BENDITO SEÑOR JESÚS

¡Señor Jesús!
Ninguna mente humana puede concebir o inventar el evangelio. Actuando
en eterna gracia, Tú eres tanto Tu mensajero y Tu mensaje, viniste a la
tierra por compasión infinita, viviste para ser insultado, herido, muerto, a
fin de que yo pueda ser redimido, rescatado, liberado. ¡Bendito seas Tú, oh
Padre!, por providenciar este camino, Gracias a Ti por siempre, ¡Oh
Cordero de Dios!, por abrir este camino, ¡Alabanza perpetúa a Ti, Santo
Espíritu!, por aplicar este camino a mí corazón, Gloriosa Trinidad,
imprime el evangelio en mi alma, hasta que su virtud alcance todas mis
facultades; que él sea oído, reconocido, sentido profesado.
Enséñame a dar cobijo a esta poderosa bendición; Ayúdame a abandonar
los pecados que más atesoro, a presentar mi corazón y vida a Su mando, a
tener en Él mi voluntad, controlando mis afectos, moldeando mi
entendimiento; siguiendo de cerca las reglas de la verdadera religión, a no
separarme de ellos, en ningún caso. Llévame a la cruz para buscar la gloria
de su infamia; Líbrame de congratularme por la supuesta justicia de mis
propias acciones. ¡Oh misericordioso! Te he descuidado a Ti durante tanto
tiempo, frecuentemente Te crucifique, Te crucifique a Ti varias veces por
mi impenitencia. Te agradezco por la paciencia que Tu utilizas conmigo
durante tanto tiempo, y por la gracia que ahora me haz dispuesto a ser
tuyo. Úneme a Ti con lazos inseparables, que nada me separe de Ti jamás,
mi Señor, mi Salvador.