¿Psicología o Biblia?

¿Psicología o Biblia?
OSKAR AROCHA

Según investigaciones, la psicología es comúnmente la disciplina de estudio con más profesores ateos.[1] Este no es un dato difícil de creer, pero sí es un dato que se presta a ser mal representado. A menudo en círculos cristianos encontramos comentarios que promueven al rechazo abierto y completo de la psicología. Es cierto que debemos ser sospechosos de cualquier enseñanza cuya cosmovisión sea incorrecta, pero de manera similar la Escritura nos enseña que hay cierta nobleza en comparar todos los conocimientos a la luz de los principios de la palabra de Dios (Hch. 17:11). ¿No puede un cristiano aprender de un biólogo, médico, o psicólogo ateo? El espíritu cristiano no debe rechazar sin antes analizar, porque el amor todo lo cree (1 Co. 13:6). El llamado del cristiano es, entonces, a juzgar con juicio justo, conforme a las evidencias.

¿Para qué sirve la psicología?
En pocas palabras, la psicología es el estudio científico de la conducta y los procesos mentales que le acompañan. Debido a la complejidad humana, la psicología se divide en docenas de ramas interrelacionadas. En sentido general la Psicología tiene 4 metas que energizan sus avances: Describir la conducta observada; Explicar lo observado y su relación con diversos factores; Proponer teorías que puedan predecir futuros resultados, y; Proponer métodos que ayuden a modificar los trastornos o disfunciones hacia formas más deseables.

El resultado más común es que las evidencias que serán analizadas no serán distintas solo porque el analista sea cristiano. Evidencia de esto lo tenemos en el libro de Proverbios. Los proverbios sirven de ejemplo bíblico para mostrar los beneficios que podemos obtener luego de observar y estudiar la conducta humana. Muchos de los proverbios que encontramos en la Biblia no son mandatos, sino sabias conclusiones a la conducta observada que pueden ser identificadas por personas a quienes Dios en su gracia común les haya dado la sensibilidad o el talento para hacerlo. Por esa razón, no debe sorprendernos cuando encontramos en Proverbios mucho sentido común para todos los hombres y que en la historia otros hombres con sabiduría humana hayan alcanzado similares conclusiones sin influencia del conocimiento bíblico. Por ejemplo: “¿Has visto un hombre diestro en su trabajo? Estará delante de los reyes” (Prov. 22:29a) es sabiduría divina; “Quien bien come bien trabaja” es un refrán popular.

El conocido psicólogo Dr. Hobart Mowrer, ateo y suicida, que en su momento fue presidente de la asociación de Psicología Americana, fue de gran ayuda, rechazando la teoría de que los trastornos libraban a los pacientes de responsabilidad.[2] El Dr. J. Davies es uno de los profesionales seculares modernos que a manera de crítica han admitido que “muchos en vez de tener baja autoestima están plagados de amor propio y no son capaces de amar a otros”.[3] Todos podemos beneficiarnos de los estudios de la psicología. No obstante, cuando tratamos el tema de las causas, conclusiones fundamentales, o métodos de cambio, no debe sorprendernos que a menudo las interpretaciones estén significativamente inclinadas por los prejuicios seculares.

Consejería bíblica vs. Psicología secular
La diferencia distintiva de la consejería bíblica y la psicología secular se resumen en una palabra: “corazón”. La psicología rechaza el concepto de que el ser humano fue creado a la imagen de Dios, es decir, que fuimos diseñados por Dios, para funcionar a la manera de Dios, para los propósitos de Dios, y que en el centro de todo encontramos el corazón. Para la ciencia secular, el corazón no es más que el asiento de las emociones, pero las Escrituras muestran el corazón como el centro de control moral y de motivación de la persona. La Escritura usa la palabra corazón para incluir los pensamientos, las emociones, las decisiones, la conducta, las conversaciones, los deseos y todas las demás cosas en la vida de una persona. Por esa razón, cuando Dios habla de cambiar nuestras disfunciones, o pecados, lo define en términos espirituales, y nos provee de las buenas noticias de que nos dará un nuevo corazón (Ez. 36:26).

El conocimiento secular asume que para tener buenas interpretaciones y conclusiones no se puede incluir a Dios y sus enseñanzas como parte de los factores fundamentales. Esa premisa es exactamente lo que cataliza sus errores más comunes. Por ejemplo:

Asumen que la naturaleza humana es básicamente buena o no aceptan de que tenga una inclinación natural hacia el mal.
Promueven que las personas tienen la respuesta a sus problemas dentro de sí mismas.
Algunos proponen que la clave para entender y corregir las actitudes y acciones de una persona yace en alguna parte de su pasado.
Indican que los problemas de los individuos son el resultado de lo que alguien les ha hecho.
Enseñan que los problemas humanos pueden ser puramente psicológicos en su naturaleza, sin relación con ninguna condición espiritual.
Asumen que la palabra de Dios no tiene nada que ofrecer para los problemas profundamente arraigados y que solo los puede resolver un profesional mediante el uso de terapia.
Promueven que la guía Cristo-céntrica de las Escrituras, la oración y el Espíritu Santo son recursos inadecuados y simplistas para solucionar ciertos problemas.
Ignoran las causas fundamentales y le llaman causas a muchos factores circunstanciales.
Sus metas están definidas por los deseos de la sociedad, no lo que honra al Creador. En sentido general la psicología secular no define metas más allá de cambios observables en la conducta.
En cambio, la consejería bíblica aspira ser fiel al diseño de Dios, sabiendo que sin un corazón que anhele a Dios sobre todas las cosas, es imposible agradar a Dios (Heb. 11:1-6). Un cambio real, significativo y duradero necesita la gracia de Dios que fue comprada con la sangre de Jesús, y que llega a los pecadores por medio de un cambio en el corazón.

¿Qué hago si soy psicólogo o estudiante de psicología?
¡Maneja con precaución! El Dr. Sam Williams, profesor de Consejería en el Southeastern Baptist Theological Seminary recomienda que si no eres hábil en el pensamiento crítico y en el conocimiento bíblico, teológico y apologético, serás absorbido, y terminarás funcionando principalmente como un psicólogo que también es cristiano, y no como uno que principalmente es cristiano y que también es psicólogo. Sin embargo, si estás preparado para asumir el reto, habla con tu pastor. Si quieres ser misionero en un ambiente académico hostil, mi recomendación sería que por cada hora de clase o libro de psicología, estudies un libro de teología, uno de consejería Bíblica y uno de apologética o cosmovisión cristiana.

[1] Neil Gross, Sociology of Religion, p 70, 2009

[2] Larry Crabb, Effective Biblical Counseling & Basic Principles of Biblical Counseling.

[3] J. Davies, “The Importance of Suffering: The Value and Meaning of Emotional Discontent”, citado en Reflexiones sobre la Fe y el Sufrimiento: Caminando Con Dios en medio del Sufrimiento de Dr. Tim Keller.

Crédito de imagen: Lightstock.

​Oskar Arocha es Ingeniero Agrónomo, y posee una maestría en Estudios Teológicos (M.T.S.), del Seminario Bautista Reformado, en Carolina del Sur. Conoció al Señor en el año 1981, y fue ordenado como diácono en el año 2006, en la Iglesia Bautista de la Gracia. A lo largo de su caminar con Cristo, Oskar ha servido como líder de jóvenes, coordinador de eventos de parejas, director de alabanza, y otros ministerios más.

El propósito de Dios en nuestras dificultades

MEDITACIÓN DIARIA
El propósito de Dios en nuestras dificultades
Debemos creer en las promesas de Dios, incluso si nuestras circunstancias nos aturden.

Génesis 37

Todos pasamos por temporadas difíciles. Cuando sufrimos, ¿de qué podemos estar seguros? De que…

DIOS ESTÁ CON NOSOTROS EN NUESTROS PROBLEMAS. Él nos da lo que necesitamos, ya sea su amor y su fortaleza, una sensación de seguridad, o el entendimiento de que no estamos solos. Cristo sabe lo que es sufrir, ser rechazado y perder a un ser querido. Él comprende las tentaciones y los obstáculos que enfrentamos. Además, nos ayuda (Sal 68.19) y ofrece paz para nuestro corazón herido. El Dios que camina con nosotros no está limitado por nada (Mt 19.26), por lo que no hay razón para temer.

DIOS TIENE UN PROPÓSITO AL PERMITIR TIEMPOS DIFÍCILES. En el libro de Génesis, José no podía ver las intenciones de Dios cuando sus hermanos estaban conspirando contra él —y nosotros tampoco, la mayor parte del tiempo. Pero José conocía el carácter del Señor, y confió en Él a través de las muchas pruebas que se le presentaron. Y la fe de José fue recompensada cuando rescató a su familia (Gn 45.1-8).

Estamos llamados a tener fe. Eso significa que debemos creer en las promesas de Dios, incluso si nuestras circunstancias nos aturden. Cuando los problemas le rodeen, recuerde que Dios nunca le dejará ni le desamparará (He 13.5), y sus buenos propósitos siempre se cumplirán (Is 14.27).

Biblia en un año: 2 Reyes 13-15

Características del Pecado 1/5

Serie: Características del Pecado

Iglesia Bautista Central Ocala

Ps. Ángel Xavier Peña

El pecado es una elección de situarnos en el lugar de Dios y esa es la peor desición que podemos tomar. El pecado nos alejará de la voluntad de Dios. No elijámos pecar, elijamos a Dios, obedezcamos a Dios no obedezcamos al pecado.

Si quieres experimentar la dicha y no ser culpable de pecado, debes número uno reconocer que has pecado y que sólo Cristo puede ayudarte, ya que el murió en la cruz y resucitó al tercer día para darnos perdón y número dos pídele que te salve, confiesa tus pecados a Dios y pide a Cristo que te salve. Gracia y Paz

La ecología (3): Ni solo materia, ni Dios

Martes 26 Abril

Desde el principio tú fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, mas tú permanecerás; y todos ellos… como un vestido los mudarás, y serán mudados; pero tú eres el mismo, y tus años no se acabarán.

Salmo 102:25-27

La ecología (3): Ni solo materia, ni Dios

Para algunos, la naturaleza es solo materia; en cambio, para otros, es Dios.

Para los primeros todo es materia; Dios está excluido de su reflexión. Piensan que la tecnología conduce a la humanidad hacia el progreso, que no existe una regla superior para regir la naturaleza, y que los hombres deben enfrentar solos los problemas ecológicos.

Para los segundos, la naturaleza es casi confundida con Dios. En algunas corrientes de pensamiento se habla de la “madre naturaleza”, de “la madre tierra”.

Estas dos visiones de la naturaleza se oponen a lo que la Biblia nos dice. Primero, Dios es Espíritu, está muy por encima de la materia, pues el mundo fue creado por él y no es eterno. El mundo envejece y pasa. La tecnología no podrá resolverlo todo…

Pero Dios sopló un “aliento de vida” en el hombre (Génesis 2:7). Esto lo distingue de los animales y lo hace responsable ante Dios. La naturaleza no se puede comparar con el hombre. Debemos utilizar y preservar la naturaleza, pero no somos uno con ella. Solo el hombre fue creado a la imagen de Dios (Génesis 1:27).

Dios es el Creador, nos habla, y nos dio la capacidad de escuchar y comprender lo que nos dice. La naturaleza no tiene esta facultad de comunicarse así con él. Como Dios nos habla, tiene el derecho de esperar una respuesta de sus criaturas: el agradecimiento, el honor… ¡Solo él puede ser adorado!

(continuará el próximo martes)

Isaías 38-39 – Marcos 2 – Salmo 49:1-9 – Proverbios 14:15-16

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