
Manantiales en el Desierto | Lettie B. Cowman
Mayo 3
«Y será que cualquiera que invocare el nombre del Señor, será salvo.» Joel 2:32
Hallo que a menudo me conviene hacer estas preguntas: ¿Por qué no invoco Su nombre? ¿Por qué voy corriendo a este vecino, cuando Dios está tan cerca y dispuesto a oír mi más débil llamamiento? ¿Por qué me siento para hacer proyectos e inventar planes?
¿Por qué no arrojo de una vez mi carga y mi persona en los brazos del Señor?
El mejor corredor camina derecho hacia adelante.
¿Por qué no corro inmediatamente al Dios vivo?
Será en vano que busque mi rescate en cualquiera otra parte; pero con Dios
lo hallaré, porque Su promesa real me lo asegura. No tengo necesidad de preguntar si me está permitido o nó el llamar en su nombre, porque la palabra «Cualquiera» es bastante clara y comprensiva. Cualquiera, quiere decir yo, porque ello significa todos y se refiere a todos aquellos que invocan su nombre.
Mi caso es urgente y no veo la manera como voy a ser librado, pero mi cometido no es este. El que ha hecho la promesa encontrará modos y medios para guardarla. Lo que debo hacer es obedecer Sus mandamientos y no dirigir sus consejos.
Yo soy su siervo y no su procurador.
Si llamo en Su nombre, El me librará.-C. H. Spurgeon.