mira a la riqueza y la pobreza desde varios ángulos. Y porque Proverbios es un libro de máximas generales, los principios en proverbios son más transferibles fácilmente al pueblo de Dios de diferentes tiempos y lugares.

En la noche del domingo pasado le di a mi congregación diez principios de Proverbios sobre el dinero y las posesiones materiales. No te daré el sermón completo aquí, pero pensé que podría valer la pena al menos listar los puntos principales. Tal vez pueda entrar en más detalles la semana que viene sobre los puntos específicos.

Te daré los puntos aproximadamente de acuerdo a cuánto Proverbios dice acerca de un principio en particular. De esa manera terminaremos con los temas más importantes.

Diez principios sobre el dinero y las posesiones en Proverbios

1. Hay extremos de riqueza y pobreza que proveen tentaciones únicas a aquellos que viven en estos extremos (Pro. 30:7-9).

2. No te preocupes por las riquezas de otros (Pro. 12:9; 13:7).

3. El rico y el pobre son más parecidos de lo que ellos creen (Pro. 22:2; 29:13).

4. No puedes dar más que Dios (Pro. 3:9-10; 11:24; 22:9).

5. La pobreza no es bella (Pro. 10:15; 14:20; 19:4).

6. El dinero no puede darte completa seguridad (Pro. 11:7; 11:28; 13:8).

7. El Señor odia a aquellos que se hacen ricos injustamente (Pro. 21:6; 22:16, 22-23).

8. El Señor ama a aquellos que son generosos con los pobres (Pro. 14:21, 31; 19:7; 28:21).

9. El trabajo duro y el tomar buenas decisiones por lo general resultan en un aumento de la prosperidad (Pro. 6:6-11; 10:4; 13:11; 14:24; 21:17, 20; 22:4, 13; 27:23-27; 28:20).

10. El dinero no lo es todo. Éste no satisface (Pro. 23:4-5). Es inferior a la sabiduría (Pro. 8:10-11, 18-19; 24:3-4). Es inferior a la justicia (10:2; 11:4; 13:25; 16:8; 19:22; 20:17; 28:6). Es inferior al temor del Señor (Pro. 15:16). Es inferior a la humildad (Pro. 16:19). Es inferior a las buenas relaciones (Pro. 15:17; 17:1).

Llegando a conclusiones delicadas y encontrando a Cristo

No puedes entender la visión bíblica del dinero a menos que estés preparado para aceptar un número de verdades mantenidas en tensión.

Probablemente adquirirás más dinero si trabajas duro y estás lleno de sabiduría. Pero si todo lo que te importa es conseguir más dinero, eres el necio más grande. El dinero es una bendición de Dios, pero serás más bendecido si tú lo das. Dios te da dinero porque El es generoso, pero El es generoso contigo para que puedas ser generoso con otros. Y si tú eres generoso con tu dinero, Dios así mismo será generoso contigo. Es sabio ahorrar dinero, pero nunca pienses que el dinero te da real seguridad. La riqueza es más deseable que la pobreza, pero la riqueza no es tan buena como la justicia, la humildad, la sabiduría, las buenas relaciones, y el temor del Señor. 1 Corintios 1:30-31 dice que Cristo es para nosotros sabiduría de Dios, justificación, santificación y redención, para que tal como está escrito: “el que se gloría, que se gloríe en el Señor”. El dinero no puede darte ninguna de las cosas que tú necesitas en última instancia. Éste no puede hacerte santo. No puede hacerte justo. No puede salvarte de tus pecados. La riqueza es una señal de bendición, pero es también una de las tentaciones más grandes, ya que ésta te atrae a gloriarte en ti mismo. Promete ser tu autoestima y promete hacerte autosuficiente. Te invita a gloriarte en algo o alguien más aparte del Señor.

Así que, por los cuatro costados el dinero es un asunto de fe. Cree que hacer las cosas a la manera de Dios es la mejor manera para ti. Cree que si das tu dinero, El puede dártelo de vuelta. Cree que el dinero puede ser bueno. Pero no te atrevas a creer que lo es todo. El dinero es un regalo de Dios, pero los regalos que tú realmente necesitas sólo pueden ser encontrados en Dios.

Esta traducción ha sido publicada por Traducciones Evangelio, un ministerio que existe en internet para poner a disponibilidad de todas las naciones, sin costo alguno, libros y artículos centrados en el evangelio traducidos a diferentes idiomas.

¿Qué dice la Biblia acerca del endeudamiento de un cristiano? ¿Puede un cristiano pedir o prestar dinero?

Got Questions

¿Qué dice la Biblia acerca del endeudamiento de un cristiano? ¿Puede un cristiano pedir o prestar dinero?

Pablo nos encomienda no deber a nadie nada sino el amor en Romanos 13:8. Este es un poderoso recordatorio del desagrado de Dios por toda forma de endeudamiento que no ha sido pagada de manera puntual (ver también Salmo 37:21). Al mismo tiempo, la biblia no ordena explícitamente contra todas las formas de deuda. La biblia advierte contra la deuda, y ensalza la virtud de no endeudarse, pero no prohíbe la deuda. La biblia tiene duras palabras de condena para los prestamistas que abusan de los que están atados a ellos en deuda, pero no condena al deudor.

Algunas personas cuestionan el cobro de cualquier interés sobre préstamos, pero muchas veces en la biblia vemos que es de esperarse el recibir una tarifa justa de interés sobre el dinero prestado (Proverbios 28:8, Mateo 25:27). En el antiguo Israel, la ley prohibía cargar intereses en una categoría de préstamos – aquellos hechos a los pobres (Levítico 25:35-38). Esta ley tenía muchas implicaciones sociales, financieras y espirituales, pero hay dos en especial que vale la pena mencionar. Primero, esta ley ayudaba genuinamente a los pobres al no empeorar su situación. Era ya bastante malo el haber caído en la pobreza, y pudiera ser humillante el tener que buscar asistencia; pero si adicionalmente al pago del préstamo, una persona pobre tenía que ser aplastada por el pago de intereses, la obligación resultaría más perjudicial que benéfica.

En segundo término, la ley enseñaba una importante lección espiritual. Para un prestamista, el hecho de no cargar los intereses del préstamo a una persona pobre era un acto de misericordia, porque estaría perdiendo el uso de ese dinero mientras estaba prestado. Sin embargo, esa sería una manera tangible de expresar gratitud a Dios por Su misericordia, al no cobrar a Su pueblo “intereses” por la gracia que Él les había concedido a ellos. Así como misericordiosamente Dios había sacado a los israelitas de Egipto cuando ellos no eran nada sino esclavos sin dinero y les había dado una tierra para que la poseyeran (Levítico 25:38), de igual manera, Él esperaba que ellos practicaran una bondad similar hacia sus propios compatriotas pobres.

Los cristianos se encuentran en una situación paralela. La vida, muerte y resurrección de Jesucristo ha pagado nuestra deuda de pecados con Dios. Ahora, mientras tengamos la oportunidad, podemos ayudar a otros en necesidad, particularmente a quienes son nuestros hermanos en la fe, con préstamos que no aumenten sus problemas. Jesús aún enseñó este principio en la parábola acerca de dos deudores y su actitud hacia el perdón de la deuda (Mateo 18:23-35).

La biblia no expresa ni prohibiciones ni permisos sobre el préstamo de dinero. La sabiduría de la biblia nos enseña que usualmente no es buena idea endeudarse. Las deudas nos hacen esencialmente esclavos de aquel a quien debemos. Al mismo tiempo, en algunas situaciones, el endeudarse es un “mal necesario”. En tanto que el dinero sea manejado de una manera sabia, y los pagos de la deuda sean manejables, un cristiano puede tener la carga de una deuda financiera si es absolutamente necesario.

Permisos de publicación autorizados por el Ministerio Got Questions para Alimentemos El Alma

Tomado de GotQuestions.org. Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en:  https://www.gotquestions.org/Espanol/

La parábola de los dos deudores

Ministerios Ligonier

El Blog de Ligonier

Serie: Las parábolas de Jesús.

La parábola de los dos deudores

 Gerald Bikes

Nota del editor: Este es el cuarto capítulo en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: Las parábolas de Jesús.

¿Cuántas veces debemos perdonar a un hermano cristiano que peca contra nosotros? Esta pregunta viene a nuestra mente, así como vino a los labios de Pedro un día mientras Jesús hablaba a Sus discípulos sobre la vida de iglesia, la salvación, la disciplina y el arrepentimiento (Mt 18:1-35). 

La sugerencia de Pedro de perdonar hasta siete veces luce bastante generosa (v. 21). Pero Jesús le responde diciendo, no hasta siete veces, sino «hasta setenta veces siete» (v. 22). Jesús usa esta forma de hablar para decir que nuestro perdón a un hermano o hermana que se arrepiente debe ser como el perdón que Dios concede a los pecadores: sin límite. En otras palabras, debemos perder la cuenta al perdonar a los demás.

La historia que contó Jesús es fascinante. Un rey rico generosamente perdona a un sirviente que le debe una cantidad exorbitante: diez mil talentos. Para los oyentes de entonces, esto es como si nos hablaran hoy de varios miles de millones de dólares. Perdonado, el sirviente atraviesa las puertas del palacio y se encuentra con un hombre que le debe una cantidad comparativamente insignificante (cien denarios, que equivalen a unos pocos miles de dólares). Agarrando al hombre por el cuello, está dispuesto a recurrir a la violencia física y ante las súplicas por misericordia del hombre, el sirviente «perdonado» lo encierra en la cárcel por deudor y el rey se enfurece cuando se entera de la grave inconsistencia de este hombre. Debemos entender que esta parábola nos juzga si tenemos un espíritu no perdonador (v. 35). 

Recibir el perdón nos constriñe internamente a perdonar.

Cristo no está diciendo que somos perdonados en base a los méritos que obtenemos al perdonar a otros. Tampoco está diciendo que es posible que las personas puedan perder su salvación una vez que han sido verdaderamente perdonados. En este pasaje Cristo no entra en una discusión profunda sobre soteriología. No menciona la imputación, la justicia o la fe, como lo hace el apóstol Pablo en Romanos 3-5. Cristo no está hablando aquí de la manera de ser salvo, sino más bien del resultado de la salvación. 

Además, en un contexto más amplio de Mateo 18, Jesús les está enseñando a Sus discípulos cómo confrontar, disciplinar y recibir de vuelta a los hermanos y hermanas ofensores. Recibir el perdón nos constriñe internamente a perdonar. Cuando David recibió misericordia de Dios, él a su vez buscó a alguien a quien pudiera mostrar la «misericordia de Dios» (2 Sam 9:3, RVR1960). La misericordia nos convierte en canales de misericordia. 

Cuando Cristo expuso esta parábola, iba camino a la cruz. Es solo por Su sacrificio único en la cruz que puede haber perdón para cualquier pecador. Y del Salvador crucificado fluye el poder de manifestar ese perdón a otros en la comunidad de fe. 

La buena noticia del evangelio es que, como dice el Salmo 130:4: «En Ti (Jesucristo) hay perdón, para que seas temido (o, reverenciado)». No todo el que piensa que está perdonado realmente lo está, pero eso no se debe a una falta de perdón por parte de Cristo. A nosotros nos resulta muy difícil perdonar a la misma persona tres veces, mucho más siete veces, pero en Su misericordia, Jesús arroja todos los pecados de Su pueblo a «las profundidades del mar» (Miq 7:19). 

Sin embargo, observa que la misericordia sin juicio no es bíblica. Esto se ve claramente en el trato final que el rey le dio al primer siervo. Dios es un Dios de profunda misericordia, pero «no tendrá por inocente al culpable» (Ex 34:7). Aquellos que abusan de Su evangelio para continuar en pecado y dureza de corazón se encontrarán con la ira de un Cordero menospreciado. 

Esta parábola sirve para recordarnos cuán grande es en verdad nuestra deuda con Dios. Por naturaleza, quebrantamos la ley de Dios constante, consistente y fácilmente. Para usar los términos de nuestra parábola, nuestra deuda asciende a miles de millones y es impagable. Este hecho en sí mismo es parte de lo que abre la fuente de la misericordia de Dios. Al entenderlo, rápidamente aflojaremos la presión que hacemos sobre la garganta de nuestro hermano creyente. Nuestra única esperanza es ser verdaderamente perdonados por la misericordia gratuita de Dios en Cristo. Su perdón es generoso, deslumbrante, glorioso, rico, nos lleva a temer a Dios y produce en nosotros gratitud. En este Dios hay más que suficiente para perdonar a los otros deudores por los que pedimos al orar el Padrenuestro (Mt 6:12). La misericordia de Cristo es una ola poderosa y veloz que no debe detenerse en nosotros. Apoyémonos firmemente en la gracia capacitadora de Dios para perdonar de manera ilimitada.

Este artículo fue publicado originalmente en Tabletalk Magazine.
Gerald Bikes
Gerald Bikes

El Dr. Gerald M. Bilkes es profesor de Nuevo Testamento y teología bíblica en el Puritan Reformed Theological Seminary en Grand Rapids, Michigan. Es autor de varios libros, entre ellos Glory Veiled [La gloria velada] y Unveiled: A Heart-Searching Look at Christ’s Parables [Desvelada: una mirada profunda a las parábolas de Cristo].

Cómo aborrecer su propia vida

Soldados de Jesucristo

Mayo 13/2021

Solid Joys en Español

 En el fondo de todo

John Piper

Solid Joys en Español | Cómo aborrecer su propia vida.

«El que aborrece su vida en este mundo, la
conservará para vida eterna»: ¿Qué significa?
Significa, al menos, que no necesitamos
preocuparnos demasiado por nuestra vida terrenal.
En otras palabras, lo que nos suceda en este
mundo simplemente no tiene mucha importancia.

Si los demás hablan bien de nosotros, no tiene
mucha importancia.
Si nos odian, no tiene mucha importancia.
Si tenemos muchos bienes, no tiene mucha
importancia.
Si tenemos pocos bienes, no tiene mucha
importancia.
Si nos persiguen o calumnian, no tiene mucha
importancia.
Si tenemos fama o si pocos nos conocen, no
tiene mucha importancia.
Si estamos muertos, nada de esto tiene mucha
importancia.

Significa algo mucho más radical. Hay decisiones
que se deben tomar y que no son meramente
experiencias pasivas. Jesús agrega:
«Si alguno me sirve, sígame». ¿Adónde? Hacia
Getsemaní y hasta la cruz.

Jesús no solo dice: «Si las cosas van mal, no hay
que preocuparse, debido a que ya estamos muertos
de todos modos». Lo que él dice es: «Elijan morir
conmigo. Elijan aborrecer la vida en este mundo
del mismo modo en que yo elegí la cruz».

A esto se refería Jesús cuando declaró: «Si alguno
quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo,
y tome su cruz, y sígame» (Mateo 16:24). Él nos
llama a elegir la cruz. Las personas solo hacían
una cosa en la cruz: morir. «Tome su cruz»
significa que, como el grano de trigo,
«cae en la tierra y muere». Escojamos eso.

¿Por qué lo haríamos? Por un compromiso radical con
el ministerio. «No estimo preciosa mi vida para mí
mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el
ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar
testimonio del evangelio de la gracia de Dios»
(Hechos 20:24). Creo escuchar a Pablo decir:
«No importa lo que me pueda suceder, si tan solo
puedo vivir para la gloria de su gracia».

John Piper

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Robar, matar y destruir

Jueves 20 Mayo

Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo… anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe.1 Pedro 5:8-9

Que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones.2 Corintios 2:11

Robar, matar y destruir

A menudo Jesús compara a los creyentes con las ovejas y se presenta como el buen Pastor que da su vida por las ovejas. Él vino para darles “vida… en abundancia”. Jesús subraya el contraste entre el buen Pastor y el ladrón, que solo quiere hacer daño a las ovejas. Efectivamente, el ladrón viene “para hurtar y matar y destruir” (Juan 10:10).

El ladrón representa a Satanás, quien trata de hacer daño a los creyentes. Sus intenciones son:

– Robar: Satanás trata de privar al cristiano de lo que Dios le ha dado: la paz, la seguridad y el gozo de la salvación, la convicción de ser amado por el Padre, la esperanza de la gloria. Aprovecha sus debilidades y caídas para acusarlo y sembrar confusión en su corazón.

– Matar: Cuando se convierte, el cristiano recibe una vida nueva, que desea agradar a Dios. Pero Satanás quiere “matar”, es decir, impedir que esta vida divina se desarrolle y tenga efectos en su conducta.

– Destruir: Por medio de mentiras, Satanás ataca los fundamentos de la fe, con el objetivo de desestabilizar al cristiano. Pone continuamente en duda la Palabra de Dios. Se dedica a producir desánimo, a impedir que el cristiano progrese, a poner trabas a la obra de Dios en él.

Cristianos, si queremos disfrutar de nuestras riquezas espirituales, vivir para la gloria de Dios y crecer en la fe, velemos. Huyamos de nuestro adversario. Busquemos diligentemente la cercanía del buen Pastor. “Conmigo estarás a salvo” (1 Samuel 22:23).

1 Reyes 16 – Marcos 15:1-20 – Salmo 60:6-12 – Proverbios 15:27-28

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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