¿De quién eres tú? | Charles Spurgeon

12 de marzo
«¿De quién eres tú?».
1 Samuel 30:13
En religión no puede haber neutralidad: o militamos bajo la bandera del Príncipe Emanuel, sirviéndolo y luchando a su lado, o somos vasallos del funesto príncipe Satanás. «¿De quién eres tú?».
Lector, permíteme ayudarte a responder esta pregunta. ¿Has nacido de nuevo? Si así es, perteneces a Cristo; de lo contrario, no puedes ser suyo. ¿En quién confías? Porque los que confían en Jesús son los hijos de Dios. ¿La obra de quién estás haciendo? ¿Estás seguro de servir a tu Maestro?; porque aquel a quien sirves tiene el derecho de ser tu señor. ¿Qué amistad cultivas? Si eres de Jesús, fraternizarás con los que visten la librea de la cruz. ¿Qué clase de conversación tienes? ¿Es celestial o terrenal? ¿Qué has aprendido de tu Maestro?; porque los siervos aprenden mucho de los amos de quienes dependen. Si has estado en comunión con Jesús, se dirá de ti aquello que se dijo de Pedro y de Juan: «Les reconocían que habían estado con Jesús» (Hch. 4:13).
Insistimos en la pregunta: «¿De quién eres tú?». Responde honradamente antes de dormir. Si no eres de Cristo, estás en una miserable esclavitud. ¡Huye de tu cruel amo! Entra al servicio del Señor de amor, y gozarás de una vida de bendición. Si eres de Cristo, permíteme aconsejarte cuatro cosas… Eres de Cristo: obedécele; que su palabra sea tu ley, que su voluntad sea la tuya. Eres del Amado: ámalo entonces, deja que tu corazón lo abrace; que toda tu alma se llene de él. Eres del Hijo de Dios: confía en él, pues; no reposes en ningún otro sino en él. Eres del Rey de Reyes: entonces muéstrate decidido por él. Así, sin llevar ninguna marca en la frente, todos sabrán de quién eres.

Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar (S. D. Daglio, Trad.; 4a edición, p. 80). Editorial Peregrino.

Dios no siempre callará

Domingo 12 Marzo
Dios… ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia.
Hechos 17:30-31
Dios no siempre callará

En la pared de un campo de trabajos forzados, un condenado escribió: «Creo en Dios incluso cuando calla».

A veces la gente interpreta el silencio de Dios como indiferencia o, peor aún, como una supuesta prueba de que él no existe. Así, cuando suceden hechos atroces e inadmisibles, la gente exclama: «¿Cómo puede existir un Dios bueno?».

Quisiéramos tener un Dios «guardián», capaz de contener todas las cosas que nos molestan, un Dios que cumpla la función que le asignemos. Le señalamos obligaciones y deberes, olvidando que somos nosotros quienes debemos rendirle cuentas, y no al contrario. Olvidamos simplemente que Dios es Dios, que es soberano y que sus planes escapan a nuestra comprensión.

Hoy, como antes, los hombres son oprimidos, los niños sufren, hay muchas injusticias… Dios calla y parece que no hace nada. ¡Pero él ve todo y se acordará de todo! De ningún modo aprueba la injusticia, pues dice: “Desmenuzar bajo los pies a todos los encarcelados de la tierra, torcer el derecho del hombre delante de la presencia del Altísimo, trastornar al hombre en su causa, el Señor no lo aprueba” (Lamentaciones 3:34-36). Viene el día en que Dios ejercerá el juicio, y será terrible: “¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” (Hebreos 10:31).

Pero Dios ama a los hombres y no quiere condenarlos, sino salvarlos. Él ofrece su gracia a todos los que le confiesan sus pecados y confían en Jesús, quien murió por ellos. No abuse de esta paciencia, ¡acepte su gracia!

Ezequiel 7 – Hechos 17:16-34 – Salmo 32:5-7 – Proverbios 11:13-14

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