Salir del lodo

Serie: Cómo aprender las leyes de Dios

Por R.C. Sproul

Nuestras almas no pueden salir solas del lodo del pecado porque están muertas. La salvación viene no a aquellos que claman: «Muéstrame el camino al cielo», sino a aquellos que dicen: «Llévame porque no puedo solo».

Para cuidarnos de ver la oración del pecador como una mera técnica, debemos recordar que Cristo levanta a los muertos para que puedan caminar. No pronunciamos las palabras mágicas y luego esperamos morir. El cristianismo también involucra el crecimiento espiritual. Requiere trabajo, el arduo trabajo de la santificación. La regeneración es monergista, obra exclusiva de Dios. La santificación, el proceso mediante el cual somos hechos santos, es sinergista, Dios obra junto con nosotros.

La parte de Dios es fácil para Él. Él no necesita atajos porque Él nunca se cansa. Por el contrario, nosotros debemos estar luchando continuamente contra la tentación de buscar atajos. Ninguna técnica nos hará santos. Sin embargo, ninguna técnica del diablo puede detener el proceso de Cristo conformarnos a Su Imagen. A aquellos a quienes Él llama también los santifica.

Nuestra santificación requiere del Espíritu de Dios y, ya que Él ha ordenado Su mundo como lo ha hecho, la santificación requiere el uso disciplinado y repetitivo de los medios de gracia. Cinco minutos al día de estudio bíblico huele a técnica. Algo seco que seguramente está destinado al fracaso. Debemos sumergirnos en la Palabra de Dios. Entonces, tal como Jesús prometió, conoceremos la verdad y la verdad nos hará libres. Entonces seremos Sus discípulos (Juan 8:31-32).

Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios
Recuerda, Dios está obrando en ti. Él nunca se cansa. Da gracias por este proceso que está en marcha.

Para estudiar más a fondo
Juan 8:31-32 – Juan 8:36 – Salmo 40:2

Publicado originalmente en el Blog de Ligonier Ministries.
Cómo aprender las leyes de Dios

R.C. Sproul
El Dr. R.C. Sproul fue fundador de los Ministerios Ligonier, pastor fundador de Saint Andrew’s Chapel en Sanford, Florida y primer presidente de Reformation Bible College. Escribió más de cien libros, incluyendo La santidad de Dios, Escogidos por Dios, Todos somos teólogos, Moisés y la zarza ardiente, Sorprendido por el sufrimiento, entre otros.

La grandeza de servir

Miércoles 20 Julio
(Jesús dijo:) El que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor.
Marcos 10:43
Servíos por amor los unos a los otros.
Gálatas 5:13
La grandeza de servir
Mientras los discípulos discutían por saber quién de ellos ocuparía un lugar de honor en el reino de Dios, Jesús los invitó a acercarse a él y les dijo: “El que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10:44-45). Amigos cristianos, solo acercándonos a Jesús podemos descubrir la verdadera grandeza ante Dios: la de servirnos unos a otros.

Hay grandeza en el hecho de servir porque es el amor en acción. Jesús ilustró esta grandeza moral lavando los pies de sus discípulos (Juan 13). Obrando así el Señor, el Maestro, tomó el lugar más humilde, el lugar asignado a los esclavos, e invitó a sus discípulos a hacer lo mismo. El gesto de Jesús es un gesto simbólico, un modelo de humildad, de amor, de servicio.

Nosotros somos llamados a servirnos unos a otros en amor, porque sirviendo a los demás servimos a Jesús mismo.

“Todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él… Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres… porque a Cristo el Señor servís” (Colosenses 3:17, 22-24).

“Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún” (Hebreos 6:10).

Números 30 – Lucas 7:24-50 – Salmo 86:1-6 – Proverbios 19:24-25

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.ch – labuena@semilla.ch