Un problema que el hombre no puede resolver

Un problema que el hombre no puede resolver
Cuando decidimos resolver problemas por nuestra cuenta, terminamos fracasando, en especial cuando se trata del tema del pecado.

21 de abril de 2022

Jeremías 17.5-8

¿Ha conocido a alguien que se haya negado a aceptar cualquier tipo de ayuda? Tal vez le dijo: “No necesito que me ayuden” o “¡Puedo hacerlo solo!”. En cierto modo, respetamos la decisión de estas personas de tomar su propio camino en la vida. Sin embargo, esta perspectiva puede ser un indicio de problemas espirituales que podrían estar frenándolas.

El libro El gran divorcio es una mirada alegórica a la eternidad. En él, el autor C. S. Lewis describe un personaje que solo quiere “lo que se merece”, ni más ni menos. Esto aparenta ser un acto de humildad, pero en realidad no es más que falsa humildad motivada por el orgullo. De manera similar, cuando decidimos resolver problemas por nuestra cuenta, terminamos fracasando, en especial cuando se trata del tema del pecado.

Romanos 3.23 deja en claro que el pecado es un problema de todos, cuyo precio a pagar es la muerte. Si nosotros, como el personaje orgulloso del que habla Lewis, aceptamos solo “nuestros derechos”, entonces el pecado y la muerte reinarán en nuestra vida. Podemos superar dicha actitud con verdadera humildad y aceptando lo que no merecíamos: el amoroso sacrificio de Jesucristo por nosotros. Démosle gracias por darnos lo que no podíamos lograr por nosotros mismos: nuestra salvación.

Biblia en un año: 1 Reyes 20-22

La Escritura no puede ser quebrantada.

Jueves 21 Abril

El Señor dijo a Moisés: Escribe tú estas palabras; porque conforme a estas palabras he hecho pacto contigo.

Éxodo 34:27

Escribe en un libro lo que ves, y envíalo.

Apocalipsis 1:11

La Escritura no puede ser quebrantada.

Juan 10:35

La Escritura

Durante mucho tiempo, en muchas culturas la sabiduría popular se transmitió oralmente. Esto permitía a algunos jefes espirituales tener el monopolio y el control del saber. Parece que todavía hoy, los brujos animistas emplean el mismo método. Esto les permite dominar a los demás y mantenerlos asustados y sumisos.

Algo totalmente distinto sucede con Dios, el Creador. Él quiso revelar por escrito todo lo que debiéramos saber para conocerlo y para conocernos. Así, por ejemplo, hace más de 3500 años ordenó a Moisés escribir lo que oía; lo mismo hizo con los profetas… y con el apóstol Juan: “Escribe en un libro lo que ves”.

¡Qué amor el de Dios! Hizo escribir su Palabra y la puso al alcance de los hombres. Algunos trataron de prohibirla, otros la quemaron, pero no pudo ser destruida porque “la palabra del Señor permanece para siempre” (1 Pedro 1:25). Otros la aceptaron como lo que es realmente, es decir, la Palabra de Dios, y ella actuó en su ser interior como la Palabra “viva y eficaz” (Hebreos 4:12). Si creemos en la Palabra de Dios, ella cumple en nuestro corazón lo que dice.

Hoy, cada persona puede leer la Escritura por sí misma, sin pasar por un intermediario. Pero no basta con escuchar, leer o estudiar la Biblia, hay que recibirla en el corazón, dejarla actuar en la conciencia por medio de un acto de fe personal; de otra manera no sirve de nada “por no ir acompañada de fe en los que la oyeron” (Hebreos 4:2).

Isaías 32 – 2 Pedro 1 – Salmo 46:4-7 – Proverbios 14:5-6