Un tesoro escondido

Un tesoro escondido

1/12/2018

Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo. (Efesios 1:3)

No hay manera de comprender las riquezas que Dios ha provisto para quienes aman a su Hijo. Los tesoros que ha preparado son infinitos. Jesús dijo: “El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo” (Mt. 13:44). El apóstol Pablo cita al profeta Isaías cuando dice: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Co. 2:9).

La buena noticia es que, si amamos al Hijo de Dios, heredamos todas las riquezas del Padre. Si creemos en Cristo, tenemos un tesoro inimaginable.

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La clave para la experiencia

ENERO, 12

La clave para la experiencia

Devocional por John Piper

Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para vosotros, a fin de que teniendo siempre todo lo suficiente en todas las cosas, abundéis para toda buena obra. (2 Corintios 9:8)

Sabemos que la fe en la gracia de Dios para el futuro es la clave para experimentar la generosidad, porque Pablo abraza esta promesa maravillosa: «Y Dios puede hacer que todagracia abunde para vosotros, a fin de que teniendo siempre todo lo suficiente en todas las cosas, abundéis para toda buena obra» (2 Corintios 9:8).

En otras palabras, si quieren ser libres de la necesidad de acumular dinero, si quieren poseer sobreabundancia (¡de gracia!) para toda buena obra, entonces pongan su fe en la gracia de Dios para el futuro. Confíen en la promesa de que «Dios puede hacer que toda gracia abunde para vosotros» en todo momento del futuro con este mismo propósito.

Acabo de decir que fe en la gracia de Dios para el futuro es «la clave para la experiencia» de la generosidad, no para negar el hecho de que también hay una clave histórica. Existe una clave de experiencia y una clave de historia. Al hablar de la gracia que ellos recibieron, Pablo le recuerda a los corintios: «Porque conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, sin embargo por amor a vosotros se hizo pobre, para que vosotros por medio de su pobreza llegarais a ser ricos» (2 Corintios 8:9).

Sin esa obra histórica de la gracia, la puerta de la generosidad que exalta a Cristo seguiría cerrada. Esa gracia del pasado es la clave del amor.

Notemos cómo esa gracia en el pasado funciona en este versículo. Esta creó la base (Cristo se hizo pobre) para la gracia del futuro (de que llegáramos a ser ricos). Es así que la clave históricaa nuestra generosidad opera al poner en nuestras manos la clave para la experiencia de fe en gracia para el futuro.

Por lo tanto, la clave para la experiencia del amor y la generosidad es la siguiente: pongamos nuestra fe firmemente en la gracia para el futuro —la fe en que «Dios puede hacer [en el futuro] que toda gracia [venidera] abunde para vosotros», de manera que cubra nuestras necesidades y que así podamos sobreabundar en la libertad del amor—.

La libertad de avaricia es el resultado de la fe en la gracia de Dios para el futuro.


Devocional tomado del libro “Gracia Venidera”, página 70

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Una Mejor Manera de Educar a un Hijo

Una Mejor Manera de Educar a un Hijo

Instruye al niño en su camino,

Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. (Proverbios 22:6)

Proverbios 22:6 es probablemente el pasaje más conocido en cuanto a la crianza de los hijos y, de manera irónica, el más malentendido. Una interpretación clásica de este proverbio dice algo como esto:

Asegúrate de que tus hijos asisten con regularidad al estudio bíblico y a la iglesia. Enseña a tus hijos para que sepan y obedezcan los Diez Mandamientos; enséñales a orar antes de las comidas, al irse a la cama, y en emergencias. Y asegúrate de alimentarles con una dieta continua de versículos bíblicos. Haz esto temprano porque, ¡cuidado! la rebelión de adolescentes, en donde ellos sembrarán mucha cizaña, los desviará en su jornada espiritual. Cuando su aventura se acabe, volverán a Dios. Puedes contar con esto, porque este versículo tiene la promesa de Dios al respecto.

La interpretación clásica tiene dos strikes en su contra. Primero, hace a un lado las muy coloridas e intrincadas imágenes verbales que usa el poeta hebreo. Segundo, no es cierto en la experiencia. Algunos jóvenes se han rebelado y vuelto, pero otros nunca vuelven, escogiendo más bien seguir en pecado hasta la tumba.

Otra interpretación dice que los padres tienen dos opciones que presentar a sus hijos: la senda justa, sabia, o la senda destructiva y necia. Si se los envía por el camino justo disfrutarán de una vida larga, justa. Esto no es exactamente consejo sabio; ni tampoco muy útil. La sabiduría por lo general ofrece perspectiva que es menos obvia.

Una mejor interpretación de este versículo empieza con un aprecio de la complejidad con que el poeta usa el hebreo. Estos dos versos, de pocas palabras, y sencillos, están repletos de alusión y metáfora poéticas, conllevando sabiduría práctica y consoladora que ningún padre puede el lujo de perdérsela. Lo más importante de estas lecciones se puede hallar en dos expresiones.

Instruye

La palabra hebrea que se traduce “instruye” quiere decir “dedicar,” o “consagrar.” Se la usa sólo cuatro veces en el Antiguo Testamento, tres veces en referencia a la dedicación de un edificio, y una vez en referencia a un niño, en Proverbios 22:6. En varios de los lenguajes semitas brota de un término relativo al paladar o a las encías. Un verbo árabe, muy próximo a esta palabra, describe la costumbre de la partera de mojar su dedo en jugo de dátiles exprimidos a fin de masajear el paladar y encías del recién nacido. Esto estimula el instinto del bebé a chupar, de manera que se le pueda dar de lactar lo más pronto posible. En otras palabras, estimula las encías del bebé a fin de promover el comportamiento que beneficiará al niño. Con destreza y sabiduría utiliza el instinto natural del bebé para guiarle a lo que es mejor para él mismo.

La mejor instrucción paterna se logra cuando optamos por la inspiración en vez de la coacción. Hacemos esto al descubrir los deseos naturales y capacidades singulares del niño o niña, y promoviendo la conducta que le permita desarrollarse según eso.

Esto no quiere decir que meramente permitimos que los niños hagan lo que se les antoja, o que debamos evadir la corrección. Un término muy parecido tiene que ver con el entrenamiento de un caballo. La imagen es la del freno del caballo, que subyuga al caballo con el propósito de dirigir sus energías naturales sin dañar su espíritu. Nótese, sin embargo, que el freno no es un yugo. Sólo el que no sabe pone una cuerda en la boca del caballo para dominarlo. Los jinetes de experiencia saben que el freno del caballo es un punto de contacto en su relación con el animal. Los caballos quieren correr porque Dios les dio el deseo de cumplir el propósito para el que fueron creados. Un jinete sabio, y cuidadoso, usa el freno y las riendas para ayudar a que el caballo realice su propósito con seguridad y eficiencia.

El término hebreo combina las ideas de “dedicar,” “boca,” “someter,” y “dar experiencia.”

En su camino

Esta es probablemente la expresión más debatida del proverbio. El hebreo es muy sencillo: “de acuerdo a su camino” o, incluso más textualmente, “en la boca de su camino” (allí está la imagen de la boca de nuevo), pero traducirlo tal vez no sea tan sencillo. Como ya se dijo arriba, algunos aducen que el libro de Proverbios sugiere sólo dos caminos en que la persona puede ir: el camino del sabio y el camino del necio. En un sentido muy amplio, tienen razón. Pero el uso diestro del lenguaje por parte del escritor nos dice que su consejo va mucho más allá de lo obvio.

La palabra hebrea clave en la frase es la que se traduce “camino.” Puede referirse a un camino literal, como una carretera, o puede ser menos literal y referirse a la manera en que algo actúa, como por ejemplo en Proverbios 30:18-19:

Tres cosas me son ocultas;

Aun tampoco sé la cuarta:

El rastro del águila en el aire;

El rastro de la culebra sobre la peña;

El rastro de la nave en medio del mar;

Y el rastro del hombre en la doncella.

Aquí la palabra hebrea se traduce “rastro,” y se refiere a una manera característica. Debemos instruir al hijo de acuerdo a su manera característica. Algunos se inclinan por lo artístico, otros por lo atlético y otros por lo académico. Algunos tienen voluntad fuerte y otros son más sumisos. A un hijo se le puede animar con recompensas o reconocimiento, en tanto que a otro eso no puede importarle menos.

Mire la riqueza de imágenes y sabiduría que se empaca en un solo proverbio. “Instruir” exige una relación en la cual el padre y el hijo se dedican a un propósito compartido, con todos los privilegios y responsabilidades que lo acompañan. El padre halla maneras de animar una conducta que alegra a todos y satisface las necesidades más hondas del hijo o hija. Incluye guiar un espíritu indómito a fin de darle propósito y dirección.

Recibimos a cada hijo o hija de la mano de Dios, no como un trozo maleable de barro para moldearlo como se nos antoje, sino como una persona singular, distinta, con un destino. Hacemos honor a la creación de Dios de este individuo único en su clase, al adaptar nuestra instrucción a su manera característica. Luchar en contra de eso es luchar contra la creación de Dios.

Más bien, estudie a su hijo cultivando una relación íntima con él. Ayude a cada hijo o hija a descubrir su camino, la senda para seguir la cual fue creado. Entonces pídale a Dios que le ayude a aprovechar al máximo las tendencias naturales de su hijo, de modo que él pueda vivir en armonía con el diseño de Dios. Y cuando venga la madurez, el éxito de ese hijo o hija será un legado que pueden disfrutar juntos.

Acerca del Autor

Visión Para Vivir es el ministerio de enseñanza bíblica de los pastores Charles R. Swindoll y Carlos A. Zazueta.

El ministerio está comprometido a la excelencia en la comunicación de las verdades de la Escritura y la persona de Jesucristo…

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Génesis 13 | Mateo 12 | Nehemías 2 | Hechos 12

12 ENERO

Génesis 13 | Mateo 12 | Nehemías 2 | Hechos 12

Merece la pena comparar estos dos pasajes: Nehemías 2; Hechos 12:1–19.

Por supuesto, el mismo Dios está detrás de ambas situaciones. En las dos, un solo siervo del Señor se enfrenta al desafío de enseñar y fortalecer al pueblo de Dios en un momento de oposición por parte de enemigos bastante hostiles. Ambos hombres de encuentran en peligro, en parte por razones políticas, aunque en el caso de Pedro es más inmediato. Su lealtad al Dios viviente y a la misión a la que cada uno de ellos es llamado es inquebrantable.

A partir de ahí, las historias divergen. Habiendo convencido al emperador, Nehemías se ve en la frontera imperial. Dispone de cierta autoridad sobre el papel, pero los habitantes de la zona están dispuestos a dificultarle las cosas. Él procede paso a paso, con sabiduría, consiguiendo el apoyo de los líderes judíos locales, garantizando los suministros necesarios para la construcción del muro, doblegando a sus enemigos y sus artimañas. No hay milagros para Nehemías, ni manifestaciones de poder excepcionales, ni ángeles en la noche. Solo hay una gran cantidad de trabajo arriesgado y valiente.

En contraste, la situación de Pedro es mucho más complicada. Está encarcelado y esperando su ejecución. Jacobo ya ha muerto ejecutado y no existen razones para pensar que él escapará de la espada del verdugo. En una extraña aparición que confunde con un sueño, un ángel lo rescata; las cadenas caen, las puertas se abren por sí solas. Cuando se ve fuera de los muros de la prisión, Pedro reacciona y se presenta en casa de la madre de Juan Marcos, donde muchos están reunidos orando por él. Finalmente, consigue entrar y, a su debido, tiempo se marcha a “otro lugar” (12:17). En el caso de Pedro, escapar de la muerte es un triunfo y la fe de la iglesia se ha visto fortalecida por lo ocurrido, gracias a la milagrosa manifestación de ayuda angelical.

Debemos aprender una y otra vez la lección que nos enseñan estas experiencias radicalmente diferentes: los siervos de Dios no tienen los mismos dones, las mismas tareas, los mismos éxitos o el mismo grado de intervención divina. Se trata, en parte, de una cuestión de dones y llamamiento, de saber dónde encajamos en los propósitos redentores de Dios que él está revelando. ¿Nos ha puesto él en una época de declive, por ejemplo, o de avivamiento; de persecución, o de importantes avances? Dejemos que Dios sea Dios; que todos sus siervos seamos fieles.

Carson, D. A. (2014). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, Vol. II, p. 12). Barcelona: Publicaciones Andamio.

El poder de la Palabra de Dios (1)

viernes 12 enero

Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Efesios 4:32

Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.

Salmo 119:105

El poder de la Palabra de Dios (1)

Liuba era una joven rusa encarcelada de por vida debido a un asesinato. Tenía sida y pensaba que su existencia carecía de sentido. Estaba tan desesperada que cuando iba a suicidarse, se le ocurrió pedir un último socorro al cielo. Ella dijo a Dios: «Si todavía me amas, después de todo lo que hice, ¡respóndeme!».

Alguien le había dado una Biblia y la joven la abrió en el libro de Mateo: “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores” (Mateo 9:13). Así decía el primer pasaje que leyó y que la impactó grandemente. “Venid luego, dice el Señor, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos” (Isaías 1:18), confirmaba el segundo. El tercer pasaje hablaba del malhechor crucificado al lado de Jesús, quien dijo: “Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas este ningún mal hizo. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:41-43).

Alcanzada por la Palabra de Dios y anonadada por su amor, Liuba se convirtió al Señor aquel día. Pasó a ser una testigo de Cristo en la cárcel donde estaba. Gracias a su influencia, aquel siniestro lugar se fue transformando poco a poco: ya no se oían gritos salvajes ni había peleas entre criminales; a veces incluso las detenidas cantaban himnos.

(mañana continuará)

Génesis 15-16 – Mateo 9:1-17 – Salmo 8 – Proverbios 3:9-10

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