El amor echa fuera el odio

Viernes 10 Junio
Cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
Lucas 23:33-34
El amor echa fuera el odio
“La oscuridad no puede expulsar a la oscuridad, solo la luz puede hacerlo. El odio no puede expulsar al odio, solo el amor puede hacerlo”. Estas palabras de Martin Luther King nos llaman la atención. En este mundo donde vemos con tristeza que la mentira responde a la mentira, el odio al odio, la violencia a la violencia, nos convendría poner en práctica estos principios. Pero, ¿quién puede quitar la oscuridad? ¿Quién es capaz de amar a su enemigo? Solo hubo Uno capaz de hablar de amor y perdón cuando era condenado injustamente, cuando sus enemigos le ocasionaban los más crueles sufrimientos. ¡Fue Jesucristo!

Durante su vida en la tierra enseñó a las multitudes, diciendo: “Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues… Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos” (Lucas 6:27-31). Jesús no solo enseñó estas cosas, sino que también las puso en práctica. Condenado a muerte injustamente, sufriendo el martirio, clavado en una cruz, oró pidiendo perdón para sus verdugos.

Nuestros pecados son una ofensa a Dios. Pero el perdón y la vida divina son ofrecidos a todos. ¿Somos conscientes de la necesidad de reconciliarnos con Dios? Jesucristo hizo todo lo necesario para ello. ¡Solo basta que cada uno lo crea!

Levítico 20 – Romanos 15:14-33 – Salmo 69:9-18 – Proverbios 17:1-2

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.ch – labuena@semilla.ch

DESPUÉS DE LA ORACIÓN

D E S P U É S D E L A O R A C I Ó N
¡Oh Dios de gracia!
Yo lloro mis oraciones frías, apáticas y sin corazón; en su pobreza añade
pecado a pecado. Si mi esperanza estuviese en ellas estaría perdido, mas el
mérito de Jesús unge mi débil murmullo y gana Su aceptación.
Profundiza la contrición de mi corazón, Confirma mi fe en la sangre que
lava de todo pecado. Que pueda yo caminar con mi gran Redentor. Inunda
mi alma con verdadero arrepentimiento, que mi corazón sea quebrado por
causa del pecado y por el pecado. Que yo sea tan lento para perdonarme a
mí mismo como Tú eres pronto para perdonarme.
Contemplando las glorias de Tu gracia que yo sea lanzado en las
profundidades más abismales de la vergüenza, y que camine cabizbajo. Tú
me pacificaste ahora. O mi gran Sumo Sacerdote, derrama sobre mí
corrientes de necesaria Gracia; Bendíceme en todas mis funciones; En cada
pensamiento de mi mente, en cada palabra de mis labios, en cada paso de
mis pies, y en cada obra de mis manos.
Tú viviste para bendecir, moriste para bendecir, resucitaste para bendecir,
ascendiste para bendecir, tomaste Tu trono para bendecir, y ahora Tú
reinas para bendecir. Da sinceridad a mis deseos, seriedad a mis súplicas,
fervor a mi amor.

Muéstrennos cómo ser una familia

El Blog de Ligonier

Serie: De una generación a otra

Muéstrennos cómo ser una familia
Por Adriel Sanchez

Nota del editor: Este es el décimo capítulo en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: De una generación a otra.

ueridos padres y madres en Cristo: estoy agradecido por la experiencia y sabiduría que Dios les ha dado para criar familias piadosas. Como saben, muchos estamos recién empezando a formar nuestras propias familias. Necesitamos desesperadamente su estímulo en este tiempo.

Desde el punto de vista estadístico, los hogares de padres casados son cada vez menos comunes. Un estudio reciente, realizado por el Centro de investigaciones Pew, afirma que, desde 1968, se ha cuadruplicado el número de padres solteros en Estados Unidos. Aunque esta realidad ha afectado a todos los grupos étnicos y raciales, la prevalencia de los padres solteros me resulta especialmente cercana debido a mi trasfondo hispano. En la actualidad, casi uno de cada cuatro niños hispanos están siendo criados por madres solteras. Yo fui uno de esos niños, criado por una madre soltera esforzada. Muchos de nosotros no tuvimos una crianza familiar «normal». No pudimos ver a esposos que amaran a sus esposas como Jesús ama a la Iglesia ni esposas que modelaran la gracia y la sumisión santa descrita en las Escrituras (Ef 5:22–33). Ahora estamos tratando de liderar nuestros propios hogares, pero no es fácil. Es como entrar a una habitación oscura y amoblada por primera vez. Te mueves despacio, pero no puedes evitar chocar con el sofá o la mesa de centro. Nuestra gran esperanza es llegar a entender el panorama del matrimonio y la familia antes de ―siguiendo con la metáfora― volcar un jarrón costoso y producir un daño severo. La orientación de ustedes es fundamental, y me gustaría compartirles algunas formas en las que creo que pueden proporcionarla.

En primer lugar, ¿podrían ser sinceros con nosotros respecto a sus fracasos anteriores? Algunos de ustedes (a pesar de su trasfondo) han derribado jarrones. Han cometido errores en el hogar y pueden rastrear los pasos que los llevaron a ellos. Pueden tratarse de errores respecto a la manera en que amaron a su cónyuge, a la forma en que manejaron las finanzas, al tiempo que le dedicaron al trabajo o a la forma en que educaron a sus hijos. El evangelio nos da la libertad de abrirnos respecto a nuestras fallas pasadas porque han sido perdonadas. Desde luego, las fallas perdonadas siguen teniendo consecuencias, pero también pueden ser utilizadas por Dios para enseñarles lecciones importantes a otros. Hay advertencias que pueden darnos y necesitamos escuchar, y, por mucho que les cueste compartirlas, pueden ser de gran beneficio para nosotros, sus hijos en Cristo.

En segundo lugar, necesitamos su perspectiva. Al decir eso, no me refiero solo a sus consejos, sino también a su punto de vista. Me he dado cuenta de que es fácil tener una visión muy estrecha cuando hay niños pequeños en la casa. Necesitamos que nos recuerden que cambiar los pañales hoy es parte del discipulado a largo plazo, para que no desmayemos. Sospecho que esta perspectiva es la que están empezando a compartir con nosotros cuando nos dicen: «Disfruten de estos días; ¡pasan tan rápido!». No se detengan ahí. Sigan animándonos cuando «estos días» se sientan agotadores. Recuérdennos nuestra esperanza suprema, el Hijo de Dios. Cuando estemos tan metidos en nuestras propias familias que perdamos de vista Su familia, y la eternidad, dígannos la verdad en amor.

En tercer lugar, enséñennos a dirigir a nuestras familias en la adoración. Entendemos el concepto de la vida devocional personal, pero orar y leer las Escrituras juntos es algo que no hacemos muy bien. Necesitamos su estímulo para cultivar estas prácticas piadosas, y necesitamos su sabiduría respecto a lo que funciona mejor en las diferentes etapas de una familia joven. ¿Cómo es que un recién casado lava a su novia en la Palabra de Dios? ¿Cómo es que una madre nueva puede plantar las semillas de la fe en sus hijos? ¿Qué es lo que ha funcionado y ha sido de bendición para su familia, y qué habrían hecho diferente si hubieran podido?

Padres y madres, ustedes son un regalo para nuestra generación si nos presentan y nos legan el ejemplo piadoso ordenado por Pablo:

Los ancianos deben ser sobrios, dignos, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la perseverancia. Asimismo, las ancianas deben ser reverentes en su conducta: no calumniadoras ni esclavas de mucho vino, que enseñen lo bueno, que enseñen a las jóvenes a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos, a ser prudentes, puras, hacendosas en el hogar, amables, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada. Asimismo, exhorta a los jóvenes a que sean prudentes; muéstrate en todo como ejemplo de buenas obras, con pureza de doctrina, con dignidad, con palabra sana (Tit 2:2-7).

Que Dios los ayude a modelar estas cosas, y que nos ayude a nosotros a aprenderlas de ustedes.

Publicado originalmente en Tabletalk Magazine.
Adriel Sanchez
El Rev. Adriel Sánchez es el pastor principal de la iglesia North Park Presbyterian Church en San Diego y conductor del programa de radio Core Christianity.

Hágase tu voluntad

Jueves 9 Junio
(Jesús dijo:) Oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
Mateo 6:9-10
Otra vez… (Jesús) oró… diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.
Mateo 26:42
Hágase tu voluntad
En la oración conocida como el “Padre nuestro” (Mateo 6), Jesús nos invita a pedir: “hágase tu voluntad”. Orar así no significa esperar pasivamente la realización de lo que Dios quiere, sino responder a la invitación de Jesús para discernir esta voluntad, y orar para recibir la fuerza a fin de hacer lo que él nos pide.

En Mateo 26 Jesús mismo expresó esta oración en Getsemaní, justo antes de morir: “Si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad”. El mayor deseo de Jesús era hacer la voluntad de su Padre, y esto al precio de los infinitos sufrimientos que soportó para expiar nuestros pecados.

Enseñándonos a orar diciendo: “hágase tu voluntad”, Jesús nos invita a no ser pasivos, sino a asociarnos a la realización del plan de Dios en la tierra y en nuestras vidas. El primer paso es creer en el Señor Jesús para recibir una vida nueva, la cual se goza en hacer la voluntad de Dios. Esto implica renunciar a nuestra voluntad personal egoísta o corrupta. Pero también significa responder al llamado del Señor que resuena en nuestra conciencia, y seguirlo para hacer lo que le agrada.

Aceptar la voluntad de Dios es escucharlo y someternos a sus pensamientos, tener comunión con él. Esto es muy personal y se vive en el día a día, en una relación viva con Dios.

Decir “hágase tu voluntad” implica un deseo ferviente y continuo, sostenido por el Espíritu Santo, de servir al Señor Jesús.

Levítico 19 – Romanos 15:1-13 – Salmo 69:1-8 – Proverbios 16:33

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.ch – labuena@semilla.ch

Hazte adulto

El Blog de Ligonier

Serie: De una generación a otra

Hazte adulto
Por Jerry ONeill

Nota del editor: Este es el noveno capítulo en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: De una generación a otra

Hace treinta años, prediqué un sermón titulado «Dedicado, respetuoso de la ley y trabajador», basado en 2 Timoteo 2, comenzando con el versículo 3. Mi vida, en especial sus primeros años, ha estado envuelta en tres metáforas de 2 Timoteo 2:3-7: el soldado, el atleta y el labrador. Cuando escribo palabras para la Generación Z (los que nacieron entre 1995 y 2015), estos son de los primeros versículos que vienen a mi mente.

Crecí en una finca ganadera y agrícola al noreste de Kansas. Por lo tanto, aprendí el valor del esfuerzo desde mi juventud. Ya estaba manejando un tractor en los campos de heno antes de comenzar el primer grado. Poco sabía entonces que el labrador que trabaja debe ser el primero en recibir su parte de los frutos (2 Tim 2:6). Entré a la escuela, y descubrí de inmediato que me gustaban los deportes.

Practiqué todos los deportes disponibles en la escuela secundaria (en esos años, no teníamos la gama de deportes que hay hoy, especialmente en una escuela pequeña), y jugué baloncesto en la universidad Geneva College. En ese escenario, aprendí que un atleta debe jugar de acuerdo con las reglas (v. 5). Tras trabajar como entrenador durante un año en Geneva College después de graduarme, fui reclutado por el Ejército de los EE. UU. y serví todo un año como infante y oficinista, partiendo con el rango de soldado raso en la 101ª División Aerotransportada en Vietnam. Mientras estuve allí, aprendí que un buen soldado debe ser dedicado y no debe enredarse en cuestiones civiles (v. 4).

Algunas personas están cada vez más preocupadas porque la generación joven, incluso los jóvenes del pacto, están posponiendo la adultez tanto como pueden. Y quizás eso se debe, en parte, a lo que ven en la vida de los que somos mayores. En estos días, el ocio lo consume todo. La economía del ocio es lo que hace funcionar gran parte de nuestro mundo actual. Esa es una de las razones por las que las ciudades costeras son tan populares. Vivimos en una economía basada en el ocio. Mi esposa me contó hace poco que conoció a un hombre que le dijo que, para él, todos los días son como sábados. Con esa afirmación, quiso decir que sus días no tienen las preocupaciones ni las responsabilidades de la semana laboral normal.

Quizás los millennials lo aprendieron de los baby boomers. Sin embargo, por la razón que sea, hoy existe una preocupación importante porque nuestros hijos posponen la adultez lo máximo posible. Hace varios años, escuché a Don Kistler, que entonces era director de Soli Deo Gloria Publications, decir que la edad promedio de una profesión de fe hace doscientos años era de cinco años. ¿Creen que a los puritanos les preocupaba que sus hijos estuvieran retrasando las responsabilidades de la adultez? No lo creo. Piensa en todos los puritanos que se formaron en grandes universidades durante su adolescencia.

Hoy en día, en algunos contextos, hay decisiones, como la de unirse a una iglesia como miembro comulgante, que se retrasan lo más posible. De muchas maneras, nuestros hijos pueden estar captando de sus padres el mensaje de que en verdad no están listos para la adultez.

Permíteme volver al soldado, al atleta y al labrador. El soldado sabe que para tener éxito, debe dejar de lado los intereses que no se relacionan con la vida de un soldado. ¿Te acuerdas de Urías hitita? Urías ni siquiera quiso acostarse con su esposa Betsabé cuando el rey David lo alentó. No se sentía cómodo durmiendo en la misma cama que su esposa cuando los demás soldados estaban en el campo de batalla durmiendo en el suelo.

El atleta compite según las reglas. Si no lo hace, corre el riesgo de hacer perder a su equipo. Muchos cristianos, tanto jóvenes como mayores, corren el riesgo de naufragar en lo relacionado a la fe por las pasiones del momento. Parece que piensan que no importa que tomen atajos o no tengan la intención de cumplir con sus compromisos.

El labrador es un trabajador esforzado. Durante los meses de verano, trabaja de sol a sol. Durante el invierno, prepara su maquinaria para la primavera y cuida de su ganado, sin importar cuánta nieve haya en el suelo.

Jóvenes cristianos, la Iglesia los necesita. Prepárense para la batalla. Háganse adultos. Esfuércense, apártense de lo que tan fácilmente los envuelve y obedezcan a su Padre celestial. Acuérdense de Jesucristo, resucitado de entre los muertos (2 Tim 2:8). Enfoquen los ojos en Jesús y en Él por encima de todo.

Publicado originalmente en Tabletalk Magazine.
Jerry ONeill
El Dr. Jerry O’Neill es presidente emérito y profesor emérito de teología pastoral en el Reformed Presbyterian Theological Seminary, ubicado en Pittsburgh.

Creamos la Palabra de Dios

Miércoles 8 Junio
Muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía. Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos.
Juan 2:23-24
(Jesús dijo:) El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.
Juan 5:24
Creamos la Palabra de Dios
En la parábola del rico y Lázaro, Jesús levantó el velo sobre el más allá (Lucas 16:19-32). El rico murió y fue enviado al “lugar de tormento”. Cuando se dio cuenta de que su desgracia era definitiva, quiso que advirtiesen a sus cinco hermanos, que aún estaban vivos en la tierra, para que ellos no fuesen también a ese terrible lugar.

La respuesta fue extremadamente seria: “A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos”. El rico insistió, pero se le respondió que si alguien no creía “a Moisés y a los profetas” (en ese tiempo, la parte escrita de la Biblia, el Antiguo Testamento), ¡tampoco creería aunque alguien se levantase de los muertos!

A veces oímos decir: “Nadie ha vuelto del más allá…”. ¡Esto es falso! Jesús murió, pero resucitó y se presentó vivo varias veces a los suyos (1 Corintios 15:3-8). Su testimonio fue ampliamente difundido. Sin embargo, muchos rechazan este hecho extraordinario de la resurrección de Jesús. Desde hace cerca de 2000 años, a pesar de las pruebas de esta resurrección, los hombres siguen resistiendo a la verdad. Así confirman que esta parábola de Lucas 16 corresponde a la realidad.

No esperemos pruebas que vengan de otro mundo, o milagros extraordinarios, para creer la Palabra de Dios. La Biblia es formal: aceptar humildemente lo que Dios dice en las Sagradas Escrituras nos conduce a la salvación. Leamos, pues, la Palabra con fe; así estaremos totalmente seguros de nuestro futuro eterno.

Levítico 18 – Romanos 14 – Salmo 68:28-35 – Proverbios 16:31-32

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.ch – labuena@semilla.ch

12 Cosas Que Los Pastores No Deben Hacer

12 Cosas Que Los Pastores No Deben Hacer
Por Mark Altrogge

Hay muchas cosas que los pastores están llamados a hacer: Predicar el Evangelio y la Palabra de Dios, pastorear y cuidar el rebaño de Cristo, orar y buscar dar ejemplo a los santos, entre muchos otros. Pero hay cosas que los pastores no deben hacer, y tentaciones en las que podemos caer. He sido pastor desde 1981, y he fracasado muchas veces, y tengo muchas debilidades. Estoy muy agradecido de que el Señor haya sido paciente y bueno conmigo. Aquí hay algunas cosas que el Señor me enseñó a lo largo de los años y que los pastores no deben hacer.

No Piense Que Su Iglesia Es Mejor Que Las Demás
En los primeros días de nuestra iglesia, era tan necio, tan arrogante. Pensé que nuestra iglesia estaba más cerca de ser «una iglesia Neotestamentaria» que cualquier otra iglesia en la ciudad. Una vez un hombre que estaba desempleado me dijo que estaba pensando en mudarse a Texas por trabajo. Le dije: «¿Sabes si hay allí una iglesia Neotestamentaria?» Él dijo: «No, pero estoy seguro de que hay buenas iglesias allí». Así que le dije: «Bueno, sería mejor que te quedaras aquí y trabajaras en McDonald’s que tomaras un gran trabajo en algún lugar donde no sepas si hay una iglesia Neotestamentaria o no». ¡NECIO! Afortunadamente el hombre se mudó con su familia a Texas, donde consiguió un buen trabajo. Afortunadamente, Dios más tarde me dio la oportunidad de pedirle perdón.

Otra vez me encontré con un anciano muy piadoso que me había ayudado mucho como nuevo convertido. Este hombre asistió a una gran iglesia denominacional en la ciudad. Le pregunté por qué seguía yendo allí. Dijo: «Creo que Dios me ha llamado a ser misionero en esta iglesia, porque hay muchos incrédulos en ella». A lo que yo respondí: «¡El apóstol Pablo NUNCA habría considerado ser misionero en la iglesia! Era un misionero de los perdidos que no estaban en las iglesias. Las iglesias son para los creyentes». (Por supuesto que yo creía que cada persona en nuestra iglesia era un creyente). Más tarde también le confesé a este hombre lo estúpido que fui.

No creas que tu iglesia es la mejor de la ciudad. En un momento dado yo hubiera pensado que no necesitábamos ninguna iglesia nueva para comenzar en nuestra área porque, pensaba, cuando eres la mejor, la gente debería venir a tu iglesia. No necesitas más iglesias inferiores para alejar a la gente de ti. ¡No puedo creer que pensara así!

Estoy agradecido de que nuestro Padre sea tan bueno y paciente conmigo. Cambió mi forma de pensar drásticamente a lo largo de los años. Recientemente le dije a un pastor que está plantando una iglesia en nuestra área, «Necesitamos todas las iglesias predicadoras del evangelio que podamos conseguir aquí. Hay miles de incrédulos en el área que necesitan ser salvos. La mayoría de ellos no se sentirán atraídos por nuestra iglesia, pero si van a su iglesia y escuchan las buenas nuevas e invocan al Señor, eso es maravilloso. Estoy tan contento de que estés aquí.»

Lo que me lleva a otra cosa que los pastores no deben hacer:

No se enoje, se lastime o se ofenda cuando alguien abandone su iglesia para ir a otra iglesia.
Hemos tenido muchas personas que han dejado nuestra iglesia a través de los años y han comenzado a asistir a otras iglesias, por varias razones. Le dije a una mujer que dijo que se sentía muy mal por ir a otra iglesia: «¡Hey! sólo hay UNA iglesia en la ciudad, la iglesia de Jesús. No estamos compitiendo con otras iglesias. Quiero que estés donde Jesús quiere que estés. Quiero que estés en un lugar donde puedas desarrollarte para Él. Y sabes que eres bienvenido cuando quieras visitarnos». Probablemente no habría dicho eso en mis primeros años.

No se ofenda cuando la gente no está de acuerdo con usted o ve las cosas de manera diferente.
No hace mucho, un hombre de nuestra iglesia me envió un correo electrónico, en desacuerdo con algunos puntos de un mensaje que hice en el que Jesús hablaba del fin de los tiempos. En algún momento podría haber pensado: «Oye, yo soy el pastor. No me desafíes.» Pero ya no más. El hombre hizo algunos puntos realmente buenos. Estudié el pasaje de nuevo y consideré sus puntos. Aunque todavía llegué a mis conclusiones originales, le agradecí por ser como los de Berea, que no creyeron a Pablo sólo porque lo dijo, sino que fueron a casa y leyeron sus Biblias por sí mismos. También le dije al hombre que podría tener razón sobre sus puntos.

Ningún pastor tiene el rincón de la verdad. Incluso un gran líder no tiene la mayor sabiduría sobre cómo dirigir su iglesia. Necesitamos que otros compartan sus pensamientos y opiniones. Estoy muy agradecido de haber tenido siempre compañeros pastores y miembros de la iglesia que no temían compartir sus opiniones conmigo.

Cuando dirigía nuestra iglesia, a menudo tenía lo que creía que eran grandes ideas sobre las cosas que debíamos hacer. Soy bueno para generar ideas. Y a menudo, cuando las compartía con mi compañero pastor en ese momento, Steve, me decía. «Sí, Mark, ¿pero has pensado en cuánto nos va a costar?» o «Es una gran idea, pero no creo que tengamos a los líderes ahora mismo para asumirlo.» A menudo me sentía un poco frustrado al principio, pero Steve tenía razón. Tenía muchas ideas, pero a menudo no las pensaba bien. Dios me ayudó a no ofenderme cuando Steve y otros no estaban de acuerdo conmigo.

Necesitamos que otros no estén de acuerdo con nosotros! Necesitamos a otros que nos corrijan, nos ajusten o nos señalen nuestras debilidades. David dijo,

Que el justo me hiera con bondad y me reprenda; es aceite sobre la cabeza; no lo rechace mi cabeza, pues todavía mi oración es contra las obras impías…Psalm 141:5

Lo que me lleva al siguiente punto:

No interprete el desacuerdo como deslealtad
He leído que esta es una de las debilidades que tienen muchos líderes dotados. Ellos interpretan el desacuerdo como deslealtad. Tengo amigos que han experimentado esto. Cuando no estaban de acuerdo con el líder bajo el que estaban, los marginó. Un líder dijo a otros que ya no confiaba en el hombre que no estaba de acuerdo con él. Esto es terrible. Si usted es pastor, no piense que siempre sabe lo que es mejor. No se ofenda cuando otros no estén de acuerdo con usted. No lo tome como algo personal. Usted no tiene toda la sabiduría. Necesitamos equipos.

Por la gracia de Dios, este pasaje siempre ha sido una gran ayuda para mí:

Donde no hay buen consejo, el pueblo cae, pero en la abundancia de consejeros está la victoria. Proverbios 11:14

Estoy tan agradecido de que Dios a menudo me haya traído a la mente este pasaje. No es que yo siempre respondiera inmediatamente al desacuerdo, pero Dios me impidió interpretarlo como deslealtad.

No se desanime cuando su iglesia no crezca tan rápido como usted cree que debería.
En los 80’s (ojalá ahora sea diferente), hubo un gran énfasis en el crecimiento de la iglesia. Si tu iglesia no se estaba multiplicando, debes haber hecho algo mal. Luché durante años porque nuestra iglesia era muy pequeña. A menudo la gente se iba porque la economía era mala en nuestra área y necesitaban diferentes trabajos. Poco a poco a lo largo de los años me di cuenta de que la palabra de Dios en ninguna parte nos dice que debemos aspirar a una iglesia grande. Pablo nunca reprendió a los líderes por el lento crecimiento de sus iglesias.

Y alguien me dijo algo realmente útil: «La fidelidad es más importante que el éxito.» Dios no quería que persiguiera el éxito, sino que fuera tan fiel como pudiera para cuidar de la gente que nos dio.

No le digas a la gente difícil que tal vez deberían encontrar otra iglesia
Este es tan difícil para algunos pastores. Alguien entra y no está de acuerdo con algo que dijo en un mensaje, o quizás está luchando con una doctrina o énfasis particular de la iglesia. ¡Sigue hablando con ellos! Considere lo que dicen. ¡Escúchalos! Sea rápido para escuchar, lento para hablar, lento para enojarse (Santiago 1:19-20). No tienes que estar necesariamente de acuerdo con ellos. Pero no les digas: «Quizá necesites ir a otra iglesia». Si llegan a esa conclusión, eso es una cosa. Pero nuestra actitud debe ser siempre que los amemos y nos preocupemos por ellos, y que odiemos verlos partir.

No manipule a la gente para que dé financieramente
Esto debería ser obvio a estas alturas, después de que hemos tenido tantos pastores famosos y de la televisión que presionan a su gente para que den. Pablo nunca manipuló a la gente para dar. Él dijo,

Que cada uno dé[a] como propuso en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre. 2 Corintios 9:7

Nunca debemos presionar o manipular a la gente en nuestras iglesias para que den o sirvan o cualquier otra cosa. Debemos confiar en Dios para que se mueva en aquellos a quienes servimos.

No hagas todo lo que tus líderes dicen sin cuestionar
Durante décadas nuestra iglesia fue parte de una asociación de iglesias, que en muchas, muchas maneras nos bendijo y benefició inmensamente. Pero una de mis debilidades era que si los líderes nos decían que debíamos hacer algo, a menudo lo hacía sin hacer preguntas. En una conferencia, un líder dijo que estaban cambiando el nombre de sus «grupos habituales» a «grupos de atención». Lo adivinaste. Fui a casa y cambiamos el nombre de nuestros grupos pequeños a grupos de atención. Sin hacer preguntas. Si los líderes lo hicieron, saben más que yo, supongo que debo hacerlo.

Afortunadamente, con el tiempo, empezamos a pensar por nosotros mismos. Hay muchos grandes líderes en la iglesia, y muchos excelentes maestros. Pero nadie tiene un rincón en la verdad. Nadie tiene toda la sabiduría. Lo que es bueno para una iglesia no es necesariamente bueno para todas las iglesias. Por supuesto, debemos obedecer los claros mandamientos de las Escrituras. Pero las Escrituras no nos dicen cómo llamar a nuestros pequeños grupos.

La Escritura tiene muchos principios, como caminar en pureza. Pero no dice que un adolescente nunca debe ir a un baile de graduación. La Escritura dice que debemos dar generosamente, pero no dice que siempre debemos dar el 10% de nuestros ingresos.

Debemos leer las Escrituras por nosotros mismos, como los de Berea.

Estos [los de Berea]eran más nobles que los de Tesalónica, pues] recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando diariamente las Escrituras, para ver si estas cosas eran así. Hech 17:11

No edifique su iglesia en un solo hombre
Comparta la carga de la predicación. Un pastor principal puede predicar mucho tiempo o la mayor parte del tiempo, pero deje que otros prediquen. Deje que otros den clases. Haga su meta que si usted muriera repentinamente, la iglesia continuaría sin problemas. Trate de desarrollar un equipo de pastores. Tener una junta asesora. Todos en la iglesia tienen diferentes dones. Anime a su gente a usar sus dones.

No actúe como si no tuvieras problemas o luchas.
Algunos pastores se abstienen de mencionar cualquier debilidad, pecado, mala actitud o tentación en sus mensajes. Los pastores no están en una clase propia, muy por encima de la gente común en la iglesia. ¡No! Estamos justo ahí con ellos. Nosotros también estamos en el proceso de santificación.

Obviamente, los pastores no deben estar involucrados en pecados graves. Pero no debemos dar la impresión de que lo tenemos todo junto. Comparte cómo luchas a veces para amar a los demás. Cómo se impacientaba con sus hijos. Cómo luchaste para creer que Dios te ayudaría. Cuando los pastores comparten sus luchas y debilidades, esto anima a los santos. Si el se distrae cuando ora, yo también tengo esperanza.

No se irrite, se moleste o se impaciente con personas que son lentas para cambiar
No espere que la gente cambie rápidamente. No exprese decepción a la gente cuando fallan o pecan. Dios es tan paciente con nosotros. Piense en Pablo y los Corintios. No estaba molesto con ellos porque eran un desastre. Claro, los corrigió y les amonestó. Pero no los llamó un montón de perdedores. Le dijo a los Corintios que Dios:

…también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. 1 Corintios 1:8

Se lo dijo a los filipenses:

Estando convencido precisamente de esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús. Filipenses 1:6

No te irrites ni te molestes ni te impacientes con los santos que son débiles. No espere que la gente cambie rápidamente. No exprese decepción a la gente cuando fallan o pecan. Pablo les dijo a los Gálatas:

Hermanos, aun si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Galatas 6:1

Finalmente, si usted tiene éxito, si su iglesia crece y prospera, no piense que usted hizo algo grande
Jesús dijo: «Yo edificaré mi iglesia». Si algo bueno ha sucedido es porque Jesús lo edificó.

Uno de mis versículos favoritos es:

Señor, tú establecerás paz para nosotros, ya que también todas nuestras obras tú las hiciste por nosotros. Isaías 26:12

Si hemos logrado algo es porque Dios lo hizo. No tenemos nada de qué jactarnos. Todo lo que tenemos, cualquier don, cualquier éxito, es todo de Dios.

Pastores, no debemos pensar en nosotros mismos como líderes dinámicos, sino como siervos. Como dijo Jesús:,

Y llamándolos junto a sí, Jesús les dijo: Sabéis que los que son reconocidos como gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y que sus grandes ejercen autoridad sobre ellos. Pero entre vosotros no es así, sino que cualquiera de vosotros que desee llegar a ser grande será vuestro servidor, y cualquiera de vosotros que desee ser el primero será siervo de todos. Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida[a] en rescate por muchos. Marcos 10:42-45

Incluso Jesús vino a servir. Cuánto más deben hacerlo los pastores.

16 – ¿Van los Bebés al Cielo?

Sabiduría para el Corazón

Serie: Vida de David (1 y 2 Samuel)

ESTUDIO DE LA VIDA DEL REY DAVID

16 – ¿Van los Bebés al Cielo?

Stephen Davey

Sabiduría para el Corazón comenzó en 2007 como una extensión del ministerio de enseñanza de Stephen Davey a su congregación, la Iglesia Bautista Colonial, ubicada en Carolina del Norte, EEUU. Desde entonces, el ministerio ha crecido, y hoy por hoy es un ministerio internacional, transmitido a través de todo el mundo vía radio e internet en seis idiomas: Inglés, Español, Portugués, Árabe, Chino Mandarín, y Swahili.

Sabiduría para el Corazón es el ministerio internacional de enseñanza bíblica del Pastor Stephen Davey, traducido y adaptado al español por Daniel Kukin.

Por la gracia de Dios esperamos proveer contenido bíblico y confiable en más idiomas y alcanzar al mundo con el mensaje de la Palabra de Dios.

Participa en tu iglesia

El Blog de Ligonier

Serie: De una generación a otra

Participa en tu iglesia
Por Larry G. Mininger

Nota del editor: Este es el octavo capítulo en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: De una generación a otra

oven, ¿es esta tu historia? Creciste en la iglesia de tu familia y estuviste muy involucrado en ella cuando eras niño y quizá hasta la secundaria. Pero cuando te fuiste a la universidad, al ejército o a trabajar lejos de casa, empezaste a involucrarte mucho menos en la iglesia.

No planeabas hacer eso, pero te encontraste con nuevas responsabilidades y exigencias de tiempo. Te liberaste de los patrones viejos y te hallaste solo, libre para formar otros nuevos. Quizás buscaste una iglesia que «se ajustara a tus necesidades», una que tuviera mucha gente de tu edad, música que te gustara o un gran predicador. Faltabas al culto de adoración debido a las fuertes exigencias de la escuela o el trabajo, pero aun así amabas a Jesús, orabas y veías cultos de adoración en la televisión o en tu computadora. Simplemente no te enchufaste a una iglesia.

Permíteme animarte con dos pensamientos bíblicos.

En primer lugar, Jesús tiene un plan para ti y para cada cristiano. Su plan es que todos los cristianos se sumerjan en Su iglesia y sean cuidados por ella. Él reveló Su plan a Sus discípulos en Mateo 16:18-19: «Yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella». Así pues, Jesús fundó, autorizó y estructuró personalmente este plan cuando dijo: «Yo te daré [dirigiéndose a los apóstoles] las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra, será atado en los cielos; y lo que desates en la tierra, será desatado en los cielos».

El plan de Jesús no es una sugerencia sino Su voluntad divina, el plan de Dios. No es un plan más entre los otros que podríamos crear, sino Su plan, el mismo plan por el que Él vino y murió. El libro de los Hechos y todas las epístolas confirman que los apóstoles de Jesús llevaron a cabo Su plan en medio de su generación.

El plan de Jesús sigue siendo reunir a todas Sus ovejas en iglesias, donde Él usa el poder y la autoridad de Su resurrección para enseñar, cuidar, reprender y restaurar a Su pueblo de manera continua. Para lograr eso, Él otorga dones espirituales a los hombres y las mujeres, de modo que edifiquen Su iglesia en todos los lugares donde Él los envíe. El plan de Jesús para Su iglesia (para ti y para mí) incluye un liderazgo estructurado. El plan de Jesús para nosotros es que seamos cuidados por pastores y maestros en Su iglesia. El plan de Jesús es inspirado divinamente y es el mejor plan que podría hacer el cielo. Nuestro deber y privilegio es aceptar Su plan y sumergirnos en él.

Dios explica Su plan en Efesios 4:11-12: «Él dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros, a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo».

Muchas personas de mi generación, y quizás aún más de la tuya, consideran que la iglesia es solo una opción y han perdido de vista el plan de Jesús.

En segundo lugar, el plan de Jesús te incluye a ti, pero no solo como alguien que asiste a la iglesia y escucha la predicación de Su Palabra. Jesús te ha dado dones espirituales para que los uses en Su (tu) iglesia. Sí, tienes dones, y deben ser utilizados en la iglesia para nuestro crecimiento mutuo y también para el tuyo. Escucha lo que dice Efesios 4:7: «Pero a cada uno de nosotros se nos ha concedido la gracia conforme a la medida del don de Cristo». Ese «cada uno» te incluye a ti. Eres necesario si la iglesia ha de ser (y si tú has de ser) el pueblo de Dios que Dios planeó.

¿Cómo puedes descubrir y desarrollar tus dones espirituales?

Aquí hay algunas ideas.

Asiste con mucha regularidad a tu iglesia.
Sé enseñable, paciente y dado a la oración.
Habla con alguno de tus pastores o ancianos sobre este asunto, o encuentra a un hombre o a una mujer de mentalidad espiritual con quien puedas desarrollar una relación informal de mentoría.
Sirve en cualquier función de la iglesia que esté disponible y atrévete a probarla, por ejemplo, la portería, la guardería infantil, los comités, los estudios bíblicos, el servicio comunitario. Mantente en contacto con tus líderes y pídeles que retroalimenten tu servicio.
Pídele a Jesús, el que te dotó, que te ayude a identificar tus dones espirituales.
Haz que tu objetivo interior sea convertirte en todo lo que Jesús ha diseñado que seas. Dile al Señor que lo que más quieres es darle gloria a Él.
Ya que Jesús te ha dado dones espirituales, Su iglesia te necesita y tú necesitas a la iglesia. Unámonos bajo el plan de Jesús.

Publicado originalmente en Tabletalk Magazine.
Larry G. Mininger
El Dr. Larry G. Mininger es pastor emérito de la Lake Sherwood Orthodox Presbyterian Church, en Orlando, Florida. Además, sirve como encargado de atención estudiantil en el Reformation Bible College, Sanford, Florida.

Salvado eternamente

Martes 7 Junio
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Romanos 8:38-39
Salvado eternamente
Un evangelista cuenta una experiencia especial de su vida cristiana.

“Era cristiano desde hacía muchos años cuando alguien me preguntó: ¿Nunca ha dudado de su fe? ¿Nunca ha tenido miedo de equivocarse creyendo que pertenece a Cristo eternamente?

Me pareció extraño que alguien me preguntase esto justo en ese momento. En efecto, en la tarde del día anterior, mientras iba camino a predicar el evangelio, me pareció escuchar una voz que me decía: ¡Donald, eres un hipócrita! ¡Tú no eres salvo! Muy turbado, me pregunté si esto podría ser verdad. Después de haber predicado a Cristo durante años, ¿sería posible que yo no fuese salvo? Inmediatamente el Señor me ayudó, y pude decir: Señor, te doy gracias. Soy verdaderamente salvo porque tú moriste en la cruz también por los hipócritas. Tú recibes a todos los hombres tal como son.

En ese momento la nube de la duda se disipó. Comprendí que esas preguntas que sembraban la duda en mí provenían del diablo que quería quitarme la paz. Semejantes pensamientos de duda nunca vienen de Dios. Esto fue lo que respondí a mi interlocutor”.

Dicho testimonio debería animar a todos los que confesaron sinceramente su estado de pecado a Dios, pero que todavía luchan con las dudas respecto a su fe. El versículo del día no puede ser más claro; ha traído la paz a numerosos creyentes.

Levítico 17 – Romanos 13 – Salmo 68:21-27 – Proverbios 16:29-30

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.ch – labuena@semilla.ch