Miguel Núñez Es vicepresidente de Coalición por el Evangelio. Es el pastor de predicación y visión de la Iglesia Bautista Internacional, y presidente de Ministerios Integridad y Sabiduría. El Dr. Núñez y su ministerio es responsable de las conferencias Por Su Causa, que procuran atraer a los latinoamericanos a las verdades del cristianismo histórico. Puedes encontrarlo en Twitter.
15 de marzo «Lo hizo de todo corazón, y fue prosperado». 2 Crónicas 31:21
Esto ocurre con frecuencia: es una norma del universo moral el que prosperen los hombres que hacen sus obras de todo corazón; mientras que resulta casi seguro que aquellos otros que van a sus labores con solo la mitad de sus corazones, fracasarán.
Dios no da cosechas a los ociosos: salvo cosechas de espinos. Ni se complace en enviar riqueza a quienes que no cavan el campo en busca de sus tesoros escondidos. Es un principio admitido en todo lugar que el que quiere prosperar debe ser diligente en su trabajo. Y lo mismo pasa con la religión: si deseas prosperar en tu trabajo para Jesús, procura que sea un trabajo de corazón y efectuado con todo el corazón. Pon en la religión tanta fuerza, energía, sinceridad y pasión como jamás hayas puesto en tus negocios; pues la religión las merece mucho más. El Espíritu Santo nos ayuda en nuestras flaquezas, pero no estimula nuestra ociosidad. Él ama a los creyentes activos. ¿Quiénes son los hombres más útiles en la Iglesia cristiana? Aquellos que llevan a cabo las obras que emprenden por la causa de Dios con todo su corazón. ¿Cuáles son los instructores de la Escuela Dominical que tienen más éxito? ¿Los más dotados? No: los más celosos. Los hombres cuyo corazón está sobre el fuego son aquellos que ven a su Señor cabalgar prósperamente en la majestad de la salvación. La sinceridad se muestra en la perseverancia. Tal vez haya fracaso al principio; pero el obrero diligente dirá: «Esta es la obra del Señor; debe, por tanto, llevarse a cabo. Mi Señor me ha ordenado hacerla y con su poder la haré». Cristiano, ¿estás sirviendo a tu Maestro con todo el corazón? Recuerda el celo de Jesús: piensa en su trabajo de corazón.
Él podía decir: «El celo de tu casa me consume». Cuando sudaba grandes gotas de sangre, no era liviana la carga que llevaba sobre sus benditos hombros; y cuando derramaba su corazón, no era un débil esfuerzo el que estaba haciendo por la salvación de su pueblo. ¿Somos nosotros fríos cuando Jesús era ferviente?
Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar (S. D. Daglio, Trad.; 4a edición, p. 83). Editorial Peregrino.
En el estrecho de Bering, cerca del círculo polar ártico, hay dos islas: Diómedes Mayor, que pertenece a Rusia, y Diómedes Menor, que pertenece a Estados Unidos. La línea del cambio de fecha pasa entre las dos. Cuando es lunes del lado americano, ¡ya es martes en la isla rusa! ¡Sin embargo, estas dos islas solo están separadas por cuatro kilómetros!
¡Tan lejos, y sin embargo tan cerca! A menudo, ¿no es esto lo que vivimos con Dios? ¡Nos parece tan lejano, y sin embargo está tan cerca! Dios “no está lejos de cada uno de nosotros”, decía el apóstol Pablo a los atenienses. Dios estaba cerca de ellos, pero no lo conocían. Incluso habían creado un altar dedicado “al Dios no conocido”.
Nuestro mayor impedimento para acercarnos a Dios quizá sean nuestros prejuicios, nuestras ideas equivocadas. Si pensamos que Dios es exigente, o insensible, permaneceremos lejos de él. Pero si nos abrimos a su amor, nos acercaremos a él.
Al venir a este mundo, Jesús nos reveló que Dios quiere estar muy cerca de nosotros y perdonar nuestros pecados, incluso los que no nos atrevemos a confesar. ¡Jesús pagó un precio muy alto para ello! “Habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo” (Efesios 2:13).
¿Deseamos acercarnos a Dios? No tengamos miedo a ser rechazados; creamos en su perdón, en su amor. Vayamos a Dios cada día, pues diariamente tiene algo que perdonarnos, algo que darnos, o simplemente algo que decirnos. ¡Vayamos a él cada día mediante la oración!