Nueva Era 1/3 – Tan Cerca y a la Misma Vez Tan Lejos
Dioses de la Nueva Era
Nueva Era 1/3 – Tan Cerca y a la Misma Vez Tan Lejos
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Nueva Era 1/3 – Tan Cerca y a la Misma Vez Tan Lejos
Ministerios Ligonier

Renovando tu Mente
Cubriendo la vergüenza
R.C.Sproul
Continuamos entonces con nuestro estudio de la santidad de Dios manteniendo nuestro enfoque en lo que hemos estado viendo en los últimos mensajes sobre el trauma de la santidad de Dios, cuán espantosa es la santidad de Dios producto de nuestra caída.
En nuestra última sesión vimos la respuesta de Simón Pedro al milagro de Jesús al llenar con peces, de manera que Simón Pedro le dijo a Jesús, “Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador”. Así es como en nuestra culpa y pecaminosidad nos sentimos incómodos en la presencia del santo. Buscaremos algún refugio, algún lugar donde ocultarnos, alguna defensa que nos cubra del vistazo descubierto de Dios.
En el Antiguo Testamento, en el libro del Génesis, leemos de un incidente extraño e inusual que tuvo lugar en la vida de Noé. Después que las Escrituras registran la rectitud de Noé, la expresión noble de fe que lo caracterizó a lo largo de su vida y por la cual Dios redimió a Noé y su familia de los estragos del diluvio, nos encontramos con un episodio desagradable en su vida que sucedió un tiempo después.
En el capítulo 9 del Génesis, en el verso 20, leemos esto: “Después comenzó Noé a labrar la tierra, y plantó una viña; y bebió del vino, y se embriagó, y estaba descubierto en medio de su tienda. Y Cam, padre de Canaán, vio la desnudez de su padre, y lo dijo a sus dos hermanos que estaban fuera. Entonces Sem y Jafet tomaron la ropa, y la pusieron sobre sus propios hombros, y andando hacia atrás, cubrieron la desnudez de su padre, teniendo vueltos sus rostros, y así no vieron la desnudez de su padre. Y despertó Noé de su embriaguez, y supo lo que le había hecho su hijo más joven, y dijo: Maldito sea Canaán; siervo de siervos será a sus hermanos. Dijo más: Bendito por Jehová mi Dios sea Sem, y sea Canaán su siervo. Engrandezca Dios a Jafet, y habite en las tiendas de Sem, y sea Canaán su siervo”.
Esta historia suena un tanto extraña. Ha sido sujeta a muchas especulaciones por los estudiosos bíblicos. ¿Qué es lo que está pasando? Tenemos esta extraña historia de Noé embriagándose y quedándose dormido en su tienda, sus vestidos se le han caído, hasta el punto en que está acostado desnudo. Está borracho. Y leemos que su hijo entró, su hijo Cam entró en la tienda y vio la desnudez de su padre. Aparentemente salió y fue a decirle a sus otros hermanos acerca de esta posición comprometedora en la que había encontrado a su padre.
Como he dicho, algunos estudiosos leen algo más en el texto. Dicen que el término, “vio la desnudez de su padre” es un eufemismo judío para algún tipo de acto sexual, por lo que sugieren que lo que el hijo había hecho era un asalto sexual innombrable con su padre. Esto podría ser, y podría darse en las pistas del lenguaje, pero no tenemos que llegar hasta algo tan radical como eso para poder ver lo que está pasando en la historia.
En cualquier caso, los hermanos no participaron en el acto de Cam de mirar abierta y escandalosamente el pecado de su Padre. En vez de eso, Sem y Jafet trajeron ropas, distribuyéndolas entre ellos, entraron en la tienda caminando de espaldas para no ver la desnudez de su padre, y lo que me hace pensar que el verdadero pecado fue mirarlo y no estar envuelto en algún tipo de pecado sexual se debe a que estos hombres actuaron con mucho cuidado para no mirar a su padre en ese estado expuesto, avergonzado y humillado.
Esos hijos de Noé tuvieron la gracia de cubrir a su padre. Esto fue un cubrimiento, no un encubrimiento dirigido por el pecado, sino un cubrirlo con gracia. Y así ellos van y toman una manta o sus ropas y caminan de espaldas y cubren la desnudez de su padre. Ahora, cuando Noé se despierta y se da cuenta de su propia tontería y vergüenza, oye lo que Cam ha hecho al crear un espectáculo de su propio padre.
Es entonces que Noé pronuncia una maldición de juicio contra Cam que incluiría sus futuras generaciones, “Maldito será Canaán” el hijo de Cam. Al mismo tiempo, él pronuncia la bendición patriarcal sobre Sem y sobre Jafet. “Bendito por Jehová mi Dios sea Sem… Engrandezca Dios a Jafet…”
¿Qué es todo esto? Una vez hice un estudio del porqué de este texto y del concepto de desnudez en la Escritura. La palabra griega para “desnudez” es la palabra “gumnas” y la encontramos con frecuencia en la literatura de los judíos. Y la idea que está detrás de la respuesta del pueblo judío a la desnudez humana debe ser encontrado en sus raíces en la historia de la Caída en Génesis 3.
Tomemos un momento para mirar este texto juntos. Al final del capítulo 2 del Génesis en el cual recién se ha contado la historia de la creación de Adán y Eva, y la unión de los dos hasta llegar a ser una sola carne, hay un comentario final al terminar el capítulo 2 que parecer estar pendiendo allí sin ninguna importancia particular.
Leemos al final del capítulo 2 las siguientes palabras: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”. Y luego tenemos ese tipo de afirmación colgante:“Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban”.
Desmond Morris escribió hace algunos años atrás un libro titulado, “El Simio Desnudo”. Allí observó que en el reino animal hay como 80 variedades particulares de primates, diferentes clases de simios, gorilas y chimpancés. Él dijo que en esa amplia clase, el ser humano es asignado como uno de los primates, pero lo que distingue al ser humano del resto de los primates es que el ser humano está desnudo, que no está cubierto de pies a cabeza con un manto de pelaje como se encontraría en un gorila. El ser humano es la única especie que usa vestimenta artificial, no solo entre los primates, sino entre todos los animales.
Uno no encuentra una industria del vestido entre las hormigas, los pelícanos o los caballos. Algunas veces veremos vestiduras sobre animales, en caballos, perros, mulas, pero ¿de dónde vienen esas vestiduras? Vienen de nosotros. Les hacemos pequeños suéteres, ropas pequeñas para las mascotas, o le ponemos sombreros a las mulas; pero por naturaleza los animales no usan ropas. Ellos pertenecen a una colonia natural nudista universal.
Pero de todas las especies en el mundo, solo una camina por allí vestida con camisas, vestidos, pantalones y zapatos. Y decimos bien que la razón por la que nosotros hacemos esto debido a que nuestra inteligencia avanzada tenemos una ventaja para estar abrigados del frío y así sucesivamente.
Pero protegernos a nosotros mismos de los elementos no es la única razón por la que usamos ropas. Una razón para hacerlo es por una razón estética, por la belleza, como adorno. Tratamos de mejorar nuestra apariencia natural al usar vestimentas hermosas. Pero quizás la más profunda motivación para vestir ropas humanas es para cubrir nuestra desnudez.
Y hay algo que es profundamente no natural en todo esto. Al ver en Génesis que cuando Dios creó al hombre y Dios creó a la mujer y los juntó para que llegarán a ser una sola carne, leemos que ellos estaban desnudos. Y no solo estuvieron ellos desnudos al ser creados, sino que no estaban avergonzados de su desnudez. Ellos estaban cómodos al estar desnudos.
¿Qué pasó? Bueno, si vemos el capítulo 3, leemos el relato bíblico de la Caída. En el verso 6 del capítulo 3, leemos: “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí una voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?”
Y luego, por supuesto, todas las respuestas, que la mujer me hizo comer y me metió en esto, y que la serpiente nos engañó y todas las excusas fueron dadas. Pero, ¿puedes ver en este encuentro, en este episodio el enfoque dramático en el cambio de la condición, actitud humana y la sicología con respecto a la desnudez?
La primera experiencia emocional y sicológica que la humanidad tuvo con el primer pecado los llevó a tomar conciencia de la desnudez. Fue una experiencia de vergüenza, una experiencia de culpa. La culpa provoca vergüenza y humillación. Y no hay nada que protejamos más cuidadosamente que nuestras reputaciones, porque hay un sentimiento verdadero y real, amados, en el cual no queremos que la gente conozca lo que realmente somos en secreto.
Todos tenemos puertas en nuestras casas y cortinas en las ventanas, Sí, estamos viviendo una era donde hay mayor obsesión con la desnudez que quizás ninguna otra generación en la historia de Estados Unidos. La pornografía está por todas partes, pudiendo ser vista en cada rincón del mundo virtual, hay páginas que son gratuitas y otras que se pagan para ver exclusivamente gente desnuda.
Los estilos de vestimentas son cada vez más reveladores, y en casi cada ciudad encontramos locales que presentan espectáculos con gente desnuda realizando diferentes actos. Tenemos aún un fenómeno que ya tiene muchos años, de gente que corren desnudos por las calles o en medio de un juego deportivo.
Algunos dicen que lo hacen para manifestarse a favor de una causa o en contra de algo que poco tiene que ver con una desnudez. Ellos arriesgan a la humillación pública al salir desnudos por las calles. Es su forma, dicen, de manifestar su opinión. Todavía tenemos esa sensibilidad a ser visto desnudo. Y todavía tenemos esa sensación de estar desnudos y avergonzarnos. Y todavía anhelamos un lugar donde podamos estar desnudos y sin estar avergonzados una vez más.
Y el Señor ha provisto un lugar—el matrimonio, donde dos personas pueden conocerse uno al otros tan íntimamente, sin adornos y sin limitaciones hasta donde sea humanamente posible. Hay una razón por la que Dios requiere un juramento solemne y votos delante de otras personas al entrar en una relación, porque quiero saber que si voy a estar desnudo, totalmente desnudo, no solo físicamente, sino también emocional y espiritualmente, intelectualmente desnudo delante de otra persona, no voy a ser masacrado en el proceso.
Todos desean que seamos abiertos, y la razón por la que son cerrados es porque ellos tratan de ser abiertos, y cuando revelan sus pecados más profundos, son aplastados y por eso debemos aprender a ser muy, muy cuidadosos acerca de nuestra desnudez, la desnudez espiritual, la desnudez intelectual, la desnudez ética y física.
Si observas a lo largo de tu Biblia, por todo lugar en la Escritura, la experiencia de desnudez está relacionada con la humillación. Cuando los ejércitos en el Antiguo Testamento capturaban soldados del ejército enemigo, a ellos se les exponía en cautividad y los llevarían desnudos, porque un prisionero desnudo es un prisionero dócil. Una vez que se le han quitado sus ropas, se le ha quitado su dignidad y es reducido a un sentimiento de impotencia.
Era la práctica de los romanos el crucificar desnudas a las personas. Y es muy probable que Jesús haya sido crucificado desnudo. Él fue hecho un espectáculo público delante de los ojos de aquellos que lo tenían como motivo de burla. Era un castigo en la antigüedad despojar a las personas de sus vestimentas. Ninguno de nosotros quiere caminar por las calles desnudo. Ninguno de nosotros desea que, todo lo que alguna vez hayamos dicho o hecho, sea expuesto al mundo entero.
Lo que queremos cubrir más que cualquier otra cosa es nuestra culpa. Y la primera experiencia de la humanidad con el pecado fue huir cuando Dios estuvo cerca. Y Adán y Eva huyeron al bosque para cubrirse a sí mismo de su desnudez. Lo que ellos estaban cubriendo o tratando de cubrir no eran sus cuerpos, sino su culpa. Y cuando Dios vino y les preguntó, ¿por qué se están ocultando? Adán le dijo que era porque estaban desnudos. ¿Cómo sabes que estás desnudo? Tú estuviste desnudo ayer, y no huiste. ¿Comiste del fruto del árbol? Sí.
Ahora, esto es crucial porque quisiera que veamos lo que Dios hizo. Dios maldijo a Adán y maldijo a Eva, maldijo a la serpiente. Maldijo la tierra. Dios maldijo al mundo que había caído en pecado. Dios no iba a negociar su santidad por Adán, por Eva, por la serpiente o por nadie más. Pero en medio de todo esto, ¿Qué más hizo Él? Hizo túnicas para sus criaturas avergonzadas, atemorizadas, humilladas, pecadoras y caídas. Y Él cubrió su desnudez.
La gran tragedia hoy en día, amados, es que la gente sigue corriendo y sigue ocultándose de la santidad de Dios por temor a que sean encontrados desnudos delante de Dios. Lo que se han perdido es que todo lo que la Biblia trata, que todo el simbolismo de la Biblia cuando describe la obra de Jesús para nuestro bien es que Jesús provee una cubierta a nuestra desnudez. Tú y yo sabemos que toda nuestra rectitud es como trapos de inmundicia delante de Dios, y que nunca podré soportar la mirada de un Dios santo. Y tú tampoco podrás. Necesito estar cubierto, necesito vestirme.
Y la misma esencia del evangelio, la cual hace a Jesús amigo de los pecadores es que Jesús ha conseguido la perfecta santidad y rectitud, la cual Él ha tejido en una túnica que Él ofrece para darte y para cubrirte en la presencia de Dios con su justicia. Entonces, una vez que estamos cubiertos por la justicia de Cristo, podemos estar desnudos una vez más en la presencia de Dios y no estar avergonzados. Podemos dejar de huir, dejar de ocultarnos, porque hemos sido adornados con la vestidura de la perfecta justicia si ponemos nuestra confianza en Él.
CORAM DEO
Al considerar el pensamiento Coram Deo de hoy, quisiera recordar el significado del término Coram Deo. Este significa “delante del rostro de Dios”. Significa “delante de la presencia de Dios”.
Y lo que hemos aprendido hoy es que no hay lugar en el que una persona desnuda esté más incómoda que en Coram Deo, en la presencia de Dios, delante del rostro de Dios.
Y lo que quisiera que entienda hoy es que así como los hijos de Noé hicieron todo lo posible para proveerle una cubierta a la desnudez de su padre, ellos no inventaron excusas para la desnudez de su padre, su padre había pecado, su padre había violado la ley de Dios, pero los hijos no estuvieron interesados en condenar a su padre.
Ellos estaban interesados en su redención. Y así, humanamente, ellos proveyeron una cubierta para el padre que amaban.
Y al hacerlo, ellos estaban simplemente repitiendo lo que Dios mismo había hecho por sus criaturas caídas en el Jardín del Edén cuando Dios se compadeció e hizo túnicas para sus criaturas desnudas.
Y lo que ha hecho en la cruz de Jesucristo, cuya sangre cubre el propiciatorio, cuya sangre cubre nuestros pecados, cuya sangre cubre nuestra culpa, y cuya justicia cubre nuestra desnudez, con el fin de que podamos estar cómodos en la presencia de Dios.
Aviva Nuestros Corazones

El Shaddai – El Todo Suficiente
Los años de silencio – 1/3
Nancy Leigh DeMoss
Leslie Basham: Digamos que has estado orando por algo que está muy cercano a tu corazón, pero parece ser que no hay respuesta. Nany Leigh DeMoss dice que hay algo que puedes hacer.
Nancy Leigh DeMoss: ¿Qué haces? Esperas en el Señor. Dios promete a todos los que esperan en Él que jamás serán decepcionados.
Leslie: Esto es Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.
Imagínate que estás al final de una fila muy, muy larga o que has estado en la sala de espera del doctor toda la tarde o bien que el tráfico no se mueve y no sabes por qué te está ocurriendo esto. Todos estos escenarios probablemente te provocarían frustración porque no es fácil esperar.
Te guste o no, esperar es parte de la vida. Nancy te dará perspectivas bíblicas acerca de la espera, mientras empieza una serie titulada El Shaddai: El Todo Suficiente.
Nancy: Una de nuestras mayores necesidades como mujeres, creo yo, es conocer a Dios; saber cómo es Él, conocer Su nombre, Su corazón, Su carácter, Sus caminos. De hecho, creo que la mayor razón de nuestras luchas y del estrés que enfrentamos muchas de nosotras como mujeres es que realmente no conocemos a Dios, porque si le conociéramos, confiaríamos en Él. Sabríamos cómo responder en medio de las presiones, ante las situaciones en las que nos encontramos.
Todo este asunto de tener victoria sobre el pecado… muchas de nosotras—todas nosotras —tenemos aún pecado remanente, algo que aún nos deprime, que nos abruma. En cada una de estas situaciones, creo que tenemos que volver al principio: conocer a Dios, quién Él es y permitir que realmente Él cambie nuestras vidas.
Entonces la pregunta es ¿Cómo podremos conocer a Dios? ¿Cómo podremos saber realmente cómo es Él y de qué forma podemos permitir que ese conocimiento cambie nuestras vidas? Algo maravilloso es que Dios se ha revelado a Sí mismo en Su Palabra, en la creación, en Cristo. Él se ha revelado a nosotros.
Yo creo que una de las maneras más asombrosas en las que Dios se ha revelado a nosotros es a través de Su nombre. Su nombre nos dice cómo es Él. Nos lo describe. Me han dicho—y nunca he verificado pero me han dicho que hay aproximadamente mil nombres para Dios en las Escrituras. Esto ya nos dice mucho acerca de Dios.
Ahora, no vamos a listar todos estos nombres aquí, pero ¿cuáles son algunos de esos nombres que vienen a tu mente cuando hablamos sobre los nombres de Dios en las Escrituras? Jehová Rapha, el cual, para aquellos que no hablan hebreo, significa el sanador— el Dios que sana. Otro sería, Rey de Reyes. Jehová Jireh—el Señor proveerá. El Redentor, Yo Soy, el Creador, la Roca, El-Shaddai, el cual significa Dios Todopoderoso. Otros nombres: Eterno—Su nombre es Eterno. Nuestro Estandarte. Emmanuel—Dios con nosotros y Dios en nosotros. Salvador. Libertador—El Señor quien nos santifica.
¿No te alegra saber que no depende de ti el ser santa? ¿No te alegra saber que es Dios quien hace todo esto en nosotros y por nosotros? Él es nuestra fortaleza. Jehovah Shalom—Dios es nuestra paz. Jehová Nissi—Él es nuestra Victoria. Las Escrituras dicen que “El nombre del Señor es torre fuerte. A ella corre el justo y está a salvo”. (Pro. 18:10)
Yo no sé tú, pero muchas veces durante el día yo necesito un lugar de seguridad. Cuando estoy abrumada, cuando estoy confundida, cuando estoy exhausta y las demandas son mayores que mis fuerzas, o exceden a las horas de mi día, necesito un lugar seguro. Necesito un lugar hacia dónde correr para ser protegida. Las Escrituras dicen que ese lugar es el nombre del Señor. Podemos correr hacia Su Nombre. Es una torre fuerte, es un lugar de protección y podemos estar seguras.
Ya seas una mujer soltera enfrentando la soledad o asuntos de horario que tal vez otras no entiendan, o ya seas una madre soltera lidiando con los retos de ser papá y mamá al mismo tiempo para esos niños. O quizás seas una mujer con el nido vacío y estás en esa etapa de la vida; quizás seas viuda; o quizás has pasado por el dolor de un divorcio.
Cualquiera que sea la situación de tu vida—trabajando fuera del hogar, o siendo madre en el hogar—cualquiera que sea la circunstancia o la situación en tu vida, necesitas un lugar de seguridad. Necesitas un lugar hacia donde correr. Ese lugar para ti y para mí es el Nombre del Señor.
El Salmo 9 el versículo 10 nos dice que aquellos que conocen Su nombre pondrán su confianza en Él. Aquellos que conocen Su nombre pondrán su confianza en Él, porque “Tú, oh Señor, no abandonas a los que te buscan”. El conocer el nombre de Dios es sinónimo de ser capaz de confiar en Él.
Todas nosotras hemos conocido personas que pensábamos eran confiables; y al pensar en el nombre de esa persona, piensas, “en esa persona se puede confiar”. Pero el hecho es que, sin importar quien sea esa persona, jamás podrás confiar totalmente en ella. Habrá momentos en los que esa persona te defraude, o quizás no esté ahí para ti cuando más la necesites. Pero conocer a Dios es conocer a Alguien en el que puedes confiar absoluta y totalmente, en todas las circunstancias y situaciones de tu vida.
El conocer el Nombre de Dios es conocerle a Él, es conocer Su corazón, Sus caminos, Su carácter. Entonces si queremos confiar más en Dios, necesitamos conocer más acerca de Él porque todo lo que llegues a conocer acerca de Dios te llevará a confiar aún más en Él.
Luego la Escritura dice en esa promesa que Él nunca ha olvidado aquellos que le buscan. Si todos los creyentes de todos los tiempos fuesen a dar sus testimonios, no hay uno que pueda decir Dios me falló, Dios se olvidó de mi. Ahora bien, hay veces cuando sentimos que nos ha olvidado, pero el hecho es que Él nunca olvida aquellos que le buscan, aquellos que esperan en Él, y aquellos que confían en Su nombre.
En las siguientes sesiones deseo explicar un poco del significado de uno de esos nombres de Dios. Uno de los nombres que ha sido una torre fuerte, un lugar seguro, un refugio para mí. Ha sido un gran gozo para mí estos últimos días en preparación para esta sesión, mientras he estado estudiando este nombre de nuevo en la Palabra de Dios. Es un nombre hacia el cual yo misma corro, un nombre que busco, un nombre que ha impactado verdaderamente mi vida de forma muy especial.
La primera vez que este nombre de Dios aparece es en el libro de Génesis, en el capítulo 17. En el libro de Génesis, capítulo 17, en el versículo 1 se nos dice, “Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció, y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí, y sé perfecto.” A los noventa y nueve años de edad, Abram, quien había caminado con Dios por muchos años, recibe una nueva revelación, algo que él nunca antes había conocido acerca de Dios.
Este nombre de Dios, traducido en la mayoría de nuestras Biblias como El Dios Todopoderoso o Dios Todopoderoso, es el nombre por el cual Dios mismo se le reveló a Abram a la edad de noventa y nueve años. Ese nombre, Dios Todopoderoso o el Dios que lo puede todo, sienta las bases para lo que Dios le pide a Abram después, “anda delante de mí y se perfecto.”
La mayoría de nosotras tenemos un deseo profundo en nuestros corazones de caminar con Dios y de ser perfectas delante de Él. Quiero decirte que nunca tendrás el poder o la habilidad de caminar delante de Dios, viviendo una vida que sea intachable si tú no conoces a Dios quien se ha revelado a sí mismo por Su nombre.
En el lenguaje Hebreo que está traducido aquí como Dios Todopoderoso, o el Dios que Todo lo Puede es … ¿Cuál es el nombre? El-Shaddai. Él y luego la segunda palabra Shaddai, (S-H-A-D-D-A-I). El-Shaddai. Dios Todopoderoso es la forma en la que está traducida en la mayoría de nuestras Biblias en español, pero vamos a ver que ese nombre significa mucho más que lo que la palabra ‘Todopoderoso’ indica. Y es El-Shaddai quien nos va a ayudar a caminar hacia Dios siendo perfectos delante de Él.
Abram no conocía a Dios por Su nombre hasta que él tuvo la edad de noventa y nueve años, pero la historia que nos lleva hasta este punto empieza cerca de veinticinco años antes. Entonces si tienes tu Biblia, te voy a pedir que vayas conmigo atrás algunos capítulos, hasta Génesis, capítulo 12. Empezaremos veinticinco años antes cuando Abram, a su joven edad de setenta y cinco años, inicia su peregrinaje; un peregrinaje que sería cumplido en nombre de El Shaddai.
Génesis capítulo 12 versículo1
“Y el Señor dijo a Abram [el cual, por cierto, su nombre significa padre exaltado; Dios llamaba a Abram ‘padre exaltado’]: Vete de tu tierra, de entre tus parientes y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré, haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición”.
Por cierto, recuerda que cuando Dios nos bendice, no es para que retengamos todas esas bendiciones para nosotras. Es para que nosotras seamos canales de bendición para otros. Todas las cosas buenas que Dios hace por nosotros y en nosotros son para que podamos ser de bendición para otros.
En diferentes ocasiones he tenido gente joven, aun niños y adolescentes, hospedándose en casa por un período extendido de tiempo. Cuando salían de la casa en la mañana les decía, “Ahora, recuerden, sean bendecidos y sean una bendición.” Esto fue lo que Dios le dijo a Abram. Te voy a bendecir para que tú seas una bendición”.
Luego, en el versículo 4, al final del versículo 4 nos dice, ¨Y Abram tenía setenta y cinco años cuando partió de Harán”. Entonces Dios le dijo a Abram, “te voy a dar una simiente. Te voy a dar descendientes, ¡oh, padre, exaltado! Tú serás el padre de una descendencia que será bendecida y será una bendición para todo el mundo”. Sin embargo, mientras Dios le daba esta promesa a Abram, había un problema mayor.
Acabamos de leer que Dios le dice a Abram. “Quiero que dejes tu casa.” Pero si solo nos movemos hacia arriba unos cuantos versículos, al capítulo previo, el capítulo 11 el versículo 30, leeremos sobre las circunstancias que hacen que esa promesa luzca un tanto imposible de ser cumplida. Tan solo unos versículos antes, el versículo 30 del capítulo anterior, dice que Sarai, la esposa de Abram, era estéril. Ella no tenía hijos. No solo que no tenía hijos, sino que no podía tener hijos. Ella era incapaz de concebir.
En ese contexto, Dios viene a Abram y le dice: “Tú serás padre. Tú serás un padre exaltado. Tú serás bendecido y tú serás una bendición para el mundo a través de tus descendientes”. Ahora Abram tiene una opción. ¿Creerá en sus circunstancias que le dicen que no puede tener hijos—que no puede tener descendientes—o le va a creer a Dios? ¿Creerá en las promesas de Dios?
Me alegro que las Escrituras nos dejan saber que aunque Abram le creyó a Dios, hubo momentos en los que dudó. Hubo momentos cuando él pensaba, “¿Cómo puede ser esto? Y hubo momentos cuando buscó la forma de ayudar a Dios para que esas promesas fuesen cumplidas.
¿No te alegra que Dios no solamente nos dice de la fe de Abram sino que también nos habla acerca de algunas de las luchas que tuvo para creer? Esto me ayuda en mis batallas. Cuando veo las promesas de Dios, pienso, “hombre, esas son grandes promesas pero mis circunstancias están diciéndome lo contrario.” ¿Cómo puedo aferrarme a las promesas de Dios cuando todo parece estar en contra?
Habiéndole dicho Dios que él iba a ser padre, Abram pensó entonces, “¿Qué puedo hacer para ayudar a Dios a cumplir Su palabra? Él empieza a buscar hacia adentro primero, confiando en su suficiencia. Se mira a sí mismo y mira a Sarai, pero hay un problema. Ellos no pueden tener, hijos. Sarai es estéril. Entonces él llega a estar tristemente consciente de su propia insuficiencia para tener hijos.
¿No es esto lo que tendemos a hacer cuando Dios nos llama a hacer algo? Él nos da una promesa. Nos dice que Él quiere cumplir una promesa en nuestras vidas. Pero nosotros primero miramos y decimos, “¿Qué tengo que pueda ofrecerle a Dios? ¿Cuáles son mis recursos naturales? ¿Cómo puedo hacer que esto suceda? Y muchas veces nos vemos a nosotras mismas y encontramos que no podemos hacerlo. Nos sentimos insuficientes para llenar esa necesidad.
Entonces en el capítulo 15, Abram regresa a Dios comprendiendo que su esposa Sarai no puede tener un hijo, y Abram ofrece quizás otras solución. Capítulo 15 de Génesis, versículo 1.
“Después de estas cosas [recuerda, Abram tiene setenta y cinco años de edad] la palabra del Señor vino a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram, yo soy un escudo para ti; tu recompensa será muy grande”.
Para mí es muy grandioso que Abram, en medio de su caminar con Dios, Dios continuó revelándose a Si mismo, revelándole a Abram que Él era Aquél que podía llenar sus necesidades.
Versículo 2 “Y Abram dijo: Oh Señor Dios, ¿qué me darás, puesto que yo estoy sin hijos, y el heredero de mi casa es Eliezer de Damasco?”
Abram dice, “No tengo un hijo, así que mi siervo—el mayordomo fiel de mi casa, Eliezer—ese es mi heredero.” Y él le pide a Dios, “¿pudiera Eliezer ser ese hijo? ¿Será él la persona por medio de la cual se cumplan Tus promesas?”
Versículo 3 “Dijo además Abram: He aquí, no me has dado descendencia, y uno nacido en mi casa es mi heredero.”
En esta cultura, la costumbre era que el sirviente podría ser el que recibiera la promesa.
Versículo 4 “Pero he aquí que la palabra del Señor vino a él, diciendo: Tu heredero no será éste, sino uno que saldrá de tus entrañas, él será tu heredero.”
Esto se ve muy imposible, y de hecho lo es. Entonces en el versículo 5, Dios lleva a Abram afuera— ¿no te ha ocurrido esta experiencia cuando te sientes muy pequeña e insuficiente y miras hacia arriba, el cielo estrellado? Eso fue lo que Dios hizo con Abram. Él le dijo,
“Ahora mira al cielo y cuenta las estrellas, si te es posible contarlas.” (v.5)
Claro, obviamente el punto es que jamás podrías contarlas. Hay un Dios en los cielos que es más grande y mayor que cualquier limitación, que cualquier circunstancia, que cualquier imposibilidad, que cualquier insuficiencia que puedas estar enfrentando. Cuenta las estrellas. Y Dios le dijo a Abram,
“Así será tu descendencia. Y Abram creyó en el Señor”. (v.6)
De manera que, una vez más, él tuvo este momento de incredulidad. “Señor, ¿podrías aceptar un sustituto? No parece ser que Sarai y yo podamos tener hijos. ¿Permitirías que mi sirviente sea la persona a través de la cual se cumpla esa promesa?” Y Dios le dice, “no, esa no es la forma en que esto va a acontecer. Este hijo saldrá de tu propio cuerpo. Tendrás un heredero y así es como serás una bendición para el mundo”.
Pero pasaron once años, Abram no está rejuveneciendo y Sarai tampoco lo estaba. Sarai es diez años más joven que Abram. Ella ha sido estéril todos estos años. Ahora llegamos al capítulo 16 de Génesis, y Abram y Sarai—ya te lo puedes imaginar——se están poniendo un poco tensos acerca de esta situación, están un poco preocupados. Una vez más, tenemos este lapso de incredulidad.
El versículo 1, del capítulo 16 de Génesis, dice:
“Y Sarai, mujer de Abram, no le había dado a luz hijo alguno…” El punto es: Nada ha cambiado. Abram tiene ahora ochenta y seis años de edad. Sarai tiene setenta y seis años de edad. Ellos han estado casados por años. Por once años han tenido una promesa de parte de Dios, y no hay evidencia que nada ha cambiado en sus circunstancias para hacer esta situación posible. Sarai no ha concebido hijos.
“…y tenía ella una sierva egipcia que se llamaba Agar. Entonces Sarai dijo a Abram: He aquí que el Señor me ha impedido tener hijos. Llégate, te ruego, a mi sierva; quizá por medio de ella yo tenga hijos.” (Gen 16:1-2)
Ella solo estaba recurriendo a la costumbre pagana de esos tiempos, que consistía en que si eras estéril podías, como mujer estéril, hacer que una de tus siervas concibiera un hijo de tu marido y este hijo entonces sería considerado tuyo. Así que de nuevo los vemos aquí tratando de ayudar a Dios a resolver esta difícil situación. Lo que ellos no entendían era que no era Dios el que estaba en una situación difícil. Eran ellos los que estaban en esa situación, no Dios.
Y la Escritura dice que “Abram escuchó la voz de Sarai”.
Y al cabo de diez años de habitar Abram en la tierra de Canaán, Sarai, mujer de Abram, tomó a su sierva Agar la egipcia, y se la dio a su marido Abram por mujer. Y él se llegó a Agar, y ella concibió.” (Gen. 16 3-4)
Ahora, ve hasta el final de ese capítulo, al versículo 15,
“Y Agar le dio a luz un hijo a Abram; y Abram le puso el nombre de Ismael al hijo que Agar le había dado”. Abram tenía 86 años de edad cuando Agar le dio a luz a Ismael.
Es interesante que Dios continúa dándonos referencias acerca de la edad de Abram. Creo que Él desea que veamos que aunque las cosas lucen cada vez más imposibles, con Dios todas las cosas son posibles.
Lo que sigue a continuación son trece años de total y absoluto silencio desde el cielo. El final del capítulo 16 nos dice: “Y Abram tenía ochenta y seis años cuando Agar le dio a luz a Ismael.” (v. 16) El versículo inmediatamente después, capitulo 17, versículo 1, dice, “Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció…” No hay ninguna sugerencia de que él haya recibido palabra del Señor durante estos trece años. ¿Qué supones que él estaba pensando y sintiendo y experimentando durante esos trece años?
Algunas de ustedes tal vez se encuentran en un matrimonio difícil, por no decir imposible, por años, y no hay ninguna evidencia de que algo esté cambiando. Tal vez es un hijo obstinado por el cual has estado orando y llorando por largo tiempo para que Dios cambie su corazón. Durante años no has visto la evidencia de que Dios esté interviniendo en esta situación.
Tal vez es el anhelo por un hijo y has estado esperando y esperando en el Señor. Por años has estado esperado y aún no hay evidencias frescas de que Dios esté interviniendo en tu situación. ¿Qué haces? Esperas en el Señor. Tú esperas en el Señor. Porque Dios promete que aquellos que esperan en Él nunca serán defraudados.
¿Hay alguna situación por la que has estado esperando en el Señor y no estás viendo el cumplimiento de Sus promesas? Te has encontrado a ti misma tratando de ayudar a Dios y Dios te ha estado diciendo, “No, esa es tu forma, pero no es lo que Yo tengo en mente”. ¿Qué haces entonces? Esperas en el Señor.
Leslie: Si tuvieras que esperar hoy, espero que este mensaje, de Nancy Leigh DeMoss te haya ayudado a mantener las cosas en perspectiva. Este es el primer día de las serie titulada “El-Shaddai: El Todo Suficiente”.
¿Alguna vez has considerado apoyar este ministerio económicamente? Tus donaciones nos ayudarán a hablar con mujeres como Estela. Ella nos escribió después de descubrir los recursos que están disponibles en AvivaNuestrosCorazones.com. Después de visitar nuestro portal, nos dijo, “No me preguntes cómo lo encontré”. Parecía como si Dios la hubiese guiado en estos recursos que ella necesitaba. Ella dijo,
“En ese tiempo estaba tan desesperada le clamaba a Dios para que me ayudara. Estaba en lágrimas y clamando, pidiéndole ayuda y encontré AvivaNuestrosCorazones.com. Comencé a escuchar los mensajes de Nancy. Me di cuenta que Dios todavía me amaba a pesar de todas las dificultades y retos por los que había atravesado.
Nancy, ¿qué te vino a la mente cuando escuchaste esta historia?
Nancy: Oh Leslie, me encanta leer estas historias y testimonios de la obra de Dios. Estoy muy agradecida de que Aviva Nuestros Corazones esté disponible para las mujeres como Estela, y que encuentren ayuda justamente cuando la necesitan.
Nuestra página de internet y el programa de radio están disponibles debido al apoyo financiero de personas que aman el ministerio. Las enseñanzas a través de la radio podrán continuar solo mientras la audiencia apoye nuestro ministerio Aviva Nuestros Corazones.
Ayúdanos a llevar estas enseñanzas a mujeres alrededor del mundo. Si Dios te mueve a donar, puedes hacerlo visitando nuestra página, AvivaNuestrosCorazones.com. ¿Podrías orar a Dios para que Él te guíe sobre cómo y cuánto donar?
Leslie: Nuestro número es 1-800-569-5959 o visita Aviva Nuestros Corazones.com. Si llamas, asegúrate de decir que tu donación debe ir hacia Aviva Nuestros Corazones, el ministerio en español.
Hay una gran satisfacción que viene después de arreglar cosas, pero a veces en lugar de tratar de arreglar el problema necesitas detenerte y ver qué es lo que Dios está por hacer. Mañana, Nancy hablará de esto.
Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
Tenemos algunos artículos en Español disponibles en esta página de www.AvivaNuestrosCorazones.com. Usted puede imprimirlos y usarlos. Visite este enlace para que vea los temas disponibles: PDF Downloads.
Derechos Reservados. Aviva Nuestros Corazones. Escrito por Nancy Leigh DeMoss. Usado con permiso. www.AvivaNuestrosCorazones.com.
DÍA 21

Salmo 18
Dosis: Piedad
Declaración de Amor
“¡Cuánto te amo, SEÑOR, fuerza mía! El SEÑOR es mi roca, mi amparo, mi libertador; es mi Dios, el peñasco en que me refugio. Es mi escudo, el poder que me salva, ¡mi más alto escondite! Invoco al SEÑOR, que es digno de alabanza y quedo a salvo de mis enemigos.” (Salmo 18:1–3) (NVI)
¿Recuerdas cuáles han sido las ocasiones en que le has expresado a Dios las más tiernas palabras?
Esta es realmente una declaración de amor. Un salmo de Acción de gracias escrito por David quien recuerda las liberaciones que Dios le ha dado. Las mismas palabras están registradas en 2 Samuel 22:1–51.
En este Salmo David expresa a Dios sus más profundos sentimientos. En un estilo poético, con imágenes y hermosas expresiones, cada palabra seleccionada cuidadosamente, para expresar una piedad que sobrepasa su calidad literaria. David, con mucha emoción, expresa sentimientos santos y puros: como fe, amor, gozo esperanza, alabanza. ¿Te identificas con estos sentimientos? ¿Sabes cómo surgieron?
Lo primero que David hace es cantar victoria por el apoyo que recibe de Dios y expresa el amor que tiene hacia su ayudador. Él dice: “Te amo oh Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía en él confiaré: Mi escudo y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio. Invocaré a Jehová quien es digo de ser alabado, Y seré salvo de mis enemigos”.
“Te amo oh Jehová” el verbo en hebreo indica un afecto entrañable y es lo primero que David dice, una frase que permea todo el contenido del Salmo. David ama a Dios y se deleita en expresarle ese amor, describiendo como lo siente: “Jehová, roca mía, y castillo mío, mi libertador”. Le dice “Tú eres todo lo que necesito.” Él ha experimentado la victoria que Dios le ha dado, reconoce que su triunfo procede de Él y esa victoria ha profundizado su amor. Ha experimentado también su protección, por eso puede decirle: “Tú eres mi escudo, mi alto refugio”.
¿Cómo expresas tu amor a este Dios maravilloso? ¿Te ha dado también victorias? ¿Qué es lo que le dices desde lo más profundo de tu corazón? David tomaba su lira y expresaba todo el amor que sentía por su Dios. Por eso fue conocido como el “dulce cantor de Israel”. Este cántico llegó a ser parte de la liturgia del pueblo de Israel.
Tu adoración personal es importante para Dios. Lo que le dices en lo secreto, tanto como tu adoración congregacional. Abre tu boca y tu corazón y exprésale tus más profundos sentimientos. Declárale tu amor. ¡Él se lo merece!
Oración: Señor enséñame a amarte cada día más y a darte siempre la gloria que te mereces. Amén.
De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 36). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.
Martes 10 Septiembre

Descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y… dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
Mateo 14:29-31
Caminar sobre las aguas
Los discípulos de Jesús estaban solos en la barca azotada por las olas, sin esperanza de socorro. El Señor iba hacia ellos caminando sobre las aguas, ¡pero ellos no parecían reconocerlo!
Sin embargo Jesús se acercó, y Pedro, indeciso, le dijo: “Si eres tú, manda que yo vaya a ti”. Jesús le dijo: “Ven”. Pedro confió en el Señor: a pesar del peligro, dejó la barca y comenzó a caminar sobre las aguas.
Pero tan pronto apartó sus ojos de Jesús, comenzó a hundirse. Entonces clamó al Señor, como Dios nos anima a hacerlo: “Invócame en el día de la angustia” (Salmo 50:15).
Aquí Pedro experimentó la omnipotencia del Señor, quien acude en nuestra ayuda a pesar de nuestras dudas. Jesús respondió inmediatamente a su clamor de angustia, aunque le reprochó afectuosamente su débil fe.
Nuestra vida con el Señor se parece a la de Pedro. Muy a menudo una fe valerosa da lugar a la duda. El Señor no cambia. No nos desanimemos. En su presencia, aprendamos a contar con él humildemente. Experimentar sus liberaciones nos hará más apacibles. Pongamos nuestra confianza solo en Dios, sin dudar de su poder.
Jesús conoce nuestros momentos de angustia,
Nos tiende los brazos y calma nuestra turbación.
Su reproche está mezclado de ternura
Cuando nos dice: ¿Por qué no tienes fe?
2 Crónicas 26 – 1 Corintios 15:29-58 – Salmo 104:27-35 – Proverbios 23:1-3
© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
César Vidal

Cristianismo para No cristianos
Historiador, abogado y autor español, César Vidal es conocido también por su labor como periodista.
Vidal estudió Derecho en la UCM y la Universidad Alfonso X, además de ser doctor en Creencias Religiosas por la UNED y cursó estudios de Teología por la Logos Christian College. Además, habla ocho idiomas.
Vidal ha trabajado para numerosos medios, como la cadena radiofónica COPE en la que presentó La Linterna, o también en EsRadio, donde condujo La noche de César. Escribe para La Razón y ha pasado por las páginas de Muy Interesante o Libertad Digital, además de participar como tertuliano en infinidad de programas y canales de televisión.
En lo literario, Vidal es conocido por su prolífica obra, tanto por sus ensayos sobre la historia de España como por sus novelas históricas, siendo ganador de numerosos premios y galardones, como el Ciudad de Cartagena, el Jaén, el Ciudad de Torreviejao el Alfonso X el Sabio.
9 de septiembre

Lo intrínsecamente bueno
Todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
Filipenses 4:8
Casi por definición, ciertas cosas en el reino espiritual son buenas. En primer lugar, Dios mismo es bueno. «¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?» (Ro. 2:4).
En segundo lugar, la Palabra de Dios es buena y obra para nuestro bien. Pablo les dijo a los ancianos de Éfes «Os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados» (Hch. 20:32).
En tercer lugar, los santos ángeles de Dios son buenos y están para apoyar a los creyentes. El escritor de Hebreos confirma esto con la interrogación retórica: «¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?» (He. 1:14).
Esas son verdades no solo dignas de meditar en ellas sino, en vista de sus realidades, de vivirlas.
Usted podrá reproducir este contenido de Gracia a Vosotros sin fines comerciales de acuerdo con la política de Derechos de Autor de Gracia a Vosotros. Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org
El Amor que Vale

Ponga primero lo primero
3/6 – Mi Corazón «El Hogar de Dios»
Adrian Rogers

El Dr. Adrián Rogers es un predicador, evangelista y maestro de Biblia. Presenta las Buenas Nuevas de Jesucristo con firme convicción a través de su ministerio de radio y televisión, EL AMOR QUE VALE.
Más acerca del Dr. Adrián Rogers:
Entendiendo los Tiempos

Primera Temporada
23 – Violencia de Genero «Maltrato a la Mujer»
ENTENDIENDO LOS TIEMPOS
Surge en el 2013 como programa de radio bajo la cobertura de la emisora cristiana Radio Eternidad en la estación 990am. Las temáticas de nuestro programa son diversas y contemporáneas con las necesidades que se presentan hoy en día en la sociedad. Todo tema es llevado a la luz de la Palabra de Dios que es la única mediadora entre los hombres y la única verdad que puede hacerle libre. Tratamos diferentes temas con el propósito de entender el presente bajo una cosmovisión bíblica y actuar en base a esta. Con nuestro productor Andrés Figueroa y el equipo de Gracia TV, quienes semanalmente transmiten este programa en un formato para Radio y TV.
Ministerios Ligonier

Renovando tu Mente
Una Nueva Perspectiva
R.C.Sproul
https://www.ivoox.com/27948156
Al continuar con nuestro estudio de la santidad de Dios, proseguimos observando el tema del trauma de la santidad de Dios. Hemos visto que nos incomodamos cuando Dios se acerca y empieza a manifestar o a exhibir Su majestad trascendente.
Ya hemos examinado la narración del Nuevo Testamento, de lo que le pasó a los discípulos cuando ellos estuvieron atrapados en una tormenta en el mar y se asustaron con las fuerzas de la naturaleza que amenazaban sus vidas, y como Jesús tomó la situación al ordenar a los vientos y al mar que se calmen. Y cuando ellos de repente y de forma instantánea se calmaron, el temor de los discípulos se intensificó. Ahora ellos estaban más asustados de Cristo que de las fuerzas de la naturaleza.
Y quisiera que continuemos viendo la dimensión de nuestro temor humano natural a lo divino y el temor a lo santo y trascendente. Varios años atrás fue escrito un libro que llegó a ser muy popular en el mundo secular. Se titulaba, El Principio de Peter. Era un estudio del síndrome que ocurre en los negocios y en las corporaciones cuando las personas buscan escalar los niveles corporativos al próximo nivel de autoridad.
Y el principio de Peter es aquel que dice que hay una tendencia en el mundo de los negocios a que la gente se eleve a su nivel de incompetencia. Es una interesante percepción, ¿no es cierto? Porque la gente podría ser muy competente en el nivel uno, y cuando pasa al nivel dos todavía seguir siendo competente porque ellos muestran competencia. Entonces se le promueve al nivel tres, pero ahora, de repente, a ellos se les confía una posición que los supera. Y tarde o temprano, la teoría dice, uno es elevado más allá de donde debería estar, al nivel de incompetencia.
Bueno, ha habido mucha discusión acerca de esto, pero hay un capítulo en el libro que me fascina desde una percepción teológica, un capítulo en que se describe a la persona que es súper competente. El autor habla del súper incompetente, la persona que nunca va más allá del primer nivel. Es tan incompetente que ni siquiera puede llegar al nivel de entrada de la organización y lo eliminan y pierde su trabajo. Pero, ¿qué del individuo excepcional que no solo es competente, sino que tiene abundante competencia, quién es súper competente?
Bueno, el libro dice, de acuerdo a una encuesta que ellos hicieron, que para que una persona sea excepcionalmente competente para avanzar a un nivel apropiado en una organización con frecuencia, casi siempre debe moverse a otra compañía, porque el súper competente enfrenta una resistencia enorme de dos fuentes—de las personas que están bajo él o ella, debido a que se intimidan, se sienten amenazados por su grado superlativo de competencia, y aún más las personas que están sobre ellos, debido a que se sienten amenazados por esa persona súper competente que viene a tomar su trabajo.
Ellos dicen que lo que le pasa a una persona que es excepcionalmente capaz para que pueda avanzar en el mundo corporativo. Lo que tiene que hacer es moverse de compañía en compañía donde se está buscando a alguien súper competente y que no represente una amenaza latente.
Bueno, ¿cómo se aplica esto a la teología? Tratando de explicar la reacción de las personas a Jesús podemos aplicar esto. Jesús fue el ser humano más súper competente que alguna vez caminó sobre la tierra. Y ¿quiénes fueron lo que más lo resistieron y lo odiaron. No era la gente común. Las Escrituras dicen que la gente común le oía con agrado. Se regocijaban en su habilidad y en su competencia.
Pero eran los fariseos y los escribas los que lo odiaban. ¿Por qué? Bueno, los fariseos eran un grupo de personas que empezó, históricamente, como un grupo de gente que se llamó a sí mismo como los separados, que se consagraron a sí mismos a la rigurosa búsqueda de la rectitud. Y ellos eran tan celosos en su búsqueda de la rectitud que llegaron a obtener un nivel poco común de aprecio popular y aclamación por su estatus, siendo los pilares de la comunidad. Ellos mostraron todas las apariencias externas de grandeza con respecto a la rectitud. Eran tan disciplinados, mucho más disciplinados que la gente común, tan devotos en sus oraciones, en sus diezmos y en su liderazgo, que la gente empezó a mirarlos como los modelos de todas las virtudes, pero, en realidad eran un fraude.
Su rectitud solo era superficial. Eran unos hipócritas. Y un hipócrita es alguien que está actuando un papel, que entrega un show externo de rectitud, pero que es corrupto en el interior. Y ellos fueron capaces de engañar a la gente. Su santidad falsa no fue revelada como falsa y fraudulenta hasta que el mismo santo apareció.
Cuando apareció, esto es lo que pasa cuando la verdad aparece con claridad, la falsedad es expuesta por lo que es, y la presencia de Jesús de Nazaret era una manifestación amenazadora para esa gente que se enorgullecían en su rectitud. Se sintieron amenazados; estaban resentidos; eran hostiles y conspiraron para destruirlo.
Recuerdo algo que me pasó cuando estaba en mi primer año de mi carrera como profesor. Estaba enseñando en una universidad presbiteriana en Pensilvania, y había una señorita de años avanzados que estaba en mis clases de filosofía. Ella había tomado varios cursos en los que enseñaba filosofía. Y en cada curso ella no solo sacaba As, sino que obtenía, de lejos, la nota más alta de cada examen. Yo solía poner las notas con una curva. Y algunas veces a los estudiantes no les iba tan bien; el examen era, quizás, demasiado difícil y tenía que hacer algo, y las notas tenían que subirse, y veía cuáles eran las notas que recibieron los estudiantes, y tenía que escalarlas en la pizarra. Y era posible que la nota promedio era 60 o 70 en la clase, y veía que esta muchacha llegaba a sacar un 99.
¿Cuál se suponía que era la respuesta de los estudiantes cuando hiciera el anuncio? Ellos no se levantarían instantáneamente para darle una ovación de pie. Un gruñido saldría por el aula, un suspiro de desdén. A ellos no les gustaba que ella hubiera mostrado su desempeño superior.
Uno de esos días tomé un examen a la clase de filosofía, y cuando puse las notas, esta muchacha reprobó el examen. La prueba era terrible, se equivocó en cada pregunta. Entonces la llamé y le pregunté, “¿Qué te pasó en este examen?” Le dije que había algo muy raro en todo eso. Ella se había equivocado en cada pregunta de una forma tal que solo sabiendo la respuesta correcta uno podía equivocarse todas las veces. Le dije que había algo muy extraño en todo esto.
Y ella se echó a llorar. Me explicó que ella estaba en su último semestre de su programa universitario, no estaba casada ni comprometida, no tenía un novio y que nadie la invitaba a salir. Ella estaba entrando en pánico. Los muchachos le habían dicho que ellos no querían salir con ella porque era demasiado inteligente para ellos.
Ella me dijo, “Profesor Sproul, yo solo quiero casarme. Quiero tener una familia. Yo no miro en menos a la gente que no le va tan bien como a mí me va”. Y ella, de forma intencional, reprobó el examen porque se dio cuenta que su desempeño superior la estaba alejando de los demás, debido a que rompía con el estándar. Rompía la curva y el molde.
Nadie, nunca lo pudo hacer como lo hizo Jesús. Hay otro episodio en el Nuevo Testamento que involucra el Mar de Galilea. Involucra a Jesús, el mismo mar, y los mismos discípulos que vimos en el episodio donde Jesús calmó la tempestad. Éste está registrado en el quinto capítulo del evangelio de Lucas, empezando en el verso 1. Esto es lo que dice, “Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios.
Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud.Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía.
Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él, y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón”.
¿Pueden ver lo que está pasando aquí? Jesús está por enseñarle a las multitudes y ellos están a punto de aplastarlo. Él ni siquiera tiene un lugar donde ir. Y por eso, con el fin de poder estar en una posición que sea más apropiada para dirigirse a esa gran multitud, le pidió a los discípulos que le den uno de los botes para que desde allí, en la orilla, se dirigiera a la multitud. Y después que terminó su mensaje, le dijo a Simón y a los discípulos que habían estado allí en la orilla con los botes y reparando sus redes, lo que, por cierto era una ocupación diaria.
Si ustedes van a cualquier puerto de pescadores, por ejemplo, en el muelle ustedes podrán ver a los pescadores reunidos al final del día, aun en nuestros días, reparando con cuidado sus redes de cualquier agujero que tengan las redes. Esto se debe a que cuando los pescadores tienen agujeros en las redes, no atraparán pescados, porque se escaparán por los agujeros. Por eso tienen que mantener esas redes en buen estado.
Bueno, eso es lo que los discípulos habían hecho luego de que completaron sus tareas de pesca por el día y estaban preparándose para la próxima travesía en el mar. Y así Jesús, luego de que había terminado su discurso y viendo las redes reparadas, les dijo que remen mar adentro y que echen las redes para pescar. Recuerden que Jesús es su maestro, es su Rabí. Ellos eran sus estudiantes. Y lo que sea que el rabí dijera, se suponía que ellos tenían que obedecer.
Y a lo largo de casi todo el ministerio de Jesús, cuando les decía a sus discípulos que hagan algo, ellos normalmente lo hacían sin la menor duda, protesta o argumentación. Pero en esta ocasión, Pedro discutió con Jesús. Es como si Simón estuviera diciendo, “Jesús, entendemos cuán súper competente eres en el área de la teología, y cuando nos enseñas teología, somos muy respetuosos, estamos a tus pies, pero ahora danos un poco de crédito. Nosotros sabemos algo del negocio de la pesca. Somos profesionales. Hemos estado haciendo esto y estuvimos en el mar toda la noche y no pescamos nada…” Pedro no dice esto así exactamente. Él solo simplemente le recuerda a Jesús lo que ya sabía. Que habían estado allí toda la noche, y que fue una faena pésima sin captura de peces. Y es como si Simón estuviera diciendo, “Bien compañeros, sigámosle la corriente. Si dice que tiremos las redes, vamos a tirar las redes y demostrarle que no hay peces hoy”. Y ustedes saben lo que pasó. Ellos fueron, tiraron las redes, y cada pez que había en el Mar de Galilea saltó a la red. Esto fue tal pesca como nunca antes lo hubo en la historia. No solo sus redes están repletas, sino que están llenas hasta el punto de romperse. Y cuando subieron las redes en el bote, es tan grande que el bote está ahora empezando a hundirse.
Tuvieron que llamar a otros botes que vengan para que los ayuden a manejar esta enorme captura de peces. Y esos botes están ahora en peligro de hundirse. Lo que tenemos es lo que ha sido llamado la Pesca Milagrosa.
Lo que quisiera que veamos mientras seguimos observando el trauma de la santidad, es la reacción de Simón a este episodio. ¿Cuál creen que debió haber sido su reacción? Recuerden que Simón es judío y es un hombre de negocios. Y los hombres de negocios no son conocidos por su falta de interés en las ganancias.
Yo le hubiera dicho, “Jesús, mira. Hagamos un trato—cincuenta por cierto del negocio. Todo lo que tienes que hace es venir una vez al mes y hacer esto que acabas de hacer. Solo una vez al mes y cincuenta por ciento de las ganancias son tuyas. Nosotros nos encargamos de las redes y de los botes, trabajando la pesca de forma normal. Solo que un día al mes, vienes y lo haces de nuevo”.
Eso es lo que hubiera hecho. Pero no es lo que Pedro dijo. Simón Pedro miró a Jesús y le dijo, “Aléjate de mí”. Márchate. Sal de aquí. Las palabras que leemos en el texto, “Apártate de mí, Señor”. ¿Por qué le pediría que Jesús se vaya? Él no ha dañado las redes, ni tampoco los botes y menos le ha hecho daño a la gente.
Simón nos da la razón. Él dice, “Apártate de mí, Señor, porque soy un hombre pecador”. ¿Qué tenía que ver el llenar las redes con peces con la pecaminosidad de Simón Pedro? Una vez más, ¿Puedes ver lo que está pasando aquí? En esta obra milagrosa de Cristo, hay una aparición repentina de la gloria. Su majestad trascendente, la cual había sido velada, tapada y oculta por su humanidad, de repente se manifiesta, y una vez más, Simón se da mucha cuenta de que está parado delante de la presencia del santo. Y no puede soportarlo. Jesús, por favor, apártate de mí. Vete, porque soy un pecador, no puedo estar en la presencia del santo. Estoy desnudo, estoy expuesto.
Cuando tú manifiestas tu gloria como ahora, es devastador para mí. Es traumático. No tengo cómo defenderme. Necesito algún espacio. Estás importunando y me haces profundamente incómodo.
¿Por qué la gente huye de Cristo? ¿Por qué la gente escapa de Dios? ¿Por qué somos, por naturaleza, fugitivos? La Biblia dice que los malvados huyen cuando nadie los persigue. Lutero solía decir que el pagano tiembla con el ruido de una hoja porque sabemos que no somos dignos.
Desde el mismo primer pecado, los seres humanos se han ocultado, ocultándose del rostro de Dios, buscando con desesperación algo que los cubra, que los proteja del trauma de la presencia del santo.
CORAM DEO
En nuestro pensamiento Coram Deo del día de hoy, permítanme preguntarles, ¿Cuán cómodo está en la presencia del santo?
Me he dado cuenta de algo notable en mi trato con mis amigos, mis amigos cristianos y los que no son cristianos. Yo paso tiempo jugando golf con hombres que no han hecho ninguna profesión de fe en Cristo, y algunas veces su lenguaje se pone un poco fuerte, desatando algunas expresiones fuertes en el campo de golf. Cuando eso sucede, inmediatamente se vuelven a mí y me dicen, “discúlpame pastor”. Y ellos me piden disculpas como si hubiera algo por lo que deben rendirme cuentas por su lenguaje. Yo no soy su juez. No es que mis oídos son vírgenes o que aun mi boca lo sea. He oído esas palabras un millón de veces.
No deberían y no sé por qué ellos sienten la necesidad de disculparse conmigo. Pero algunas veces hablamos de eso y ellos tienden a decir, “Bueno, RC, tú eres un ministro, por eso no estamos cómodos”. Otras veces ellos se sienten cómodos y dicen, “Tú sabes, no eres como nuestros pastores. Sentimos que podemos ser nosotros mismos al estar contigo”. ¿Por qué necesitan decirme eso? No soy Dios. No soy Cristo, no soy santo. Pero como soy pastor, represento para ellos al santo.
Y a veces la gente reaccionará contra los cristianos y los llamarán santurrones o que deben ser perfectamente humildes, pero todo lo que tienes que hacer es llevar el nombre de Cristo y ya harás que la gente se sienta incómoda. ¿Estás incómodo?