66 – La tergiversación del evangelio

Ministerios Integridad & Sabiduría

Tesis # 66

La tergiversación del evangelio

95 Tesis para la iglesia evangélica de hoy

Miguel Núñez

Es miembro del concilio de Coalición por el Evangelio. Es el pastor de predicación y visión de la Iglesia Bautista Internacional, y presidente de Ministerios Integridad y Sabiduría. El Dr. Núñez y su ministerio es responsable de las conferencias Por Su Causa, que procuran atraer a los latinoamericanos a las verdades del cristianismo histórico. Puede encontrarlo en Twitter.

Una producción de Ministerios Integridad & Sabiduría

PECADOR

PECADOR
¡Señor Dios Todopoderoso!
Santa es Tu sabiduría, Tu poder, Tu misericordia, Tus caminos, Tus
obras. ¿Cómo puedo presentarme ante Ti con mis innumerables y
pestilentes ofensas? A menudo he amado las tinieblas cultivado
vanidades, he olvidado Tus misericordias, pisando a Tu Hijo amado,
ridiculizando Tu providencia, alabando solo con mis labios, rompiendo
Tu alianza.

Es por causa de Tu compasión que yo no soy consumido.
Llévame a arrepentirme y líbrame de la desesperación; Permítanme que yo
me allegue a Ti renunciando, condenando, aborreciéndome a mí mismo,
pero en la esperanza de recibir la gracia que es incluso para el peor de los
pecadores. Que delante de la cruz yo pueda contemplar la malignidad del
pecado, y detestarlo, mirar para aquel a quien crucifiqué y verlo cómo fue
muerto en mi lugar, y a mi favor … Y así, mi alma descanse en Ti, oh Ser
Inmortal y trascendente, revelado en la Persona y la obra de Tu Hijo, el
amigo de los pecadores.

Justificado una vez y para siempre

Ministerios Ligonier

Justificado una vez y para siempre

Serie:  La doctrina de la justificación

Por Burk Parsons

Desafortunadamente, muchos cristianos profesos tienen una comprensión simplista o incluso totalmente incorrecta sobre la justificación. Esto se debe en parte a hombres que a través de los siglos han complicado y opacado esa doctrina. Lo han hecho al borrar las líneas entre la justificación y la santificación, despojando a los cristianos de la seguridad de su salvación al insistir en que no podemos estar seguros de nuestra justificación sino hasta después del juicio final.

Algunos lectores de Tabletalk podrían preguntar: ¿no resolvió la Reforma este asunto? La respuesta es sí, como también lo hizo el apóstol Pablo, Jesucristo, la totalidad del Nuevo Testamento y la totalidad del Antiguo Testamento, más específicamente, Génesis 15:6, que dice: «Y Abram creyó en el SEÑOR, y Él se lo reconoció por justicia». No obstante, aunque los hombres sigan entremetiéndose con la doctrina de la justificación, nosotros permaneceremos firmes en esta doctrina por la cual la Iglesia se mantiene firme o se cae, recordándole al pueblo de Dios esta verdad tan preciosa para que podamos descansar seguros en la promesa de Dios de que todo aquel que cree en Cristo no perecerá sino que tiene vida eterna.

La doctrina de la justificación es ciertamente simple, aunque no debemos tener una comprensión simplista de ella. Por supuesto, no somos justificados por creer en la doctrina de la justificación —somos justificados por medio de la fe sola— pero si no entendemos la doctrina correctamente, seguiremos teniendo dificultades para experimentar efectivamente el pacto que Dios ha hecho con nosotros para nuestra salvación. Además, sabemos que somos justificados por la fe sola y que nuestra fe no permanece sola sino que da fruto: nuestras buenas obras demuestran que nuestra fe es genuina, pero nunca sirven como base para ser aceptados por Dios. De hecho, nuestra justificación no es teórica, pues nuestra santificación lo demuestra.

Según Pablo en Romanos 1-3, si alguien trata de ser justificado por la ley, no será justificado simplemente por ser oidor de la ley, sino que solamente será justificado por Dios si guarda la ley en su totalidad (ver Rom 2:12-16). Sin embargo, sabemos que ninguno de nosotros es justo y que ninguno de nosotros, simples hombres, puede guardar completamente la Ley. Pero gracias sean dadas a Dios que hemos sido salvados por la gracia sola por medio de la fe sola a causa de Cristo solo. Y no te equivoques, ciertamente somos salvos por obras: las obras perfectas de Cristo al guardar toda la Ley y no por nuestras propias obras. Es por eso que podemos cantar que la sublime gracia que nos salvó también nos guiará feliz, todo por el poder regenerador, sustentador y santificador del Espíritu Santo.

Publicado originalmente en Tabletalk Magazine.
Burk Parsons

El Dr. Burk Parsons es pastor principal de Saint Andrew’s Chapel [Capilla de San Andrés] en Sanford, Florida, director de publicaciones de Ligonier Ministries, editor de Tabletalk magazine, y maestro de la Confraternidad de Enseñanza de Ligonier Ministries. Él es un ministro ordenado en la Iglesia Presbiteriana en América y director de Church Planting Fellowship. Es autor de Why Do We Have Creeds?, editor de Assured by God y John Calvin: A Heart for Devotion, Doctrine, and Doxology, y co-traductor y co-editor de ¿Cómo debe vivir el cristiano? de Juan Calvino.

Su diario de esperanza

MEDITACIÓN DIARIA
Su diario de esperanza
Al dedicar tiempo para escribir lo que ha hecho su Padre celestial, logrará tener una mayor comprensión de sus buenos propósitos.

12 de mayo de 2022

2 Crónicas 20.5-12

Ayer vimos que al enfrentar una fuerza militar intimidante, el rey Josafat buscó al Señor en oración de inmediato. Pero no comenzó con ansiosas peticiones de salvación. En vez de eso, después de centrar la atención en el poder de Dios sobre todos los reinos terrenales, hizo un recuento de la fidelidad del Señor en el pasado y en los hechos poderosos a favor de Israel. Josafat también recordó la promesa de Dios de escuchar y salvar a la nación cuando clamaran por ayuda. Solo entonces el rey hizo su petición.

Este es un buen modelo a seguir. Sin embargo, a veces tenemos mala memoria cuando se trata de las intervenciones del Señor a nuestro favor. Si ese es el caso, más adelante, cuando volvamos a tener miedo será difícil recordar las veces en que Dios actuó para bendecirnos.

Por eso animo a todo creyente a llevar un diario, un registro escrito de la fidelidad del Señor. Durante tiempos de impotencia, queremos aliento, no solo de cómo Dios ha obrado en la historia o en el mundo, sino también de los momentos en que ha intervenido en nuestra vida.

Cuando usted dedica tiempo para escribir lo que ha hecho su Padre celestial, logrará tener una mayor comprensión de sus buenos propósitos. Él comenzará a revelar cómo ha trabajado para hacer de su vida una hermosa demostración de su gloria.

Biblia en un año: 2 Crónicas 5-7

La paciencia y la fe

Jueves 12 Mayo
Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe.
Lucas 17:5
Vosotros, hermanos, no os canséis de hacer bien.
2 Tesalonicenses 3:13
La paciencia y la fe

Mientras caminaba con los demás discípulos, Pedro preguntó a Jesús: “Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete” (Mateo 18:21-22).

En otra circunstancia Jesús les dijo: “Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale; y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale” (Lucas 17:3-4).

¡Pongámonos en el lugar de los discípulos! Mi hermano me hace daño, viene a pedirme perdón y yo perdono. Vuelve a hacerme daño y vuelvo a perdonarlo. Y otra vez… Habríamos dicho: “¡Eso realmente es un abuso!”.

Pero ante esa respuesta del Señor, los discípulos reaccionaron de forma correcta: pidieron más fe para alcanzar ese nivel de paciencia y amor hacia los demás, pues solo la fe puede ayudarnos en estos casos. En efecto, el Señor Jesús dice que la fe hace posible lo imposible: “Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería” (Lucas 17:6).

Hudson Taylor, misionero en China en el siglo 19, experimentó el poder de la fe. Sin embargo, con respecto a este versículo, decía: “No necesitamos una gran fe, sino un gran Dios”.

¿Tiene usted en su corazón a este gran Dios y Salvador? (Tito 2:13).

Isaías 59 – Marcos 11:1-19 – Salmo 56:8-13 – Proverbios 15:11-12

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