Características del Pecado 5/5

Serie: Características del Pecado

Iglesia Bautista Central Ocala

Ps. Ángel Xavier Peña

El pecado es una elección de situarnos en el lugar de Dios y esa es la peor desición que podemos tomar. El pecado nos alejará de la voluntad de Dios. No elijámos pecar, elijamos a Dios, obedezcamos a Dios no obedezcamos al pecado.

Si quieres experimentar la dicha y no ser culpable de pecado, debes número uno reconocer que has pecado y que sólo Cristo puede ayudarte, ya que el murió en la cruz y resucitó al tercer día para darnos perdón y número dos pídele que te salve, confiesa tus pecados a Dios y pide a Cristo que te salve. Gracia y Paz

Un canal de bendición

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Elisabet: Cómo lidiar con la desilusión

Un canal de bendición – Lección 4

«Así ha obrado el Señor conmigo en los días en que se dignó mirarme para quitar mi afrenta entre los hombres» (v. 25). Mientras esperaba para ver a su Salvador cara a cara, ella dijo: «¿Por qué me ha acontecido esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?» (v. 43).

Esa es la imagen que vemos de Elisabet en su espera, ella hablaba de Dios y su enfoque era Dios.

Estas no son las palabras de una mujer enojada, a pesar de que su esposo había quedado mudo como resultado de su incredulidad. Estas son las palabras de una mujer anclada en la esperanza.

A medida que la historia de Elisabet continúa desarrollándose, encontramos que en el sexto mes de su embarazo, el mismo ángel que visitó a Zacarías visita a una virgen llamada María. Parece que los anuncios dramáticos de un nacimiento son la especialidad de Gabriel, porque esta vez él da la noticia de que María será la madre de Jesús.

Cuando estudiamos la vida de Elisabet, vemos su accionar y cómo recibe a María, entre otras cosas, no me cabe la menor duda que ella se aferró a la esperanza de que Dios obraría en cada angustia. Ellos siguieron sirviendo en el rol que Dios les había dado en medio de su dolor, como ya hemos visto.

Dios es bueno, y eso lo sabemos por qué su carácter nos es revelado en Su palabra. Entonces cuando las desilusiones siguen llegando, ¿por qué debemos seguir orando? La Escritura responde a esa pregunta con las hermosas promesas de Dios. Entonces estar ancladas a la verdad bíblica nos va a ayudar a reaccionar de una manera correcta. Debemos animar a las hermanas a que busquen un consejo centrado en la palabra de Dios y su carácter.

Frases para meditar:
«Dios respondió a la oración de Elisabet por un hijo con un «sí», pero lo más importante, Él respondió a su deseo de usar su vida para glorificar su nombre».

«Mientras oramos por las áreas de desilusión y anhelos, Jesús nos anima a hacerlo en el contexto de querer que Dios sea glorificado, mientras su reino y su gobierno se afirman en este mundo. Es querer que se haga la voluntad de Dios».

«Antes de orar por cualquier otra cosa, no importa lo urgente que sea, no importa en medio de qué tipo de crisis estemos, Jesús nos enseñó a orar para que el nombre de Dios sea glorificado. Su nombre representa todo lo que Él es. Queremos orar para que el reino de Dios venga y se haga su voluntad».

Profundiza más:
¿Qué tan importante es congregarnos y sacar provecho de los medios de gracia en nuestra iglesia local? Que pasa si nos aislamos?
¿De qué forma pudiéramos practicar caminar junto a hermanas que están pasando por alguna desilusión y mostrar la hospitalidad práctica que albergó a María en casa de Elisabet? (Ya seas soltera o casada).
Recuerda:
En retrospectiva y conectando con lo que hemos hablado podemos ver lo que Elisabet ya debía haber sabido: su historia no se trataba sobre ella. Dios utilizó todos esos años de desilusión y espera. Él usó el ejemplo de Elisabet de andar intachablemente en todos los mandamientos y preceptos del Señor» (Lucas 1: 6). Él utilizó la incredulidad de su marido. Lo usó todo para escribir una historia milagrosa sobre Su poder y gloria. Él desea hacer lo mismo en nuestras vidas. Que podamos servir a otros aún en medio de nuestras circunstancias.

Capaces de hacer Su voluntad

MEDITACIÓN DIARIA
Capaces de hacer Su voluntad
El Señor promete que, si le creemos y seguimos adelante con obediencia, nos indicará lo que quiere que hagamos y nos permitirá lograrlo.

Éxodo 3.1-14

Cuando Moisés recibió el llamado a sacar a los israelitas de Egipto, argumentó que no era la persona adecuada para hacer el trabajo porque no sabía hablar bien (Ex 4.10). He conocido a personas que también sabían que el Señor las había llamado a realizar algo, pero no creían que podían hacerlo. Esto es, en realidad, un tipo de rebeldía. Equivale a decirle a Dios que no es lo bastante poderoso para prepararlas, y que para que su voluntad se cumpla, tendrán que depender de la capacidad de ellas.

Dios es más que capaz de equipar a sus seguidores, pero puede lograr sus propósitos con o sin nosotros. El Señor promete que, si le creemos y seguimos adelante con obediencia, nos indicará lo que quiere que hagamos y nos permitirá lograrlo. Filipenses 2.13 dice que Dios “es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”. No hay nada que temer. Nunca tenemos que servir con nuestras propias fuerzas, pues no nos asignará ninguna tarea sin capacitarnos.

Como alguien que sigue a Cristo, usted tiene la responsabilidad personal de aceptar la invitación que le haga y dejar que logre sus propósitos por medio de usted. No le defraudará. Al recordar cómo el Señor ha actuado en el pasado, fortalecerá su fe. Y su obra continua le conformará a la imagen de su Hijo.

Biblia en un año: 2 Reyes 24-25

¿Qué será mañana?

Sábado 30 Abril

Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones.

2 Pedro 1:19

¿Qué será mañana?

Un problema en las redes eléctricas había paralizado una región durante varias horas. No había luz, ni calefacción, los ascensores estaban bloqueados… Las consecuencias podrían ser graves… Los progresos de la ciencia y la tecnología nos han dado un confort nunca imaginado por nuestros antepasados. Pero repentinamente descubrimos su extrema fragilidad, y muchos se preguntan qué sucederá mañana.

Para calmar su inquietud, algunos consultan a los astrólogos o a los videntes, ¡cuyas predicciones son tan fantasiosas!

No busquemos las respuestas a nuestras preguntas en estos ámbitos, pues son cosas peligrosas contra las cuales Dios nos advierte seriamente (Deuteronomio 18:10-12).

Todo lo que debemos saber sobre el futuro está en la Biblia. Ella es fiable; muchas de sus predicciones ya se cumplieron, por ejemplo, la sucesión de los grandes imperios de la historia antigua (Daniel 2). También anunció con precisión, varios siglos de antemano, el nacimiento de Jesús.

Dios no deja dudas sobre el futuro de nuestro planeta, el cual, contaminado por el pecado, desaparecerá un día (2 Pedro 3:10). Lo maravilloso es que preparó un lugar seguro y eterno en el cielo para los que quieren ponerse al abrigo del juicio, los que aceptan la gracia divina por medio de la fe en “Jesús, quien nos libra de la ira venidera” (1 Tesalonicenses 1:10).

Isaías 43 – Marcos 5:1-20 – Salmo 50:7-15 – Proverbios 14:23-24

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.ch – labuena@semilla.ch

Características del Pecado 4/5

Serie: Características del Pecado

Iglesia Bautista Central Ocala

Ps. Ángel Xavier Peña

El pecado es una elección de situarnos en el lugar de Dios y esa es la peor desición que podemos tomar. El pecado nos alejará de la voluntad de Dios. No elijámos pecar, elijamos a Dios, obedezcamos a Dios no obedezcamos al pecado.

Si quieres experimentar la dicha y no ser culpable de pecado, debes número uno reconocer que has pecado y que sólo Cristo puede ayudarte, ya que el murió en la cruz y resucitó al tercer día para darnos perdón y número dos pídele que te salve, confiesa tus pecados a Dios y pide a Cristo que te salve. Gracia y Paz

Anhelos insatisfechos y la soberanía de Dios – Lección 3

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Elisabet: Cómo lidiar con la desilusión

Anhelos insatisfechos y la soberanía de Dios – Lección 3

La semana pasada compartimos sobre nuestras desilusiones y sobre cómo Dios ha ido obrando no sólo en nuestras vidas sino también en nuestros corazones. Esta semana estaremos viendo de una manera práctica cómo reaccionar cuando nos encontramos en medio de circunstancias difíciles, sin caer en la manipulación y aprendendiendo a dejar que Dios sea Dios.

Todo lo que llega a nuestras vidas de una forma u otra, si somos hijas de Dios, es parte del plan de Dios para dar a conocer a Jesús al mundo. ¡Si tan solo pudieramos ver eso! Ojalá que cuando no podamos verlo, podamos permanecer confiando en su plan soberano. Dios tenía un plan y un propósito para la vida de Elisabet. Ella era un pedacito, una parte muy pequeña, de una imagen mucho más grande.

Para este estudio seguiremos conversando con Berenice Montes, Orfa Montes y Pamela Espinosa sobre las desilusiones y lo que significa rendir a Dios tus anhelos. ¡Acompáñanos!

Entra al enlace y accede al video.

Frases para meditar:
«La obediencia a Dios no es un medio para hacer que Él haga nuestra voluntad. No obedecemos a Dios para que Él nos haga la vida más fácil. Obedecemos a Dios porque Él es Dios, es soberano y es digno de nuestra obediencia».

«Las experiencias y dudas de Zacarías no importaban. ¡Dios estaba obrando! Dios era soberano sobre la esterilidad de Elisabet y Zacarías y Dios es, en última instancia, soberano en nuestras propias vidas».

«Recuerda que Zacarías y Elisabet fueron fieles en su compromiso con el Señor, aunque Zacarías tuvo un lapso temporal en su confianza a Dios y dudó de que Él pudiera cumplir su promesa. De la misma manera, nuestras cabezas pueden saber que Dios es soberano, pero nuestros corazones pueden dudar que Él tiene toda la autoridad sobre los desafíos que enfrentamos».

Profundiza más:
¿Cómo crees que la constante exposición a las redes sociales y la forma en la que comparamos nuestras vidas con otras mujeres, contribuye a generar sentimientos pecaminosos y desilusión por lo que no tenemos?
¿Cómo lidias en tu vida diaria con lo que dicen o piensan los demás en medio de tus aflicciones?
¿Qué cosas prácticas puedes empezar a hacer para dejar a Dios ser Dios?

Recuerda:
El contentamiento no es lo mismo que estar en un estado «zen» o negar las desilusiones que han existido en nuestras vidas. Es llegar a la bifurcación entre la esperanza y la desesperación y escoger la esperanza; confiando en que Dios está trabajando en redimir nuestro sufrimiento para Su gloria. Esta es la elección que nos libera y nos lleva a Jesús.

Cómo buscar a Dios

MEDITACIÓN DIARIA
Cómo buscar a Dios
Tener hambre y sed de Dios es un gusto adquirido. Cuanto más le busquemos, mayor será nuestro anhelo.

Salmo 105.1-8

Ayer estudiamos lo que significa buscar a Dios, pero muchas personas no saben por dónde empezar.

Comience con la lectura de la Biblia y la oración. Cada día medite en la Palabra: escuche la voz de Dios, digiera lentamente lo que lee, hable con el Señor, hágale preguntas y aplique lo que aprende. No solo lea la Biblia, estúdiela, tal vez comenzando con un versículo o un pasaje corto. Puede que usted piense: “Eso nunca me ha gustado”. Mi consejo es: ¡Anímese! El conocimiento de Dios no entra en nuestras mentes por accidente; lo hace por medio del estudio diligente.

Tener hambre y sed de Dios es un gusto adquirido. Cuanto más le busquemos, mayor será nuestro anhelo. Sin embargo, si ignoramos a Dios, la poca hambre que tenemos disminuirá aún más.

¿Considera que esta última afirmación describe su experiencia? Entonces, pídale al Señor que despierte su apetito por Él, y siga adelante. Esto requiere tiempo y esfuerzo, dos cosas que nos conviene invertir sabiamente.

Descuidar nuestro tiempo con el Señor significaría negarnos a recibir las bendiciones que Él promete a quienes lo buscan con diligencia. Nadie quiere ir tras lo que es fugaz. En vez de eso, elija buscar al Eterno, la fuente de todo contentamiento, gozo y esperanza.

Biblia en un año: 2 Reyes 21-23

¡Habría que probar primero!

Viernes 29 Abril

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas; y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo.

2 Corintios 5:17-18

¡Habría que probar primero!

Con más de 95 años, el naturalista Théodore Monod todavía recorría los desiertos buscando algún espécimen raro. Habló admirablemente de la naturaleza y de la vida bajo sus diferentes formas. En una entrevista, evocando los conflictos que se desarrollan en nuestras sociedades cristianizadas, hizo esta reflexión: “Se dice que el cristianismo no funciona, pero ¿lo hemos probado realmente?”.

Quizás haya que empezar por definir lo que entendemos por “cristianismo”. Si se trata de un conjunto de reglas basadas en los esfuerzos del hombre, ¡no nos sorprendamos si ese cristianismo no funciona! Por naturaleza, el hombre es esclavo de sus pasiones y no puede liberarse a sí mismo (Romanos 7:23). El llamado cristianismo, que invita a cada uno a amar a su prójimo por sus propios esfuerzos, y así transformar el mundo, es pura ilusión.

El verdadero cristianismo es aquel en el que cada uno admite su propia culpabilidad ante Dios, y acepta la salvación que Dios da por medio de la fe en Jesús. Es el primer paso. Ese cambio, llamado conversión, es una decisión personal, producida por la gracia divina. Dios da una nueva naturaleza a todos los que dan ese paso decisivo. Entonces pueden manifestar un poco de ese amor divino derramado en sus corazones (Romanos 5:5). Este amor no busca su propio interés, no se goza en la injusticia, sino que se goza en la verdad, sufre todo, cree todo, espera todo, soporta todo (1 Corintios 13:5-7). ¿Ha dado usted el primer paso para probar ese cristianismo?

Isaías 42 – Marcos 4:21-41 – Salmo 50:1-6 – Proverbios 14:21-22

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.ch – labuena@semilla.ch

Los anhelos insatisfechos

Los anhelos insatisfechos.
EQUIPO COALICIÓN

¿Qué hacemos cuando nuestros corazones desean algo que el Señor ha decidido no conceder? Tal vez sea un hijo, un esposo, o una carrera. Cualquiera sea nuestro anhelo, Dios puede hacer mucho en nuestras vidas cuando esperamos en Él.

En este programa de Coalición Radio, Patricia Namnún, Ana Ávila y Gabriela de Morales conversan sobre la suficiencia de Cristo en medio de tribulaciones.

La Maldición De Conseguir Lo Que Quieres

La Maldición De Conseguir Lo Que Quieres
POR DAVE DUNHAM

La libertad puede sentirse como una esclavitud. Si suena un poco hiperbólico hacer tal afirmación, es sólo porque no hemos considerado cuidadosamente lo que amamos y la naturaleza de la libertad. A menudo pensamos en la libertad en términos de hacer lo que queremos, conseguir lo que queremos e ir a donde queremos. Es el potencial de la posibilidad ilimitada, la eliminación de los límites. Pero tal noción de libertad nos traiciona. A veces obtener lo que quieres es una maldición.

Los valores culturales americanos nos han enseñado a conceptuar la libertad como lo opuesto a la obligación, la responsabilidad y el límite. Cualquier cosa que inhiba la autonomía personal, la independencia, y la auto-actualización es la esclavitud. Está representada en toda la literatura (véase Walden; Into the Wild; The Awakening), la psicología y la filosofía (The Ego and the Id; Being and Time; The Fountainhead), el cine (American Beauty; Fight Club; y Wild) y en la música («Shake It Off»; «The Middle»; y «Like it, or Not»). Está arraigado en la cultura popular por todo tipo de eslóganes ubicuos: «Sé fiel a ti mismo»; «Sólo hazlo»; «sigue a tu corazón»; «autenticidad sobre todo». El concepto describe la libertad puramente como «libertad de». La libertad significa estar sin responsabilidad. Como dijo Ayn Rand:

Libertad (n. f.): No pedir nada. No esperar nada. No depender de nada. (The Fountainhead)

La autonomía completa y total es la conceptualización normal de la libertad.

Pero esta conceptualización de la libertad resulta ser una maldición. Conseguir exactamente lo que quieres, sin restricciones, sin límites, usualmente nos deja angustiados, asqueados y en un estado autodestructivo. James K.A. Smith lo compara con un joven que sube a un buffet sin la supervisión de sus padres. Ve ante él una gran cantidad de alimentos para comer y darse el gusto, y no hay nadie que le diga «no». Es capaz de atiborrarse hasta que la libertad se convierte en náuseas y asco. Al principio tal «libertad» realmente se siente excitante y nos da la ilusión de satisfacción y alegría. A la larga nos llevará a la destrucción y al asco.

En parte esto se debe a que las cosas que perseguimos son todas incapaces de satisfacer realmente, no importa la cantidad de nuestra indulgencia en ellas. Están limitadas en su capacidad de traerme realmente alegría y satisfacción. Así que, Smith escribe:

Cuando la libertad es mera voluntariedad, sin más orientación ni objetivos, entonces mi elección es sólo otro medio por el que intento buscar satisfacción. En la medida en que sigo eligiendo tratar de encontrar esa satisfacción en cosas finitas, creadas – ya sea sexo o adoración o belleza o poder – voy a estar atrapado en un ciclo donde estoy más y más decepcionado de esas cosas y más y más dependiente de esas cosas. Sigo eligiendo cosas con rendimientos decrecientes, y cuando eso se vuelve habitual, y eventualmente necesario, entonces pierdo mi capacidad de elegir. Lo nuevo me tiene ahora. (En El Camino con San Agustín, 66)

Perseguir mi esperanza y satisfacción en cosas finitas suele significar que me convierta en esclavo de ellas. Lo que comenzó como libertad se convierte finalmente en una esclavitud de otro tipo. Vemos que esto ocurre muy obviamente en las drogas y el alcohol. La libertad de elegir mi propio estilo de vida, la libertad de buscar el placer o escapar del dolor en mis propios términos resulta en adicción. Lo mismo sucede con la pornografía, la intimidad, la televisión, los videojuegos, y cualquier otra cosa que busquemos para satisfacernos. ¡Conseguir lo que quieres se convierte en una maldición!

Un ejemplo interesante de esta libertad convertida en esclavitud se ve en la vida del actor Russell Brand. Brand no es un modelo a seguir, pero experimentó un cambio masivo en sus pensamientos sobre la promiscuidad. Smith cita a Brand en una entrevista que le hizo a Joe Rogan, diciendo:

Este es el punto – cuando obtienes las cosas que tu cultura te dice que debes hacer y las experimentas ahora sabes que puedes dejar de perseguir la zanahoria porque le has dado un mordisco y es como, «Espera un minuto: esto es una mierda…» Es difícil de aprender porque todo lo que tiene un orgasmo al final del mismo, ya sabes, hay un grado de placer que se tiene. Pero toma un tiempo reconocer el costo emocional en mí, el costo espiritual en otras personas, el hecho de que me impide convertirme en padre, en esposo, de asentarse, de arraigarse, de volverme realmente entero, de convertirme en hombre, de conectarme. Lleva un tiempo darse cuenta de eso. Creo que mucha gente no tiene la oportunidad de salir de ese patrón. (97)

Brand dice que toda su promiscuidad lo dejó vacío y hueco. A veces conseguir lo que quieres no es más que una forma diferente de esclavitud.

La libertad «de» tiene un costo. Nos cuesta mucho. La mujer que dejó a su marido para huir con un antiguo novio de la escuela secundaria finalmente despertó y se dio cuenta de que había cometido un terrible error. El hijo pródigo, que se gastó toda su herencia, se despertó en un corral de cerdos. El músico que dejó a su familia para perseguir sus sueños, se despertó un día al darse cuenta de que había pasado casi 40 años persiguiendo un sueño que nunca se materializó y perdiendo lo único que realmente amaba, y todo por nada.

La verdad es que la libertad no equivale a «autonomía». Todos somos esclavos de algo y alguien. Las Escrituras nos dicen expresamente que somos esclavos del pecado o esclavos de la justicia (Romanos 6:16-19); somos esclavos de Dios o esclavos de Satanás. El tipo de autonomía que queremos no existe para las criaturas. Pero en la economía de Dios el mundo no funciona como creemos que debería. Porque la búsqueda de «la libertad como autonomía» resulta en la esclavitud; pero la esclavitud a Cristo resulta en la verdadera libertad. Jesús tiene un «yugo» pero es fácil, nos dice (Mat. 11:28-30), y es Él quien nos hace verdaderamente libres (Gal. 5:1). Romanos 6:22 señala un intercambio de amos esclavos: el pecado contra Dios. Este intercambio produce un resultado diferente: la muerte contra la vida. Es una paradoja, por supuesto (la esclavitud a Cristo produce libertad), pero es la realidad. También es una invitación a buscar la verdadera libertad en Cristo, y una advertencia de que conseguir lo que quieres es una maldición.

De hecho, Dios dice esto en múltiples lugares de las Escrituras. Cuando Israel insiste en un Rey «como las otras naciones» (1 Samuel 8:5), Él se lo da porque han rechazado a Dios como su Rey (v. 7). El Rey Saúl es una forma de castigo para Israel. Vemos lo mismo desempacado en Romanos 1, donde Dios «los entregó» a sus propias concupiscencias (v. 24). Consiguieron lo que querían, pero era un tipo de condena. ¡Conseguir lo que quieres es una maldición!

La libertad «de» siempre llevará a la destrucción. La libertad «a» y la libertad «para», cuando están atadas a Cristo, conducen a la verdadera satisfacción. ¿Qué es lo que deseas? ¿Qué es lo que persigues? Aparte de Cristo, todo terminará en adicción, decepción, vacío y destrucción. Escoge la esclavitud a Jesús y encuentra lo que realmente quieres. Conseguir lo que quieres es una maldición, ¡a menos que lo que quieras sea Cristo!