Homosexualidad: Perspectiva Bíblica

Homosexualidad: Perspectiva Bíblica
Por Abraham Paniagua

“Un predicador cristiano fue arrestado y encerrado en una celda por decirle a un transeúnte que la homosexualidad es un pecado en los ojos de Dios” El predicador bautista, Dale McAlpine, fue acusado y arrestado por causar “acoso ” después que un oficial homosexual lo oyó decir que el homosexualismo está incluido dentro de la lista de pecados según la Biblia. McAlpine mencionó la blasfemia, la borrachera y el homosexualismo, entre otros. Los oficiales alegan que McAlpine hizo el comentario lo suficientemente alto como para ser escuchado por otros y lo han acusado por usar un “lenguaje abusivo o insultante”.

Todo esto tiene su base en el Acto del Orden Publico (Public Orden Act) que fue introducido en el 1986 con el propósito de afrontar alborotadores violentos, y fanáticos violentos del football. Predicadores cristianos alegan que este acto está siendo utilizado para eliminar los discursos religiosos o predicas.

Esto lo podemos comprobar investigando más sobre casos pasados. Harry Hammond fue condenado en 2002 por violentar la sección 5 del acto al sostener un cartel que decía “Paren la inmoralidad. Paren el homosexualismo. Paren el lesbianismo. Jesús es el Señor” mientras predicaba. Asimismo, Stephen Green fue preso (y luego liberado) en el 2006 por repartir panfletos cristianos en un festival gay.

¿Por qué la homosexualidad no es como cualquier otro pecado?

¿Qué nos muestra esto?
Esto nos muestra la intolerancia religiosa a la que la sociedad se está moviendo. No solo intolerancia religiosa, sino intolerancia al cristianismo más específicamente. Aquí vemos pastores y personas apresadas por enseñar y repetir las palabras de la misma Biblia.

Esta intolerancia está sucediendo en una época donde se nos promueve la idea de “tolerancia” a nuevas ideas y otras creencias.

Esto nos muestra que la “libre expresión” de la que tanto se nos hablaba y vemos en nuestras leyes, ya no es tan libre. Vemos que la “libre expresión” está sujeta a la intolerancia de las personas a escuchar de la Biblia.

Pero, ¿Qué nos enseña la Biblia al respecto?

Enseñanza Bíblica
La Biblia nos enseña muy claramente qué Dios aborrece. Aquello que El aborrece es llamado pecado, y el homosexualismo ciertamente está incluido en la lista.

Primero que todo, la Biblia nos enseña el diseño original de Dios, el cual el homosexualismo pervierte y distorsiona:

“Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”. (Génesis 2:24)

Segundo, se nos muestra cómo Dios destruyó a Sodoma y Gomorra por su pecado, donde se incluye las relaciones sexuales del mismo sexo. Vemos también, en Levíticos la prohibición:

“No te acostarás con varón como los que se acuestan con mujer; es una abominación”. (Levíticos 18:22)

“Si alguno se acuesta con varón como los que se acuestan con mujer, los dos han cometido abominación;…” (Levíticos 20:13)

En el Nuevo Testamento vemos a Pablo hablando de este asunto en su carta a los Romanos:

“Por consiguiente, Dios los entregó a la impureza en la lujuria de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos; porque cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en lugar del Creador, quien es bendito por los siglos. Amén. Por esta razón Dios los entregó a pasiones degradantes; porque sus mujeres cambiaron la función natural por la que es contra la naturaleza; y de la misma manera también los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lujuria unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos el castigo correspondiente a su extravío”. (Romanos 1:24-27)

En 1ra de Corintios:

“¿O no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os dejéis engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios”. (1 Corintios 6:9-10)

En 1ra de Timoteo:

“Pero nosotros sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente, reconociendo esto: que la ley no ha sido instituida para el justo, sino para los transgresores y rebeldes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los inmorales, homosexuales, secuestradores, mentirosos, los que juran en falso, y para cualquier otra cosa que es contraria a la sana doctrina”. (1 Timoteo 1:8-10)

Vemos aquí entonces que McAlpine fue preso por predicar y enseñar lo que la Biblia claramente expresa. Claro, no debemos olvidar que en nuestros días ya vemos pastores homosexuales y matrimonios del mismo sexo, lo cual la Biblia condena, aunque las personas crean o no en Dios. La intolerancia nos tratará de llevar a callar las verdades absolutas que la Biblia posee.

¿Implica esto que los cristianos somos homofóbicos? De ninguna manera. El cristiano no debe ser homofóbico, ya que la Biblia nos llama a predicarles el evangelio a estas personas. El evangelio es para todos los pecadores, por lo que estamos llamados a predicarlo a todos no importa raza, sexo, inclinación sexual o estatus social. Debemos predicar a Jesucristo crucificado y resucitado, a todo ser humano para que así Dios les conceda el arrepentimiento.

Es la misma Biblia que nos enseña que todos nosotros nacemos en pecado, y tanto la mentira como el homosexualismo, el robo y la borrachera, son productos de nuestro pecado. Es por esto que los cristianos no nos creemos (ni debemos creernos) superiores a los homosexuales, mentirosos, etc. por el simple hecho de que somos cristianos. Debemos reconocer la gracia de Dios sobre nosotros y compartir de esta gracia.

Algo interesante que debemos notar es que, ¿por qué apresar a un hombre que enseña que el homosexualismo es pecado si ni siquiera los que lo apresan creen en el pecado o la misma Biblia? Si el cristianismo es un invento del hombre, una fantasía, ¿por qué condenar a aquel que diga que el homosexualismo es pecado? Cuando la conciencia de los que no creen en Dios se inquieta porque al pecado se le llama pecado y se enseña que la Biblia lo condena, se confirma la ley moral inscrita por Dios en los corazones de los hombres.

Abraham Paniagua
Es originario de República Dominicana. Licenciado en teología, y con una maestría del Southeastern Baptist Theological Seminary (SEBTS) donde actualmente cursa sus estudios doctorales. Esposo de Lía.

Si llamo en Su nombre, El me librará | C. H. Spurgeon.

Manantiales en el Desierto | Lettie B. Cowman

Mayo 3
«Y será que cualquiera que invocare el nombre del Señor, será salvo.» Joel 2:32

Hallo que a menudo me conviene hacer estas preguntas: ¿Por qué no invoco Su nombre? ¿Por qué voy corriendo a este vecino, cuando Dios está tan cerca y dispuesto a oír mi más débil llamamiento? ¿Por qué me siento para hacer proyectos e inventar planes?
¿Por qué no arrojo de una vez mi carga y mi persona en los brazos del Señor?

El mejor corredor camina derecho hacia adelante.

¿Por qué no corro inmediatamente al Dios vivo?

Será en vano que busque mi rescate en cualquiera otra parte; pero con Dios
lo hallaré, porque Su promesa real me lo asegura. No tengo necesidad de preguntar si me está permitido o nó el llamar en su nombre, porque la palabra «Cualquiera» es bastante clara y comprensiva. Cualquiera, quiere decir yo, porque ello significa todos y se refiere a todos aquellos que invocan su nombre.

Mi caso es urgente y no veo la manera como voy a ser librado, pero mi cometido no es este. El que ha hecho la promesa encontrará modos y medios para guardarla. Lo que debo hacer es obedecer Sus mandamientos y no dirigir sus consejos.

Yo soy su siervo y no su procurador.

Si llamo en Su nombre, El me librará.-C. H. Spurgeon.

El amor por Jesucristo (2)

Miércoles 3 Mayo
Jesús (le) dijo: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?… Le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo.
Juan 21:16-17
Si alguno ama a Dios, es conocido por él.
1 Corintios 8:3
El amor por Jesucristo (2)

Jesús hablaba a sus discípulos de su amor por él. Después de haberles dicho: “El que me ama”, y “si me amáis” (ver la hoja de ayer), continuó diciendo:

– “Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre” (Juan 14:28).

Los discípulos, afligidos al pensar en su partida, eran incapaces de olvidarse de sí mismos para pensar en el gozo del Señor al ir “al Padre”. Este tierno reproche nos hace sentir la imperfección de nuestro amor por él y la pobreza de nuestro corazón.

– “El Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado” (Juan 16:27).

Jesús no los dejó con este reproche, pues sabía que sus discípulos lo amaban realmente, incluso si eran débiles. El Padre los amaba precisamente porque ellos lo amaron a él, en contraste con tantos hombres de quienes Jesús dijo: “Han visto y han aborrecido a mí y a mi Padre” (Juan 15:24).

– “Simón… ¿me amas?”.

Esta pregunta hecha tres veces tocó el corazón de Pedro. Jesús se dirigió personalmente a él, quien lo había negado tres veces. Pedro se arrepintió de su conducta, y se encomendó a aquel que conocía su amor por él: “Tú sabes que te amo”. ¡Jesús no lo contradijo! Al contrario, le encomendó la tarea de cuidar de sus corderos y ovejas.

Es cierto que nuestro amor por el Señor nunca estará a la altura del suyo, pues nuestro amor es imperfecto, fluctuante. Pero Jesús ve este amor en el corazón de los suyos; fue él quien lo produjo, en respuesta a su amor perfecto. No lo desprecia, sino que lo valora y trabaja día tras día para que crezca (Filipenses 1:9).

1 Reyes 2:26-46 – Marcos 6:30-56 – Salmo 51:6-12 – Proverbios 14:29-30

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.ch – labuena@semilla.ch