Haré con ellos un pacto eterno, por el que no me apartaré de ellos, para hacerles bien, e infundiré mi temor en sus corazones para que no se aparten de mí. Me regocijaré en ellos haciéndoles bien, y ciertamente los plantaré en esta tierra, con todo mi corazón y con toda mi alma. (Jeremías 32:40-41)
Dios en búsqueda de nuestra alabanza y nosotros en búsqueda de deleitarnos en él son una misma búsqueda. El propósito de Dios de ser glorificado y nuestro propósito de ser satisfechos alcanzan su meta en esta única experiencia: nuestro deleite en Dios, que se desborda en forma de alabanza.
Para Dios, la alabanza es el dulce eco de su propia excelencia en el corazón de sus hijos.
Para nosotros, la alabanza es la cumbre de nuestra satisfacción, que surge de vivir en comunión con Dios.
La deslumbrante implicación de este descubrimiento es que toda la energía omnipotente que mueve el corazón de Dios a buscar su propia gloria también lo impulsa a satisfacer los corazones de aquellos que buscan gozarse en él.
Las buenas nuevas de la Biblia consisten en que Dios no se muestra para nada renuente a satisfacer los corazones de aquellos que esperan en él. Ocurre exactamente lo opuesto: aquello que puede hacernos más felices que ninguna otra cosa es también en lo que Dios se deleita con todo su corazón y con toda su alma.
Con todo su corazón y con toda su alma, Dios se une a nosotros en la búsqueda de nuestro gozo eterno, porque la consumación de ese gozo en él redunda en la gloria de su propia valía infinita.
Devocional tomado del libro “Deseando a Dios”, páginas 53-54
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Marcos Peña Llamado a salvación en algún momento de su adolescencia pues su madre lo expuso desde pequeño a la Palabra de Dios. Siendo un adolescente le predicó el evangelio a otros jóvenes que posteriormente fundaron Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo en 1978. Desde los inicios de nuestra Iglesia fue uno de sus jóvenes líderes, pasando algunos años de estudios teológicos formales entre el 1979 y 1980 en el Instituto Bíblico Quisqueyano. Fue elegido como diácono en febrero de 1987 y en abril del 2001 comenzó a formar parte del cuerpo de pastores de IBSJ. Ha dado clases del Antiguo Testamento en el Instituto Bíblico Logos. Actualmente es responsable del grupo de jóvenes, imparte clases de Escuela Dominical y predica. El pastor Marcos Peña está casado con Carmen Julia Linares y es padre de tres hijas: Ika Marcel, Jennifer y Susan.
