Una audiencia celestial – 2/2

Aviva Nuestros Corazones

El ministerio de los ángeles en la vida de los creyentes

Una audiencia celestial – 2/2

Nancy Leigh DeMoss

Nancy Leigh DeMoss: Cuando haces algo tan sencillo como esto…

Mujer al teléfono: ¡Hola! Me gustaría hacer una donación para Aviva Nuestros Corazones.

Nancy: Esto hace una enorme diferencia. Nos permite hacer conexiones como esta…

Joyce: Mi esposo acaba de dejarnos. Recuerdo haber tenido compasión de mí misma. Solo pensaba: “Él acaba de abandonarme aquí”.

Me encontraba escuchando Aviva Nuestros Corazones, y Nancy estaba hablando específicamente ese día de los esposos. Estaba invitando a las mujeres para que oraran por ellos durante 30 días. Dentro de mí pensé: “no tienes idea de lo horrible que es mi esposo”. Y tan pronto dije eso, entonces Nancy dijo, “Y no me digan que no entiendo qué tan horrible es su situación”. Yo pensé, “¡¿Qué es esto?!” “¡¿Nancy está metida en mi cabeza?!”. Pero era el Señor usando a Nancy, usando Aviva Nuestros Corazones para anclarme una vez más a la Palabra de Dios, porque eso era siempre lo que Dios me estaba diciendo, “Joyce, deja de mirar a tu esposo y vamos a echar una mirada dentro de ti”.

De manera que Aviva Nuestros Corazones se convirtió en algo clave en mis pensamientos; se convirtió en mi ancla, ayudándome a alinearme con la Palabra de Dios.

Nancy: ¿Harías algo sencillo para ayudarnos a hacer una diferencia y potenciar nuestra habilidad de hablar la verdad de Dios en la vida de mujeres durante los próximos 12 meses? Haces una gran diferencia al llamar al 1-800-569-5959 para hacer una donación. Una vez más, el número es 1-800-569-5959 o puedes donar a través de AvivaNuestrosCorazones.com  Gracias por estar con nosotros y estar dispuestas a hacer la diferencia en este momento.

Leslie Basham: Las decisiones que tomes hoy para escoger hacer lo que es correcto están siendo reconocidas. Aquí está Nancy Leigh DeMoss

Nancy: A medida que obedecemos a Dios, a medida que vamos ejercitando nuestra fe, a medida que sufrimos algunas veces por hacer lo que es correcto, estamos montando una actuación que, en cierto sentido, los ángeles están observando.

Leslie: Esto es Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia  de Saladín.

Durante las pasadas dos semanas, a algunos niños se les ha dicho sobre cierta persona que vive en el Polo Norte que les ha estado observando para saber si se han comportado bien o mal. Bueno, eso es ficción, por supuesto, pero ¿sabías que todos nosotros estamos siendo observados?

Las cosas que hacemos pueden traer gozo o tristeza a los seres angelicales que nos cuidan. Acompáñanos a medida que continuamos un estudio sobre los ángeles en la vida de los creyentes.

Nancy: Hablamos de los ángeles de Dios, los mensajeros santos de Dios. Los siervos invisibles de Dios, y cómo estos ángeles nos ministran como hijos de Dios, como creyentes en Cristo. En la última sesión aprendimos cómo los ángeles se regocijan cada vez que un pecador se arrepiente.

Hemos visto que los ángeles acampan a nuestro alrededor. Ellos forman un límite, una protección, alrededor de los que temen al Señor. Hemos visto como esos ángeles nos protegen del daño y cómo son enviados en muchos casos para liberarnos o rescatarnos de situaciones imposibles.

Ahora  me gustaría que veamos otra forma en que los ángeles ministran en la vida de los creyentes. Las Escrituras enseñan que los ángeles nos asisten en la batalla espiritual contra las fuerzas de Satanás,contra las fuerzas del mal.

Sabemos por el libro de Efesios, capítulo 6, que nos encontramos en una batalla, y que la batalla no es contra personas. El enemigo no es tu esposo o tus hijos o tus padres o tu prójimo. Nos encontramos en una batalla que es espiritual, y estamos batallando contra fuerzas espirituales de maldad, contra el poder de Satanás y el mal de este mundo.

Pero las Escrituras nos dicen que no tenemos nada de que temer. Tan fuerte como esas fuerzas del mal pueden ser, ellas no podrán contra Dios y Sus ejercitos celestiales. Estamos protegidas y ayudadas por un ejército poderoso de ángeles, quienes nos ayudan en esta batalla contra las fuerzas de Satanás y del mal.

Hay varias ilustraciones sobre este tema en las Escrituras. Una que viene a mi mente se encuentra en el libro del Génesis, capítulo 19. ¿Recuerdas cómo una muchedumbre de hombres violentos rodearon la casa de Lot en Sodoma? Ellos querían hacerle daño a Lot y a su familia, pero Dios envió dos ángeles para ayudarle.

En medio de ese ataque, los ángeles golpearon a los atacantes con la ceguera de modo que ellos no pudieran encontrar la puerta. Si no hubiese sido por la presencia de esos ángeles en ese momento, Lot hubiese estado en aprietos. Los ángeles fueron enviados para asistirle en la batalla espiritual contra las fuerzas de Satán y del mal que estaba motivando a esa muchedumbre.

Luego venimos al libro de Daniel, capítulo 10. Daniel ha estado orando a Dios por varios días. Dios ha enviado a un ángel para entregar un mensaje a Daniel, que es la respuesta a las oraciones de Daniel. De hecho, las Escrituras dicen que en el momento, el día, que Daniel empezó a orar, Dios envió el ángel con un mensaje.

Pero de alguna forma, de una manera que no podemos comprender porque no podemos ver estas realidades invisibles, durante 21 días, se nos dice que el ángel mensajero de Dios fue resistido y detenido por ángeles caídos. Los agentes de Satanás retuvieron al ángel de Dios durante 21 días para que él no pudiese entregar el mensaje a Daniel.

Ahora bien, Daniel continuó orando durante todo ese tiempo. A veces me pregunto qué hubiese sucedido si Daniel hubiese parado de orar en el día 20, o el día 19 o el 18.

¿A veces te has encontrado en una situación donde estás orando por algo durante un largo periodo de tiempo, quizás por un hijo que está lejos de Dios o en rebelión contra Dios, quizás por un compañero que no conoce a Dios; y has orado y orado? Quizás para ti no sean solo 21 días. Quizás sean 21 semanas o 21 años, y no hay evidencia de que Dios te haya escuchado o de que esté contestando tu oración.

Este pasaje debe darte esperanza de que Dios oye, y Él está trabajando en los cielos para enviarte una respuesta y cumplir Sus propósitos. No sabemos exactamente cuál es la respuesta, de qué manera Dios te responderá, o cuándo Su respuesta llegará. Pero es tan importante que perseveremos en la oración. Que no nos rindamos antes de que Dios envíe Su respuesta.

Mientras la historia se va desarrollando aquí en Daniel capítulo 10, el ángel finalmente llega a la presencia de Daniel y le explica que durante 21 días había estado tratando de entregar el mensaje, y que Dios finalmente había enviado al ángel Miguel —Miguel era llamado el arcángel, el ángel principal— para ayudar a este ángel anónimo que trataba de entregar un mensaje a Daniel.

Entonces Dios tenía, en este caso, dos ángeles que estaban involucrados en asistirle en este asunto de la batalla espiritual que se estaba llevando a cabo en los cielos, una batalla de la cual Daniel no tenía ni siquiera conocimiento.

Ahora bien, a veces nosotros estamos conscientes que se está librando una batalla cuerpo a cuerpo contra las fuerzas del mal y contra los poderes de la oscuridad. Pero considero que muchas veces nosotras no estamos conscientes de que estamos lidiando con esto.

El punto importante es que Dios sabe sobre esto. Él sabe y Él ve lo que está sucediendo en los cielos, y Él está en control de todo eso. Aun los ángeles caídos no pueden hacer más de lo que Dios les permite que ellos hagan. Ellos están bajo Su control y bajo Su poder. Y Dios envía a menudo ángeles para asistir en la batalla espiritual contra las fuerzas de Satanás y del mal.

Existe también otra manera en que los ángeles ministran nuestras vidas. Las Escrituras nos enseñan que los ángeles nos ministran o nos sirven, y que ellos proveen fuerza y sustento para nosotros cuando estamos débiles. Otra vez, vamos a las Escrituras y encontramos varias ilustraciones de este tipo de ministerio de parte de los ángeles.

¿Recuerdan en el libro de 1ra. de Reyes cuando el profeta Elías había ganado su gran batalla en el nombre de Dios? Fue Dios Quien obtuvo la victoria, pero Elías era un siervo de Dios. Él se dirigió al Monte Carmelo y se mantuvo en pie defendiendo la causa de Dios contra 850 falsos profetas —este  es el profeta solitario y sin esperanza  que había superado en número, por mucho.

Pero Elías creyó en el poder de Dios, quien era el Dios del fuego. Él sabía que los falsos dioses, estos falsos profetas, no tenían poder en absoluto. Entonces el  aceptó el desafío. Él enfrentó los poderes del mal y de la oscuridad, y Dios ganó una gran victoria,  vindicando Su nombre y Su poder.

Ahora vemos el siguiente capítulo, 1 Reyes 19, y encontramos que el profeta victorioso Elías estaba ahora exhausto. Él está agotado. Él está desalentado después de este enfrentamiento, y corre por su vida huyendo de la malvada reina Jezabel, quien había amenazado con matarlo antes del final del día. Ella estaba enojada por lo que había sucedido.

De manera que él está desalentado, y se sienta bajo un árbol y le pide a Dios que tome su vida, para que le deje morir. Luego, se recuesta bajo el árbol y se duerme. Él estaba exhausto.

Quizás te relaciones con este momento cuando te sientes desgastada. Para ti puede que no sea ese gran encuentro en el Monte Carmelo. Puede ser un encuentro con tres niños pequeños que has cuidado todo el día, y estás agotada. Bien, en esas ocasiones podemos estar desalentadas, y todo lo que queremos hacer es dormir y tal vez hasta morir.

Las Escrituras dicen,»De repente un ángel tocó a Elías y le dijo, ‘Levántate y come’» (versículo 5). ¿Ahora, no es eso práctico? “Él miró alrededor, y allí en su cabeza había una torta de pan horneada sobre carbones calientes y una jarra de agua”.

¿Cómo llegó aquello ahí? No creo que hubiera una cocina cerca en este desierto. Dios, en su obrar sobrenatural, intervino y proveyó exactamente lo que se necesitaba en ese momento.

Las Escrituras dicen, “Elías comió y bebió y luego se acostó otra vez” Él todavía estaba cansado. Y otra vez el ángel del Señor vino por segunda vez, le tocó y le dijo “Levántate y come, ya que el viaje es demasiado para ti” (versículo 7). Dios envió Su ángel, un mensajero, para fortalecer a su siervo en su tiempo de necesidad.

Cuando nos adentramos al evangelio de Marcos, encontramos a Jesús en el medio del desierto. Las Escrituras dicen que en ese tiempo de tentación Jesús estaba con los animales salvajes, y que los ángeles lo asistían (Marcos 1:13). Ahora, lo que me encanta de ese versículo no es solo que los ángeles servían a Jesús, sino que también a medida que profundizamos más en el Nuevo Testamento, nos damos cuenta que esos mismos ángeles cuidan de nosotras.

El libro de Hebreos nos dice en Hebreos 1:14 que “Todos los ángeles son espíritus ministradores para atender…” Encontramos la misma palabra: atender, servir, esperar —no solo a Jesús, sino “aquellos que heredarán la salvación…” Los hijos de Dios.

De la misma forma en que los ángeles ministran a Jesús en medio de ese desierto rodeado de animales salvajes, así mismo Dios, en los momentos claves de nuestras vidas, tal vez aun sin el conocimiento de nosotros, envía Sus ángeles para fortalecernos, animarnos, ministrarnos y conocer nuestras necesidades.

Existe también otro momento crucial en la vida de Jesús donde es ministrado por un ángel. Es justo al final de Su vida aquí en la tierra. En Lucas capítulo 22 encontramos a Jesús en el Huerto de Getsemaní, orando a Su Padre de los cielos justo antes de ir a la cruz, donde Él llevaría todo el peso de nuestros pecados sobre Él.

Jesús ora, en Su humanidad, “Padre, si es posible, aparta de mí esta copa. Sin embargo, Yo me rindo. Que no se haga mi voluntad, sino la tuya (verso 42, paráfrasis).

Las Escrituras nos dicen que en ese preciso momento un ángel del cielo se le apareció a Jesús y le fortaleció (véase versículo 42). La palabra aquí en el lenguaje original significa “hacer fuerte interiormente”. Lo hizo fuerte por dentro. El ángel lo fortaleció en medio de esta gran batalla espiritual.

Lo que me intriga es que en este momento de la vida de Jesús donde Él estaba completamente solo, humanamente hablando, Sus discípulos estaban durmiendo, y Él necesitaba fortaleza interna para hacer la voluntad de Dios. Y en ese momento tan crucial de Su vida el ángel Lo fortaleció. Pero los versículos siguientes nos dicen que ese no era el final de la batalla.

Continúa diciendo, “estando en angustia Él oró más intensamente y Su sudor era como gotas de sangre que caían a la tierra” (versículo 44). Y tú dirás, “Si el ángel le fortaleció… ¿no lo libraría entonces de la batalla? ¿Sabes lo que hizo? Por el contrario, le dio la fortaleza para seguir adelante en la batalla.

Si tienes esos tres niños de los que acabamos de hablar, no solo necesitas liberación de la batalla. Tú necesitas liberación para mantenerte en la batalla. Necesitas fortaleza interior para poder afrontar el día siguiente, y el siguiente, y el siguiente…

Fue el ministerio de los ángeles que le dio a Jesús la fortaleza interna y el ánimo necesarios para seguir adelante y orar más intensamente. Él fue fortalecido por los ángeles para hacer la voluntad de Dios.

En la medida que miramos a Dios, vemos que Dios es el Único que nos fortalece. Pero creo que muchas veces Él envía a Sus ángeles como instrumentos de Su misericordia y de Su gracia. Puede que muchas veces no estemos conscientes que son los ángeles que nos alcanzan en determinado punto. Ellos vienen de Dios, así que no creo que debamos orar a los ángeles para que vengan y nos fortalezcan.

Debemos orar a Dios y decirle, “Dios, soy demasiado débil. Estoy muy necesitada. ¿Pudieras venir a fortalecerme en este momento de debilidad para no defraudarte? ¿Me pudieras dar valor y coraje para continuar? Y cuando Dios responde, considero que en algunos casos Él contesta a través de Sus ángeles.

Las Escrituras nos enseñan que los ángeles nos están observando. Pablo dice a Timoteo en 1ra de Timoteo 5, “Te encarezco delante de Dios, del Señor Jesucristo y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas” (versículo 21). Jesús está observando. Dios está observando. Y, Pablo dice, los ángeles escogidos están observando, así que asegúrate de obedecer estas instrucciones.

Luego continua Pablo y dice, en 1 Corintios 4, que nuestra forma de vivir es un espectáculo para los ángeles. A medida que obedecemos a Dios, a medida que ejercitamos nuestra fe, a medida que sufrimos por hacer lo correcto, somos un espectáculo. Estamos haciendo, en cierto modo, una representación que los ángeles observan.

Pienso en el libro de Job y como este siervo de Dios, este hombre justo, fue probado sin saber lo que nosotros sabemos acerca de la historia completa, acerca de lo que estaba sucediendo en los cielos entre Dios y Satanás. Todo lo que él sabía era que estaba sufriendo increíblemente.

En un solo día Job enfrentó la pérdida de todas sus posesiones y de todos sus hijos y luego se encontró luchando con sus bien intencionados —aunque no muy provechosos— amigos, (y su esposa, debo añadir), quienes no  fueron capaces de animarle y confortarle.

Pero las Escrituras dicen, “En todo esto no pecó Job ni atribuyó a Dios despropósito alguno” Él no acusó a Dios falsamente. En su lugar dijo, “Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová” (1:21-22).

Ahora, desconozco, porque las Escrituras no lo dicen, y no podemos estar seguros de nada que las Escrituras no nos digan. Pero solo puedo imaginarme que en ese momento quizás los ángeles en el cielo estaban observando qué sucedería, tal vez echando un vistazo desde un balcón, por así decir. Ellos sabían lo que estaba sucediendo en el cielo y observaban para ver cómo el siervo de Dios respondería, el siervo de Dios que no sabía cuál sería el resultado. Él no sabía que Dios estaba en control, a diferencia de los ángeles que sí lo sabían.

Cuando Job dice, “bendito sea el Nombre del Señor”, me pregunto si esos ángeles no habrán empezado a aplaudir. Dios había sido vindicado. Su siervo había confiado en Él y dijo luego, “Aunque Él me mate, aunque pierda no solo mis bienes, no sólo mis hijos, pero aun mi misma vida, “aún yo confiare en Él” (Job 13:15). Los ángeles están observando.

Las Escrituras dicen en Hebreos capítulo 12 que hay “una gran nube de testigos” (versículo 1) juntos, en una especie de tribuna en el cielo. Ellos nos observan en la carrera que tenemos por delante aquí abajo. Considero que los ángeles forman parte de ese equipo anfitrión que está en el cielo observando si seremos fieles en correr la carrera que Dios nos ha puesto por delante.

Ahora bien, el hecho de que los ángeles nos estén observando, de que nos estén observando desde el cielo, debe ser para nosotros una increíble fuente de ánimo y de motivación y, me permito añadir, una responsabilidad también, a medida que caminamos aquí en esta tierra.

En su libro “Aunque camine por el valle”, el Dr. Vance Havner nos habla de un viejo predicador que trabajaba durante la noche en un sermón para su pequeña congregación. Su esposa le preguntó sobre el porqué estaba empleando tanto tiempo en un mensaje que sería escuchado por tan pocas personas, a lo cual el ministro le respondió, “Te olvidas, mi querida, lo extensa que será mi audiencia”.

Cuando recuerdas que tu audiencia es el cielo, eso te dará mucho más valor para continuar adelante cuando piensas que nadie está viendo lo que estás haciendo aquí en la tierra. Dr. Havner añadió, 
“Nada es trivial aquí si el cielo está mirando. Debemos jugar un mejor partido si recordamos quién está en las gradas”.

Así que madres, cuando piensen que nadie les ve y que nadie aprecia todos esos pequeños detalles que tienes cada día para con tu familia, recuerda que los ángeles las están observando.

Cuando te sientas tentada a tirar la toalla —cuando te canses, cuando te sientes débil en tu corazón, cuando te canses de hacer las cosas correctamente—sé fiel, porque los ángeles están observando.

Cuando te sientes sola y tentada a caer en ese pecado que tan fácilmente te acosa. Dios está observando, y los ángeles están observando.

Finalmente, los ángeles nos ministran de otra forma. Las Escrituras nos enseñan que en el momento de nuestra muerte, los ángeles nos toman y nos escoltan hacia el cielo. Hay un versículo en Lucas capítulo 16 que nos indica esta afirmación.

¿Recuerdas la historia que Jesús dijo sobre el mendigo Lázaro que había estado pidiendo en la puerta del hombre rico hasta su muerte? Cuando ellos murieron, la Escritura dice que el mendigo fue llevado (la palabra aquí es escoltado) por los ángeles en la presencia de Dios.

Creo que nos da una idea sobre lo que pasa en ese momento de nuestra muerte. Normalmente no podemos ver este acontecimiento cuando alguien muere. Quizás no podamos verlo cuando muramos nosotros. Pero Dios envía a Sus ángeles santos para escoltar a Sus siervos, a Sus hijos, de esta vida a la siguiente.

Hace muchos años, fui responsable de dirigir un campamento para niños; niños en edades tempranas —primero, segundo y tercer grados—venían cada día. Teníamos consejeros en el campamento y los niños se iban a la casa en la noche.

Bien, ese verano en particular, el 4 de julio resultó ser miércoles, así que tomamos el día libre en el campamento. Nuestros consejeros, quienes eran estudiantes en una universidad cristiana local, se fueron a escalar a las montañas Blue Ridge. Ese día me encontraba en la casa estudiando y preparando la lección que ensenaría a los niños al día siguiente.

Como el Señor iba disponiendo, me preparaba para enseñar un mensaje sobre el momento en que Jesús levantó a Lázaro de la muerte. Así que estaba pensando en todo este tema de la resurrección y cómo les enseñaríamos a los niños sobre la resurrección.

Recibí una llamada en la casa de uno de los consejeros, quien me dio la noticia que mientras estaban en la excursión una de las jóvenes había resbalado en el camino, se había caído y había fallecido de forma instantánea.

Al día siguiente tuvimos campamento. Tuvimos que regresar y decirles a los niños lo que había sucedido con Miss Vicki, su consejera de campamento. Compartí con esos niños, pensando en este pasaje de los ángeles escoltándonos al cielo y sobre otros pasajes como el que nos dice que Dios envía Sus ángeles para sostenernos, para guardarnos no sea que tropecemos contra una piedra.

Le dije a los chicos que nosotros no podíamos ver lo que había sucedido aquella mañana, pero que Dios le había dicho a uno de Sus ángeles, “Quiero que vayas y tomes a Miss Vicki, y quiero que la traigas a Mí hoy”. Entonces cuando nos toca ver lo sucedido a Miss Vicki que se resbaló y en esa caída , lo que realmente pasó es que los ángeles la tomaron y la llevaron a Dios en los cielos.

Cuando enfrentas la muerte, como todos lo haremos temprano o tarde, y cuando enfrentas la muerte de aquellas personas que amas, si son hijos de Dios, creyentes en Jesucristo, sabes que ellos no se fueron solos a su siguiente vida; ellos fueron escoltados. ¡Solo imagínate esa escolta de ángeles en la presencia de Dios para vivir con Él para siempre!

Leslie: ¿Sabías que los ángeles te escoltarán un día a la presencia de Dios? Nancy Leigh DeMoss nos ha estado mostrando lo que las Escrituras nos dicen acerca del ministerio de los ángeles. Ella estará de vuelta para orar y concluir esta serie, El ministerio de los ángeles en la vida de los creyentes.

Si te has perdido alguna de estas series, todavía es fácil escucharlas. Visita AvivaNuestrosCorazones.com.  Puedes leer el texto o descargar el audio.

Por favor, quédate con nosotros, para Aviva Nuestros Corazones en nuestro próximo programa..

Mañana tendremos con nosotros a Barbara Rainey, quien nos animará a cultivar un estilo de vida de gratitud, una buena exhortación para comenzar un nuevo año.

Ahora vamos a orar con Nancy.

Nancy: Gracias Dios, por Tus santos ángeles y por como ellos nos ministran como Tus mensajeros, como ellos traen gracia a nuestras vidas en tiempos de necesidad. Señor, mientras vivamos aquí en la tierra, recuérdanos que estamos siendo observados, que en nuestros momentos privados, en nuestros momentos de lucha, en nuestros momentos de debilidad y de cansancio, los ángeles nos están observando. Queremos vivir el tipo de vida que haga que ellos te aplaudan.

Señor, a medida que enfrentamos la muerte —ya sea nosotros o de alguien que amamos— lo que es el momento de la muerte, permite que no temamos si somos Tus hijos y hemos colocado nuestra fe en Jesucristo, sabiendo que Tú caminas con nosotros por el valle de sombra de muerte y que cuando llegue el momento Tu mandarás a Tus ángeles para escoltarnos a Tu presencia. ¿Qué más gozo que este?

Gracias a Ti, Señor, por el regalo de esos ángeles. Oramos en el Nombre de Jesús, amén.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

Tenemos algunos artículos en Español disponibles en esta página de www.AvivaNuestrosCorazones.com. Usted puede imprimirlos y usarlos. Visite este enlace para que vea los temas disponibles: PDF Downloads.

Derechos Reservados. Aviva Nuestros Corazones. Escrito por Nancy Leigh DeMoss. Usado con permiso. www.AvivaNuestrosCorazones.com.

Luz en medio del Dolor

DÍA 15

Salmo 13

Dosis: Pruebas y Fe

Luz en medio del Dolor

¿Hasta cuándo, SEÑOR, me seguirás olvidando? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? ¿Hasta cuándo he de estar angustiado y he de sufrir cada día en mi corazón? ¿Hasta cuándo el enemigo me seguirá dominando? SEÑOR y Dios mío, mírame y respóndeme; ilumina mis ojos. (Salmo 13:1–3) (NVI)

¿Qué sentimientos producen en ti estas palabras? ¿Imaginas al salmista pronunciando y escribiendo estos versos? ¿Qué crisis atravesaba? ¿Qué rompía su corazón? ¿Qué lo atormentaba? Enfermedad, persecución, ausencia, pérdida, muerte. Lo cierto es que sufre profundamente y clama: “¿Hasta cuándo?”

Hubo una época en la vida en que le hice a Dios la misma pregunta. Él permitió la crisis y el dolor por un largo periodo. Llegó el momento en que pensé que ya era suficiente, que no resistiría más, y gemí: “¿hasta cuándo?” La desesperación y la aflicción pueden llevarnos a un clamor intenso. Pero lo positivo es que ese clamor nos acerca a Él y nos hace entender, que Dios permite el dolor y a veces no interviene en el momento que lo esperamos para calmarlo, pero siempre su presencia está con nosotros y finalmente nos liberará: “Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo”.

El salmista insiste y le dice: mira, respóndeme, alumbra: “SEÑOR y Dios mío, mírame y respóndeme; ilumina mis ojos. Así no caeré en el sueño de la muerte; así no dirá mi enemigo: «Lo he vencido»; así mi adversario no se alegrará de mi caída.”

Dios responde, nos mira, nos escucha, alumbra nuestros ojos para que veamos las cosas desde su perspectiva. Nos da una nueva luz. Cuando salí de la crisis entendí que Dios había trabajado con mi carácter, había cimentado mi fe, me había enseñado la dependencia y el valor de la oración. Y en su soberanía, Él utilizó mi aprendizaje espiritual de aquella etapa de la vida para consolar a muchas personas.

Me encuentro escribiendo en un tercer piso, abajo hay un bello parque, yo estoy a la altura de las copas de los árboles. Tengo una perspectiva diferente de la vida desde aquí, de quienes transitan abajo. El salmista culmina el salmo con una nueva perspectiva, ha reemplazado la preocupación por la alabanza y la gratitud: “Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. Canto salmos al SEÑOR. ¡El SEÑOR ha sido bueno conmigo!”.

Oración: Señor enséñame a confiar, a esperar tu liberación con fe, a mirar con tus ojos las dificultades de mi vida. Amén.

De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 30). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.

Lo que ocupa el primer lugar en sus pensamientos

Mujer Para la Gloria de Dios

Lo que ocupa el primer lugar en sus pensamientos

09/08/2014

Radio Eternidad es una Emisora de Sana Doctrina, que Busca impactar el mundo a través del Evangelio.

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Programa de radio transmitido por la emisora cristiana “Radio Eternidad”, que busca ayudar a las mujeres cristianas a vivir de una manera sobria, justa y piadosa, entendiendo y desempeñando el rol que Dios les ha otorgado en una sociedad bajo la constante influencia del engaño del maligno.

Cuestionado

Martes 3 Septiembre

(Jesús dijo:) De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.

Mateo 18:3

Cuestionado

Desde el principio el hombre recibió del Creador todo lo necesario para ser feliz en la tierra. Ahora bien, muy a menudo no lo es, ¡es lo menos que podemos decir! Culpa fácilmente a su entorno, a los problemas cotidianos, a la sociedad o a Dios mismo. Pero, ¿acaso no tiene su propia responsabilidad en sus desdichas? Su propia visión, ¿no es distorsionada? ¡Podría preguntárselo!

Reflexionemos: el hombre se cree libre, pero es esclavo de sus pasiones. Prepararse para la eternidad, cosa absolutamente prioritaria, le parece inútil. Busca su bien en el placer, en lugar de buscar su placer en el bien. Considera a Dios como su enemigo, en vez de aceptar la maravillosa gracia que él le ofrece. Y todo esto es la consecuencia de un mal interior del cual el ser humano no puede salir por sí mismo, mal que lo ciega, distorsiona su juicio, destruye su voluntad y lo arrastra a su perdición: ese mal es el pecado.

Para que una persona sea feliz es necesario que pase por un cambio interior. Ese cambio se llama la conversión. Es el acto por medio del cual uno acepta, sin condiciones ni falsas excusas, su fracaso moral, entregándose a Dios para ser salvo; acto por medio del cual uno se declara incapaz de cambiar su naturaleza y confía en Jesús para recibir una vida nueva; es el acto por el cual la criatura extraviada, sin esperanza en sí misma, se vuelve a su Creador, el culpable a su Salvador, el hijo perdido a la casa paterna.

La conversión rompe el orgullo del hombre, y le abre un camino de felicidad con Dios.

2 Crónicas 19 – 1 Corintios 11:1-22 – Salmo 103:6-12 – Proverbios 22:17-19

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.ch – labuena@semilla.ch

 

La escritura en la pared – 5/7

Iglesia Evangélica de la Gracia

El Evangelio según Daniel

La escritura en la pared – 5/7

David Barceló

 

David Barceló

David es licenciado en Psicología y graduado de los seminarios Westminster en California (MA) y Westminster en Filadelfia (DMin). Es miembro de la NANC y graduado en Consejería Bíblica por IBCD. David ha estado sirviendo en la Iglesia Evangélica de la Gracia, desde sus inicios en mayo de 2005, siendo ordenado al ministerio pastoral en la IEG en junio de 2008.

DIOS ES QUIEN LO GARANTIZA

Septiembre 2

DIOS ES QUIEN LO GARANTIZA

Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.
JUAN 10:29

Lamentablemente, muchos creyentes a lo largo de la historia de la iglesia, incluso muchos en la actualidad, se han negado a creer que Dios garantiza la seguridad eterna de ellos. Tal negación se deriva de la errónea convicción de que esa salvación es un esfuerzo cooperativo entre las personas y Dios. Tal razonamiento dice que un Dios Todopoderoso no dejará de hacer su parte, pero que un cristiano falible pudiera dejar de hacer la suya.
Pero el creer en lo que dice la Biblia acerca de la salvación, que viene solo de un Dios soberano, lo llevará a la confianza de que su salvación es segura. Si la salvación es toda de Dios, entonces puede saber con certeza que Él no dejará de asegurarla. Cualquiera que sea verdaderamente hijo de Dios no tiene nunca que temer perder su ciudadanía en el cielo. Y si usted lo es, puede confiar en las palabras de Cristo del versículo de hoy de que “nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre”.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com

Usted podrá reproducir este contenido de Gracia a Vosotros sin fines comerciales de acuerdo con la política de Derechos de Autor de Gracia a Vosotros. Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org

4/6 – ¿CÓMO SER EL HIJO DE UNA MADRE FELIZ?

El Amor que Vale

Cómo Fortalecer a su Familia

4/6 – ¿CÓMO SER EL HIJO DE UNA MADRE FELIZ?

Adrian Rogers

 

El Dr. Adrián Rogers es un predicador, evangelista y maestro de Biblia. Presenta las Buenas Nuevas de Jesucristo con firme convicción a través de su ministerio de radio y televisión, EL AMOR QUE VALE.

Más acerca del Dr. Adrián Rogers:

http://www.lwf.org/eaqv

https://www.youtube.com/channel/UCZzYpoVHFyZ3GKddF9YGZ1A

19- Valores Invertidos

Entendiendo los Tiempos

Primera Temporada

19- Valores Invertidos

ENTENDIENDO LOS TIEMPOS

Surge en el 2013 como programa de radio bajo la cobertura de la emisora cristiana Radio Eternidad en la estación 990am. Las temáticas de nuestro programa son diversas y contemporáneas con las necesidades que se presentan  hoy en día en la sociedad. Todo tema es llevado a la luz de la Palabra de Dios que es la única mediadora entre los hombres y la única verdad que puede hacerle libre. Tratamos diferentes temas con el propósito de entender el presente bajo una cosmovisión bíblica y actuar en base a esta. Con nuestro productor Andrés Figueroa y el equipo de Gracia TV, quienes semanalmente transmiten este programa en un formato para Radio y TV.

http://www.entendiendolostiempos.org/

La Majestad de Dios

Ministerios Ligonier

Renovando tu Mente

La Majestad de Dios

R.C.Sproul

Varios años atrás estaba en el Oeste de Pennsylvania porque fui invitado a hablar a una universidad en la zona industrial cerca de Pittsburgh. Tuve que tomar un bus desde el centro de Pittsburgh hasta el campus donde se realizarían los eventos; era un bus local, uno de esos buses que pasan a través de pueblos industriales bastante pobres al oeste de Pensilvania.

Quizás ustedes no sepan, pero en esa época el oeste de Pensilvania estaba muy deteriorado como quizás ninguna otra área en el país como resultado del declive de la industria del acero. Mi visita fue en la tarde de un día de invierno, y el bus mismo estaba sucio y las ventanas empañadas, lo que arrojaba un manto de oscuridad al mirar por las ventanas ese día gris de noviembre. E iba pasando a través de cada uno de esos pequeños pueblos donde veía tienda tras tienda tapiadas con signos de “cerrado” colocados afuera.

Tuve una abrumadora sensación de tristeza mientras observaba a la gente subir y bajar a lo largo de la ruta. La gente subía con una postura encorvada, con los hombros caídos. Se podían notar las líneas de desesperación en sus rostros. Y mientras veía esto, con esa actitud melancólica que estaba experimentando, me preguntaba si esas personas tenían algún tipo de esperanza. ¿Hay esperanza para esos pueblos?

Observo las fachadas externas, los edificios están deteriorados, las calles sin reparar; y pienso en todas las esperanzas que fueron puestas en los edificios de esos pueblos. Y ahora solo vemos la evidencia del deterioro, de la muerte y de la desesperanza. Y mientras estaba en esa actitud contemplativa, de repente pasamos por el frente de una tienda que había sido convertida en la fachada de una iglesia, y con un lenguaje simple y con un tipo de letrero de neón había una cruz en la ventana de la tienda. Y pensé en eso y me dije: ahí está el símbolo universal de la esperanza.

Eso me puso en alerta y empecé a mirar con mayor detenimiento, y descubrí que no podía pasar por ninguna cuadra de la ciudad sin que en algún lugar no viera el signo de la cruz. Y mientras observaba empecé a reflexionar. Y pensé, ustedes saben, en lo que estoy sentado aquí preocupándome por la desesperanza, y aún cuando lo estoy pensando ahora mismo, en algún lugar de este mundo hay un grupo de personas sentadas a la mesa comiendo pan y bebiendo de la copa en memoria de Cristo.

Y empecé a darme cuenta que no hay un solo segundo que pase por el reloj sin que haya algún lugar en la tierra donde haya gente celebrando la venida de Cristo al mundo y el triunfo de Cristo sobre la oscuridad, sobre la fealdad y la desesperación. Y así, por un breve segundo, tuve un entendimiento gráfico de la gloria de Dios, la gloria de Dios que no puede ocultarse ni esconderse bajo la fachada del deterioro o muerte.

Y pensé en el sexto capítulo de Isaías, cuando los ángeles cantaban la respuesta antifonal celebrando la santidad de Dios mientras se decían uno a otro, “Santo, santo, santo es el Señor, Dios de los ejércitos” Ellos añaden al coro las siguientes palabras,“Toda la tierra está llena de su gloria”. Piensen en esto. No solo está diciendo que hay pruebas ocultas escondidas detrás de las puertas, ocultas bajo las rocas, veladas a nuestra vista de la gloria de Dios, sino que la tierra está llena con la evidencia de la gloria de Dios.

Hace poco leí un libro escrito por el que quizás es el teólogo judío más famoso y talentoso en Estados Unidos, Abraham Heschel. En el libro habla acerca de la vida en Estados Unidos en el siglo XX. Él habla que lo que nos caracteriza en el siglo XX es nuestra superficialidad, el haber llegado a ser personas que están satisfechas con hojear la superficie de la vida, interesados sólo con imágenes e impresiones de los medios, no con la verdad intensa y profunda, sino sólo con pequeños fragmentos que nos entretienen, pero que no nos detienen en un llamado serio a una reflexión. Somos pragmáticos. Deseamos ser prácticos. Y en nuestra ocupada practicidad vamos por la vida cegados a las profundidades de la realidad que nos mira fijamente a los ojos.

El apóstol Pablo en el primer capítulo de Romanos describe la situación que es común a la humanidad. Pablo nos dice en Romanos 1 que desde el mismo inicio del tiempo, desde el mismo comienzo de la creación Dios se ha revelado a sí mismo y continúa revelándose a sí mismo a través de la naturaleza. Él dice allí, “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas…”Pero luego él lleva al mundo entero delante del Tribunal de Dios y los evalúa en términos de una formulación de cargos universal, debido a que el pecado básico y primordial de la humanidad, de acuerdo a Pablo, por el cual todos somos culpables y nadie se puede excusar, es que sostenemos esta verdad de la revelación en un espíritu de impureza. La resistimos, la reprimimos, la enterramos, la enjaulamos.

Entonces el apóstol dice que “… la ira de Dios se revela…” contra el mundo entero, y la razón de su enojo es porque reprimimos y suprimimos la gloria que Él manifestó aun en la naturaleza misma. Y añade que nuestra propensión es a cambiar la verdad de Dios por la mentira, y servir y adorar a las criaturas en vez de al Creador.

Esa es nuestra inclinación natural, una inclinación hacia la idolatría, fijando nuestra mirada en las cosas de este mundo y nunca reconociendo cómo las cosas de este mundo guían nuestra atención más allá de este mundo a la gloria y a la majestad de su Creador. El pecado fundamental, de acuerdo al apóstol, es que rechazamos el honrar a Dios como Dios, ni tampoco somos agradecidos.

Entonces, lo que Pablo está describiendo es similar a lo que el salmista dice cuando señala, “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos”. Todo eso simplemente hace eco a lo que los ángeles están declarando en el cielo mismo, que toda la tierra está llena de su gloria.

Si la tierra está llena de la gloria de Dios, no tenemos que ser genios científicos para encontrarla. No necesitamos un microscopio. No necesitamos un telescopio como el Hubble para tener un vistazo de la majestad de Dios. Está en todas partes.

Todo el mundo, dijo alguna vez Calvino, es un glorioso teatro de la majestad de Dios. Pero caminamos en ese teatro como hombres y mujeres vendados, quienes voluntariamente han vendado sus ojos. Cerramos nuestros ojos y no miramos a lo que está justo delante de nuestros ojos. La claridad manifiesta de la majestad de Dios nos rodea por completo.

Y así como Heschel, el teólogo judío, indica que, de alguna manera, hemos sido inoculados con eso y estamos inmunes ahora. Hemos perdido nuestra capacidad de asombro. Hemos trivializado el teatro de la gloria divina, y caminamos por ella impermeabilizados a la maravilla y al asombro.

Ahora quiero que veas el contraste entre nuestra respuesta a la manifestación de la gloria de Dios y lo que Isaías describe que toma lugar en su visión, mientras oye a los serafines afirmando, “Santo, santo, santo es el Señor de los Ejércitos. Toda la tierra está llena de su gloria”. Lo que sigue inmediatamente en el texto es extraordinario. Él dice, “Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba… y la casa se llenó de humo”. Ahora Isaías está dándole un vistazo al templo celestial, y mientras las voces están cantando de la santidad de Dios, las puertas del templo interior del cielo mismo están repentinamente temblando en sus bases y vibrando ante el espectáculo de la gloria divina.

Hace unos años atrás visité una prisión de máxima seguridad con Lem Barney, quién por muchos años fue un jugador profesional de Fútbol americano. Ambos estábamos en el Directorio del Ministerio Prison Fellowship. Entramos a esa prisión y Len se puso al frente de cientos de hombres endurecidos, hombres rudos, y empezó a cantar la canción de niños: “Otros, Señor, sí, otros, ayúdanos a vivir por ellos”.

No podía creer que este jugador de fútbol profesional tuviera la humildad para cantar una canción tan sencilla. Y, a su estilo, empezó a hablar a esos hombres de las riquezas de Cristo y de la gloria de Dios. Y a la mitad de su presentación, se detuvo y preguntó a esos hombres, ¿Eso los enciende? Y no hubo respuesta; pausó por un momento y luego él dijo, “señores, si esto no los enciende, entonces ustedes no tienen ningún interruptor”. Y todos se rieron. Y pensé que estaba en lo cierto. Si no podemos emocionarnos con la gloria de Dios, entonces algo está mal, algo no está funcionando en nuestras almas, porque en ese texto, cuando la gloria de Dios es presentada de forma simple y su santidad está radiando a través del santuario, las puertas y las columnas del templo son movidas. Esas son cosas y objetos inanimados. Las puertas no tienen espíritus. Las puertas no tienen almas. Las puertas no tienen mentes; pero aun esos objetos hechos de madera o metal fueron movidos por la presencia de Dios.

Y la comparación es una que los profetas hacen repetidamente, ¿no es cierto? Que ellos dicen que nosotros, los que rechazamos ser movidos por la grandeza de Dios no tenemos tanta sensibilidad como los animales. “El buey conoce a su dueño…” y textos como esos. Y él habló de cómo esos animales—el burro, el caballo y otros hacen por naturaleza lo que Dios decidió que hicieran, y ellos tienen un mayor sentido para responder a su Creador en obediencia de la que tenemos nosotros porque la hemos perdido.

Una encuesta hecha en los Estados Unidos hace unos años preguntó quién hizo que ya no fueras a la iglesia y por qué dejaron de asistir. No era una encuesta para los que nunca habían ido a la iglesia. Era una encuesta preparada para preguntar a aquellos, literalmente millones de personas que en alguna oportunidad estuvieron involucrados en la vida de la iglesia y luego la abandonaron. Y en esa encuesta particular, la razón número uno por lo que las personas dejaron de asistir a la iglesia fue porque la iglesia era aburrida.

La segunda respuesta más frecuente que apareció en la encuesta era que ellos consideraban irrelevante a la iglesia. Ahora, cuando leo las páginas de la Escritura, de forma particular las páginas del Antiguo Testamento, cada vez que un episodio comunica que el pueblo tiene ese vistazo momentáneo de la gloria de Dios revelada, hay una multitud de respuestas humanas variadas que están registradas.

Algunos se regocijan y manifiestan un sentido de emoción y júbilo al haber estado presentes, al haber visto la manifestación de la gloria. Otros son afectados con un ánimo sombrío de silencio y se quedan paralizados.

Pero la reacción que es más común es la reacción del miedo paralizante—los pastores en los llanos fuera de Belén, a la mitad de la noche, de repente fueron testigos del sonido y la manifestación de luces más espectacular que el mundo jamás haya visto.

Cuando de repente aparece en el cielo un ejército celestial, y la gloria de Dios brilla totalmente, ¿qué es lo que dice la Escritura? “… y tuvieron gran temor”. Esa es la reacción normal a cualquier manifestación visible de la gloria de Dios. Sin embargo, las reacciones podrían diferir entre los seres humanos a la santidad de Dios. Algo que nunca encontrarás en la Escritura es alguien que esté aburrido en la presencia de Dios, o alguien que sale de un encuentro con el Dios viviente y dice que fue irrelevante.

No hay un encuentro que pueda tener un ser humano que sea más relevante para la vida diaria que encontrarse con el Dios viviente. Si la gente está aburrida en la iglesia el domingo en la mañana, lo que me dice es que, de alguna manera, la presencia de Dios, el carácter de Dios, el Dios tal como es, no se ha manifestado allí.

Una mujer se me acercó un día. Ella estaba amargada y enojada, y estaba enojada con su pastor. Y le pregunté, ¿Cuál es el problema? Ella me dijo que estaba enojada con su pastor. Le pregunté por qué. Ella dijo porque tenía la convicción de que él, de forma sistemática, hacer todo lo que está en su poder para esconder el carácter de Dios de ellos el domingo en la mañana. El pastor está tan temeroso de que podría ofender a alguien, de que a alguien no le guste oír que Dios es santo, que es soberano o que Dios es capaz de airarse, que él nunca habla de eso. Él ha desarmado a Dios. Le ha quitado los dientes a Él, le quitó las garras y dientes. Le ha quitado todo lo que podría causar temor.

Y así ese Dios ahora se ha convertido en algo inocuo; por eso estamos muertos de aburrimiento. Uno no fue creado para aburrirse con la gloria de Dios. Tienes que estar espiritualmente muerto para aburrirte con la gloria de Dios, porque la gloria de Dios llena la tierra. ¿Cuándo fue la última vez que la notaste?

 

CORAM DEO

En nuestro pensamiento Coram Deo para este día quisiera que pensemos en la siguiente pregunta, ¿Cuán práctico es el pragmatismo? ¿Cuán práctico es realmente ir por la vida estando muy preocupado con las cosas del momento que nunca nos detenemos para penetrar la superficie? Cuando entendemos que solo bajo la superficie hay un millar de puntos de luz—no de luz política, no luz social, sino la luz de la radiante gloria de Dios.

No hay nada más práctico, nada que cambie más nuestra práctica de forma radical que estar cara a cara con la gloria del Dios santo. La evidencia de ello está a nuestro alrededor. Si no lo has visto, quizá has estado con los ojos cubiertos. Y es tiempo de quitar el velo y abrir los ojos al episodio glorioso de la gloria de Dios que está en todo tu derredor.

Renovando Tu Mente es un ministerio de alcance en español de Ligonier Ministries, una organización internacional de enseñanza y discipulado cristiano fundada en 1971 por el Dr. R.C. Sproul.

Dios usa Su Palabra para cambiar vidas. En Romanos 12:2, Pablo dice a los cristianos, «transformaos por medio de la renovación de vuestra mente». Nuestro objetivo es presentar fielmente la verdad de las Escrituras, ayudando a las personas a saber lo que creen, por qué lo creen, cómo vivirlo, y cómo compartirlo.

Dios llama a Su pueblo a ser transformado por la renovación de su mente. Para ayudar con esto, Renovando Tu Mente transmite una enseñanza semanal que expone las glorias de Dios reveladas en la Biblia en el contexto de la cultura, la filosofía, la apologética, la ética y la historia de la Iglesia. Queremos ser como un puente sobre la brecha entre la escuela dominical y el seminario —equipando a los oyentes para la vida cristiana.

http://www.ligonier.es

Enviados a rescatar – 1/2

Aviva Nuestros Corazones

El ministerio de los ángeles en la vida de los creyentes

Enviados a rescatar – 1/2

Nancy Leigh DeMoss

Nancy Leigh DeMoss: Déjenme contarles de una mujer llamada Imelda. Un día, ella hizo una búsqueda en Internet sobre el control de la lengua. Eso la llevó a AvivaNuestrosCorazones.com donde comenzó a devorar los artículos y las transcripciones diarias.

Imelda: Yo estaba buscando mensajes prácticos sobre la lengua. Busqué en Internet y me encontré con la página web de Nancy.

Nancy: Es realmente difícil enviar los recursos a Imelda. Esto es porque ella vive en los Emiratos Árabes Unidos. En caso de que no estés seguro de dónde se encuentra, eso está en el Medio Oriente. Así que Imelda descarga el audio del programa de Aviva Nuestros Corazones cada día y hace copias en CD para las mujeres de su iglesia. Imelda se presentó en una de las conferencias de True Woman en el 2010, haciendo el viaje largo desde el Medio Oriente. Cuando nos reunimos en esa conferencia, me entregó unas fotos de un grupo de mujeres de su iglesia en los Emiratos Árabes Unidos. Ella ha formado un grupo de 60 mujeres, un grupo que ellas han llamado la Hermandad de la Feminidad Verdadera.

Tu donación permite que Aviva Nuestros Corazones esté disponible en Internet en sitios como los Emiratos Árabes Unidos y en gran parte del resto del mundo.

Imelda: Estoy agradecida de que otras estén escuchando, porque quiero que experimenten los cambios que Dios trajo a mí vida a través de los mensajes de Nancy.

Nancy: Eso es solo una pequeña ilustración de la multiplicación que ocurre en todo el mundo cuando las mujeres escuchan Aviva Nuestros Corazones y lo comparten con otras en su esfera de influencia.

Leslie Basham: Al entrar en una tienda de regalos de hoy, uno pensaría que el propósito de los ángeles es la venta de calendarios, placas y baratijas. ¿Cuál es el verdadero propósito de los ángeles? Aquí está Nancy Leigh DeMoss.

Nancy: Los ángeles tienen una función principal, una ocupación, un llamado eterno, que es servir a Dios y hacer Su voluntad.

Leslie: Este es Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

Todos sabemos que los ángeles juegan un papel destacado en la historia de la Navidad. Pero, ¿te has percatado de que los ángeles juegan un papel importante en otros relatos bíblicos también?

Nancy va a ayudarte a entender lo que dice la Escritura acerca de estos seres misteriosos en una serie llamada El ministerio de los ángeles en la vida de los creyentes.

Nancy: Cuando miras alrededor hoy, vemos que hay un enorme interés en el tema de los ángeles. Entras en una librería y encuentras libros acerca de los ángeles,  poesía sobre los ángeles o historias de supuestos o reales encuentros con los ángeles.

Tenemos programas de televisión que destacan a los ángeles. Entras en una tienda de regalos y verás imágenes y estatuillas y joyas y tarjetas y  a los ángeles por todas partes.

Creo que sabes que mucho de lo que escuchamos acerca de los ángeles hoy en día simplemente no es verdad. Y ¿cómo sabemos si es verdad o no? Pasamos toda esta información por el filtro de las Escrituras, a través de la red de la Palabra de Dios, y evaluamos la información por lo que leemos en la Palabra de Dios.

Pero el hecho de que la gente esté diciendo hoy un montón de cosas acerca de los ángeles, todas producto de su imaginación, no nos debe llevar a pasar por alto lo que es cierto acerca de los ángeles;  lo que la Escritura nos revela sobre este tema tan importante.

Existen aproximadamente 300 referencias sobre los ángeles en las Escrituras, mucho más, por cierto, que sobre Satanás y los demonios.

Como quizás ya sabes, la palabra ángel significa «mensajero». Los ángeles son mensajeros de Dios. Ellos son seres creados. Es por eso que no deben ser adorados. Solo el Creador ha de ser adorado. Ellos son inmortales. Pero ellos no son eternos, porque tienen un punto de partida. Dios los creó, pero son inmortales. Ellos viven para siempre.

Quizás te preguntes ¿cuántos ángeles hay? No lo sabemos. Pero sí sabemos que hay un gran número de ángeles. Apocalipsis, capítulo 5 habla de miles y miles de ángeles. Puedes hacer la multiplicación y saber que hay un montón de ellos (ver versículo 11). En Hebreos, capítulo 12 se nos dice que hay ángeles innumerables, más de los que podríamos contar (ver versículo 22).

Y como hemos dicho, los ángeles no deben ser adorados. No debemos dirigirnos a ellos en oración. Ellos son siervos de Dios que cuidan de Sus asuntos en el mundo. Los ángeles tienen una función principal, una ocupación, un llamado eterno, y es servir a Dios y hacer Su voluntad.

Me encanta ese pasaje en el Salmo 103, donde se llama a toda la creación a bendecir al Señor, pero al final de ese pasaje, el salmista dice,

“Bendecid al SEÑOR, vosotros sus ángeles, poderosos en fortaleza, que ejecutáis su mandatos obedeciendo la voz de su palabra. Bendecid al SEÑOR, vosotros todos sus ejércitos,  que le servís haciendo su voluntad.” (vv. 20-21).

En ese texto podemos ver que los ángeles son criaturas poderosas. Son poderosos, no tan poderosos como Dios, de ninguna manera, pero sí hacen Su voluntad. Obedecen Su Palabra, y hacen Su voluntad. Ellos son siervos obedientes de Dios, y existen para agradarle a Él.

Ahora, como sabes, la Escritura dice que Dios nos creó para ese mismo fin. Fuimos creados para Su beneplácito. Apocalipsis, capítulo 4, el versículo dice 11 dice que Dios nos ha creado para que le sirvamos, para que le demos placer. Mientras estudiaba este asunto de los ángeles, me preguntaba. ¿Qué tal estoy cumpliendo con mi llamado?

Sabemos que los ángeles hacen lo que fueron creados para hacer. Ellos fueron creados para servir a Dios y para darle placer, y eso es exactamente lo que ellos hacen. Pero la pregunta es: ¿Estoy yo cumpliendo con el propósito para el cual fui creada? ¿Estás cumpliendo tú con el propósito para el cual fuiste creada; el de servir a Dios y agradarle?

Cuando oramos el Padre Nuestro, la oración que el Señor enseñó a sus discípulos a orar decimos: «Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo.» (Mateo 6:10), en un sentido lo que  realmente estamos orando es poder hacer aquí en la tierra lo que los ángeles hacen en el cielo. ¿Qué hacen los ángeles en el cielo? Ellos adoran a Dios, le bendicen, le sirven, y le obedecen.

Estamos orando: «Señor, ayúdanos a ser tan fieles en el cumplimiento de nuestro llamado aquí en la tierra, como los ángeles lo son en el cielo». Cuando y hacemos esta oración, estamos expresando nuestro deseo, nuestra intención, de obedecer a Dios, de adorarle, como sus santos ángeles en el cielo.

Los ángeles cumplen su función en la creación, su función de servir a Dios y hacer Su voluntad, de tres maneras primordiales.  Al estudiar las Escrituras, la mayor parte de los ángeles caen en una o más de estas categorías.

(1) Ellos cumplen su propósito en la creación a través de la adoración y la alabanza a Dios en el cielo.

¿Recuerdas ese pasaje maravilloso en  Apocalipsis, capítulos 4 y 5 donde se nos permite dar un vistazo al trono en los cielos? (4:8; 5:12-13). Escuchamos  estos a ángeles que están alrededor del trono de Dios —de día y de noche— y claman: «¡Santo, santo, santo, Señor Dios Todopoderoso»! (4:8; 5:12-13).

Adoran a Dios por Su grandeza, por Su poder, Su esplendor, Su majestad, por Su plan de redención. Adoran a Dios en el cielo.

El profeta Isaías vio esta misma visión en el cielo en Isaías capítulo 6, cuando se le permitió ver dentro cielo un trono. Allí vio a los serafines, una clase particular de ángeles, cuya ocupación a tiempo completo era adorar y alabar y bendecir al Señor. Ellos sirven a Dios y le agradan por medio de la alabanza y de las bendiciones.

(2) En segundo lugar también encontramos a lo largo de la Escritura, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, que los ángeles están involucrados en ayudar a Dios a ejecutar sus juicios, aquí en la tierra.

Esto ha sido cierto en el pasado y será cierto al final de los tiempos en esta tierra, cuando Dios mande a sus ángeles. Puedes leer sobre esto en el libro de Apocalipsis cuando habla de cómo se llevará a cabo el juicio de Dios. Muchas veces son los ángeles los que vemos ejecutando los juicios de Dios sobre la tierra.

Y luego hay una tercera forma en que los ángeles cumplen su propósito en la creación, y es donde quiero que nos centremos en estas próximas sesiones.

(3) Los ángeles son mensajeros de Dios, enviados por Dios para ministrar a los creyentes aquí en la tierra.

De manera que ellos adoran y alaban a Dios en el cielo. Ellos ejecutan Sus juicios sobre la tierra cuando Él les ordena hacerlo —lo llevan a cabo y lo cumplen. Y luego también Dios envía a sus ángeles a ministrar a los hijos de Dios; a servir a los creyentes aquí en la tierra.

Quiero que veamos varias formas específicas en que los ángeles están involucrados en las vidas de los creyentes. Creo que esto te animará —tal y como me ha animado a mí, al darme cuenta de que estos mensajeros invisibles de Dios participan diaria y activamente en mi vida y en la tuya, si eres una  hija de Dios.

Cuando nos arrepentimos, la Escritura dice que los ángeles se regocijan.

Recuerda el pasaje de Lucas capítulo 15, cuando Jesús estaba contando algunas historias acerca de personas que habían perdido cosas que eran muy importantes para ellos. Luego encontraron lo que se les había perdido, lo que habían buscado con tanta diligencia. Volvieron a su casa y se regocijaron, y llamaron a sus amigos y a sus vecinos para regocijarse con ellos.

Y Jesús dijo en Lucas capítulo 15, versículo 10, » De la misma manera, os digo, hay gozo en la presencia de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.»  Cuando un pecador se arrepiente, los ángeles hacen una fiesta. Celebran. Cada vez que un pecador se arrepiente en la tierra, se llenan de emoción porque Dios es exaltado, a Quien ellos adoran y aman, y Su voluntad se está haciendo aquí en la tierra como se hace en el cielo.

Ahora bien, existe un momento de arrepentimiento que tiene lugar en el momento de la conversión, pero también después de la conversión, Dios quiere que continuemos arrepintiéndonos. Ese es el Espíritu Santo dentro de nosotros que nos convence de que hemos pecado contra Dios. Deberíamos tener un estilo de vida de arrepentimiento ante Dios mientras Él va revelando algunos asuntos y necesidades en nuestras vidas. Y cuando nos arrepentimos, creo que cada vez que nos arrepentimos, los ángeles se regocijan.

Al meditar sobre el tema de los ángeles regocijándose cuando nos arrepentimos, me hice la siguiente pregunta: si los ángeles se regocijan cuando nos arrepentimos, ¿será posible que también se contristen cuando nuestros corazones se endurecen y nos negamos a arrepentirnos?

Nosotros sabemos que Dios se lamenta. Sabemos que el Espíritu Santo se contrista. No sé. La Escritura no nos dice si los ángeles se apenan o no, pero al ver cómo aman y adoran al Señor Jesús, me parece que bien podrían estar tristes cuando rechazamos el derecho que Él tiene de gobernar sobre nuestras vidas.

Así que al meditar sobre este asunto de que los ángeles se regocijan cuando los pecadores se arrepienten: ¿Estamos dándoles a los ángeles motivo de celebración, o estamos causándoles dolor debido a la falta de arrepentimiento de nuestros corazones?

Entonces yo también me pregunto: ¿Me emociono tanto como los ángeles cuando veo a los pecadores arrepentidos? ¿Tengo ese tipo de alegría y de celebración en mi corazón cuando veo a los pecadores llegando a conocer a Jesús, viendo a las personas arreglar sus cuentas con Dios? Este es un tema de gran regocijo para ellos, y es una de las formas en las cuales los ángeles están involucrados en nuestras vidas como creyentes.

Hay otra manera en que los ángeles nos ministran a nosotros como creyentes. La Escritura enseña que los ángeles acampan alrededor de nosotros. El Salmo 34 el versículo 7 dice que: «El ángel del SEÑOR acampa alrededor de los que le temen, y los rescata.”  Cuando pienso en la palabra acampar, estoy imaginando una barrera, un cerco de protección.

Posiblemente puedes recordar el pasaje de 2da de Reyes el capítulo 6, cuando en medio de la noche, el rey de Siria envió un ejército con caballos y carros para rodear la ciudad donde vivía el profeta Eliseo. Sus instrucciones fueron capturar a Eliseo y llevarlo de regreso al rey.

Cuando llegó la mañana, el siervo de Eliseo salió y vio a este gran ejército y comprensiblemente, él estaba aterrorizado.» Él le dijo a Eliseo: «¿Qué debemos hacer?»

El profeta le dijo a su siervo: «No tengas miedo. Los que están con nosotros son más que los que están con ellos. «Y oró Eliseo y dijo: Dios, por favor abre los ojos de mi siervo para que vea» (Cf. versículos 15-17).

El siervo no era ciego, Él podía ver, pero solo podía ver con sus ojos naturales. Solo podía ver lo visible, lo físico, la realidad de ese ejército alrededor de ellos.

Lo que Eliseo estaba orando era: «Señor, abre sus ojos espirituales para que pueda tener una visión de lo que ha estado allí todo el tiempo, pero que no podía ver con su vista natural. Permítele ver la realidad invisible que nos rodea.» Cuando el Señor abrió los ojos al siervo, miró y vio que las colinas estaban llenas de caballos y carros de fuego alrededor de Eliseo”.

Ves, el enemigo que había rodeado la ciudad no podía llegar hasta Eliseo. Aunque no parecía haber un obstáculo en su camino, si había un gran obstáculo que les impedía pasar. Eliseo fue rodeado por los ángeles de Dios, que formaron una barrera protectora a su alrededor.

Tenemos la tendencia de mirar la realidad visible que nos rodea, a la gente airada, la gente hostil, la gente con problemas, el vecindario peligroso donde tal vez vivimos, y nos preocupamos por algo que pudiera sucederle a nuestros hijos. A la luz de las realidades visibles es fácil ver que hay gente peligrosa alrededor; hay circunstancias peligrosas. Es fácil sentir miedo y ansiedad y empezamos a preocuparnos e inquietarnos porque tenemos nuestra mirada en las cosas que podemos ver.  En las realidades visibles.

Pero si solo nos detuviéramos para darnos cuenta de cuán cerca están Sus ángeles que nos ministran, y de cómo acampan a nuestro alrededor y en torno a nuestros seres queridos, si son creyentes, entonces nunca daríamos cabida al temor.

Piensa en tus hijos, cuando los lanzas al mundo. No hay manera de que puedas estar con ellos en todas partes. Incluso si estás con ellos en todas partes, no  les puedes proteger de toda la maldad de este mundo.

Pero si tus hijos tienen fe en Cristo, Dios protege a esos niños, enviándoles Sus ángeles para que vengan y acampen alrededor de ellos.

Nunca tendríamos miedo, y enfrentaríamos todas las circunstancias de nuestra vida con paz y con fe, si nos detuviésemos y recordáramos que hay una gran multitud de ángeles invisibles que nos rodean.

Ves, el enemigo es muy real, pero no puede llegar a nosotros sin pasar por medio de un ejército de ángeles que acampan alrededor de nosotros. La única manera de conseguir pasar por medio de este ejército es si Dios les da permiso. Eso significa que podemos confiar. No tenemos que temer porque los ángeles acampan a nuestro alrededor.

Hay otra manera como los ángeles ministran a los creyentes y está relacionada a lo anterior. Esto es: y esto es que los ángeles nos protegen del mal. En el libro del Génesis, Jacob al final de su vida habla de «el ángel que me ha rescatado de todo mal» (48:16). Él mira hacia atrás a su vida, y él está consciente de que Dios ha enviado a un ángel para librarlo de todo mal.

El Salmo 91 nos habla de estos ángeles que nos protegen. La Escritura dice en ese pasaje: «Pues Él dará órdenes a sus ángeles acerca de ti, para que te guarden en todos tus caminos. En sus manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra.» (Versículos 11-12). Ellos nos protegen, nos levantan en momentos de daño o de peligro.

En Isaías en el capítulo 63 nos dice que «en todas sus aflicciones [las aflicciones de los Hijos de Israel], Dios fue afligido» (versículo 9). Dios se preocupaba de ellos.  Sentía su dolor, y ¿qué hizo? Él envió el ángel de Su presencia para salvarlos, para liberarlos, para protegerlos de cualquier mal.

Ahora, permítanme sugerir otra manera en la que los ángeles nos ministran a nosotros. Y de nuevo, algunas de estas actividades están estrechamente relacionadas. Los ángeles son enviados no solo para protegernos del mal, sino también para rescatarnos de situaciones imposibles.

Tenemos una serie de ilustraciones de esto a través de las Escrituras, cuando Dios envió a sus ángeles para rescatar a su pueblo de situaciones imposibles. Dos de estos incidentes tienen lugar en la vida de la iglesia primitiva en el libro de los Hechos.

En Hechos capítulo 5 recordarás que los apóstoles fueron arrestados por la predicación del Evangelio, y fueron arrojados a la cárcel. Esa fue una situación imposible. Estaban atados, fueron encarcelados, no podían salir de esa circunstancia.

La Escritura dice que «durante la noche un ángel del Señor abrió las puertas de la cárcel y los sacó» (versículo 19). ¿Cómo abrió el ángel las puertas? No lo sé. Ellos son servidores poderosos de Dios. No tienen tanto poder como Dios, sino más poder que nosotros sobre las fuerzas naturales.

«Pero un ángel del Señor, durante la noche, abrió las puertas de la cárcel, y sacándolos, dijo: Id, y puestos de pie en el templo, hablad al pueblo todo el mensaje de esta Vida. «(Versículo 20). Dios envió a un ángel para rescatar a sus apóstoles de aquella situación imposible.

Ahora, unos capítulos más adelante llegamos a Hechos, capítulo 12. Una situación similar, pero se nos dan más detalles en relación con este pasaje. El rey Herodes arrestó al apóstol Pedro, y lo puso en la cárcel. La noche antes de su juicio. . .  Ahora piensa en el tiempo preciso en el que Dios intervino, lo sabio que es Dios en conocer cuándo exactamente debe enviar a Sus ángeles.

La Escritura habla de la noche antes de su juicio: «… Pedro estaba durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas; y unos guardias delante de la puerta custodiaban la cárcel». (v. 6) No había ninguna manera —aparte de una intervención divina—  en que Pedro pudiera salir de esa situación.

Entonces dice la Escritura en Hechos, capítulo 12, «Y  he aquí, se le apareció un ángel del Señor, y una luz brilló en la celda; y el ángel tocó a Pedro en el costado, y lo despertó diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas cayeron de sus manos.  Y el ángel le dijo: Vístete y ponte las sandalias. Y así lo hizo. Y le dijo* el ángel: Envuélvete en tu manto y sígueme». (vv. 7-8).

El pasaje continúa diciendo que Pedro no tenía idea de lo que realmente estaba sucediendo. Ya te podrás imaginar —quizás un poco aturdido por haberse despertado de su sueño en ese momento. Pensó que estaba viendo una visión. La Escritura dice que «Cuando habían pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que conduce a la ciudad, la cual se les abrió por sí sola; y salieron y siguieron por una calle, y enseguida el ángel se apartó de él».(Versículo 10).

Entonces la Escritura dice, “Cuando Pedro volvió en sí, dijo: Ahora sé en verdad que el Señor ha enviado a su ángel, y me ha rescatado de la mano de Herodes y de todo lo que esperaba el pueblo de los judíos.» (Versículo 11). Pedro reconoció que esto era obra de Dios y que un ángel había sido el instrumento de Dios para llevar a cabo el rescate.

Ahora bien, déjenme decir esto: Los ángeles no siempre rescatan a los hijos de Dios. No nos rescatan de todo problema o de toda situación difícil. Recuerda que, ellos son siervos de Dios, y solo pueden hacer lo que Dios les manda a hacer. No pueden salir corriendo por su cuenta y hacer su propia voluntad. Existen para hacer la voluntad de Dios.

Pienso, por ejemplo, en ese oscuro momento en la cruz cuando el Hijo de Dios estaba muriendo por los pecados del mundo. Solo puedo imaginar, aunque no se nos dice en la Escritura, que los ángeles anhelaban venir a rescatar a Jesús de la cruz, pero Dios les prohibió intervenir. No era el momento de Dios. No era el tiempo de Dios.

Sí, Jesús pudo haber sido rescatado. Pero si Él se hubiese rescatado a sí mismo, o si los ángeles lo hubiesen rescatado antes de tiempo, nunca podríamos haber sido rescatadas de nuestros pecados. Así que Dios permitió que Su Hijo pasara a través de todo ese proceso en la cruz, sin permitir que los ángeles intervinieran.

No mucho tiempo después de esto los primeros cristianos comenzaron a experimentar persecución por predicar el Evangelio. Creo que durante todo ese tiempo los ángeles estaban observando, con deseos de correr a rescatarlos, como un ejército de liberación.

En ocasiones Dios sí los envió a intervenir, para detener las bocas de los leones, para rescatar a sus siervos de algunas de esas situaciones imposibles. Pero en otras ocasiones, por razones que solo Dios conoce, no se les permitió hacerlo. Ellos no tienen la libertad de liberar a quien ellos quieran; solo pueden rescatar cuando Dios les ordena hacerlo.

Entonces te preguntas: «¿Enviará Dios un ángel para rescatarme en medio de mi situación imposible?» Tal vez sí, tal vez no. Sabes, es el misterio de Dios. Tenemos que aprender a estar contentas con este misterio y decir: «Señor, si quieres en este momento sacarme de esta situación, yo sé que puedes, y yo sé que lo harás. Y podrás utilizar los ángeles como Tus instrumentos para ayudar con la liberación. Pero si no lo haces, entonces yo sé que tienes propósitos que son mayores que mi comodidad y mi liberación inmediatas. »

¿Puedes confiar en la decisión que Dios tomará? Di: «Señor, lo dejo en Tus manos.» Y cuando venga el rescate, recuerda mirar hacia arriba y darle gracias a Dios y saber que Él bien pudo haber enviado un ángel, para llevar a cabo ese rescate.

Leslie: El propósito de los ángeles no es inspirar las decoraciones de Navidad. Los ángeles podrían estar protegiéndonos en el día de Navidad de forma que ni siquiera conocemos. Si te perdiste algo del programa de hoy, puedes escucharlo visitando AvivaNuestrosCorazones.com

¿Quién te anima cuando estás deprimida? Es probable que tengas amigas o compañeras de trabajo que te animen de vez en cuando. ¿Sabes que los ángeles nos animan también?  Aprende lo que dice la Biblia acerca de esto, en nuestro próximo programa. Regresa, por favor, regresa con nosotros.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

Voz adicional: Imelda, en la voz de Daiana Martínez.

Gregarios de Lujo, Marcos Vidal, Pescador ℗ 2001 Nuva Music.

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Derechos Reservados. Aviva Nuestros Corazones. Escrito por Nancy Leigh DeMoss. Usado con permiso. www.AvivaNuestrosCorazones.com.