Mis pecados son muchos | Charles Spurgeon

27 de marzo
«Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos».
Mateo 15:27

Esta mujer halló aliento en su desgracia, al pensar en Cristo de una forma elevada. El Maestro había hablado acerca del pan de los hijos. «Ahora bien —arguyó ella—, como tú eres el dueño de la mesa de la gracia, sé que también eres un administrador generoso y que, sin duda, hay abundancia de pan en tu mesa.

Habrá tal abundancia para los hijos que quedarán también migas que se arrojen al suelo para los perros, y los hijos no lo pasarán peor porque los perros se alimenten». Ella pensaba en Jesús como en uno que mantenía una mesa tan buena que todo lo que ella necesitaba era una migaja en comparación. Recuerda, sin embargo, que la necesidad de la mujer era que el demonio saliera de su hija. Esto era para ella una cosa grande; pero, como tenía un alto concepto de Cristo, se dijo: «Para él esto es nada: solo como dar una migaja». Ese es el camino real hacia el aliento. El tener pensamientos exagerados en cuanto a tus pecados, solo puede llevarte a la desesperación; pero el tener un alto concepto de Cristo te dirigirá al puerto de paz. «Mis pecados son muchos; pero, ¡ah!, a Jesús nada le cuesta el quitarlos todos. El peso de mi culpa me aplasta como aplastaría a un gusano el pie de un gigante; pero esa culpa no es más que una partícula de polvo para él, porque él ya llevó la maldición de la misma en su cuerpo sobre la cruz. El darme plena redención será una insignificancia para él; aunque el recibirla sea para mí una infinita bendición». La mujer abre muy ampliamente la boca de su alma, esperando grandes cosas de Jesús, y él la llena con su amor. Querido lector, haz tú lo mismo.

Ella reconoció lo que Cristo le decía, pero se asió fuertemente de él y extrajo argumentos aun de las duras palabras del Señor. Ella creyó grandes cosas de él y así lo conquistó. Ganó la victoria creyendo en él. Su caso es un ejemplo de fe victoriosa: si queremos vencer como ella lo hizo, debemos imitar sus tácticas.

Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar (S. D. Daglio, Trad.; 4a edición, p. 95). Editorial Peregrino.

Un niño que nunca es corregido

Lunes 27 Marzo

Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.

Efesios 6:1

Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.

Proverbios 22:6

Un niño que nunca es corregido

El rey David tuvo varios hijos. Entre ellos Adonías, el cual “era de muy hermoso parecer”, y su padre nunca lo corrigió (1 Reyes 1:6). ¿Tenía David una debilidad por ese hijo de aspecto hermoso? ¿Era muy sensible Adonías, para que su padre no quisiera entristecerlo?

En todo caso, los resultados de esa educación deficiente y de esa indulgencia culpable son evidentes, pues Adonías se convirtió en un hombre orgulloso y ambicioso. Quiso usurpar el trono, y David tuvo que intervenir. Fue la derrota y la confusión para este hijo demasiado consentido, el cual se convirtió en una fuente de tristeza para su padre.

Padres cristianos, Dios nos advierte por medio de este ejemplo. A veces nos falta energía para corregir a nuestros hijos, para resistirles, aunque les moleste. Quizá nos sintamos secretamente orgullosos de ellos, pero no seamos débiles para evitar la confrontación. Si no les enseñamos a obedecer y a diferenciar entre el bien y el mal, no los amamos realmente, y les estamos preparando un triste futuro.

Para ello son necesarios los principios bíblicos de educación (Proverbios 13:2423:13-14); estos nos ayudan, si son aplicados con inteligencia. La Biblia define sus límites: “Hijos, obedeced a vuestros padres”. “Padres, no exasperéis a vuestros hijos” (Colosenses 3:20-21). Si ya no podemos gobernar a nuestros hijos, preguntémonos si hemos tenido en cuenta estas recomendaciones. Pidamos al Señor la valentía, la firmeza y el amor para educar a cada uno de nuestros hijos, a fin de que Dios sea honrado mediante su comportamiento y su conducta.

Ezequiel 21 – Hechos 27:1-12 – Salmo 37:8-15 – Proverbios 12:11-12

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