Aliento para Padres en Nuestra Cultura Sexualmente Confusa

Aliento para Padres en Nuestra Cultura Sexualmente Confusa
Por Carl Trueman

3 Consejos
En primer lugar, sé consciente de que los niños están siendo influenciados y no sólo a través de las aulas. Viene a través de YouTube. Viene a través de TikTok. Viene a través de las redes sociales. Por lo tanto, sean conscientes. Este es un mundo muy diferente al que existía hace cinco o diez años, cuando mis propios hijos estaban todavía en la universidad. El mundo se ha transformado y las influencias en la vida de nuestros hijos son omnipresentes, profundas y poderosas. Seamos conscientes de ello.

En segundo lugar, mantén las líneas de comunicación abiertas con tus hijos. No se gana nada cortando la comunicación con tus hijos. Si tú no hablas con ellos, alguien lo hará. Así que mantén las líneas de comunicación abiertas.

En tercer lugar, sé consciente de que probablemente piensen de forma muy, muy diferente a como tú lo haces. En los últimos 10-15 años se ha producido un cambio radical en la forma en que los jóvenes entienden la identidad, la política sexual, etc. Sé consciente de ello y prepárate para darte cuenta de que no piensan de la misma manera que tú.

Además, nunca hay que perder la esperanza. Cuando pienso en la crianza de los hijos en general, mi mente se dirige a menudo al segundo ladrón en la cruz. Si recuerdas, es el que se arrepiente en el último momento. Y está muy claro que sabe bastante de teología. Sabe que Dios es santo. Sabe que es un pecador. Sabe que Jesús está muriendo una muerte inmerecida ese día. Y lo más importante de todo, hace esa sorprendente declaración: «Señor, acuérdate de mí cuando vengas a tu reino».

Se da cuenta de que Jesús va a inaugurar su reino pasando por la muerte, no escapando de ella. Cuando me enfrento a padres que luchan con hijos que se han alejado, siempre les señalo al segundo ladrón y les digo: ¿Cuándo aprende el segundo ladrón estas cosas? Es posible que Dios se lo haya metido en el cerebro cuando está colgado en la cruz, pero el texto no nos lo dice. Y si el texto no nos dice que debemos buscar razones más mundanas, bueno, creo que lo que sucedió fue que ese joven fue bien enseñado cuando era pequeño. Sus padres le enseñaron bien. Le enseñaron la palabra de Dios.

Yo les diría a los padres cuyos hijos tienen dificultades o cuyos hijos se han alejado y quizás están profundamente inmersos en formas de vida inmorales, no se desesperen. Si le enseñaste bien a tu hijo, entonces el Señor todavía puede usar lo que le enseñaste en el momento apropiado para traerlo de vuelta. Así que no te desesperes.

Esa sería mi palabra. Mantén las líneas de comunicación abiertas, ora las promesas y no desesperes.

Carl R. Trueman is autor de Strange New World: How Thinkers and Activists Redefined Identity and Sparked the Sexual Revolution.

El antídoto contra la ansiedad

Renovando Tu Mente

Serie: La ansiedad

Episodio 1
El antídoto contra la ansiedad
Por Burk Parsons

Nota del editor: Este es el primer capítulo en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: La ansiedad.

La palabra griega que se traduce como «ansiedad» en el Nuevo Testamento es una palabra interesante. Significa que alguien es desintegrado, arrastrado en direcciones opuestas o dividido en partes. Cuando estamos ansiosos por el mañana, estamos siendo distraídos de lo que está directamente frente a nosotros, y nuestra atención está dividida y no permite enfocarse en el hoy. Es precisamente por eso que experimentamos tensión cuando nos sentimos ansiosos, porque nos sentimos destrozados e incapaces de poner toda nuestra atención en lo que Dios ha puesto ante nosotros hoy. Charles Spurgeon dijo: «La ansiedad no despoja al mañana de sus penas, solo despoja al hoy de sus fuerzas».

La ansiedad tiene una forma de hacernos sentir atrapados cuando en realidad hemos sido liberados de la preocupación del mañana. Una vez liberados por el Espíritu, somos capacitados para obedecer el mandato de Jesús de no preocuparnos por el día de mañana (Mt 6:34). Sin embargo, a muchos cristianos se les ha enseñado que Jesús instruyó a no tener ninguna preocupación ni inquietud por el futuro o que tomar precauciones sabias o prepararse para el futuro significa que de alguna manera no estamos confiando en Dios. Pero las Escrituras están llenas de sabiduría sobre cómo debemos pensar y planificar para el futuro. De modo que, mientras oramos a nuestro Padre por el pan de cada día, al igual que Israel tenía que depender diariamente del maná de lo alto, confiamos en Dios mientras trabajamos diligentemente en nuestra planificación y preparación para el futuro.

Sin embargo, seguimos luchando contra la ansiedad porque nos importa nuestro propio bienestar y el de aquellos a los que tanto amamos. Nos llenamos de ansiedad por el futuro de nuestras familias, nuestra salud, nuestras iglesias, nuestros empleos, nuestras inversiones y nuestras naciones porque nos preocupamos por ellos. Nos llenamos de ansiedad porque nos importa, y nos importa porque amamos. No obstante, nuestro amor y cuidado producirá ansiedad cuando nos centramos en nosotros mismos en lugar de acudir a Dios.

Dios nos manda amarlo por encima de todos los demás amores, y nos llama a echar todas nuestras ansiedades sobre Él, porque Él tiene cuidado de nosotros. No nos dice que echemos algunas de nuestras ansiedades sobre Él, sino todas, incluso las que pensamos que tenemos bajo control, que las echemos sobre Él y las dejemos con Él. Cuando nos volvemos ansiosos, a menudo es porque creemos que tenemos el control. De modo que, cuando experimentemos ansiedad, recordemos que Dios cuida de nosotros más de lo que podríamos cuidar de nosotros mismos. Corramos a Él en oración, porque ir a nuestro Padre en oración es el antídoto contra la ansiedad. Cuando oramos, estamos admitiendo que no somos Dios y que no tenemos el control, pero que Él sí lo tiene y que está obrando todas las cosas para nuestro bien. He comprobado que los que más oran son los que menos se preocupan.

Publicado originalmente en Tabletalk Magazine
Burk Parsons
El Dr. Burk Parsons es pastor principal de Saint Andrew’s Chapel [Capilla de San Andrés] en Sanford, Florida, director de publicaciones de Ligonier Ministries, editor de Tabletalk magazine, y maestro de la Confraternidad de Enseñanza de Ligonier Ministries. Él es un ministro ordenado en la Iglesia Presbiteriana en América y director de Church Planting Fellowship. Es autor de Why Do We Have Creeds?, editor de Assured by God y John Calvin: A Heart for Devotion, Doctrine, and Doxology, y co-traductor y co-editor de ¿Cómo debe vivir el cristiano? de Juan Calvino.

Deberes cristianos

Deberes cristianos
¿Hasta qué punto se siente usted adecuado para “amonestar a los ociosos, alentar a los de poco ánimo, sostener a los débiles y ser paciente para con todos”?

3 de mayo de 2022

1 Tesalonicenses 5.12-15

Es interesante que los mandamientos en el versículo 14 del pasaje de hoy no están dirigidos a los líderes de la iglesia sino a los “hermanos”, un término que se usa para referirse a otros cristianos. ¿Hasta qué punto se siente usted adecuado para “amonestar a los ociosos, alentar a los de poco ánimo, sostener a los débiles y ser paciente para con todos”?

Nuestra vida en la comunidad de la fe no se trata solo de asistir a un servicio de adoración cada domingo. No pensemos en la iglesia como un lugar, sino como un grupo de creyentes a quienes “se nos dio a beber de un mismo Espíritu” (1 Co 12.13). Eso significa estar allí para consolar a los afligidos, guiar a los descarriados y animar a los cansados.

Para lograrlo, debemos estar dispuestos a escuchar. Es fácil dar una respuesta rápida antes de entender la situación de alguien. Pero dado que el problema externo puede ser solo un síntoma de una lucha espiritual interna, es prudente ser paciente. Cuando a otros se les da la oportunidad de compartir, podemos discernir mejor cómo quiere Dios que respondamos.

Siempre debemos buscar lo que es mejor para los demás. En algunos casos, se requiere ayuda práctica o material; en otras ocasiones, podría significar oración o la disposición de ayudar a una persona a crecer espiritualmente. Pídale al Espíritu Santo que le muestre cuál es su papel.

Biblia en un año: 1 Crónicas 7-9

Cristo transforma los comportamientos

Martes 3 Mayo
También la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora.
Romanos 8:21-22
La ecología (4): Cristo transforma los comportamientos
La contaminación está por todas partes, a diario lo constatamos. Los científicos lo confirman. Dicen que la humanidad tendrá que luchar con muchas dificultades y que quizás, incluso, va hacia su propia destrucción. Las conferencias internacionales se suceden, vastos programas son elaborados, pero parece que el mal ya no puede detenerse. Entendemos por qué la Biblia dice que la creación gime…

¿Qué hacer? El cristiano debe recordar que es un peregrino en la tierra. Pasa por un mundo que sufre las consecuencias del pecado, pero tiene una verdadera simpatía por los que sufren. Su tarea principal es predicar el Evangelio y presentar a todos a Cristo, quien obra en sus corazones para que sean sus discípulos (Mateo 28:18-20). Solo Jesucristo puede transformar una vida y darnos una esperanza que sobrepasa nuestra vida en la tierra, un futuro y una esperanza para el cielo.

Consciente de que Dios creó la naturaleza como su entorno de vida, el hombre, el creyente en especial, debe respetarla y administrarla lo mejor posible, cada uno a su nivel.

Los cristianos no deben turbarse ni desanimarse, pues el Señor Jesús, el dueño de nuestro planeta, volverá para llevar al cielo a aquellos que creyeron en él. Más tarde, en la tierra, Jesucristo instaurará un reino de paz y de prosperidad. La naturaleza rejuvenecerá, cantará de alegría y alabará al Señor (Salmo 96:12). “Todo lo que respira alabe al Señor. Aleluya” (Salmo 150:6).

Isaías 46-47 – Marcos 6:30-56 – Salmo 51:6-12 – Proverbios 14:29-30

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.ch – labuena@semilla.ch