No parece justo

25 de enero

No parece justo

Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré.

1 Corintios 9:16-17

Hay una historia de un misionero anciano que volvía a su país desde África. Iba en el mismo barco en el que viajaba el Presidente Teddy Roosevelt, que había estado en África de cacería. Cuando atracó el barco en Nueva York, las multitudes saludaban al presidente, pero el anciano misionero y su esposa bajaron del barco sin que nadie los notara.

«Eso no parece justo», le dijo el misionero a su esposa en un tono más bien amargado. «Entregamos nuestra vida en África a fin de ganar almas para Cristo, y cuando llegamos a nuestro país, no hay recompensa alguna ni nadie va a recibirnos. El presidente mató algunos animales y recibe la bienvenida de un rey». Mientras oraban antes de acostarse, el misionero sintió que el Señor le estaba diciend «¿Sabes por qué no has recibido todavía tu recompensa? Porque no estás en el cielo».

Eso es lo que Pablo tenía en mente en su servicio espiritual. No quería recibir aclamación superficial o temporal. Estuvo dispuesto a esperar hasta llegar al cielo, su hogar definitivo, para recibir lo que Dios le había prometido. ¿Está usted dispuesto a esperar?

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Liberación diferida

ENERO, 25

Liberación diferida

Devocional por John Piper

Al instante se abrieron todas las puertas y las cadenas de todos se soltaron. (Hechos 16:26)

En esta generación, Dios rescata a su gente de algunos males, no de todos. Es reconfortante saber esto porque, de otra manera, podríamos deducir de nuestros males que él nos ha olvidado o rechazado.

Alentémonos por el simple recordatorio de que, en Hechos 16:19-24, Pablo y Silas no fueron liberados, pero en los versículos 25-26 sí lo fueron.

Primero no hubo liberación:

  • «…prendieron a Pablo y a Silas, y los arrastraron hasta la plaza» (v. 19);
  • «los magistrados superiores, rasgándoles sus ropas…» (v. 22);
  • «Y después de darles muchos azotes…» (v. 23);
  • El carcelero «les aseguró los pies en el cepo» (v. 24).

Luego hubo liberación:

Como a medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios… De repente se produjo un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel fueron sacudidos; al instante se abrieron todas las puertas y las cadenas de todos se soltaron (versículos 25-26).

Dios pudo haber intervenido antes, pero no lo hizo. Tenía sus razones. Él ama a Pablo y a Silas.

Pregunta: Si ubicáramos nuestras vidas en una línea a lo largo de estos sucesos, ¿dónde nos encontraríamos? ¿Estaríamos en el episodio de ser despojados y azotados, o en el de las celdas abiertas y las cadenas sueltas?

Ambos escenarios son formas en que Dios cuida de nosotros.

Si nos encontramos en la etapa de encadenamiento, no desesperemos. Cantemos. Nuestra liberación está en camino. Es solo cuestión de tiempo, inclusive si esta llegara a través de la muerte.


Devocional tomado del articulo “2 Stages of God’s Care for Us: Fettered and Freed”

Génesis 26 | Mateo 25 | Ester 2 | Hechos 25

25 ENERO

Génesis 26 | Mateo 25 | Ester 2 | Hechos 25

El cambio de gobernador de Félix a Porcio Festo (Hch. 24:27) no mejora inmediatamente la condición de Pablo. Sin embargo, el Señor continúa teniendo el control, y en este capítulo, Hechos 25, Pablo da un paso decisivo bajo la providencia de Dios. ¿Cómo se produjo todo?

(1) Siendo nuevo en la zona e ignorando relativamente aún sus dinámicas políticas y religiosas, Festo está decidido a empezar con buen pie. Sólo tres días después de llegar a Cesarea, la capital romana de la región, viaja hasta Jerusalén para reunirse con las autoridades judías locales. Pudo haberlos convocado o pudo retrasar su visita, sin embargo, se desplaza y le informan rápidamente de lo terrible que es Pablo. Los dirigentes judíos ven el ascenso de Festo como una oportunidad de acabar con Pablo. Expresan su deseo de que lo lleven a Jerusalén para juzgarlo, pero en realidad planean una emboscada que garantice su muerte (25:1–3). Festo responde que Pablo está preso en Cesarea e insta a sus interlocutores a presentar su caso allí.

(2) En la siguiente ronda de maniobras legales, las acusaciones contra Pablo y las respuestas de este (25:6–8) no dan a Festo una idea de qué hacer. Sigue intentando causar buena impresión a las autoridades judías (por tanto, es más probable que escuche a estas antes que a un hombre solitario que ya lleva dos años en la cárcel). Festo pregunta a Pablo si está dispuesto a ser juzgado por un tribunal romano, pero en Jerusalén.

(3) No existen indicios que hagan pensar que Pablo estaba sobre aviso de la emboscada planeada. Sin embargo, dos años antes le habían advertido de una conspiración parecida (23:16) y no hacía falta ser muy listo para imaginar que esa situación podía producirse de nuevo. Si accede a la sugerencia de Festo, lo asesinarán; si no lo hace, parecerá alborotador y arrogante. Por tanto, ejerce el derecho de todo ciudadano romano en el primer siglo: apela al César, un equivalente judicial a recurrir ante el tribunal supremo. Humanamente hablando, fue un movimiento desesperado. El emperador Nerón no aceptaba de buen grado los casos frívolos y ya se sabía que era corrupto y estaba intoxicado por su propio poder.

(4) Así pues, como muestra el resto del libro, Pablo llega finalmente a Roma por estos medios. Del mismo modo que José acabó en los palacios de Egipto tras pasar por la esclavitud y la cárcel, Dios lleva a Pablo a testificar del Rey Jesús delante de las autoridades humanas más poderosas, utilizando la prisión y la justicia corrupta. De hecho, ¿cómo llegó Jesús a su lugar a la diestra del Padre?

Carson, D. A. (2014). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, Vol. II, p. 25). Barcelona: Publicaciones Andamio.

Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.

jueves 25 enero

De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Juan 3:16

Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.

Romanos 8:1

¡Todos son culpables, pero hay un remedio para todos!

Salmo 32:1-5

La noción de culpabilidad molesta. Algunas personas hablan de educar a los niños sin emplear la palabra «falta» ni decirles que actúan «mal». Según ellas, así se les evitaría un traumatismo psicológico y se formarían adultos sin complejos.

Pero la Biblia no habla así, pues afirma y demuestra que todo ser humano es culpable. Lo es primeramente ante Dios, a quien desobedeció. Pero muy a menudo también lo es ante sus semejantes. “Todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). El mal es el mal, y el que lo comete debe ser sancionado de una manera u otra.

Este veredicto divino sería desesperante si el Dios de amor no nos hubiese mostrado su remedio. Dios no soporta el mal, pero ama a cada individuo; a quien confiesa su estado y deposita su confianza en Jesucristo le está asegurado un perdón pleno y definitivo. Dios castigó a su propio Hijo en lugar de todo pecador arrepentido; por lo tanto este es declarado justo y sus faltas son borradas.

Puede ser terrible descubrir la grandeza de nuestra culpabilidad ante Dios, ¡pero recibir su perdón produce un gozo inolvidable y una liberación eterna! El rey David nunca se arrepintió de haber confesado su pecado (Salmo 32), y nos invita a clamar con él: “Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado” (Salmo 32:1).

Génesis 28 – Mateo 16:1-12 – Salmo 17:1-5 – Proverbios 5:1-6

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